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Jorge Manuel es un sembrador de vidas

Jorge Manuel es un sembrador de vidas

 

Por Graciela Guerrero Garay        Fotos: De la Autora

Con solo 29 años el Licenciado Jorge Manuel Peña Hernández puede contar muchas cosas y valorar la existencia humana como si fuera un “viejo”. Todo tiene que ver con su propia experiencia y, quizás, con los desafíos que le regaló el destino desde bien pequeño.

Aunque no le faltaron manos tendidas, de alguna manera pensó en ello cuando decidió asumir la responsabilidad de Educador para la Salud en el policlínico Gustavo Aldereguía, de esta ciudad. Ahora está más satisfecho, luego de ejercer durante casi una década la especialidad de Optometría y Óptica.

“Me gusta ayudar a los  jóvenes, de manera especial. Yo cumplí el Servicio Militar de manera diferida y me desvinculé del estudio y el trabajo. Estuve un tiempo así y cuando abrieron los Cursos Integrales para Jóvenes, como parte de la Batalla de Ideas inspirada por el Comandante Fidel Castro, matriculé. Al terminar opté por las carreras de Tecnologías de la Salud.

“No fue fácil, ya tenía otros planes en la cabeza pero me gusta estudiar y también tenía mucha necesidad de trabajar por cuestiones familiares. Lo hice en otros perfiles y seguí ahí hasta que me licencié. Así entré al policlínico, pero un día estaba vacante la plaza de Educador y vi la posibilidad de ser útil a chicos y chicas de mi edad, aunque atendemos a todas las personas, pero la juventud es más vulnerable de no percibir los riesgos.

“Nuestro centro tiene una Consultoría de Consejería, donde pueden acudir todos los tuneros que por cualquier razón necesitan una consulta, un consejo, una información o apoyo, sobre las infecciones de transmisión sexual, las conocidas ITS. Aquí llevo un año y es hermoso ayudar a los demás, porque siempre uno necesita o necesitará un día ayuda de otros”, dice y sus ojos verdes no esconden los sentimientos que le sacuden.

No lo encontré en el “Aldereguía”.  Me llamó la atención, en medio de un Proyecto Comunitario, una mesa con instrumentales de laboratorio y un equipo de jóvenes vestidos con batas blancas. A priori, pensé que estaban allí para brindar primeros auxilios o en condición de expositores. Luego vi a varios jóvenes acercarse a la mesa y extender la mano para una extracción de sangre.

“Es una estrategia gubernamental y multisectorial con la participación de grupos, comunidades y familias y vamos a los barrios, aprovechando las convocatorias de las actividades comunitarias de todos los Consejos Populares que abarca nuestra área de Salud, pues nuestro Proyecto se encarga de promocionar las diversas maneras de protegerse de enfermedades crónicas y trasmisibles.

“El VIH-SIDA tiene un impacto social muy fuerte y la tecnología actual nos permite hacer un quit rápido para detectarlo. De una manera muy ética y discreta lo realizamos a quienes de forma voluntaria acuden a nosotros. De ser positiva la prueba, se procede con todo el rigor y responsabilidad que esto exige y esa persona recibe, a partir de ese momento, toda la orientación y atención requerida. Por esta vía, en altas zonas de riesgo, hemos detectado a pacientes que incluso se resistían a los tratamientos tradicionales y menospreciaban la atención primaria, que tienen en sus lugares de residencia con el trabajo de los Consultorios Médicos”.

La labor de los promotores de salud en los barrios son el puntal de apoyo para que el equipo cumpla sus objetivos presenciales, tanto en el diagnóstico oportuno del VIH como en la aplicación de la medicina natural tradicional, en enfermedades y dolencias que pueden ser atendidas fuera del policlínico.

Para Jorgito –como le llaman con respeto y cariño – darles el primer apoyo emocional a quienes de repente reciben la certeza de tener alguna ITS es entregar una parte de sí mismo.

“He conocido a personas de una calidad humana extraordinaria y nunca me cansaré de decirle a los jóvenes que hay que protegerse. Esto también se aprende con este hermoso trabajo, que te demuestra que hay que amar la vida desde uno mismo y eso es lo que hago, enseñar a los demás a amarse y no perder jamás la esperanza, porque hay un sistema de salud que los ampara y muchas personas en función de que vivan con una calidad superior”.

La certeza de que Jorge Manuel es un sembrador de vidas como su equipo no fue solo mía. En la mirada y seguridad de los que fueron hasta ellos a realizarse la prueba también la encontré.

 

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