Poner en producción la tierra es voluntad imperiosa en Cuba
Por Graciela Guerrero Garay
Con la entrada en vigor en diciembre del Decreto Ley 300, Cuba ratifica su voluntad de poner en producción cada pedazo de tierra estatal ociosa, a la vez que confirma el cumplimiento de los Lineamientos 6, 10, 178, 187, 197, 189, 198, 206 y 294 aprobados en el VI Congreso del Partido, en consecuencia con el también arraigado sentimiento de la nación de perfeccionar la sociedad y el proyecto socialista con todos y para el bien de todos.
Garantizar la seguridad alimentaria del pueblo, en tiempos donde se disparan aceleradamente el precio de los cereales y demás productos en el mercado internacional, es la esencia que mueve las transformaciones de este tipo que acontecen en la Isla, que otra vez vuelve a mirar su sector agrícola lacerado por los azotes del huracán Sandy, el que dejó serias afectaciones en el oriente del país esta semana, en tanto llueve con intensidad hace días en todo el archipiélago.
El nuevo Decreto refleja con mayor acierto la integralidad del proceso y las experiencias acumuladas, y delimita las funciones empresariales de las estatales al momento de evaluar la entrega de tierras a los usufructuarios, quienes podrán solicitar hasta cinco caballerías (67,10 hectáreas), dos más que las establecidas en el 259 vigente, que se deroga el próximo 9 de diciembre al entrar en vigor el actual, el cual se apoya en un cuerpo de normas jurídicas complementarias.
Las personas naturales y jurídicas pueden adscribirse a esta tenencia y explotarlas entre 10 y 25 años, en ese orden, con derecho a prorroga por igual tiempo cada una si así lo deciden, todo mediante contrato y no convenios como hasta ahora.
Esta voluntad de poner en producción los terrenos ociosos se evidencia igualmente en el hecho de que las tierras se autorizan también para cosechar frutales y forestales, renglones que necesita con fuerza el país para cumplir las demandas actuales e incrementar su patrimonio boscoso y maderable, que en los últimos años ha recibido un fuerte azote de los fenómenos meteorológicos y las quemas, ya sea por la continuada sequía o negligencias humanas.
Este Decreto –Ley abre, sin dudas, un horizonte bastante previsor y perspectivo para Cuba y los cubanos, se ajusta más a la realidad transformadora de ideas, proyectos y políticas en que la nación se mueve hacia el futuro y su perfeccionamiento, bajo el amplio prisma revolucionario que abarcan los Lineamientos y la visión socialista que los engendra y distingue.
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