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Las tierras en Cuba incrementan sus olores de mujer

Las tierras en Cuba incrementan sus olores de mujer

Por Graciela Guerrero Garay

El desempeño de las mujeres campesinas en las labores esenciales de las cooperativas de producción agropecuaria y las de créditos y servicios crece en Cuba, en la medida en que se materializa el acuerdo del X Congreso de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) de integrar, en los colectivos de este tipo, no menos de 23 de ellas, donde existan las condiciones idóneas.

Estos avances tienen relación directa con la implementación de una estrategia de género en diferentes bases productivas del país, donde un proyecto de la Asociación Cubana de Producción Animal (ACPA), junto a dos organizaciones españolas, mediante la superación y el desarrollo de capacidades promueve el avance integral de la mujer de campo, a la vez que busca eliminar barreras para llevarla al liderazgo en el sector y transformar sus vidas, sin ser un apéndice del hombre.

De esta línea de trabajo quedan acciones positivas como las Jornadas de la Mujer Rural, efectuadas en el 2011, con invitadas de siete países y un centenar de campesinas nacionales, así como la buena marcha del plan de la ACPA en las provincias de Mayabeque, Camagüey, Granma y Las Tunas, y el municipio especial Isla de la Juventud.

Ejemplos de los resultados de las féminas en el sector agropecuario igualmente lo ilustran las tuneras, que actualmente representan alrededor del 14 por ciento de la fuerza laboral de las cooperativas de producción y las de créditos y servicios y, aunque no es el número a que se aspira, sintetiza los avances obtenidos pues hace meses atrás apenas llegaban al nueve por ciento.

Otro detalle del fortalecimiento de la inserción de las cubanas a la ANAP es la incorporación en los últimos siete años de unas 33 mil 413 campesinas a la organización, que fomenta la formación de empleo para que puedan cubrir sus necesidades y garantizar su desarrollo, a la vez que encuentran espacio en la mini industria y los talleres artesanales como en las ramas pecuaria, forestal y de frutales.

A pesar de la rudeza del trabajo agrícola, las mujeres de la Isla miran la tierra y la riegan con el perfume del sudor cotidiano y cada vez son más quienes deciden solicitar, independientes, con el esposo o la familia, tierras ociosas en usufructo gratuito y hacer allí nuevos proyectos de vida, hecho que en este Balcón del Oriente de Cuba se traduce en unas mil 420 involucradas en estos menesteres en las ocho municipalidades del territorio.

 

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