Proyecto Comunitario
Despertar el barrio desde la Universidad Por Graciela Guerrero Garay Montaje: Chela Marialejandra deja resbalar su fantasía sobre las amplias lozas de cemento. La acera que delinea el edificio multifamiliar número 39, del Reparto Santos, de la ciudad de Las Tunas, empieza a convertirse en un hermoso y singular mural gráfico. Está la Muñeca Negra, Pilar, la de los Zapaticos de Rosas, Bebé Traviesa, la Bandera Cubana, José Martí, pececitos, trazos, muñequitos que se llaman “Pinocho”, “Pulgarcito”, “Aladino”… Las manitos más pequeñas tejen y cruzan líneas y círculos y en ellas caben desde el lobo hasta la Caperucita Roja. Las más grandes, logran rostros de indios rebeldes, siluetas femeninas, la bailarina española… La mañana acaba de estrenar un manto gris que se pierde entre el colorido de los adornos de cabeza de las niñas, sus vestimentas y el verde de las jardineras. La alegre algarabía del balbuceo infantil es como la primavera. En estos metros de cemento y lozas no hay invierno. Un grupo de muchachas observa a los niños con más detenimiento que el resto de los adultos que guían y hacen posible este despertar de sábado, en una de las comunidades que integran el Consejo Popular 18 donde está ubicado el Centro Universitario Vladimir I. Lenin. Son las estudiantes y profesoras que llevan a vías de hecho el Proyecto Comunitario Entresculturas, pertenecientes a la carrera de Estudios Socioculturales. Toda una innovación tecnológica a favor de la cultura y la identidad cubana, con líneas temáticas que abarcan tres dimensiones fundamentales a partir de la idea conceptual general: la cultura artística literaria, la cultura ambiental y la cultura de salud. Los protagonistas son las personas comunes, esas que ilustrarán con sus actuaciones cotidianas los valores nuestros. Niños, jóvenes, amas de casa y adultos de la tercera edad devienen receptores activos del conocimiento universitario, a la vez que el barrio es como un gran laboratorio de ideas, prácticas, realización, talento y resultados de las dinámicas aplicadas y la interacción de los estudiantes con la comunidad. SIETE AÑOS DESPUÉS La doctora Rafaela Macías Reyes es la gestora, desde el año 2002 y sigue como su coordinadora principal. Su pasión por la investigación y la defensa de la cultura permiten que los alumnos de la carrera se inserten a los proyectos desde el cuarto año y los continúen en el siguiente. Giselle Alonso, una profesora recién graduada, en su etapa de adiestramiento profesional es la esencia de esta continuidad que valida la experiencia y el éxito en la comunidad de la labor del alto centro de estudios. Estramos a este proyecto – me dice Giselle- como alumna y ahora como profesora. Aporta mucho a la formación personal como profesional. Es el conocimiento de la comunidad, de la que muchos piensan no tiene cultura ni identidad, y es todo lo contrario. Lo hermoso de estas acciones – puntualiza- es ver como se despierta en ellos estos valores y cuanto, con sus propios medios, pueden hacer. Estos niños, con edades entre los 3 y 11 años, vienen y se entusiasman, los ayudas a formarse, a resolver los problemas que tienen, te retroalimentas. Y eso lo logramos a partir de la pintura, la literatura. Hacemos cuentos, se les habla del medio ambiente, la familia, las relaciones interpersonales. Les creamos habilidades y les demostramos como pueden aprovecharse los materiales comunes, de desecho. Annia Loords Salgado, Saily Pérez, Radisbell Reyes y Yannara Ronda son las estudiantes que ahora acabaron de guiar las manitas y la mente de estos niños que construyeron su mural gráfico pensando en Martí y los personajes de La Edad de Oro. Para Annia es una motivación constante el trabajo con los pequeños moradores del barrio. Son muy ocurrentes, agradecen lo que aprenden. MÁS ALLA DE LAS TUNAS Hoy el municipio Amancio Rodríguez es punto de referencia para los proyectos socioculturales y allí se desarrolla una de las dos aplicaciones derivadas de “Alternativas para el trabajo cultural desde la animación sociocultural”, que tendrán lugar en el presente año como parte de Entresculturas. Con “Gestión del conocimiento para la capacitación de los profesionales de Cultura”, esta municipalidad tunera saca de los predios cercanos a la universidad el alcance de sus metas, convirtiendola en mucho más que un recinto para titular diplomantes o cultivar la instrucción de su matrícula. La historia de los Proyectos Comunitarios del “Vladimir I. Lenin” no es solo académica, es humana. Su enseñanza es alegría para niños como estos que disfrutan, desde la acera de sus casas, de emociones nuevas que le purifican las selvas de sus vidas futuras. Es también una gota de agua sana para el intelecto de esas mujeres –madres que guían el sostén de sus familias puertas adentro del hogar. Es salud y confianza en la utilidad de los años para muchos ancianos y ancianas. Es la buena semilla social que queremos hoy y mañana. Y empieza aquí, en tantas mañanas de sábado sobre el asfalto donde José Martí es razón y motivo, perpetuidad y constancia entre las pinturas, fantasías y balbuceos de los más pequeños. Nada de utopías, es lo que somos para todos los tiempos. Cuba y los cubanos.
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