A propósito de un blog llenito de cucarachas
¿Será siempre cómplice el silencio?
Por Graciela Guerrero Garay Foto: Tomada de Blogueros y Corresponsales de la Revolución
Era mi amigo Dago – compañero de infancia- quien traía aquello de que las cosas no eran importantes. Las hacía uno. Y esa era su justificación para enfrentar los celos de la novia con alguna chica de la escuela. Su observación era una reproductora: “yo no me había fijado en esa muchacha, pero ya que lo dices…”
Leyendo los justos, objetivos, razonables y bien argumentados análisis de mis colegas sobre el último premio recibido por la bloguera anticubana Yoani Sánchez me acordé de aquellos tiempos mozos y la réplica de Dago. Es muy difícil que no se levanten ronchas al leer sus escritos. No hay que ser revolucionario, ni militante, ni de la más reacia izquierda. Solo hay que tener vergüenza y ser cubano, con la ética que tiene que tener cualquier ser humano ante su nación.
Es ridículo, desde cualquier ángulo, el profesional, el estético, el moral y el político. Y es comprensible que la tolerancia de un buen cubano se esfume ante tanto premio y tanto cacareo. Pero siento que lo hacen justamente por eso, para que nos indignemos y hagamos contrapartida, la ataquemos y le demos un realce que no merece ni aquí ni allá.
Por eso me pregunto… en este caso de tanta miardolina consciente y mal intencionada, ¿el silencio será cómplice? ¿Es más productivo que se tome su propia sopa amarga o hacerle contracorriente? Hay cosas y cosas, claro. Sus cucarachas se cuidan de pisar terreno minado. No hay que ser experto para percatarse de la “veracidad de su periodismo callejero”. ¿Acaso no es evidente que desde la Universidad de Columbia, Estados Unidos, en el galardón María Moors Cabot, viene el otro venenito convoyado?, tal como se nota en todos los que han llegado de Europa y de quienes la alaban, según sus propios testimonios.
¡¿Qué heroína es esta, qué patriota, que pide donaciones para seguir su proyecto? ¡Vaya prospecto de sacrificio este! Ya la gente no es tan ingenua para pensar que en pleno siglo XXI los auténticos son los que piden para dar. Muchas manos sucias están sueltas en las paredes del mundo. El verdadero, para cuanta cosa terrenal existe, hace y no canta, da y no pide, no se anuncia, deja que lo descubran y si lo ignoran, es feliz porque está bien consigo mismo y al menos cree que se esfuerza en algo valedero.
Cuba no tiene que darle explicaciones a nadie. Esos se han creído muchos y hasta pienso que nos hemos dejado arrastrar por su juego macabro. Los cubanos estamos vivos y la mayoría vivimos muy orgullosos de ser cubanos, CUBANOS, aunque estemos insatisfechos de miles de cosas, como todos los seres humanos. Es la naturaleza del ego. Muy pocos, incluso en esos propios Estados Unidos, son plenamente felices con su realización. Lo dice la vida misma y hasta la dialéctica. Es la transformación de la materia. La pauta para la búsqueda, el avance.
Los cubanos sabemos que nuestra obra no es perfecta, pero sí que es mucho mejor que el neoliberalismo, el fascismo, el imperialismo, el terrorismo y el guerrerismo. Tal es así que ahora mismo, un domingo de octubre, la gente parece hasta ignorar que estamos en alerta epidemiológica. Y no es por falta de preocupación o irresponsabilidad. Es por una garantía sanitaria y médica de medio siglo. Por primera vez en la historia de la Revolución se enfrenta una pandemia. Y no hay pánico, todos van al trabajo, a la escuela, a sus rutinas cotidianas. Hay información, seguridad, confianza, solidaridad.
Aquí en mi ciudad de Las Tunas, con unos 34 casos confirmados, todo el sistema está listo para las contingencias. Y conste, somos una de las provincias que está marcada por un subdesarrollo crónico antes del triunfo de enero, y con el socialismo – con todas esas dolencias que enuncia la bloguera de marras como el fin del mundo y las únicas del planeta al parecer – somos hoy lo que no fuimos ni con los indios, ni con los españoles ni con los americanos. Eso lo sabe Yoani, la disidencia, la mafia de Miami, el gobierno de Estados Unidos y hasta las gaviotas que se van y vienen con el verano.
Pero, ¿si no hacen ruido de qué cuento viven? ¿Si no le hacen el boomerang a los contrarrevolucionarios, de dónde sacan los dólares o los convertibles cubanos? Hacer música para escuchar el eco. No dudo que toda esta gente, si todavía tiene algún pigmento humano hasta les de nauseas entregarle un “don” a Yoani, pero es más fácil, más conveniente, hasta sabio en estos tiempos de crisis imperial y despertar latinoamericano arreguindarse de la colita por si acaso, que reconocer que en Cuba con blog Generación Y y sin Generación Y se avanza, no se deja sin empleo a la gente, se incrementan los salarios y nadie se ha muerto porque el premiado sitio diga que en La Habana coger una guagua es atravesar el Niágara en bicicleta.
Aprecio altamente la honestidad de pensamiento y, tal como ahora escribo estas líneas, creo en su justo derecho que le digan a la cara, con toda valentía, lo que se siente al respecto, ya sea por colegas o cualquiera de nuestros paisanos. Empero, me inclino por la indiferencia, la ignorancia y los dejaría a ellos con su estiércol hasta que se cansen… porque el cuento de Yoani no se lo cree ni ella misma… ¿por qué no se va si es tan infernal vivir en su “Habana”? ¿Si la estiman tanto sus amigos y si quiere ayudar tanto a su país por qué no pide donaciones para los niños que tienen cáncer y justamente los Estados Unidos le niegan y encarecen el costo de las medicinas?
A “patrióticas” así yo le fleto un caimán sin regreso hacia el desierto de Sahara, con una Pentium portátil y cargador solar, para ver pues de qué escribe. Hay humanos tan cínicos y anémicos que no dudo de que se le ocurra pues patalear por un helado en Coopelia o una brisita meridiana de esas que entran por el malecón habanero. Y con toda dignidad le enviaría un oasis de silencio.
1 comentario
javier -
lo e pegado en http://elquepiensagana.blogspot.com
con el consabido credito
tambien e pegado esta pagina en enlaces permanente de blogs cubanos
felicitaciones
abrazo solidario desde cali colombia