Arroz en Cuba: Imperativo por la economía
Por Graciela Guerrero Garay
Para más del 90 por ciento de las familias cubanas el arroz es un plato esencial de la alimentación diaria. Para muchas, si falta, pueden tener manjares que sienten que no “comen”. De aquí que la sustitución de importaciones del cereal sea un reto inaplazable entre los objetivos de los agricultores cubanos, más cuando este producto se considera “flojo” y en los dos últimos decenios el comercio mundial se ha mantenido fluctuante y con una tendencia a permanecer altos su precio.
Una información general de la FAO indica que “el doble revés de los precios altos de los alimentos y la desaceleración económica ha empujado a otros 115 millones de personas hacia la pobreza y el hambre. En 2009, el número total de personas hambrientas en el mundo alcanzó el millar de millones…Sin embargo, la fuerte subida del precio de los alimentos experimentada recientemente podría traducirse en un nuevo aumento de esta cifra”.
La Isla importa una considerable cantidad de todo lo que consume y no escapa – como reseña la FAO- a estar en la lista “de los más pobres del mundo que ya dedican entre el 60 y el 80 por ciento de sus escasos ingresos a los alimentos”, más cuando el cruel bloqueo económico impuesto por los Estados Unidos le obliga a encarecer las gestiones elementales para suplir las necesidades de la población, ya sea tarifas arancelarias, distantes fuentes de abastecimientos o trabas para realizar contratos más factibles, entre otras grandes dificultades que tensan diariamente su afectada economía.
A mediados del pasado año, efectivos del Instituto de Investigaciones de Granos en Cuba destacaban que el primer reto es producir lo que necesitamos y, aunque se han incrementado las áreas de siembra en los últimos tiempos, todavía falta muchísimo para que sea visible todo el esfuerzo que se realiza, pues el país importa el 60 por ciento del arroz que consumen los cubanos, calculado en algo más que 600. 000 toneladas y con un promedio de 11 libras per cápita mensual, que arrojan 60 kilogramos anuales.
Las aspiraciones de alcanzar el año próximo hasta un 56 por ciento del abastecimiento con producciones nacionales no es una utopía. Desde el 2009 el Programa de Arroz del Ministerio de la Agricultura anda tras ese empeño y en Las Tunas, por ejemplo, hay Cooperativas como la Gonzalo Falcón, enclavada en Dumañuecos, de la municipalidad de Manatí, que con unas 80 hectáreas, mantiene el liderazgo allí y lograron una productividad cercana a la media nacional, de 3,8 toneladas por hectárea, en tanto laboran para abastecer la demanda de la canasta básica local.
De manera general, el sector agrícola acepta el desafío de trabajar para ahorrar unos 120 millones de dólares, que se invierten en la compra de alimentos y que de materializarse en el actual 2012 representarían, en arroz, granos, leche y otros renglones, dejar de importar 206 toneladas de productos. La Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) anunció que los precios deben seguir altos y de aquí que el Parlamento Cubano priorice, entre los Lineamientos Económicos, el uso de las tierras ociosas y la eliminación de entidades intermedias que frenan la eficiencia y otros males internos existentes en la comercialización.
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