El investigador tunero Rafael Alberto Guerra
Un aporte ilimitado al movimiento obrero y la Cultura Cubana
Texto y foto: Graciela Guerrero Garay
Hace ya tres meses traje a estas páginas los valiosos resultados de sus investigaciones. E, incluso, le adjunte en la sección algunos de sus trabajos. Pero aquello fue no más que un asomo a toda la obra que apenas parece comenzar tras sus pasos como profesor de la universidad Vladimir I. Lenin, de Las Tunas.
Muchas cosas por saber quedaron pendientes. Esta entrevista nos regala al hombre, al cubano, sencillo y emprendedor que siempre hubo en él desde aquel 21 de noviembre de 1953 en que nació en la ciudad de Las Tunas, en el reparto Casa Piedra.
Optimista, laborioso y empeñado siempre en dar algo de sí a su familia, amistades y sociedad que ama y es miembro activo desde siempre, siente orgullo de estar aquí y guardar como historia de vida las incontables horas que dio, con manos y pecho, al proceso revolucionario y, de manera especial, a la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) y el Sindicato de la Cultura.
Las dos bellas horas que pasamos conversando, intercambiando ideas y disfrutando el encuentro de viejos amigos, están aquí.
Disfruto doblemente la entrevista. Conversamos un poco y hago bien público la reliquia que atesoran sus indagaciones, luego que la vida lo llevó a dejar el trabajo sindical y lo enrumbó a las aulas del centro universitario Vladimir I. Lenin de Las Tunas, donde sus investigaciones y Maestría ganan un lugar de obligada referencia para la memoria histórica del movimiento obrero en esta oriental provincia cubana.
ENAMORARSE TIENE PRECIO
Comienza el proyecto en el 2006. No le costó trabajo enamorarse. En el país hay una necesidad objetiva de rescatar la memoria histórica del movimiento sindical después de 1959. Había manejado la idea de sumarse y nada mejor que aprovechar sus investigaciones docentes.
Rafael Alberto Guerra Álvarez – su verdadero nombre- hace del gesto locuaz la pasión que le mueve el tema. Vuelve a vivir las noches enteras de lectura, búsqueda de datos, fechas, testimonios…Trasmite el instante en que hojea, página a página, este semanario desde su fundación, incluso cuando las noticias de Las Tunas salían en el periódico Sierra Maestra, de Santiago de Cuba.
Elaboré un proyecto, lo presente al CITMA y se aprobó, asignándole cada año un presupuesto y en el participan un grupo de profesores y estudiantes de las distintas carreras.
Siento una satisfacción enorme, porque me hace recordar con mucho cariño este tiempo de mi vida como dirigente sindical. Tenia 25 años, todavía no era universitario, estudiaba en la Facultad Obrera Campesina y trabajaba como funcionario en la CTC.
Hace un alto, como para trasladarse allí, al batallón azucarero al que pertenecía en el municipio Jobabo. Me dan la tarea de presidir la comisión organizadora de la Conferencia Provincial del Sindicato de los Trabajadores de la Cultura, quizás porque yo atendía a los artistas aficionados. Me incluyen en la cédula del sindicato y cuando el compañero Botarín, quien lo funda en 1978, sale del cargo, me promueven. Fui el secretario desde 1980 hasta el 85.
Esboza una sonrisa. Fue la etapa donde me sentí más pleno, más identificado. Creo representé sus intereses y me llena de orgullo implicarme de la manera que lo hice con la vida cultural de la provincia.
No se jacta, pero reconoce que fueron años donde el sindicato obtuvo resultados muy positivos y sentó las bases para que en los cuatro años siguientes recibiera el premio de ser el que más veces obtuviera la sede de los actos nacionales por el día del sector cultural en el país.
No borro este afecto por la cultura jamás. Luego fui promovido a segundo secretario de la CTC en la provincia, en el 85, y en el 88 a Secretario General, cuando Rodolfo Jiménez Polanco pasa a ocupar este mismo cargo en el Sindicato de Comercio y Gastronomía en el país.
Razones de salud y políticas bien aplicadas llevan a que me liberen, en 1992, de la responsabilidad que tengo frente a los trabajadores tuneros. Entró en funciones entonces Omar Ramadán Reyes.
Toda esta historia estaba ahí, como la de muchos compañeros que en estos 50 años dieron algo de sí al movimiento obrero. Y me enamoré del proyecto de darla a conocer a las generaciones de hoy, pues hay muchos jóvenes y no tan jóvenes que la ignoran.
No creo que las canas le hayan brotado por saberse el tunero que dejará al futuro un valioso documento bibliográfico: Historia del movimiento sindical en Las Tunas posterior al año 1959. Disfruta en verdad sus horas de estudio. Es un tiempo tan bonito como el que pasa con su familia, al retozo de los nietos y la felicidad de ver a sus dos hijos realizados. O cuando cocina, que es mi aporte al hogar. A ellos les gusta mi sazón y a mí, cocinar. Lo hago con una satisfacción tremenda, incluso busco todo lo que cocinaré y en verdad es grato para mí.
OTROS SECRETOS GUARDADOS
Habla con los ojos. Desde siempre se le descubría ese brillo optimista que le abre puertas a las más complejas tareas que asume. Se licenció en Cultura Física y Deporte en 1994 y emprendió su Maestría en Desarrollo Cultural Comunitario. Hizo el cambio de categoría docente y nada más factible que compilar esa memoria histórica dispersa del Sindicato de la Cultura aquí, investigación científica inédita hasta el momento y la única lograda en el país. Su trabajo ha sido el punto de partida para generalizarla, al tiempo que forma parte del proyecto general que abarca igual etapa pero de todo el movimiento obrero tunero.
Debo terminar a fines de año lo esencial, aunque debe tomarme parte del 2010 la elaboración final del documento, que es la investigación llamada Historia del movimiento sindical en Las Tunas posterior al año 1959.
Es importante destacar que el movimiento obrero tiene una historia bien trabajada hasta esta fecha, pero de ahí hasta hoy existe una etapa que no se ha investigado mucho a nivel de país. Yo vengo de un evento internacional donde comprobé que, generalmente, los trabajos investigativos se enmarcan antes del triunfo de la Revolución.
De esa fecha a la actualidad empiezan a verse más trabajos, pero es muy pobre el rigor científico y debe buscarse la forma de que tengan los requisitos necesarios y cumplan con la metodología de investigación para que puedan servir como referencia histórica, sean publicables y avalados en cualquier país.
Lo otro es que la red de escuelas que tiene la CTC y las nuevas generaciones disponga de una información mayor sobre el trabajo sindical realizado del 59 hasta el presente. Está orientado a los sindicatos que trabajen en ello y se ha hecho, pero el problema es que se ha perdido mucha documentación valiosa. No se tuvo el instinto, la visión correcta, de ir conservando los documentos del 59 para acá y han desaparecido por accidentes, por deterioro y por descuido.
Esta problemática es tanto a nivel nacional como territorial, y lo cierto es que en la provincia hay mucha información que ya no existe, y por lo tanto es imprescindible que se busquen testimonios y recuperen documentos importantes que existen aunque estén deteriorados.
Nos dedicamos a eso, a hurgar en la prensa provincial y en la de las antiguas provincias orientales, a rescatar todo elemento que esté en manos de cualquier dirigente sindical o su familia, porque es la forma de elaborar el trabajo desde el punto de vista histórico con un sustento científico y rigor adecuado. Es la única manera de patentizarlo y hacerlo creíble ante un estudio en cualquier país.
LAS BARRERAS ROTAS
Lo que Rafael Alberto llama “su modesto aporte” es justamente hacer lo que jamás se hizo en ningún lugar de la Isla. Hasta ahora, este período histórico que define la consumación de los sueños del proyecto socialista, la verdadera apropiación del movimiento obrero de los medios productivos y su valor de clase, está limitado a algunos apuntes, documentos y determinadas fotografías e, incluso, con imprecisiones y carentes de métodos válidos para la ciencia de la investigación.
Uno de los méritos más significativos quizás sea también la acreditación y argumentación de cada hallazgo; las citas exactas en la búsqueda de información y las fichas de las noticias difundidas en los diarios, así como la compilación de las biografías de los dirigentes sindicales en todos los municipios, sus fundadores, quienes siguieron el camino después del triunfo y cuanto tunero ausente o presente tenga un pedacito de vida dentro de la CTC y el Sindicato de la Cultura.
PLACERES ANEXOS
Vuelve a sonreír. Expresa el placer de ayudar con esto a muchos estudiantes de las sedes universitarias a canalizar sus trabajos de curso con las investigaciones. Hay satisfacción de contribuir a la CTC con la entrega de un trabajo documental íntegro y darle a ese gremio cultural mucho más que ese fértil tiempo de juventud donde se forjó representándolo.
Alberto es así, un apasionado perseverante que también imparte un programa novedoso a unos 50 alumnos que no pueden realizar Educación Física por cuestiones de salud y que ha sido tomado de pilotaje, otra buena razón para una próxima entrevista.
Une las manos, como quien retiene una semilla para ser cultivada. Piensa en esa reunión familiar diaria, donde se reencuentran los siete y siente los besos de la esposa, los dos hijos, la nuera y los nietos. Allí, en los pequeños espacios de su apartamento, es feliz y agradecerá siempre el privilegio de vivir estos 50 años de la Revolución.
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