Por estos días de Girón y primavera en Cuba
El domingo volverán a llenarse las urnas
Por Graciela Guerrero Garay
Acabo de “rastrear” muchos estados de opinión que sobre Cuba navegan por Internet. En mi blog dejaron algunos muy “interesantes” en un artículo titulado Carta Abierta… Es como para convidar a un gran fórum y ponerlos por los altavoces. No por lo que dicen, sino por lo que esconden. Como no pueden evadir ni quieren reconocer los logros revolucionarios, tratan de imponerle al cibernauta la imagen de que este país es todo un caos por los cuatro costados.
Odio visceral. Nada bueno sucede en el archipiélago para los contrarrevolucionarios y serviles de la gran prensa. Mas de lo mismo, confirmando con creces la crudeza y la intencionalidad injerencista y divisionista de la campaña mediática que hay contra nuestro país. Una manipulación muy “inteligente” de la verdad. Pero, para que sigan los remordidos comiéndose sus bilis, los millones de cubanos que somos hoy el pueblo de esta Isla no estamos confundidos, mucho menos sentimos los derechos humanos pisoteados y asimilamos muy bien los conceptos dialécticos del cambio, el único que se pide desde la máxima dirección: mejorar la sociedad con y para la Revolución.
Siempre hemos crecido en 50 años. Pudiéramos estar mejor, no hay dudas, pero la espada de Damocles ha estado ahí, tal cual es: un águila imperial y hambrienta, una mafia contrarrevolucionaria bien pagada, un bloqueo económico cruel y objetivo, una amenaza de agresión constante. Estos días de primavera en Abril nos los recuerdan con sus tanques de guerra y sus aviones de muerte. Es brutalmente cierto que jamás aceptaron la victoria y la declaración de Fidel Castro de convertir a la nación en el Primer Estado Socialista de América. No lo perdonan.
Como tampoco reconocen que, sin ser perfecta ni andar todo bien, Cuba y sus cubanos dan a diario una lección de moral y confianza al mundo entero y que resurgimos como el ave Fénix ante las circunstancias más atroces. Vuelvan la mirada a lo que quedó en pie cuando los huracanes de la temporada del 2008 la partieron en dos. Todavía hay familias que no recuperan totalmente sus viviendas, pero no andan como los sin tierra de Brasil, ni como los nómadas de África. Tampoco como los mendigos que pululan por toda Latinoamérica y en los propios Estados Unidos.
Los que todavía están en albergues o casas de familia, a fuerza de ser miles los afectados por estos fenómenos naturales, reciben con garantía lo mínimo indispensable para seguir el rumbo de sus vidas. Y sus casos no son expedientes cerrados. Nunca. Una parte importante de los pocos recursos disponibles se destinaron a reconstruir la infraestructura social y económica destruida de un amanecer a otro. Incluso, las ayudas solidarias, muchas por cierto, no alcanzaron para tanto. De eso se dio vista que hizo fe por todos los medios de comunicación. El mundo lo vio en tiempo real.
Las urnas se llenarán este domingo 25 que se acerca. Y nadie irá a votar con miedo por sus delegados o empujados por la policía política, como les suelen llamar a los miembros de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) quienes levantan ideas para desacreditar el proyecto cubano y romper la unidad latinoamericana. NI un solo oficial anda jamás por los alrededores. Las urnas las custodian los niños, con sus uniformes escolares y sus atributos pioneriles. Es voluntario el desfile de personas que ejerce su deber y derecho lectivo. Ha sido así y así será en estos días de Girón y primavera.
Raúl Castro lo dijo con absoluta certeza en el IX Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC): Cuba no teme a la mentira ni se arrodilla ante presiones, condicionamientos o imposiciones, vengan de donde vengan, se defiende con la verdad, que siempre, más temprano que tarde, termina por imponerse.
Sigan los mismos con lo mismo. NO somos una sociedad perfecta, pero sí decidida a convertir en logros nuestras debilidades y errores. Decidido está por los cubanos que aman y construyen. Esos cuentan porque son mucho más que los que restan. Cuba, con la consigna invicta de Girón, Patria o Muerte, será siempre el Faro de América Latina.
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