Monólogo de una mujer en cualquier parte
Por Graciela Guerrero Garay Fotos: De la Autora
Cambiaron el tiempo, pero no mi coraje. Hoy convertiré el contra en pro. ¡Qué tiren bombas!, yo seguiré sembrando flores. No les daré el gusto de ver mis lagrimales húmedos. Volveré al huerto y replantaré las semillas. Los misiles nunca alcanzaron las estrellas y todavía no están confirmados los marcianos.
Es mejor andar descalza que con tacones pagados con un beso. ¡Un beso!, como si fuera una brístol de polvo en un cristal. El sol está ahí, también es mío aunque me sacaron la costilla y me envenenaron la manzana. Vaya estúpidos Quijotes, que quieren mi vientre para sudar el suyo. Aquella historia el tiempo la borró. Ni la vieja meretriz del fogonazo es la misma. Ahora no le asustan las pistolas.
Claro… todavía duelen los recuerdos y hasta las Dulcineas que murieron en las inmundas galeras de los mapas. Hoy le adelantan una hora al reloj, pero no trabajaré ni un segundo más de las ocho horas. Gané la guerra, a pesar de los verbos violentos y las amenazas de despido. Soy lo que soy en cualquier parte y donde no, me estoy haciendo. Todos lo saben. No soy una muñeca. Soy mujer decidida a serlo siempre.
No es igual aquí que allá, pero vencí el miedo del olvido. Mi lengua ni mi religión importan. Tampoco la violencia. Nadie me quitará las glorias ni meterá en una urna de cristal mis sudores milenarios. Crecí y no quiero volver al paraíso. Quiero mi libertad o conquistarla. Me agoto, pero me levanto. Quiero gente de carne y hueso como yo, no Casanovas ni Hércules de plástico.
Ando, aunque se destiña el carmín y los hijos me estiren el vientre y las paciencias. No estoy sola. Por suerte, tengo hermanas en los cinco continentes. Vamos de pie, al combate y la fiesta, con fusil y libretas, con azada y móviles. ¡Pobre Adán si se duerme en los laureles y se cree el cuentecito de que soy la débil de esta historia!
Soy MUJER….hembra, feminista… si quieren lastimarme el ego y meterme susto con el lobo. Miel y acero… hoy es mi Día y no dejaré que me llenen el sillón de baratijas. Crecí, querido, y vas conmigo o te quedas. Estas manos callosas tienen precio y mi alma es de rosas… tiernas rosas, pero jamás toques sus espinas.
0 comentarios