Flores que les nacen al octubre de Camilo y Che (+ video)

 

 

Por Graciela Guerrero Garay       Foto: Miguel Díaz Nápoles

Las Tunas.- Mili, la chiquilla morena de mi barrio que pocos saben que se llama Milagros, anda oriunda con su recién estrenada pañoleta. En la puerta de enfrente Lian Rafael, con dos añitos, identifica la bandera cubana. Allá, en la quinta planta del edificio, Anthony regala al vecindario las enseñanzas de su mamá, instructora de arte y maestra.

Octubre es un mes de memorias históricas y las familias tuneras se encargan de reverdecer el otoño. El ingreso a la Organización de Pioneros José Martí (OPJM) no coincide por azar con la Jornada de homenaje a Camilo y Che y los escolares de la enseñanza primaria exteriorizan en el andar cotidiano el sano orgullo de llevar sus pañoletas azules. Un halo superior los envuelve camino a la escuela, más allá de la fiesta y el recibimiento del atributo acontecido el pasado día 8, fecha en que Cuba rinde homenaje a estos grandes héroes de la Patria.

Nadie esconde esta felicidad. Padres, maestros y chicos son cómplices del nuevo aire que se respira por doquier, como si de pronto crecieran y estuvieran más aptos para asumir los deberes escolares y sociales, todo un hecho que se traduce en una mayor identificación e interacción con la OPJM y, en consecuencia, con la integración a las actividades y la comunidad.

Exposiciones con relatos de la vida revolucionaria del Señor de la Vanguardia y el Guerrillero de América, concursos de dibujos, festivales de lecturas, excursiones a tarjas y monumentos y matutinos especiales, con conversatorios o dramatizados relacionados con pasajes de la guerra de liberación suceden estas semanas en los planteles tuneros, donde recibieron el atributo de pioneros moncadistas alrededor de seis mil alumnos del primer grado.

Ellos, junto al resto de los miembros “José Martí”, el próximo 28 llevarán en sus manos flores para Camilo. Los pequeños las colocarán en las fotos del Señor de la Vanguardia que presidirá los matutinos especiales en cada centro docente y, los otros, buscarán el cauce de los ríos y las olas del mar. Y mientras esta cadeneta interminable de recordación y cariño cierra la Jornada, el Che será símbolo y meta de la acción porque octubre los devolvió juntos y ejemplos para todos.

Por eso Mili, la morenita de mi barrio, anda detrás de las amapolas rojas “para tener muchas ese día y ser la que más lleve de mi aula”, aunque su mamá le diga que se marchitan a pesar de estar en el jarrón con agua. Para ella esa pañoleta azul dice que tiene que ser la mejor y honrar el lema “Seremos como el Che”.

Puede parecer un detalle de rutina, una noticia intrascendente y hasta una anécdota cualquiera, pero es la manera más bonita con que esta pionera de Las Tunas demuestra el sentimiento patrio, ese que el próximo 28 llenará las calles de pueblo y flores para seguir amando a Camilo Cienfuegos y jamás olvidar tampoco al Che.

Así hacemos Cuba por estas tierras de Oriente y el otoño se convierte en primavera, porque las semillas de estos niños y niñas de mi barrio están vivas. Ellos, la familia y la escuela riegan con amores nuevos el cotidiano andar de nuestra historia y distinguen la Jornada Camilo y Che.