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En Justina Durán los siglos son flores

En Justina Durán los siglos son flores

 

Por Graciela Guerrero Garay    Fotos: Cortesía de la Familia

Sus ojos me recuerdan los manantiales cristalinos donde me bañaba en la finca del abuelo, allá en el recodo del río y con miles de pececitos que creíamos poder atrapar con las  manos. Es difícil concebir que tenga 105 años y responda su fecha de nacimiento con picardía y goce: “el 28 de mayo de 1910”.

Justina Durán Pileta es poesía en sí misma. No se trata de contar la alegría de sus recién cumplidos 105 años ni disfrutar de esa vitalidad que muchas veces nos falta a quienes, todavía, la vida nos resulta poca pero sentimos como una pesada carga.  Su natal Baracoa y el barrio “Cuchilla de Gallina” le devuelven con la memoria del esposo sus olores campesinos en la siembra de frutas, viandas y la recogida de cacao.

No olvida. Mientras cuenta siente el sonar ininterrumpido de la máquina de cocer y revive lo aprendido de sus padres Rufino y Domitila,  quienes murieron de 114 y 100 años, respectivamente. Aunque comía mucho bacalao y mabinga, la sopa de pastilla de ácido glutámico (1), el pan de boniato, los buñuelos y el guanimo estaban en sus platos preferidos y los elaboraba con amor y sazón.

HISTORIA CON LA HISTORIA

Justina es una rebelde. Puede que por ahí ande el secreto de su longevidad y el poder genético del árbol familiar. Su Cartera de Identificación de Pensionado del Ejército Libertador es algo muy especial entre las tantas fotos, algunas amarillas por el tiempo, que atesora de la familia y de sí, muchas de las cuales están muy pegaditas al amor de sus siete hijos, 41 nietos, 74 bisnietos y 36 tataranietos con los cuales comparte el cake de este cumpleaños y los anteriores.

“Mi casa en el 1958 fue un campamento y el otro estaba a un kilómetro, en la casa de mi hija mayor”, dice y su silencio lo rompe la hija con la cual vive actualmente en la calle Antonio Gómez número 11, en el Reparto Buena Vista, de esta ciudad de Las Tunas.

“Mi hermana les lavaba la ropa a los rebeldes que estaban albergados – recuerda la menor de sus retoños -. También les cocinaba y planchaba y yo ayudaba, aunque era la más pequeña. En las noches, nos reuníamos a cantar el himno y ese carné se lo entregaron al triunfar la Revolución. Allá en el barrio fue fundadora de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR). Activa y muy responsable siempre. Desde 1998 vive aquí con nosotros porque el hermano mío y su esposa no tenían condiciones para atenderla”.

LOS AÑOS NO PESAN TANTO

Las fotografías estuvieron siempre en sus gavetas. Desde la que recoge la imagen del padre, hasta la más reciente de los 105 años, fiesta a la que fue el barrio entero y le enseñó a muchos que vivir es lindo y “entre más, mejor”, como dice Justina, quien todavía baila, conversa y tiene una excelente desmemoria para las enfermedades que padece.

Ninguna la limita de disfrutar cada sol mañanero ni salir del brazo de su hija para ver la “nueva Delegada del Poder Popular”.  Le gustan “las gangarrias” (prendas), no acepta de ningún modo ponerse una ropa descocida o estrujada y menos que la vean desnuda. Se niega a tomar un vaso de leche sin azúcar, mientras tiene predilección por el pollo y la carne de cerdo asada, con algún que otro refresco.

¿Enfermedades?... Bueno, es hipertensa, cardiópata, diabética e hipotiroidea, pero ella está “cañón” y huele a flores, presume y lleva su centuria feliz, tanto que ahora mismo quiere que los tuneros la vean en el periódico y el mundo entero sepa que los años no pesan, se agradecen y comparten con quienes ama y la aman.

¿Secretos?.... llevar la vida sin quejas, trabajar mucho y cantar…siempre cantar. Es una suerte de himno que el universo devuelve con buenas energías. ¡Y ella está aquí para ponerle el cuño!

 

(1)   Potenciadores del sabor: En este grupo están los dulcificantes, algunos de los ácidos antes mencionados, extractos naturales de frutas e hierbas, y compuestos sintéticos que imitan los sabores naturales. Aparte de éstos, hay otros compuestos que se emplean para mejorar el sabor de los alimentos sin aportar su propio sabor, como el ácido glutámico y sus sales (sobre todo el glutamato monosódico) y los derivados del ácido nucleico. (Tomado de Microsoft ® Encarta ® 2009. © 1993-2008)

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