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Señoras de las cuatro décadas y más…

Señoras de las cuatro décadas y más… https://www.youtube.com/watch?v=dj9Xq3xZEKo

 

 

Por Graciela Guerrero Garay      Fotos: De la Autora

 

Y pisadas de fuego al andar. Su figura ya no es la de los quince. Pero el tiempo no sabe marchitar. Ese toque sensual….

La entrevista publicada por el periódico Granma a la doctora y especialista en Endocrinología, Daysi Navarro Despaigne, me levantó la tapa del recuerdo y la canción de Ricardo Arjona, entre las inquietudes, danzó ante mis ojos. No era la primera vez que el tema del climaterio estaba entre las conversaciones de amigas y sentíamos que algo había que hacer, pero al final, nos rendíamos ante la realidad: una etapa bien difícil e incomprendida.

Escribo y todo se atropella. Mireya dice que su esposo y las hijas le pusieron el cartelito de “peleona”. María Elvira no puede con los calores y la sudoración.  Ana Bertha está cansada. Hasta la mosca en la pared se vuelve un elefante ante “lo mismo de todos los días”. Por dentro, cada quien a sus modos, sabe que debe rebelarse y no dejar que les roben la autoestima. Es hora de ocuparse un poco de sí mismas. ¿Cómo?, si ahora todos exigen más, en la casa y el trabajo.

La doctora Navarro dio la definición que estaba ahí y no supimos atrapar: “A esta edad son como las directoras de orquesta de la casa”. Se refería a las cubanas en la edad media de la vida, y a  las que muchas veces “se olvida” desde el punto de vista social, argumenta y puntualiza que “con frecuencia nos centramos en las adolescentes, o en las adultas mayores, luego de las seis décadas de vida, pero a las mujeres entre los 40 y 50 aún necesitamos focalizarlas más”.

El problema  es ese, pienso mientras repaso la entrevista realizada por mi colega Lisandra Fariñas Acosta.  Navarro, quien es experta en climaterio y menopausia, quitaba el sarcasmo a nuestras dudas. El climaterio no es una enfermedad, es una etapa fisiológica. Sin embargo, tal como indica la doctora, “a menudo se habla de la mujer que envejece como si ese proceso sucediera solo durante este periodo, cuando en realidad uno envejece desde que nace”.

SOBRE LA ALMOHADA

No sabe si reír o llorar, solo me confiesa que está obstinada de que ya la quieran tirar “pa̕  el montón”. Necesita ternura y ni se lo explica a sí misma, porque siempre fue dueña de sus actos y bien fuerte. Algo se le escapa de las manos. Anda achacosa y desmotivada.

Decide ir al médico. Nada de alarma, definitivamente ya está vieja como la mofan en casa. Otra amiga me cuenta algo parecido. Su compañero entabla cierta competencia de “facultades”, cuando es 15 años mayor que ella. Los hijos y nietos no pierden oportunidad para contarles las nuevas arrugas o criticarle el maquillaje.  Llegó la menopausia y se llevó todo.

Empieza a culparse. Cuando reviso mi agenda se multiplica su culpa y  ella cobra figuras infinitas. Hasta creo que encajo en algún molde.

SEÑORAS…

No hay porqué autolastimarse ni dejarse provocar. La doctora Navarro Despaigne  es clara cuando señala que tras la ausencia de la menstruación – una de las manifestaciones clínicas de este proceso natural- suceden otras como el déficit estrogénico, el cual ocasiona síntomas agudos en dependencia de su aparición gradual o brusca. Al respecto destaca que “pueden llegar a ser muy molestos e incluso interferir con el ritmo y la calidad de vida de la mujer que los sufre”.

Según la especialista estos se dividen, para su estudio, en circulatorios – los sofocos y palpitaciones de María Elvira-; sicológicos (irritabilidad y labilidad emocional);  genitourinarios (sequedad vaginal, incontinencia urinaria);  y los  generales, como dolores musculares y decaimiento, a los cuales se agrega un incremento de las enfermedades crónicas. Concluyo que Mireya no pelea por así no más. Tampoco nadie está “viejo”. Es un cambio biológico.

Para la doctora, las de “40 y más” se descuidan y olvidan chequearse periódicamente, incluso no se realizan el autoexamen de mamas ni la citología, con el consiguiente peligro que aparezca la enfermedad y se pierda la posibilidad del diagnóstico temprano.  Sin embargo, reconoce que en esta etapa se suma una sobrecarga de roles, como la supervisión de los nietos y ancianos, y les toca mantener, por lo general, el equilibrio generacional en la familia, influyendo de manera negativa sobre su autocuidado.

… ES MEJOR…

Julia la O se ríe de sus antiguas compañeras de estudio. Hace de lo que llama “su verdadera juventud” un santuario. La menopausia decidió acompañarsele de una diabetes y no siempre tiene el cuerpo bueno – dice risueña y jaranera como es -, “pero el espíritu no lo pierdo. Monto bicicleta, camino, bailo y muchas veces me olvido de la dieta. Siempre estoy inventando algo con que sentirme bien. Lo demás que espere”.

Siento que ese sentimiento de autoestima propio, en una etapa difícil y de cambios para la mujer, fue la esencia del mensaje trasmitido por la endocrina Daysi Navarro, desde su condición de experta, en el contexto del  XVI Congreso de la Sociedad Cubana de Ginecología y Obstetricia y el VI Congreso de la Sociedad Cubana de Climaterio, celebrado el mes pasado en La Habana.

Es mejor ponerle vida a los años, al decir de Ricardo Arjona. Estereotiparse, dejarse llevar a caminos violentos, sociales y familiares, nada que ver con los cuarenta y más. Hay juventud y experiencia para disfrutar del  paraíso. ¿Feminismo?, no. Coraje de mujer. Focalizarse, primero, desde dentro de nosotras mismas, porque el asunto todavía está inconcluso. Es una arista de esa lucha de géneros que aflora, muchas veces con labial bonito, en sociedades machistas como la nuestra.

 

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