La décima halo del alma enorme
Por Graciela Guerrero Garay
La décima es una catarata. Aplaudo a todos cuanto la salvan del olvido y la esconden de los tiempos modernos. Las que no le regalan un sudario viejo y desteñido, de tercera o ninguna calidad. O la destierran a lecturas “para viejos”.
No creo que sea yo un portento para enjuiciarla o tenga la elemental habilidad “decimal” para categorizarla entre adjetivos críticos o lisonjeros. Soy apenas una periodista que se ha asomado, alguna que otra vez, a sus raíces por nacer justamente en la Capital Iberoamericana de la Décima, la provincia de Las Tunas, en el oriente de Cuba, esta isla hermosa que la cultiva, la quiere y cuida desde sus cuatro puntos cardinales.
Todo comenzó un día cuando, al surgir la versión digital del semanario para el cual trabajo, 26, empezamos a trazarnos las pautas de su diseño y los valores agregados de la Web. No podía faltar la décima, en un territorio que se enorgullece y mantuvo vivo desde siempre esa obra inmortal del primer poeta bucólico de Cuba, Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, El Cucalambé.
Me vi pues, como la editora de 26 Digital, con la placentera tarea de investigar las raíces de la décima en Cuba y, así, poco a poco, aprendí mientras elaboraba y estructuraba los artículos. Hoy me llena de satisfacción saber que ha servido de mucha utilidad para muchos cibernautas y eso que, con toda honestidad lo digo, está muy lejos de ser una investigación acabada y conclusiva. Hay muchos poetas por incluir, de nuestro propio terruño. Hay muchas cosas importantes que agregar a ese espacio, sobre todo lo que acontece a diario y lo sucedido después de poner a navegar las páginas de marras.
Por eso, ahora, que decido dedicarle un temario a esa señora de alma enorme que es la décima cubana, desde mi bitácora personal pido, por ELLA, la voz de los ascentros cantarinos, la réplica del canto de los cantos, la expresión del monte, los pájaros, el campesino, la alegría de las noches de ríos, macho asado, yuca, congrí, sombrero de yarey y guayabera….
Por ELLA, para que viva siempre y siga sin querer perderse de nuestra geografía ni morir con la última generación que le afinó su cintura…PIDO que todos cuanto se asomen aquí, a tugrace, y tengan algo que ver con ELLA, me ayuden a consumar el proyecto de regarle cada día una gota fresca de rocío, como merece y tiene derecho a merecer por los siglos de los siglos...
Epa…escríbanme a ggaray@enet.cu y cuéntenme lo que les pasa en su garganta cuando la improvisan, la inmortalizan, le hacen cómplices de amores, venturas y desventuras…cuando sienten que es parte de las entrañas… cuando es sueño, rebeldía, pasión, promesa, desgarramiento, cultura, arte, tradición, hermandad, pueblo y América.
Y, sobre todo, ayuden a que los niños, los jóvenes, les den el valor que tiene en ese enorme diapasón de la identidad americana, latina, cubana, universal… Por ELLA les pido a TODOS, cubanos y hermanos de este planeta que habitamos TODOS, que estén donde quiera que estén le mantengan calentita como uno de los géneros poéticos más veteranos del hombre, como ese gesto y parto primogénito que salió del legítimo útero de vida: el alma de los poetas, los sencillos, los que hablan sin medir la métrica sintáctica, sino de los que saben que los diamantes brutos son más auténticos que los que se simulan para brillar más detrás de las vidrieras.
Venga la décima, desde Las Tunas, Cuba, a bailar la danza de la humanidad que siembra y canta, que lucha y tiene fe, que vibra y sueña y que no dobla rodillas hasta ver las cataratas del amor cabalgando, contra viento y marea, entre tanta cuerda rota y melodía violada al filo de los moldes modernos.
Esto es DECIMA…comencemos el ritual de su ventura. Los espero.
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