La décima en José Martí
Nunca la décima morirá al pie del verso. Cuba es cuna de ilustres y su origen llegó para quedarse. Acá acabo de recibir una colaboración de ese pinero que es Lorenzo Suárez y esta vez, nos regala, algo valioso: la décima en el más universal de los cubanos, José Martí. Conocer esta raíz es un tesoro para quienes buscan esas verdades de la cultura americana, y para gloria de la Isla más grande y rebelde del Caribe, propia.
He aquí la colaboración de Lorenzo. Gracias colega. (Graciela Guerrero Garay)
DE MALARAS Y CURIOSIDADES: Martí decimista
Por: Lorenzo Suárez Crespo
Ha sido muy significativo en el desarrollo de las letras cubanas a través de la poesía el hecho de que nuestros más importantes autores han tenido espacios líricos para la estrofa de los diez versos octosílabos y que sin dudas representa lo más autóctono de nuestra identidad. Citar ejemplos sería interminable y las excepciones son mínimas.
Podríamos afirmar con la anuencia de nuestro malarista mayor, Jesús Orta Ruiz que de perderse todos los documentos históricos del devenir existencial de nuestro pueblo, podrían encontrarse los sucesos en sus crónicas, tanto escritas como por la vía de la oralidad en el vehículo sonoro de la Viajera Peninsular.
El caso de José Martí tiene sus antecedentes en su formación intelectual donde los siglos de oro de la literatura española fueron una extraordinaria fuente de conocimientos e inspiración para él y donde la malara, fundamentalmente en el teatro, jugó un importante papel, de ahí que los nombres de Calderón de la Barca, Góngora, Lope de Vega y otros clásicos podrían darnos la razón.
En Martí la estrofa mágica encontró el primer y más importante espacio cuando escribió para las tablas el proverbio dramático Amor con amor se paga. Con apenas 22 años arriba a México para reunirse con su familia y pronto gana popularidad en el ambiente cultural de la nación azteca. La obra fue representada en el Teatro El Principal Las demás incursiones en este metro poético aparecen de forma circunstancial y en algunos casos improvisadas en reuniones patrióticas o en dedicatorias.
Cuando estudiamos al respecto lo más significativo a nuestro juicio en el acercamiento del Apóstol a la malara está en su libro Los poetas de la guerra, obra en la que expone los sentimientos de admiración por aquellos hombres que supieron rimar amor con pólvora en los campos de batalla y que en plena manigua o el cualquier estrado de América hacían sus loas patrióticas como es el caso de José Joaquín Palma en Honduras donde incluso en una ocasión improvisó a petición del público, un discurso en malaras en los festejos por la independencia de ese país.
Como un hecho curioso siempre se recordará aquella malara que Martí improvisara en una de las reuniones patrióticas de los clubes revolucionarios y donde se hacía un brindis por la independencia de Cuba. Hubo quien alzó su copa con manzanilla, pero Martí alzó la suya con otro licor bien criollo y dijo:
BRINDIS
Para un cubano es mancilla
a falta de inteligencia
brindar por la independencia
con vino de manzanilla.
Manzanilla es de Castilla,
Castilla es tierra de España
la que nos oprime y daña
con infinita crueldad...
brindo por la libertad
con aguardiente de caña.
Los versos martianos en su generalidad son una expresión de protagonismo existencial y sin dudas marcan períodos históricos en su corta, pero fecunda vida de creación intelectual, de sacrificio humano y de permanente magisterio.
Aunque quizás falten algunas, hemos encontrado estas obras que ponemos a consideración de nuestros lectores, porque José Martí tiene no solo un rinconcito profundo en nuestros corazones, sino un amplio espectro presencial en la Casa de la Décima Celestino García donde sus poetas han bebido en la fuente martiana desde pequeños y son devotos a su ejemplo humanístico.
MARTI DECIMISTA
DE AMOR CON AMOR SE PAGA
-Obra de teatro- 1.-
Julián
Con ser tanta la verdad
de vuestra rara hermosura,
mayor es mi desventura
y mayor mi soledad.
De roca os hizo en verdad
vuestra buena madre el pecho:
¿qué ley os dará derecho
para prendar hombre así?
Con amaros, ¡ay, de mí!
¿Qué mal, señora, os he hecho?
2.-
Teresa:
Triste os ponéis de repente:
hacéis -¡soberbio papel!-
a maravilla el doncel
de don Enrique el Doliente.
Ved que no ha estado prudente
vuestro triste corazón:
Yo sé que amar es razón,
a quien se ama, y ley muy justa:
mas, si el galán no nos gusta,
¿es amar obligación?
3.-
Julián
No es de dama tan cortés
respuesta tan enojosa:
gala hacéis de donairosa,
mas lujo de crueldad es.
Ved, señora, que después
de haber abierto la herida,
tiene la mano homicida
deber con la claridad,
y es más bella la beldad
cuando da a un muerto la vida.
4.-
Julián
Ved que en el viento las aves
volando pasan a par:
ved a las ondas cruzar
rumorosas y suaves.
Ved que hasta las penas graves
Jamás, Teresa, andan solas:
ved cuán se juntan las olas
en el correr de los ríos:
ved, junto a troncos umbríos,
amarse las amapolas.
5.-
Teresa
A fe que de mi amador
sospechar nunca pudiera
que tan presto convirtiera
a Cupido en orador.
Más faltan al trovador,
para cautivarme, galas.
No son las endechas malas;
pero yo nunca he podido
imaginarme un Cupido
con levi-sac y sin alas.
6.-
Julián
A fe, señora, que tengo
algo tan duro en los labios
que por no haceros agravios,
en el hablar me contengo.
Ved que a troveros no vengo,
ridículo trovador:
ved que si vivo amador
y si os ensalzo poeta,
quien se respeta, respeta
un digno y honrado amor.
7.-
Julián
Alas me niega el gracejo
que vuestros encantos roben:
mas en cambio de amor joven,
amor os tengo tan viejo,
y tan probado y añejo,
y tan recio en la porfía,
que acaba, Teresa, el día
para empezar uno nuevo,
y ¡en el alma siempre llevo
encendida el alma mía!.
8.-
Julián
Y es amor fuego tenaz
y ansia y congoja tan fiera,
que no hay, Teresa, manera
de que yo goce de paz.
Es pensamiento que audaz
todo el pensar me domina,
y sueño que me fascina,
y encanto que me seduce,
y estrella que me conduce.
Y hasta sol que me ilumina.
10.-
Julián
Es que en el pecho han nacido,
con pensamientos de amores,
tantos sueños, tantas flores,
tanto vigor comprimido,
que al cabo en paz he vivido
con la vida que me arredra:
es que creciendo la yedra
al tronco y muro se prende,
Y ¡en luz de amores enciende
tronco, arbusto, sol y piedra!
11.-
Teresa
Incendio vivo y fugaz
pinta aquí vuestro amor ciego:
si os lo extingue todo el fuego
abrasador y voraz,
restos para amarme en paz
del fuego no habrán quedado
y ¿qué he de hacer, malhadado,
si el fuego arrecia y atiza,
con un galán Don Ceniza
consumido y chamuscado?
12.-
Julián.
Verdad es ella, que el fuego
de vuestros ojos me abrasa,
y todo prende y arrasa
la antorcha del amor ciego;
pero es lo cierto que luego,
Fénix, renace el amor,
y de un campo sin verdor
hace un raudal de fortuna,
y de un sepulcro, una cuna,
y ¡de una piedra, una flor!
13.-
Julián
Es fama que a un cementerio
llegó un sabio cierto día,
afirmando que no había
tras de la tumba misterio.
Un ser blanco, vago y serio,
a la tumba se acercó:
“amor, amor”, pronunció
con triste voz quejumbrosa
y al punto alzóse la losa,
y el muerto resucitó.
14.-
Teresa
Quedar debió el sabio inquieto,
porque así yo me quedara,
si me hubiera cara a cara
con un galán esqueleto.
Vuestras historias respeto;
pero pensad, Don Julián,
que si tan tétricas van,
de buscar habré un conjuro,
porque ya pone en apuro
tanto hueso por galán.
15
Teresa
Amador como el doncel,
prendado de su misterio,
trae consigo un cementerio
para prendarme con él.
Y no le basta al cruel
para decir que me ama,
fuego doquiera derrama
por donde al paso detiene,
y cuando a verme se viene,
viene convertido en llama.
CUANDO ME PUSE A PENSAR
Cuando me puse a pensar
la razón me dio a elegir
entre ser quien soy, o ir
el ser ajeno a emprestar.
Mas me dije: si el copiar
fuera ley, no nacería
hombre alguno, pues haría
lo que antes de él se ha hecho:
Y dije, llamando al pecho,
sé quién eres, alma mía.
A BORDO
Vela abajo, mozo arriba,
acá el roto, allá el peñasco.
Ido el sol, recio el chubasco,
y el barco, no barco, criba.
Gigante el viento derriba
los hombres de las escalas;
desatadas van las balas
rodando por la cubierta,
y yo, en medio a la obra muerta,
vivo, de mi hijo en las alas!
BAILE AGITADO
(Versión en décimas)
En esta sala vacía
hubo fiesta y gala anoche,
y en la puerta, mucho coche,
y en todo, grande alegría...
¿Qué es esto? De encajería
fina está todo bordado:
es un pañuelo manchado
de sangre con gruesas gotas;
cuando así a los labios brotas,
corazón, cuán lastimado!
Y esto? Labor (...)
no ora la dama sencilla;
es la olvidada varilla
de un destrozado abanico.
Aún cruje el paisaje rico:
aún estalla la crujiente
seda, por la mano ardiente
de una celosa oprimida,
que la quebró, como a erguida
caña la airada rompiente.
Y esto? como sierpes muertas
acá y acullá se tienden,
bajo las sillas se extienden,
y asoman bajo las puertas:
Estos rastros, estas yertas
muestras ya descoloridas
de miserias escondidas
entre celajes azules,
¿son restos de encaje y tules,
o son, ¡ay!, alas caídas.
Y esto? En mesilla apartada
de la antesala lujosa,
descansa en fuente preciosa
la champaña evaporada:
Dos copas, de regalada
labor, de cristalerías
joya y espejo, allí frías
posan, y turbias, y mudas:
¿Qué son? Pues no caben dudas:
Ay! son dos copas vacías.
Y esto? Perniles roídos,
y servilletas manchadas,
y frutas medio gustadas,
y ramilletes perdidos.
Rizos y bucles caídos,
broches, lazos, alfileres;
todos los ricos enseres!
Todo el polvo de los hombros!
Todo postre, todo escombros
del honor de las mujeres!
A ISABEL ESPERANZA BETANCOURT
Quieres mis versos tener,
¿qué versos te ha de decir
quien queda por verte ir
sin lira ya que tañer?
¿Versos? Pues con ser mujer
y nacer de quien naciste
flor, estrella, verso fuiste
delicado, casto, airoso,
más que el cantar querelloso
de un hombre pálido y triste.
¡Oh, lago! que apenas riza
de mayo el terral primero,
¡y queda en ti prisionero
del encanto que lo hechiza!
No sabes cómo suaviza
la vida recia, el hallar
niña que sabe llorar
las penas propias y ajenas;
vale más consolar penas,
niña, que saberlas dar.
No sabes qué deleitosa
paz se esparce en nuestra vida
cuando halla el alma vencida
una niña pudorosa;
cual mira la primer rosa
el que vuelve de la guerra;
cual si el misterio que encierra
el cielo se abriese al bardo;
¡cual si el aroma de un nardo
llenase toda la tierra!
Y se me va ya el frescor
de alba y el lirio pascual;
y aquel hermoso rosal
¡todo gala y todo flor!
prendada de tu candor,
mal su pena el alma doma;
y cuando la vela asoma
que ha de llevarte a otra tierra,
¡Ay! ¡me parece que cierra
sus alas, una paloma!
A JUAN BONILLA
Mi querido amigo Juan:
He puesto ahora mismo el nombre
de usted como ejemplo de hombre,
en unas cartas que van
camino al cayo, y dirán
el constante Cayo Hueso
que en esta angustia y exceso
de oficio que ahoga mi vida,
por lo noble no lo olvida
su amigo: ni olvida el $1.00.
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Mayra Hernández -
Mayra