Graciela Guerrero Garay en las coordenadas de su Isla
Mi amigo, colega, poeta, decimista, editor de la Revista Guatiní y respetado Maestro de la poesía cubana, residente en Miami, pero camagüeyano- holguinero de corazón, espíritu y combate, un buen día tuvo el antojo de hacerme una entrevista. Revoleteé un poco entre los barrotes de la prisa-calma en que vivo y, al fin, pude responder su cuestionario.
Como en los cuentos…había una vez una idea de reproducirla en mi blog y pasó el tiempo y una y otra vez el reloj tejió el tiempo...y… ¡aquí está! Entonces, la magia de Ernesto Rodríguez del Valle la hizo luz en la sesión Cultura de www.globedia.com , en tanto se las dejo para que la desanden de la mano de este gran escritor cubano.(G.G.G)
Graciela Guerrero Garay en las coordenadas de su Isla
Por Ernesto R. del Valle.
Publicada el 15-12-2012 05:08
Su transitar diario por la realidad social-política y económica a la que su propio trabajo enfrenta, la convierte en una testigo principal de esa realidad que mueve y equilibra de manera vital, a toda la Isla
Por Editor Revista Guatiní.
Graciela Guerrero Garay vive en Victoria de la Tunas. Labora en el diario de su provincia como reportera y también escribe. Su transitar diario por la realidad social-política y económica a la que su propio trabajo enfrenta, la convierte en una testigo principal de esa realidad vital que mueve y equilibra a toda la Isla. Su vocación literaria le acierta a ‘ver’ con otros ojos, hablar con otras palabras esa realidad cotidiana. Por eso quiero arrancarle algunas verdades en este ‘tú a tú’ que metafóricamente ejercemos a millas y millas de distancia.
Ernesto R. del Valle.- ¿Alguna obra publicada? Háblame de la que más te ha gustado.
Graciela Guerrero Garay.- Sí, hasta la fecha tengo tres obras publicadas. Por una ciudad de Fuego (Premio Ensayo, de la Editorial Sanlope), Diva Desnuda (poemario, de la Editorial Glorieta) y Un hombre sin sombras (novela Testimonio, de la Editorial Letra Viva). No puedo hablarte de un gusto o una preferencia por una u otra, porque todas forman parte de mí misma y les entregué, en su momento exacto, lo que sentía que me iban arrancando esas musas que llevamos quienes amamos la palabra y nos dedicamos a escribir.
Sin embargo, creo que sí puedo hablarte del mayor desafío que alguna de las tres me impuso. Y fue exactamente la novela Un hombre sin sombras, porque es un testimonio vivo, un proyecto que asumí a distancia, con la única alternativa de hacerlo o no mediante la correspondencia. Fue un reto esta realidad, tan objetiva como la veracidad de todo cuanto narro en el libro. Y saltar estas barreras, incluso en medio de serios problemas de salud y personales, solo fue posible por la grandeza de su protagonista, el señor Pedro Rodríguez Medina, y la riqueza espiritual y evolutiva de toda su vida que me cautivó desde siempre y me comprometió a estar ahí, desde la primera letra hasta la última. Creo que si algo marca la diferencia es eso, que era un parto de alto riesgo pero a la vez divino, pues me permitió conocer a un ser especial y poder dejarlo ahí, en las manos de todos para que puedan caminar con él desde adentro y tal vez comprender muchas cosas que le hacen falta a uno comprender.
ERdelV.- ¿Piensas que la Literatura Femenina Cubana (la de dentro o fuera de la Isla) es toda una o se diferencia en su esencia interior, en su fuerza o la vivencia de su autor?
GGG.- Creo que los escritores, de alguna manera, con nuestras fantasías y realidades, incrustamos nuestras propias percepciones en todo lo que hacemos y desde esta coordenada vital, la cubanía, la fortaleza y la pujanza del pensamiento de las mujeres cubanas salta y se incrusta en la literatura, se escriba donde se escriba.
Por eso me inclino más a decir que esa esencia nacionalista prevalece y la distingue, como una braza ardiente, ya sea negativa o positiva o la “encasillen” en una u otra corriente o movimiento literario. Y, por supuesto, la vivencia del autor está, para bien o para mal, con aceptación o no. Escribir es un arte y, como tal, el público le da el visto bueno desde su propia asunción del fenómeno, sus concepciones estéticas, su cultura, el alcance de su pensamiento y su conocimiento. No creo que ser un buen escritor está determinado por el hecho terrenal o eventual de que pueda realizar su obra dentro o fuera de su país. Y puntualizando y acorralando lo que puede ser y es, literalmente, la Literatura Femenina Cubana creo que es toda una, no ahora que hablamos en presente y en el siglo XXI, sino desde muy lejos, cuando las cubanas llevaban, como Eva, la culpa del pecado y parecía un fatalismo endemoniado haber nacido hembra y ser justamente una mujer. Esa fortaleza de carácter, la valentía y la osadía de decir, desde todos los tiempos, es inherente a ella y puede, como concepto, unificarla y definirla como un Todo, al margen de la época y los estereotipos.
ERdelV.- ¿Puede hablarse de desarrollo de la Literatura Femenina Contemporánea en Cuba? ¿Conoces de ejemplos?
GGG.- Seguro, creo que cada vez es más fuerte esta espiral de desarrollo, representativo no solo del fuerte movimiento literario que existe en Cuba, sino del mismo realce que ha ganado por sí misma la mujer en la Isla en todas las esferas del intelecto, y la literatura no ha quedado atrás. Desde Gertrudis Gómez de Avellaneda, por mencionarte un ejemplo entre tantos, hasta Carilda Oliver tú sientes ese ímpetu de la voz femenina, y lo palpas ahora mismo en cualquier lugar del campo o la ciudad, desde Maisí hasta el Cabo de San Antonio, con buenas facturas en todos los géneros. Y la décima, por ponerte el ejemplo en un género, puede tomarse como referencia para ilustrar esta evolución, que para mí es mucho más importante y loable porque esa literata por lo general no vive justamente de y para la literatura, sino que es madre, obrera, profesional, ama de casa…en fin, que llega a formar parte de este enorme patrimonio cultural y de identidad en un contexto peculiar de complejidades existencialistas y sociales y, aún con todo, su voz hecha amor y letra, tinta y sacrificio, gana un lugar, nacional e internacional, competitivo, y sobre todo, deja su huella para siempre en los predios locales.
Ejemplos son tantos que no creo sea justo decir un nombre u otro, porque sería parcializar el valor integral de la literatura femenina cubana, pero siento que vale señalar al fuerte movimiento que representan las jóvenes escritoras miembros de la Asociación Hermanos Saiz, los talentos que se descubren en los Talleres Literarios de las Casas de Cultura, el espacio que van ganando nuestras niñas – y niños porque ellos también destacan- en todas las manifestaciones culturales. El Grupo de Teatro Infantil La Colmenita es un hecho concreto, que ya tiene un reconocimiento internacional indiscutible. Pero, cotidianamente, tú encuentras estas raíces con que ha sido bendecida nuestra querida tierra cubana en cualquier escuela, en cualquier barrio, de manera natural, sin academia. Es un don multiplicado y para mí con mucho futuro y mucho más desarrollo en los tiempos que vendrán.
ERdelV.- ¿Piensas que tu desarrollo literario se debe al lugar en que resides o a tus raíces esencialmente cubanas?
GGG.- Para nada al lugar en que resido, como locación en particular. En mi caso es una vocación que nació conmigo. Desde muy pequeña me gustaba cantar, escribir, hacer cuentos, poesías...Siempre andaba detrás de los descubrimientos y haciendo los míos propios. Creo que la vida, estar vivo, ver el sol cada mañana, decirle “buenas noches” a la luna, es un poema de amor esencial para ser uno mismo. Dejar correr esto como un manantial y darles el derecho a todos los demás a que lo beban es un privilegio de quienes hacemos literatura. Y Cuba es bella, especial para inspirarse, hasta las piedras pueden arrancarte un verso. Entonces vamos a decir que sí, que me detuve en mis raíces, en el aire libre y fresco que respiro, en ese andar común de la gente que me rodea, en las oportunidades que tengo y aprovecho…y empecé a darle voz poética a todo eso y…¡¿me hice literata?!... quizás...quizás...quizás. Lo que sí te aseguro es que nunca se me quita el hambre de cabalgar sobre ese unicornio azul que es la poesía y la literatura. Y lo otro cierto es que tengo varias obras inéditas, unas más adelantadas que otras, incluso hasta canciones, porque también soy compositora, pero aquí me falta la voz y la guitarra o un príncipe, también azul, que me descubra.
ERdelV.- ¿Las razones de estar o no estar en Cuba, a pesar de todo lo dicho, escrito y visto durante todos estos años, cohíben a un autor a escribir libremente, de manera objetiva y racional?
GGG.- Nada que ver, creo. Cuba es un suceso, un deslumbramiento. Incluso, desde Cristóbal Colón y sus viajes de descubrimiento. Ahí está su frase legendaria y universal: “esta es la tierra más hermosa que ojos humanos hayan visto”. Este sello propio y su historia rebelde, independentista, mambisa y revolucionaria le han acarreado, por los siglos de los siglos, como digo yo, muchos detractores y “jueces a ultranza” que maximizan o minimizan sus aciertos y sus errores, tergiversando con las malas y con las buenas su realidad. Entonces, cuando algunos no escuchan lo que quieren oír – o no aceptan o no les conviene lo que están escuchando - arman el pataleo según el caso, y una de las cosas que en los últimos años se ha atacado con fuerza y muy mal intencionadamente es la llamada libertad de expresión.
Es un tema, de temas, que pienso no puede responderse y analizarse con una pregunta y una única respuesta, pero aquí en Cuba a nadie se le pone una mordaza. Pienso que la objetividad y la racionalidad de cualquier producto que nazca y clasifique dentro del arte de escribir, el hacerlo o no de manera libre, objetiva y racional, depende de la ética del escritor, esté en la Isla o fuera de la Isla. Hay principios y preceptos, humanos y políticos. Hay normas estéticas, hay profesionalidad y mediocridad. Están los blancos y los grises. Nada, creo, es totalmente bueno ni totalmente malo. En fin, que escribir bien puede estar condicionado a millones de cosas y hechos. Hacerlo con decoro, bajo cualquier circunstancia, creo que tiene mucho más que ver con quien lo hace, que del lugar donde lo hace.
ERdelV.- ¿Estás de acuerdo a cualquier indicio de Unidad entre los escritores cubanos de dentro o fuera de la Isla, en igualdad de condiciones, en cuanto al derecho de escribir?
GGG.- Claro que sí. Sería una fortaleza enorme lograr esta unidad, sin medias tintas ni tapices. El arte es un derecho del hombre. Y yo creo firmemente que ya es hora de acabar con esta división en bandos, unilateral y dañina. No por los que estamos, sino por los que vendrán. Siento que el egoísmo o el poder no pueden tener más fuerza que la solidaridad, el intercambio de experiencias, la proliferación del conocimiento, la universalización de una obra. Si damos amor, sin resentimientos, brotará el amor. Me parece muy licencioso arrogarnos el derecho hoy de mutilarles o infectarles el conocimiento de la literatura nacional o foránea a los hijos de los hijos de nuestros nietos. ¿Te imaginas si a nosotros nos hubieran vetado la oportunidad de leer El Quijote, Cid Campeador, La Biblia?...
ERdelV.- Hemos estado al tanto de los diferentes intentos habidos por la parte cubana, de establecer relaciones e incluso, colaboraciones de los escritores cubanos en general que viven fuera de la Isla, en Cuba el colega Jorge Bousoño, en su Foro ALAS DE CUBA, al igual que las [1] revistas editadas en Miami por cubanos que mantienen, este objetivo, publicando a escritores y poetas de la Isla, no sólo residentes en Estados Unidos sino en todo el mundo. Y no somos los únicos.
¿Estarías dispuesta a formar parte de un encuentro en el que asistan poetisas y escritoras de la Isla o fuera de ella, sea en Cuba o fuera de Cuba?
GGG.- Sí. Sería tender un puente necesario para el futuro de las letras, a la vez que representaría un reconocimiento hermoso a la mujer iberoamericana que hoy hace poesía con su andar diario, con solo aceptar el desafío de sostener a la familia y germinar en cada parto la continuidad de la especie.
ERdelV.- En Cuba hay nombres que nos llevan a la ensoñación como por ejemplo oír la palabra aguacero, marabú, etc., No por su significación sino por el nombre mismo. Siente uno como un regustazo enorme al decirlos.
¿Qué sientes tú, al mencionar estos nombres?
Yagua,… palma
Ajiaco,… identidad
Potrero,…. libertad
Melcocha,… dulzura
Porrón,… agua, mar, río, manantial
Trillo,… descubrimiento…futuro…luz
GGG.- Todas, un regustazo bien criollo, como dices tú, nuestro, legítimo. Un maremoto que nos pertenece.
ERdelV.- Finalmente, ¿qué le dirías a las jóvenes generaciones de cubanas que comienzan el difícil ejercicio de escribir?
GGG.- Que escriban y hagan sus estilos propios, sin perder esa ternura que espera, en la acera de enfrente, alguna personilla de carne y hueso que necesita el empujón de un verso para subir la cuesta. Y que la hagan con la palabra exacta, accesible a todos, para que la cante el arriero y repiqueteé por las cuatro esquinas de la tierra. Una literatura para el hombre, no para el mercado.
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Ernesto R. del Valle -