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El otro lunes de Septiembre

El otro lunes de Septiembre

 

Por Graciela Guerrero Garay    Fotos: De la Autora

En medio de los mismos calores que se enamoran del sol y te calientan las mañanas hay un movimiento casi similar al de los meses de julio y agosto. La diferencia radica, sin dudas, en el vestuario y la prisa más notable de los pasos. Ahora los ligeros atuendos veraniegos se cambiaron por uniformes y el ir y venir del barrio comienza más temprano.

No hay confusión y hasta se puede apostar el destino de cada quien. Los más pequeños van de blanco y rojo. Los adolescentes de amarillo. Los jóvenes de azul o carmelita. Son los estudiantes de Primaria, Secundaria Básica, Preuniversitarios y  la Enseñanza Técnico- Profesional. Todos estrenaron este lunes con el sabor de vencer la primera semana del nuevo curso escolar 2015-2016.

Y padres y abuelos, fundamentalmente, saludaron el amanezco con un suspiro de alivio, pues el fin de semana, la mayoría, empleó una buena parte a forrar libros y libretas, sacar puntas a los lápices, colocar los horarios de clases en un lugar visible y poner en orden algún detalle que las vacaciones de agosto pospusieron “para después”.

Las anécdotas las traen los muchachos al caer la tarde. Si llegó un alumno nuevo o por fin vino la maestra que faltaba, si…, porque este mes de septiembre no es menos trabajoso para el personal docente, enfrascado en preparar y adaptar los programas, recibir a los que se incorporan de otros centros, ajustar plantillas y matrícula, hacer comprobaciones para diagnosticar el grupo y trazar el camino para las nuevas exigencias y retos.

Una rutina que no es tal. En Las Tunas se mueven por toda la provincia más de 80 mil estudiantes en la Educación General sin contar las universidades, las cuales, con excepción de Ciencias Médicas, se enfrentan a un proceso de integración y a la vez de readaptación a los nuevos conceptos y escenarios en que continúan o terminan sus carreras. Los que ingresan este año a la Educación Superior no tienen que asumir el desafío del cambio, al menos de local, realidad que para muchos todavía los golpea esta segunda semana de clases.

Con todo, las transformaciones buscan mayor conocimiento e integralidad en parámetros vitales que necesita la sociedad en su desafío de renovar viejos códigos y estereotipos. El docente no andará solo, pues familia y comunidad igual están emplazadas.

De ahí que este amanecer del lunes destaque en prisas y ajetreo singular. El despertar temprano para llegar a las playas lo más pronto posible lo sustituye estar en la escuela antes de que toque el timbre, y las mochilas van llenas igual, ahora de libros y libretas. Todo un suceso, pero asumido con la misma alegría del verano porque, al final, la cosecha será para el bien de todos.

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