
Integrantes del Proyecto Manolito Tattoo ...el estudio del tatuaje en Las Tunas
Por Graciela Guerrero Garay Fotos: De la Autora
Yamilka irradia la belleza egipcia que la envuelve y no le eclipsan los tatuajes que lleva en el cuerpo. Vino de otro municipio para retocar unos y hacerse otros. La destreza y la amabilidad de Manolito, como conocen todos a José Manuel Rivera Rosa, parecen aliviarle el dolor que le causa la máquina. Hay una fantástica complicidad en este proceso de dibujar la piel desde las artes.
En Francisco Vega # 91, a pocas cuadras del céntrico bulevar de la calle Colón, existe un lugar donde “hacen tatuajes”. Al trasponer el portal, cierto magnetismo incomprensible te sobrecoge y seduce a la vez. En el negro mostrador, dos frases escritas con letras bien legibles inducen a pensar que no estás ante aprendices: Proyecto Manolito Tattoo. Promovemos el arte corporal en Cuba. Yamilka dio un paso en firme. Estos jóvenes tuneros son verdaderos artistas epidérmicos.
Casi al filo de las cuatro de la tarde en la sala de espera, equipada con cómodos butacones y un sofá, además de una mesita con varias revistas, no hay clientes. Osmel me cuenta que este martes la demanda estuvo floja, pero normalmente, como promedio diario, vienen tres personas, la mayoría muchachas. Sigo pendiente de la puerta que lleva al estudio. Allí, Manolito y sus amigos, rompen el demonizado concepto de que tatuarse es pecado.
DECISIÓN VERSUS RESPONSABILIDAD
Con votos a favor y en contra, los tatuajes en este siglo XXI nada tienen que ver con los realizados por las civilizaciones del Antiguo Egipto, las culturas precolombinas o el Japón imperial, en las cuales una de sus funciones era distinguir grupos de personas como prisioneros, delincuentes y esclavos. Incluso en momias de una comunidad pesquera de Chile, cuya antigüedad se registra en el año dos mil antes de Cristo, se encontraron huellas de tatuajes.
Hallazgos y estudios indican que su presencia no es otra manera más de buscar realce entre la modernidad o las modas, sino un sector boyante de la industria estética. Tal certeza acompaña a otra: es una marca, un dibujo, una frase, un nombre, que lo acompañará para siempre y quizás lo que hoy resulta relevante, después puede ser complicado por causas diversas y ocasionar arrepentimiento por una decisión impensada en un momento dado.
El proyecto de Manolito, con ocho años de existencia, lo primero que cuida es que ningún menor se tatúe. De hecho, lo tienen totalmente prohibido en su local. Lo otro priorizado es la higiene y la ética. Todo tiene que estar estéril, en correspondencia con las normas nacionales e internacionales.
“Soy uno de los fundadores – dice a 26 -. Es la unión de varios artistas para trabajar el tatuaje desde las obras plásticas. Gracias a Dios marcha con éxito, pues nuestro principal enfoque es insertarnos en la sociedad, sobre todo en la cultura cubana, en la tunera, con el objetivo de integrar ambas manifestaciones.
“Hemos participado en varios eventos foráneos y nos ha permitido elevar nuestros conocimientos y técnicas, y estar más preparados para intercambiar con el cliente y hacerle ver que tatuarse es un arte. Estuvimos en una reciente convención en La Habana, InKuba 2018, la primera que se realiza en el país, donde asistieron grandes artistas internacionales, y queremos lograr esta organización en la provincia.
“Allí hablamos de que existan líderes que concienticen a quienes realizan tatuajes sobre las no
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