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Carta abierta, Cuba

Carta abierta, Cuba

 

Por Graciela Guerrero Garay   Foromontaje: Chela

Las polémicas siempre enriquecen al individuo, aunque sean desagradables y subidas de timbre una que otra vez.  Lo cierto es que tienden a esclarecer conceptos que, también a veces, uno tiene delante de los ojos y no ve.

Los signos de puntuación son las únicas herramientas posibles para un lenguaje fluido y elegante, explícito y comunicativo, tanto en su fonética, como escrito. Saber leer bien es, de por sí, una brillante carrera que facilita muchas puertas abiertas a la vida común. Lo mismo sucede cuando se interpreta correctamente y no ocurre aquello tan viejo como las calendas griegas que reza: donde dice Digo, digo Diego, y donde dice Diego, digo Digo.

Esta carta no tiene destinatario. Es así, abierta, para que circule según anden los vientos y pueda seguir volando, aún cuando alguien pretenda hacerla suya. No es una convocatoria especial ni un boleto de riposta. Es, en Español y cubanamente hablando, una reflexión en voz alta que no busca consenso, aplausos o contrincantes. Sencillamente, quiere decir y punto.

No para arreguindarse de un clavito caliente, un rabito de nube o la puntita de un lápiz. Sino para gritarle al viento, al mar, si la echan en una botella, o a los curiosos si la suben en un papalote,  que Cuba es la Isla de la Libertad, por encima de las sombras de su pasado, presente y futuro. Libre porque sus niños corren por las aceras, las calles, los patios de sus casas, el portal del vecino, la escuela, los campos, los parques…

 … Porque vuelan papalotes, cazan mariposas, andan con tirapiedras buscando caguayos, pajaritos, palomas silvestres. Porque caminan descalzos cogiéndole el sabor  a la tierra que los vio nacer, sin miedo, sin complejos, sonrientes. Porque son queridos y protegidos por grandes y chicos. Comparten los juguetes, la merienda, las bolas, la pelota, las bicicletas…

Libre es Cuba, enormemente libre. En cualquier esquina están el negro y el blanco, el rubio y el jabado, el profesional y el obrero, el ama de casa y la intelectual, la casada y la soltera, el loco y el cuerdo, el trabajador y el desvinculado, el feo y el bonito, el joven y el viejo, haciendo cuentos de Pepito -  (el protagonista por excelencia de la humorística criolla nacional) -, comentando sobre el beisbol, llevando “contra la pared” los precios del mercado agropecuario,  criticando la novela que trasmite la televisión en su horario estelar,  y elogiando la abundancia de cerveza en los carnavales como lamentando la muerte repentina de algún amigo común.

Los jóvenes amanecen jugando dominó en sus barrios o sudando las camisetas y pulóveres en las fiestas populares de fines de semana. Trasnochan con novias y novios en los bajos de sus edificios, en el parque, la discoteca, las plazas…montan sus bicicletas y se van al río más cercano en tiempos de calor, recorren la ciudad o los parajes rurales a cualquier hora, ríen a pulmón sin mirar las agujas del reloj, se amigan con la misma naturalidad que riñen por una bobería. Estudian, trabajan, son alegres como la guitarra, bailan el casino con la misma gracia que el reguetón, la salsa, el merengue, el rock  y  lo último del tecktonik.

Duermen las mañanas con la misma facilidad que madrugan para ir a un trabajo voluntario. Cambian de especialidad y no pagan un kilo. Son tan solemnes en un acto como chillones en un concierto. Algunos muy tranquilos, otros muy traviesos. Muchos creyentes y religiosos, igual tantos son ateos. Llenan una instalación deportiva, pero hay que empujarlos para una función de Ballet, fundamentalmente a los varones.

Los ancianos… esos hacen ritual los ejercicios que dan en los Círculos de Abuelos, organizados mediante los Consultorios del Médico de la Familia en el área de Salud de la barriada. Pueden matricular en la Universidad si les viene en gana o aprender computación en los Joven Club abiertos en todas las comunidades, sobre todo las periféricas en la ciudad y en el campo, donde tampoco les faltan las Salas de Video y Televisión, incluso con paneles solares por los inconvenientes de la electricidad. Tienen garantizados programas de Geriatría gratuitos y Hogares de Ancianos, aunque la mayoría los cuida la familia y se convierten en el eje principal de la custodia y formación de los nietos.

La mujer…la cubana es todo un espejo de progreso social, de igualdad de derechos y oportunidades, de libertad en todas las dimensiones del humanismo posible. Todavía con un arraigo machista que perdura y una violencia doméstica que no es exactamente sinónimo de golpizas o violación sexual, es la reina del proyecto socialista. Son intelectuales, dirigentes, dueñas de su economía. Muy pocas hoy no son asalariadas. Entes activos y rectoras del hogar, solteras con hijos o casadas. Ninguna analfabeta. Prostitutas a sueldo, como antes del Primero de Enero de 1959, no conozco ninguna. Si hay, son muy escasas y lo que hacen es vivir a su libre albedrio, casi siempre por placer. Necesidad objetiva de vender sus cuerpos no tienen. Ninguna.

Cuba es Cuba. Peculiar en sus avances, aunque manos sucias y envenenadas le levanten millones de calumnias y campañas mediáticas (pero no levantan el bloqueo económico que le ha impuesto Estados Unidos durante medio siglo). Heroica, por su transformación sociocultural, el índice de escolarización de su pueblo, los indicadores de Salud, el desarrollo equilibrado de sus regiones en medio de estrangulamientos económicos, quiebra de socios comerciales, rupturas políticas con naciones muy implicadas en su sostenibilidad general, amenazas de guerra, escasos recursos materiales y financieros, enorme deuda externa, equívocos internos, aperturas a todo riesgo de alternativas que se sabía moverían de alguna manera su estatus social. Con todo y más, siguió repartiendo el pan para todos. No cerró una escuela, tampoco un hospital. No hubo crisis de desempleados. No dejó de subsidiar la alimentación básica, amén de que no alcance para el mes ni se haya podido mantener el stop de productos normados que había en los tiempos de bonanza.

La Guantanamera… Cuba que linda es Cuba. Las manchas no te quitan tu brillo milenario. Los conspiradores no son nuevos. Menos, tu valentía y tu coraje. Tu solidaridad y tu virtud. Nada puede arrebatarte lo que has construido. Ni las lenguas ni las manos. Es demasiado para la miseria, la despoblación y el subdesarrollo que arrastraban tus cadenas carcomidas por los buitres del pasado. Tu presente tiene luces por doquier. Tu futuro será mejor. Cada minuto, con mayor ímpetu y osadía relimpias tus baldosas. Soy de la loma y canto en el llano. Cubanito soy. Carta abierta. Isla de la Libertad.   

6 comentarios

ARMANDO GONZALEZ -

CHELA QUITATE LOS ESPEJUELOS HERMOSA CUCALAMBEANA ERES LA MEJOR PLUMA DE LAS TUNAS PERO RESUME HIEL AL ESTAR TAN LEJOS DE LA VERDAD TE QUIERE ARMANDO

Desdecuba -

Palos, cabillas y cables.

LA HABANA, Cuba, 13 de abril

Manos piadosas hicieron llegar a bloggers y comunicadores independientes el plan contra posibles alteraciones del orden y disturbios contrarrevolucionarios, elaborado por el Ministerio del Interior bajo supervisión del Comité Central del Partido Comunista, que lo distribuye a las direcciones del Ministerio del Interior, los bomberos, las empresas y entidades, los gobiernos provinciales y municipales y el sector militar de cada territorio del país.

El índice del documento incluye los objetivos, misiones, estructura de las fuerzas, armamentos, anexos con orientaciones, y el modelo de acta para constituir el destacamento de respuesta rápida en los centros productivos.


Se intenta ampliar y organizar la represión, de manera que cada unidad de la policía pueda responder de manera orgánica a supuestos disturbios del orden “provocados por contrarrevolucionarios”, término que abarca desde opiniones críticas expresadas en un ómnibus o una entidad laboral o estudiantil, hasta una reunión de varias personas en una esquina, “casa sospechosa” o una institución cultural.

Las misiones jerarquizan “observar las zonas de posibles alteraciones del orden, mantener organizadas las fuerzas de la unidad con armamento rústico, extinguir los incendios e informar al puesto de mando superior”.

La estructura del plan parte de “organizar a los obreros que se encuentren trabajando y, si la situación lo necesita, avisar al resto. Las armas previstas son “palos, cabillas y cables”. El responsable será el administrador del centro y los trabajadores los ejecutantes.

Como anexos documentales se consigan El esquema para la protección y defensa de la unidad, el plan de medidas para el rechazo de las alteraciones y disturbios, el plan de protección, el plan de avisos, el Acta de cooperación y la citada Acta de constitución de la Brigada de Respuesta Rápida.

Aunque esos planes describen las acciones concretas, está por ver si la administración, el sindicato y otros factores internos y de la comunidad, pueden actuar con la agilidad de comandos golpistas que se les asigna ante posibles actividades subversivas.

El miedo y la incertidumbre de las autoridades políticas y militares son la esencia del plan contra alteraciones y disturbios contrarrevolucionarios. El intento por convertir a los obreros y empleados en fuerza parapolicial armada con palos, cabillas y cables muestra la desesperación por conservar el poder a toda costa.

Las medidas tal vez sean efectivas en centros castrenses, como las estaciones de policía, los cuerpos de bomberos y las escuelas militares. Quizás las organizaciones de masas adscriptas al PCC y la UJC, accedan a dar golpes al mejor postor ante las denuncias de ancianos delatores y delincuentes chantajeados por los jefes de sectores de la policía.

Quienes acaban de elaborar y distribuir el nuevo plan represivo para convertir a los obreros en sicarios de los ciudadanos, olvidan el descrédito del discurso oficial, la crisis económica que atraviesa la isla, y la ausencia del fervor revolucionario que favoreció los fusilamientos y la impunidad policial durante las décadas del sesenta y el setenta del siglo pasado.

El intento por convertir la sinrazón en razón por medio de la violencia, es un llamado a la locura. Ojalá sea el último.

Carlos A. Montaner -

Creemos un comité para luchar contra el embargo»
Martes 13 de Abril de 2010 08:13 Carlos Alberto Montaner
Carlos Alberto Montaner.
Madrid, 13 de abril de 2010

Estimado Silvio Rodríguez:

Celebro que mantengamos este intercambio epistolar. No creo, como afirmó el profesor Emilio Ichikawa con humor, que es un diálogo imposible porque yo no canto y tú no piensas. Es verdad que yo no canto, pero es evidente que tú piensas. Sé que para ti esta polémica tiene un costo en fricciones y presiones. Conozco el paño. Pero esto sí va siendo una batalla de ideas y no esos aburridos monólogos propagandísticos a que nos tienen acostumbrados los medios de comunicación cubanos. Ya les he pedido a todos los websites a los que estoy vinculado y con los que tengo buenas relaciones que reproduzcan tus textos completos. Si entras en www.carlosalbertomontaner.com o en www.firmaspress.com podrás confirmarlo. Les he solicitado a los diarios que publican mi columna que no olviden incluir tus escritos. Espero que tú hagas lo mismo con Granma, Juventud Rebelde, Trabajadores y el resto de los sitios de Internet vinculados al régimen cubano y a su aparato de información.

Silvio:

Como te veo tan firme en tu deseo de comunicar tus ideas y de informarte sin obstáculos ni censuras, creo que debes pedir pública y enérgicamente esos mismos derechos para el resto de nuestros compatriotas. Eso es lo honorable. Debes encabezar esa protesta para que Yoani y los periodistas independientes puedan divulgar sus textos sin ser encarcelados, golpeados o amenazados por la policía. Tras leer lo que escribes, estoy seguro de que te parece repugnante que la policía política se dedique a impedir que los cubanos oigan estaciones de onda corta, vean por cable los canales de la televisión extranjera y se vinculen a Internet. No es justo que sólo tú, Amaury Pérez y otros pocos privilegiados tengan acceso a esas fuentes de información. Eso debes denunciarlo. Es un escandaloso agravio comparativo.

Silvio:

Por supuesto, es importante —luego explico por qué— que conozcas las críticas de José Martí a Marx y al socialismo. Cuando murió el pensador alemán en 1883, Martí, que no ignoraba su obra, escribió una frase perfecta para precisar su juicio crítico: "Como se puso del lado de los débiles, merece honor. Pero no hace bien el que señala el daño y arde en ansias generosas de ponerle remedio, sino el que enseña remedio blando al daño. Espanta la tarea de echar a los hombres sobre los hombres”.

Es decir, Martí, como cualquier persona compasiva, admiraba las intenciones de Marx, pero como cualquier persona sensata y conocedora de la naturaleza humana, censuraba sus métodos violentos. Razonamiento que reitera años más tarde en una carta a su amigo Fermín Valdés Domínguez: “Dos peligros tiene la idea socialista, como tantas otras: el de las lecturas extranjerizas, confusas e incompletas, y el de la soberbia y rabia disimulada de los ambiciosos, que para ir levantándose en el mundo empiezan por fingirse, para tener hombros en los que alzarse, frenéticos defensores de los desamparados…”.

Silvio:

Como has dedicado una de tus más bellas canciones al Mayor General Ignacio Agramonte, tan admirado por Martí, el gran héroe militar y civil de la Guerra de 1868, te transcribo un párrafo de lo que Agramonte, y probablemente muchos de los jefes insurrectos más educados, pensaban del centralismo y del comunismo: “La centralización hace desaparecer ese individualismo, cuya conservación hemos sostenido como necesaria a la sociedad. De allí al comunismo no hay más que un paso; se comienza por declarar impotente al individuo y se concluye por justificar la intervención de la sociedad en su acción destruyendo su libertad, sujetando a reglamento sus deseos, sus pensamientos, sus más íntimas afecciones, sus necesidades, sus acciones todas”.

Hay otros pasajes muy reveladores que muestran el rechazo del Apóstol al colectivismo (como la reseña que Martí le hace a La futura esclavitud de Herbert Spencer), pero a estas alturas discutir lo que Martí pensaba de Marx y del socialismo sería un ejercicio académico casi inútil, si no fuera porque Fidel Castro ha montado la legitimación histórica de su dictadura sobre la falsificación del pensamiento de Martí.

Silvio:

El absurdo silogismo que Fidel les ha impuesto a los cubanos, y que espero que tú, como persona inteligente, no suscribas, tiene la siguiente secuencia: la revolución tomó el curso marxista porque ésa, o muy cercana a ésa, era la ideología de Martí; quienes gobernaron la República, entre 1902 y 1958, traicionaron el ideario martiano; los revolucionarios que derrotaron a Fulgencio Batista, y desde entonces controlan el país, son los verdaderos herederos del espíritu de Martí y de los mambises que pelearon contra España por la independencia.

El colofón de esta disparatada fantasía histórica, absolutamente alejada de la verdad, es que la autoridad moral para mandar a los cubanos la tiene Fidel Castro con carácter permanente porque él es el descendiente directo de Martí, una figura por la que los cubanos tenemos una devoción especial, ergo su estirpe moral, la de Fidel, es la de los luchadores independentistas del siglo XIX.

Silvio:

No es cierto: las raíces del régimen cubano están en las supersticiones del marxismo-leninismo, en el modelo de gobierno calcado de la Unión Soviética, y en las prácticas de control político aprendidas del KGB. Martí, que era un demócrata liberal convencido de las virtudes republicanas, creyente en la existencia de los derechos naturales, no tiene la menor responsabilidad en este engendro. Fueron Fidel, Raúl y el Che los que traicionaron un movimiento insurreccional que prometía elecciones democráticas, libertades y la vuelta a la Constitución de 1940. Lejos de venir de Martí, la dictadura de los Castro traicionó el ideario martiano. ¿Recuerdas cuando Fidel, al principio, juraba una y otra vez que ni él ni la Revolución eran comunistas?

Silvio:

Es verdad que muchos cubanos no tenían casa propia. La nuestra, la que visitaba Fidel para conversar con mi padre, su amigo, en la calle Tejadillo, y a donde alguna vez acudió junto a mi tío Pepe Jesús Ginjaume Montaner, jefe de Fidel en la violenta organización llamada Unión Insurreccional Revolucionaria (UIR), también era alquilada. ¿Y qué? Celebro que hayas podido comprar una casa con el fruto de tus éxitos. Pero, ¿la puedes vender? ¿Puedes disponer de ella como en los países libres disponemos de las propiedades? Si es así, gozas de un raro privilegio. En cambio, si te sucede como al resto de los cubanos, no has comprado una casa, sino el precario derecho a usar una vivienda en las condiciones que el gobierno dispone. Cuba, además, debe ser el único país de Occidente en el que un buen profesional, trabajador, prudente y ahorrativo, no puede adquirir propiedades con el fruto de su esfuerzo porque el gobierno lo impide. No todos tienen tu suerte.

Silvio:

Los cubanos quieren tener propiedades realmente. Quieren poder venderlas y comprarlas sin que el Estado los persiga. Quieren abrir sus propios negocios, como hacen los extranjeros. Quieren retomar el control de sus vidas, secuestradas por los burócratas del Partido bajo la vigilancia de la policía política. Quieren generar riqueza y disfrutarla. ¿Por qué los jugadores de béisbol o los boxeadores no pueden explotar su talento en el extranjero en su propio beneficio sin ser tratados como traidores por el gobierno? ¿Por qué para poder vivir bien tienen que arriesgarse a navegar en una balsa hasta la Florida o "desertar" en un viaje al extranjero? ¿Cómo se puede defender un régimen que declara que el cerebro de la Dra. Hilda Molina (entre mil ejemplos) le pertenece a la revolución y la deja retenida en Cuba durante más de una década sin poder usar ni su cerebro ni sus hábiles manos de neurocirujana? ¿No te resulta eso un atropello abominable contra el derecho de las personas a definir y buscar su propia felicidad?

Silvio:

Supongo que una parte importante de tus ingresos deriva de los dólares o euros que recibes en calidad de derechos de autor. Eso me parece muy bien, pero ¿qué pasa con ese 99.99% de cubanos a los que solamente les pagan en pesos? Oficialmente, el peso y el CUC, que es la divisa convertible cubana, valen aproximadamente lo mismo. El salario promedio de los cubanos es de unos 300 pesos. Sin embargo, en el mercado paralelo, que es oficial y es el de verdad, el que cuenta, el cambio es de 20 a 1. Los cubanos ganan, realmente, unos cincuenta centavos de dólar al día. Es la estafa perfecta, Silvio. El gobierno, como los peores tahúres, maneja dos monedas: a los obreros cubanos les pagan por su trabajo con la moneda mala, pero les venden los productos apetecibles en la buena.

Silvio:

Dices que has señalado lo que te parece criticable del proceso. No me consta. Ojalá. Como soy admirador de tu obra conozco varias de tus canciones, pero no todas. No sé si alguna vez alzaste tu voz en el parlamento contra la represión y la censura, o si escribiste alguna canción en defensa del proletariado esquilmado y sin derechos, pero, si ocurrió, yo no tuve noticias. Ignoro si alguna vez te inspiraste en los miles de balseros ahogados tratando de alcanzar la libertad. No recuerdo una sola línea tuya en defensa de los héroes de la revolución fusilados o encarcelados por la dictadura. Ojalá existan esos testimonios.

Silvio:

No estoy hablando de los militares de Batista, que fueron, por cierto, condenados a muerte o a largas penas en juicios sumarios sin garantías, sino de Huber Matos, Comandante de la Revolución, que pasó 20 años en la cárcel por escribirle a Fidel una carta privada en la que renunciaba al Ejército Rebelde por no estar de acuerdo con el comunismo. Me refiero a Mario Chanes, que acompañó a Fidel y a Raúl en el asalto al Moncada y luego en la expedición del Granma, y cumplió 30 años de presidio injusto. Me refiero a los cientos de dirigentes y militantes de la revolución a los que la dictadura mató o trituró en las cárceles. Supongo, Silvio, en que concuerdas conmigo en que esa crueldad era criticable. ¿La denunciaste?

Silvio:

Afirmas que no te molesta padecer un "gobierno de ancianos" y me adviertes que yo también formé mis juicios morales, mi percepción de la realidad y de los conflictos sociales hace medio siglo. Pero hay una diferencia, Silvio: el rasgo más evidente y lamentable de los hermanos Castro es la incapacidad para aprender y cambiar. Estos señores, tras medio siglo de fracasos, y tras haber devastado a Cuba con los caprichos más inverosímiles (desde fabulosas vacas lecheras hasta dulces vaquitas enanas y caseras; desde gallineros domésticos hasta hortalizas hidropónicas en el cuarto de baño), continúan aferrados al disparate del colectivismo como objetivo de la sociedad y al palo y a la represión para alcanzarlo.

Silvio:

Estos hermanos son incapaces de aprender. Son autistas políticos indiferentes a la realidad. Confunden la terquedad con los principios. ¿No escuchaste a Raúl, muy ufano, decir recientemente que primero desaparecería la Isla antes que cambiar? Y Fidel lo felicitó al día siguiente, lo que era una forma de felicitarse a sí mismo, porque lleva décadas insistiendo en esa barbaridad, como si la vida de millones de compatriotas les importara un rábano.

Silvio:

Y es que les importa un rábano. ¿Recuerdas —Raúl aludió a aquel episodio muy orgulloso— durante la peligrosísima Crisis de los Misiles de 1962, cuando el mundo estuvo al borde de la destrucción, el mensaje de Fidel a Kruschev pidiéndole que atacara preventivamente a Estados Unidos y desatara la Tercera Guerra mundial, a sabiendas de que en la represalia morirían todos los cubanos? Pero lo terrible no es que entonces aquellos jóvenes desbordantes de testosterona revolucionaria hayan incurrido en esa petición irresponsable y asesina, sino que, medio siglo más tarde, ya ancianos y llenos de nietos, reinciden en la misma imprudencia criminal. Eso es lo grave: no cambian.

Silvio:

Como me comparas con los Castro, porque también a los 67 años ya soy viejo, te explico la diferencia entre los Castro y la mayor parte de los adultos. El problema no está en la edad. Hay viejos como Adenauer, Churchill, De Gaulle o Reagan que sirvieron a sus países en la ancianidad. Como soy un hombre normal, abierto a las influencias exteriores, siempre dispuesto a aprender de la experiencia y a pedir perdón cuando me he equivocado o a revocar decisiones erróneas, he cambiado mucho a lo largo de mi vida y, creo, para bien.

Silvio:

Comencé siendo, como tantos cubanitos ignorantes de hace medio siglo, un "revolucionario" radical confiado en que la justicia y el buen gobierno llegarían a mi país de la mano de un grupo de barbudos bienintencionados. Luego, cuando me desengañé, a base de paredón y calabozo, pasé a ser un socialdemócrata confiado en el papel redistribuidor de un estado justiciero. Más tarde, por las lecturas y la experiencia, me transformé en un liberal convencido de la superioridad moral y práctica de las ideas de la libertad para lograr sociedades más prósperas, libres y habitables. En suma, mientras millones de cubanos, y yo entre ellos, hemos cambiado, estos empedernidos hermanos Castro continúan anclados en el lugar de origen, repitiendo e insistiendo en las tonterías que aprendieron en las conversaciones de café cuando eran unos mozalbetes escasamente instruidos. Eso es gravísimo.

Silvio:

Esa incapacidad para rectificar que tienen estos dos señores (y otros de su entorno) es lo que explica uno de los fenómenos más asombrosos de cuantos ha generado la revolución cubana: el intenso fracaso material que ha provocado. Por primera vez, en los cientos de años que tiene Cuba de historia occidental, tres generaciones sucesivas de cubanos han padecido la extraña experiencia del empobrecimiento progresivo. Mañana siempre es peor que hoy. En Cuba, hasta la llegada de la revolución, la norma era que los padres vivían mejor que los abuelos y los hijos mejor que sus padres. Pero esa tradición terminó cuando estos caballeros tomaron el timón del país y los cubanos aprendieron la amarga lección de que la vida, lejos de mejorar, empeoraba. Hasta Raúl Castro lo ha admitido públicamente, desesperado, cuando manifestó que ni siquiera hay leche para los niños cubanos cuando pasan de los siete años. ¿Te imaginas? Ni un miserable vaso de leche.

Silvio:

Ese es el gobierno más ineficiente que hemos padecido los cubanos en toda nuestra atormentada historia. La calidad material mínima de cualquier sociedad se mide por seis elementos básicos: la alimentación, la vivienda, la electrificación, el transporte, las comunicaciones y el acceso al agua potable. En los seis, la revolución ha transformado la convivencia en una pesadilla. La comida escasea, está racionada, es muy pobre o es inalcanzable para el sueldo miserable de los trabajadores. Hay un déficit de viviendas que excede al millón de unidades, mientras más de la mitad de los hogares están en condiciones deplorables. Cuando falta el subsidio petrolero de Hugo Chávez, como cuando desapareció el que proporcionaba la URSS, cortan la luz intermitentemente. El acceso a teléfonos o correo es de los peores de América Latina, y no digamos Internet, que se obstruye por razones políticas. Las calles, carreteras y transporte público son un castigo demoniaco contra el pueblo. Los acueductos, infectos y rotos, pierden el 60% del agua disponible y la que llega es poca y esporádica. ¿Si en medio siglo de gestión, sin ninguna obstrucción parlamentaria, lejos de solucionar estos problemas esenciales, ese gobierno, minuciosamente torpe, los ha agravado, quién puede creer que, con el mismo sistema, con los mismos métodos y con la misma gerencia, algún día los resultados van a ser diferentes?

Silvio:

Celebro que estemos de acuerdo en que hay que abolir la pena de muerte. Pero no es cierto que esa medida cruel se deba al acoso de la CIA. Tú sabes perfectamente que mucho antes de que el gobierno de Estados Unidos intentara derrocar la dictadura comunista, la revolución, desde su inicio mismo, había fusilado a miles de personas. Tú no ignoras que, incluso antes de triunfar, ya los rebeldes fusilaban sin miramientos en la Sierra Maestra. Los Castro no conocen mejor escarmiento ni mejor forma de intimidación que el paredón. Matan, sencillamente, porque para ellos la vida de los otros no vale nada. Ni siquiera la del general Arnaldo Ochoa y el coronel Tony de la Guardia, sus mejores oficiales.

Silvio:

He oído antes el argumento de que los demócratas de la oposición carecen del apoyo del pueblo. Lo escuché en la España del franquismo donde, en efecto, el Partido Socialista apenas tenía un centenar de miembros activos antes de la desaparición del Caudillo. Lo escuché en Checoslovaquia, cuando se burlaban de la Carta 77 que encabezó mi admirado Vaclav Havel, porque la oposición contra la dictadura comunista apenas llegaba a dos docenas de valientes. ¿Y qué ocurrió cuando se abrieron los cauces de participación y los oprimidos pudieron decir su verdad? Ocurrió que los demócratas instantáneamente se multiplicaron por millones y los partidos oficialistas se encogieron hasta casi desvanecerse en medio de la vergüenza. Ocurrió que el pueblo pudo estrenar su verdadero rostro y manifestar sus creencias reales. En Cuba no será diferente.

Silvio:

Tú opinas que en las cárceles cubanas se trata bien a los prisioneros. ¿Qué es para ti encerrar durante años en un calabozo tapiado, sin luz, en medio de alimañas, casi sin alimentos ni agua, a numerosos presos políticos? ¿Qué son para ti las golpizas a las que los someten? Pero más importante que tu opinión o la mía es la de Amnistía Internacional, la de Human Rigths Watch, la de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. ¿Por qué no deja Cuba que una misión imparcial de la Cruz Roja recorra las prisiones y hable sin testigos con los prisioneros? Hay varios libros estremecedores que describen la vida cotidiana en el presidio político cubano de hombres y mujeres: los escribieron, entre otros, Huber Matos, Jorge Valls, Reinol González, Armando Valladares, Alejandro González Raga y Ana Lázara Rodríguez. Son testimonios terribles e irrefutables.

Silvio:

No te parece honesto que los disidentes y las Damas de Blanco reciban ayuda de otros gobiernos. Sin embargo, sabes que el artículo duodécimo de la Constitución cubana de 1976 dice lo siguiente: "[Cuba] reconoce la legitimidad de las guerras de liberación nacional, así como la resistencia armada a la agresión y a la conquista, y considera su derecho y su deber internacionalista ayudar al agredido y a los pueblos que luchan por su liberación". Y no ignoras que el régimen cubano ha practicado intensamente ese internacionalismo revolucionario, contribuyendo con adiestramiento, recursos económicos, hombres, armas y explosivos a grupos y movimientos insurreccionales de diversos países del mundo.

Silvio:

Si crees en ese derecho que el gobierno cubano se arroga a practicar el internacionalismo revolucionario y ayudar a sus aliados y correligionarios, por un mínimo de decoro intelectual admitirás el derecho de los países libres a practicar el internacionalismo democrático y a ayudar a los suyos, aunque en el caso cubano apenas se trate de darles a los disidentes pequeñas computadoras, acceso a Internet, material de lectura, teléfonos celulares, algún dinero para sostener a las familias de los presos políticos y apoyo diplomático, porque hace varias décadas que nadie recurre en Cuba a la violencia política. Te recuerdo, además, lo importante que fue la ayuda de la Internacional Socialista y de las Fundaciones alemanas para el establecimiento de la democracia en España tras la muerte de Franco y en Chile durante el referéndum que le puso fin al gobierno de Pinochet. Esa solidaridad no sólo es muy común: es muy conveniente para la libertad de Cuba.

Silvio:

Lo decente es que las fuerzas democráticas del mundo libre ayuden a sobrevivir a las Damas de Blanco y a todos los demócratas de la oposición, al menos hasta que se vacíen las cárceles, puedan organizarse públicamente, participen en la vida pública, formen parte del parlamento y defiendan sus ideas sin el riesgo de ser exterminados. Lo natural es ayudar a las víctimas. Al fin y al cabo, el tejido ideológico de estos disidentes es el mismo que encuentras en el Parlamento Europeo y en la arena política de todos los países libres: democristianos, socialdemócratas, liberales y conservadores. Tenderles una mano solidaria a los disidentes perseguidos dentro de Cuba no sólo es legal, es lo moralmente justificable.

Silvio:

¿Por qué crees que el Parlamento Europeo condenó al gobierno cubano por 509 votos procedentes de todo el arco democrático contra 30 de los comunistas? Lo hizo por solidaridad con sus pares cubanos. Por supuesto que lo ético es que nos ayuden en esta etapa trágica de nuestra historia. A todas estas fuerzas internacionales, convocadas en nuestro auxilio por la oposición democrática cubana del interior y del exterior, les irrita la burla del gobierno de los Castro, capaz de firmar en la Cumbre iberoamericana de Viña del Mar en 1996 su adhesión a los comportamientos democráticos, para luego pisotear ese compromiso, de la misma manera que más tarde ignoró el acuerdo firmado con la ONU en el 2008 de respetar los derechos humanos. Ya se agotó la paciencia internacional con un régimen que no cumple nada de lo que promete.

Silvio:

Dices no estar de acuerdo con los actos de repudio, y te creo, pero no es cierto que ocurran porque "otros cubanos", espontáneamente, se indignan contra personas como las Dama de Blanco y las agreden. Esos actos están orquestados por la policía política y el Partido Comunista, como puede comprobar cualquiera que entre en el blog de penúltimosdías.com y vea el facsímil de la planilla con las instrucciones para los matones de las turbas conocidas como "Brigadas de respuesta rápida". Deben llevar "palos, cabillas y cables" para golpear a cualquiera que se manifieste. Son operaciones parapoliciacas y ni siquiera son novedosas: en todas las dictaduras comunistas y fascistas han existido variantes de este procedimiento de control social. No me detengo a refutar la equivalencia que haces con las manifestaciones anticastristas de los cubanos de Miami porque me parece una broma. Las diferencias son abismales.

Silvio:

Y llegamos al tema del bloqueo, tu plato fuerte. Me pides que me manifieste contra el bloqueo. Por supuesto que lo haré. Yo también quiero que se elimine, pero antes tenemos que dejar aclarados varios aspectos de este asunto. En primer término, como los cubanos sabemos muy bien, Estados Unidos es el principal vendedor de alimentos a Cuba, mientras las remesas de los exiliados constituyen una de las primeras fuentes de ingreso de la Isla. Asimismo, Estados Unidos es el único país que alivia las presiones migratorias que sufre el gobierno cubano otorgándole nada menos que 20,000 visas todos los años. En esas condiciones, hablar de un embargo, y mucho menos de un bloqueo, es una exageración. De los siete mil millones de personas que pueblan el planeta, Cuba puede comerciar, y comercia, con seis mil setecientos. De los dos centenares de estados organizados que existen en el mundo, Cuba puede comerciar, y comercia, con 199 que representan el 75% del PIB planetario.

Silvio:

Ninguna persona informada pone en duda que el desastre económico cubano se debe, fundamentalmente, a la inherente improductividad de los sistemas colectivistas de corte marxista-leninista, sumada, en este caso, a la caprichosa e incompetente gerencia revolucionaria. No es el bloqueo. Como se ha probado hasta la saciedad, el colectivismo autoritario es un modelo económico fallido. Basta con comparar a las dos Corea o las dos Alemania para comprobarlo.

Silvio:

En todo caso, hay dos maneras de enfrentarse al embargo. Una es puramente propagandística, encaminada a culpar a Estados Unidos del horror de la pobreza cubana, pero sin el deseo real de que sea eliminado. Es en ésa en la que se entretiene el gobierno de La Habana y en la que invierte un notable caudal de recursos y energía. El otro camino, el serio, el de quienes queremos que realmente se levante, es el que te describo a continuación.

Silvio:

Para levantar el embargo, el gobierno cubano no puede saltarse a la oposición democrática. Tiene que pactar. Es el eficiente lobby de los cubanoamericanos y son las hábiles maniobras de los legisladores de este origen lo que mantiene vigente esas medidas en la administración norteamericana. Si la dictadura realmente desea que se levante el embargo, sólo tiene que hacer cuatro concesiones totalmente razonables que le ganarán el aplauso universal:

Amnistiar a los presos políticos.
Concederles a los cubanos el derecho de libre asociación.
Permitirles que se expresen libremente.
Acabar con el embargo interior y dejar que los cubanos libremente entren en Cuba o salgan de ella.
Silvio:

Me dirás que estás de acuerdo con esas medidas, pero que te parece abusivo que se le exija a Cuba lo que no se le exige a China. A lo que te respondo que las transacciones políticas no se dan en el marco abstracto de la filosofía, sino en el de las realidades, y es una necedad ignorar esta verdad. ¿El gobierno cubano quiere realmente que se levante el embargo o todo lo que pretende es jugar con la propaganda?

Silvio:

Como consecuencia de la larga dictadura de los Castro, el 20 por ciento de los cubanos han tenido que emigrar a Estados Unidos durante medio siglo y allí han adquirido poder y han aprendido a usarlo, como hacen los judíos con relación a Israel y los afroamericanos con respecto a África. El régimen cubano no ha podido ni podrá vencer ese obstáculo, a menos que decida hablar con su propio pueblo. No es cuestión de dar gritos, insultar a sus oponentes y montar campañas estridentes, sino de conversar con serenidad.

Silvio:

Lo sensato, para terminar con el embargo y para solucionar los problemas del país, es que gobierno y oposición se sienten de buena fe a hablar civilizadamente con un temario abierto. Estoy seguro de que en un plazo corto una relación de ese tipo rendirá sus frutos, se levantará el embargo y estaremos en el camino de la concordia. Me imagino que muchos reformistas dentro del régimen estarán de acuerdo conmigo y deseosos de que comience cuanto antes ese proceso.

Silvio:

Te propongo, con la mejor buena fe, que creemos los dos un comité para luchar conjunta y simultáneamente contra el embargo norteamericano, a favor de conceder la amnistía a los presos políticos, a favor de otorgar el derecho a la libertad de asociación y expresión, a favor de que los cubanos puedan entrar y salir libremente de Cuba. Ese comité pudiera ser el comienzo de la reconciliación, la paz y el progreso para nuestro país que los dos deseamos. Conquistemos juntos un futuro mejor para nuestros hijos.

Espero tu respuesta con mucho interés. Va un abrazo cívico y cordial,

Carlos Alberto Montaner

DESDE MUY LEJOS -

Las atropelladas y casi siempre inútiles acciones que llevan a cabo en estos días los caciques de Cuba tratando de enfrentar la escasez de alimentos que sufrimos, ilustran fácilmente el menosprecio con que asumen al pueblo, cuyo dominio —piensan ellos— se garantiza con mantenerle la barriga más o menos llena.

Lo paradójico es que ni siquiera basados en tal supuesto sean capaces de dar pie con bola.

Mientras más lo desean, menos lo intentan responsablemente. Mientras más les apremia hallar la solución, más inoperantemente la posponen. Mientras más claro queda que su sistema de poder no tiene futuro, más se empecinan en dinamitar el presente y con mayor torpeza cada vez apuestan por la represión como remedio.

Le han prendido fuego a su reino y sólo atinan a tocar la lira, como Nerón tal vez, pero peor, pues saben que no tendrán tiempo, ya no para reconstruirlo, ni aun para apagarlo.

Aunque podría ser que justamente al darse cuenta de que están en fase terminal es que hayan resuelto anteponer la represión al aseguramiento del santo condumio.

No de otra manera se entiende que las tarimas de los mercados amanezcan cada día más vacías y que cada mes sean menos los productos por la libreta de racionamiento, al tiempo que ejecutan un desmantelamiento sin precedentes de las cafeterías y de otros negocios particulares dedicados bien a la venta de comestibles o a ciertos servicios indispensables para su elaboración.

Se diría que les molesta hasta la más ligera evidencia de que la iniciativa privada pueda ayudarles a enfrentar un problema ante el que han demostrado incompetencia total. Un problema que, no obstante su premisa cínica de asegurar los frijoles para no tener que sacar los tanques a las calle, jamás resolvieron, ni cuando las subvenciones les llegaban desde el exterior en chorro interminable.

El hecho de que esta nueva ofensiva contra los negocios particulares (posiblemente la más drástica desde su resurgimiento, en los años 90) tenga lugar en días de dramáticas huelgas de hambre por parte de la oposición y de escandalosos atropellos públicos a las madres y familiares de prisioneros políticos, ha propiciado quizá que apenas se refleje en los medios de información del exterior. Pero no por ello resulta imperceptible su nefasto significado.

Incluso, es dudable que la coincidencia entre unas y otras malas noticias sea obra de la casualidad.

De cualquiera manera, no deja de llamar la atención la actitud punto menos que suicida de nuestros caciques, a los que vemos hoy encerrados en un doble círculo de fuego. Y mientras con una mano atizan, con la otra se limitan a tocar la lira.

VIVA CUBA LIBRE -

El gobernante cubano Raúl Castro y su hermano Fidel no quieren normalizar sus relaciones con Estados Unidos ni que Washington levante el embargo, dijo este viernes la jefa de la diplomacia estadounidense, Hillary Clinton.
La secretaria de Estado Hillary Clinton, dijo que los hermanos Fidel y Raúl Castro no quieren el fin del embargo a la isla porque “perderían todas sus excusas por lo que no ha pasado en Cuba en los últimos 50 años”.
A pesar de los intentos del gobierno de Obama, “creo personalmente que los (hermanos) Castro no desean el fin del embargo y no quieren normalizar sus relaciones con Estados Unidos”, respondió Clinton a un estudiante en la universidad de Kentucky, en Louisville. En caso de que las relaciones se normalizaran, “perderían todas sus excusas sobre todo lo que no sucedió en Cuba en cincuenta años”.
“Muchos en el mundo ven ahora lo que vemos desde hace mucho tiempo: un régimen muy intransigente, supresor, que enterró las posibilidades de los cubanos”.
“Por primera vez, porque dijimos que estábamos preparados para hablar y abrirnos, y porque vimos la forma en que los cubanos respondieron, por primera vez, muchos países que habían criticado a Estados Unidos ahora lo hacen con Cuba, porque dejan morir a su gente”, insistió la Secretaria de Estado.
Clinton se refería al prisionero político Orlando Zapata, que murió el 23 de febrero tras una huelga de hambre de más de dos meses, y al disidente Guillermo Fariñas, que mantiene una huelga de hambre y sed desde hace más de 40 días.
Clinton señaló que la actual administración del presidente Barack Obama ha hecho algunas aproximaciones al régimen cubano al permitir más viajes familiares y más oportunidades de negocio para los productos agrícolas.
También ha dialogado con Cuba en algunos asuntos de interés común como la migración y el tráfico de drogas, pero no han obtenido la respuesta esperada por parte del régimen cubano, según la funcionaria.
En Cuba “podría haber una oportunidad de transición hacia una democracia y es algo que va a pasar en algún momento, pero es posible que no ocurra a corto plazo”, dijo.
La secretaria señaló que siempre que se ha intentado hacer un acercamiento a Cuba “el régimen de (los) Castro tiene algo para intentar obstaculizarlo”.
Clinton recordó que cuando su marido, Bill Clinton, estaba en la presidencia e intentó hacer algunas aperturas hacia Cuba “(Fidel) Castro ordenó que sus militares derribaran dos pequeños aviones sin armas procedentes de Miami que arrojaban panfletos”.
Lo mismo ha ocurrido ahora con la detención del contratista Alan Gross, que fue detenido cuando distribuía en La Habana computadores portátiles, móviles y otros equipos tecnológicos, al que Cuba acusa de ser espía.
La secretaria reiteró que por primera vez países que han criticado que el Gobierno estadounidense no se abriera a la isla “han empezado a criticar a Cuba porque están dejando morir a la gente. Están dejando morir a los huelguistas y tienen a 200 prisioneros políticos en las cárceles por razones triviales”.
“Creo que muchos en el mundo están empezando a ver lo que hemos visto nosotros durante mucho tiempo, un régimen intransigente y arraigado que ha reprimido las oportunidades de los cubanos y que espero que empiece a cambiar”, afirmó.

uncubanolibre -

Con la estampida en masa de inversionistas extranjeros, los anaqueles de las tiendas muestran las reales cifras de nuestras finanzas. Mi madre me llama temprano para avisarme que hay papel sanitario en un mercado lejano; dice que debo apurarme pues ya se ha corrido la voz y pronto se agotará. Salgo mirando a la derecha y a la izquierda como un ventilador, a ver si también aparece algún tipo de jugo para poner en la taza de mi hija por la mañana. Pero el desabastecimiento es notable y han desaparecido de las tiendas los envases tetra-packs con la marca Río Zaza, la otrora empresa mixta sumida hoy en un escándalo de corrupción. El mercado negro ha colapsado, pues no es un secreto para nadie que éste se nutre del desvío de recursos en las fábricas y del robo durante la transportación de las mercancías hacía los comercios.

Hasta los más pacientes empresarios foráneos, al estilo del español que regenteaba la firma Vima, han hecho sus maletas y regresado a casa. El consorcio entre la perfumería Suchel y el capital ibérico aportado por Camacho está llegando a su fin y mis amigas muestran sus canas ante la ausencia de tintes para el pelo. El tiempo en que el país compraba primero y pagaba después se terminó. Ahora arrastra tantas deudas que hacen difícil atraer el capital y tomar fiado. Los efectos de la crisis se sienten con fuerza en la vida cotidiana, donde un jabón ha pasado a costar un 30% más que hace apenas un año. Las amas de casa se rascan la cabeza frente a la sartén, mientras gritan que el salario se va como agua una vez cobrado a fin de mes. Ni siquiera los bendecidos por una remesa llegada desde afuera o los habilidosos comerciantes del mercado informal la tienen fácil.

Pocos se acuerdan ya de aquel discurso pronunciado hace tres años en Camagüey, donde Raúl Castro insinuaba la posibilidad de un vaso de leche para cada cubano. Muy por el contrario, las palabras que emitió el pasado domingo nos han traído trincheras, parapetos e imágenes apocalípticas de la Isla hundiéndose en el mar. Corriendo detrás de los escurridizos alimentos, hemos tenido poco tiempo para reflexionar sobre lo dicho en el Palacio de las Convenciones, pero sus numantinas amenazas gravitan sobre nosotros. Interpretadas en un sentido directo, presagian que nos espera un hueco húmedo rodeado de sacos de arena, un fusil para dispararle no se sabe a quién y esa última bala en la recámara que usaremos sobre nosotros mismos. Mientras, el General se mantendrá firme en su puesto y comprobará –a distancia– que no incumplamos la orden final de inmolación.