Cuba: X Aniversario del Programa Trabajadores Sociales
Armar el rompecabezas del alma
Por Graciela Guerrero Garay Fotomontaje: Chela
Ese ejército creado por Fidel Castro que son y serán siempre los Médicos del Alma cumple su primera década. Los Trabajadores Sociales, muchachas y muchachos empinados sobre sus talones y su juventud, monte adentro, por barrios periféricos, por las ciudades, por las zonas donde la justicia de la Revolución llega con fuerza pero sin romper la dermis del enquistamiento de viejos problemas…
Descubrir que hay más allá de la apariencia, diagnosticar, encausar, tramitar necesidades, identificar los conflictos sociales y sacarlos de la modorra de la conformidad, la negligencia, el descuido o el abandono, familiar o social, es la misión de estos grupos radicados en cada uno de los municipios.
La provincia Las Tunas es un reflejo de esa amalgama de maravillas humanas que afloran en estos 10 años tras el paso y el toque en cada casa de los Trabajadores Sociales…He aquí la esencia de esta humana y hermosa misión en la provincia balcón del Oriente de la Isla…
Estará ahí siempre con su incapacidad motora y la ausencia definitiva de mamá, pero ya nada será igual para él desde que Lourdes Hernández Torres tocó la puerta de su casa. Cinco años han pasado desde entonces y el olvido no puede ganarle a la verdad ni al sentimiento de gratitud recíproca. Es esa mezcla de amor, dolor, solidaridad, humanidad y complicidad compartida que aflora cuando los caminos buscan luz en los rincones del alma.
Es un niño y un padre. Una familia mutilada por esas olas salobres y bien fuertes que desgarran de repente el ropaje de la vida. Es también la certeza de que las cosas que no pueden transformarse tienen, de muchas maneras posibles, una esperanza propia que las trasmuta para bien si se encuentran las raíces y se abonan, con razones y acciones que alivian los pesares humanos más allá de lo material y lo visible.
Lourdita – como le llaman cariñosamente – sintió este impacto emotivo desde que salió a caminar por las comunidades para hacer su labor de Trabajadora Social. Hoy, a una década de aquel la primera vez, el sano orgullo de alimentar con afecto y perseverancia las penas existencialistas de cientos de personas, sin límite de edades, carencias y realidades concretas, vuelve a nublarle los ojos. Es una tarea hermosa, sensible y responsable para quien, muy joven aún, empezó a madurar entre las cruces que unen y separan al destino y la justicia.
En el Consejo Popular número 18, del municipio Las Tunas, hace sus memorias cotidianas. No olvida, empero, cada minuto de trabajo y menos el momento en que cargó por vez primera a ese niño huérfano al momento de nacer, con varias deformaciones congénitas que le callaron la voz y le obligan a comer todo licuado, entre otras limitaciones motoras. La alegría del pequeño con sus visitas, el televisor, la batidora, los alimentos para paliar la desnutrición. Es eso más que todo, el alma. Tocarla, para que la soledad no se adueñe del espíritu y el hombre se crezca y fortalezca, luche y avance desde su oscuridad, desyerbe malezas, se levante y eche a andar.
“Cumplí mi primera misión en Octubre, que fue llamada 26 de Julio y consistía en trabajar en las pistas de gasolinas, la realicé en La Habana. Estuve allí siete meses y recaudé en un mes el doble de lo que hacían en un año – cuenta -. Seguida de esa misión me fui para el Tercer Frente en Santiago de Cuba, donde teníamos que cambiar refrigeradores. Mi tercera y última misión fue llamada Puestos Claves, en Instituciones que tuvieran un alto consumo de combustible y energía eléctrica. En estos dos años, también tuve grandes logros y mucha experiencia humana. Desde entonces he trabajado en la Revolución Energética y en el Consejo Popular”, afirma con esa sonrisa que descubre su sencillez y espontánea manera de querer lo que hace.
Es locuaz cuando me dice que “en estos diez años que vamos a cumplir como Programa hemos demostrado cierta madurez y responsabilidad, pues realizamos un trabajo que muchas personas piensan que no es necesario, y otras no lo podrían asumir por la falta de sensibilidad y amor. Emprendimos una tarea que nos fue difícil, la Revolución Energética, pero no por eso la rechazamos, sino que dimos el paso al frente y la cumplimos hasta donde pudimos”, destaca y argumenta:
“ Algunos compañeros nuestros no hicieron bien su desempeño y tuvieron ciertos problemas, pero si tiramos un balance de lo bueno y lo malo que hemos hecho creo que tenemos merecido ese reconocimiento que sentimos por todo el esfuerzo realizado para llevarle hasta la puerta de su casa el amor y respeto que la población merece”, redunda esta muchacha decidida que un 10 de Septiembre decidió apostar por los sueños que el Comandante en Jefe puso a volar sobre el país: ser médicos del alma para que la justicia social sea bandera de una Revolución que multiplica ideas para que los más necesitados tengan , al menos, esa paz interior que transforma la vida por muy duros que sean los problemas y por muchas que parezcan las demandas materiales.
PASOS SOBRE PASOS
La Batalla de Ideas es una guerra hermosa. Quizás imperceptible porque el arma esencial está invisible. Solo se muestra allí donde el dolor es callado e invencible, donde la necesidad simula un monstruo que margina y acorta el día a día. Creencias materialistas que estos tiempos recrudecen a fuerza de tanto consumismo y códigos rotos a nivel global, como si el espíritu y el humanismo fueran fantasmas o teologías tejidas por ángeles o diablos.
Fidel Castro fue una vez más el previsor del tiempo. Cuba corrió el riesgo de hacer más con casi nada. La desigualdad social podía estar parapetada tras el pretexto de la conformidad o la aceptación contemplativa. Buscar lo que pasaba debajo de la dermis de los campos y ciudades. Fue un reto que todavía está por vencer y encontrarle las mejores salidas entre los entuertos del trabajo y las limitaciones objetivas y subjetivas.
Será siempre un asombro humano, como la vida misma. Un constante crecer y andar piedra sobre piedra. Nada está concluido ni visto. La sociedad crece, las carencias aumentan, los tiempos no traen buenos presagios. Pero el ejército está ahí, fortalecido y sensibilizado, más maduro y consciente y deseoso de legitimizar sus derechos como profesionales de una disciplina sin antecedentes en el país, avalado solamente por la voluntad de llegar lejos en buscarle al hombre y la familia el espacio para sus piezas perdidas.
En esta década de aciertos y desaciertos la balanza se inclina al lado bueno. La provincia no escapó de las dificultades generales que marcan la historia de este Programa Priorizado de la Revolución. Jóvenes, casi niños todos, enfrentando un mundo que quizás nunca estuvo en sus agendas emotivas, asumiendo tareas que escondían o enseñaban sus complejidades propias y las que les adicionaba el medio y el hombre con su obra cotidiana. Un verdadero desafío que demuestra, una vez más, que podemos mejorar la sociedad y mejorarnos si unimos el corazón y el talento, el sacrificio y la verdad, lo justo y lo humano.
AMORES EN CIFRAS
Hoy existen en provincia mil 939 Trabajadores Sociales. Más preparados, imbuidos en proyectos y estudios mucho más abarcadores y ambiciosos en lo que ha temáticas de comportamiento social se refiere.
En las 802 Circunscripciones del territorio sus huellas están cada mañana, tarde o anochecer según proceda. Cada hogar tiene la huella de sus manos. Nadie puede quitarles esa impronta de solucionadores de problemas. Los errores no saltan sobre las victorias en las zonas más apartadas, incluso en las marginadas.
Cada lugar cuenta con su propia fuerza: Manatí, 159; Puerto Padre, 279; Jesús Menéndez, 220; Majibacoa, 177; Las Tunas, 553; Jobabo, 188; Colombia, 187; Amancio Rodríguez, 142, y 33 laboran en la dirección provincial del Programa.
UN CONTACTO SINGULAR
Conversar con Inosvani Polanco Osoria, jefe del Programa de Trabajadores Sociales en Las Tunas, es corroborar cuán necesario e importante es este ejército que nos abrió puertas al mejoramiento humano, en fechas donde la nación necesitaba de una sacudida definitiva para cambiar conceptos y proyecciones y buscar ese sitial justo que encierra el socialismo en políticas de equidad y bienestar social.
Sus siete años en el Programa, de ellos dos dirigiendo la provincia, le hacen, a mí decir, una memoria viva de la labor realizada en estos primeros 10 años de existencia. No titubea, pues, al afirmar:
“En cada momento le tocó jugar su papel. Consideramos que las tareas emprendidas resultaron de gran valor para la implementación de políticas sociales. Ejemplos hay en el estudio de personas desvinculadas de la educación y el empleo; en su mayoría eran jóvenes que luego integraron los Cursos Integrales de Superación.
“El estudio de la población infantil; la atención a personas discapacitadas y al adulto mayor; la atención a individuos y grupos vulnerables. De ahí se desprendieron y asumieron muchas acciones, que hoy tienen resultados. Nosotros no entregamos nada, diagnosticamos y gestionamos como satisfacer las necesidades básicas de esas personas, orientamos, educamos.
“Las tareas que enfrentamos en la Batalla Energética podemos decir sin temor a equivocarnos que contribuyeron al ahorro y la calidad de vida del pueblo, independientemente de que algunos no supieron mantener una conducta y comportamiento éticos, pero aún así, fue un logro.
“En los primeros ocho años el trabajo estuvo sectorializado, ahora lo hacemos con una concepción integradora, donde el trabajador social busca las causas de las problemáticas sociales, no es atender problemas, sino las causas que los originan para prevenirlos y transformarlos ya sean individuales, grupales o comunitarios.”
PROYECCIONES
Es el propio Inosvani quien nos dice que la mayor proyección de trabajo está en legitimizar al trabajador social en Cuba, logrando un profesional preparado en el conocimiento de su labor, generalizando las mejores experiencias y realizando capacitaciones situadas. Orientar el desempeño en relación a personas o colectivos con sentido participativo, auto transformador.
Alcanzar que ese Trabajador Social sea competente y comprometido con el proyecto ideo -político de la Revolución y un dinamizador del trabajo social, es un reto que se acompañará la meta de los años por venir, pues aunque Las Tunas está entre las provincias con mejores resultados, no logra un liderazgo en las problemáticas sociales.
La mayor insatisfacción – me explica Polanco – es que todavía no todos los trabajadores sociales son competentes y aunque hacen talleres semanales como principal medio de superación, hay falta de idoneidad, creatividad, sensibilidad y compromiso en algunos.
Y lo vital, es precisamente que conocen a fondo sus debilidades y las enfrentan con osadía para que podamos hablar de un trabajador social motivado, con alta capacidad de conocimiento y humanismo, sensibilidad y pertenencia, conocedor de su contexto, con alta capacidad de escucha y dominio de la teoría y metodología del trabajo social.
Un enorme reto sin fecha de conclusiones, pero anima ver a una dirección muy joven y comprometida con sus misiones especiales…con aquello que no es secreto para nadie pues solo se ve con el corazón lo que es invisible a los ojos… en esos escondites de principitos buenos se esconde el alma que ellos sacaron de las cuevas del olvido, como soldados de sociedades más justas y donde el dolor ajeno es su propio dolor. Médicos de las entrañas que trabajan por encender bombillas donde la oscuridad se cree dueña.
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