Los largos saltos de Carmen con Raíces de San José
Por Graciela Guerrero Garay Fotos: De la autora
Las Tunas. - Anda contenta esta mujer que atrapó los sueños y no dejó nunca que perdieran la batalla ante las tristezas y los golpes que lleva en el alma. Quienes la conocen la admiran por eso y, sin decirlo, saben que es una guerrera de la vida. Su nombre es Carmen Ramírez Álvarez y es la promotora cultural que fundó, defendió y sostiene los triunfos del proyecto “Raíces de San José”, premiado con la condición de Destacado en el Concurso Nacional del Cieric.
La comunidad sub-urbana de “San José”, en esta ciudad capital, transformó sus esencias sociales desde que hace 12 años atrás ella decidió, entre lágrimas, trocar los demonios existencialistas por la alegría de sí misma y los demás, fundamentalmente los niños y los ancianos. Con el brillo del premio recién ganado en La Habana cuenta:
- “Nuestro proyecto quedó entre los 11 finalistas de la región oriental y por eso fuimos al Concurso Nacional del Centro de Intercambio y Referencia Iniciativa Comunitaria (Cieric), en La Habana, de donde regresamos con una felicidad enorme, pues estuvimos entre los cuatro lugares Destacados del país.
- “Es el evento de mayor importancia en lo que se refiere a los proyectos comunitarios, y para mí, digo nosotros, significa mucho, porque surgimos de la nada, con sueños, agrupando a la gente de talento en el barrio, con mucho esfuerzo, y estuve convencida siempre de que la cultura era el arma que podía transformar a San José, desde los niños hasta los ancianos.
- “Llegar a este nivel no puedo decir que ha sido fácil, lo que sí puedo hablar de que en estos años logramos enamorar y sumar a muchas personas, de manera voluntaria, con sacrificio, y lo mejor es ver hoy una comunidad distinta y transformada, desde lo individual hasta lo colectivo. ¡Y falta tanto por hacer!”, enfatiza y sonríe.
El proyecto “Raíces de San José” logra con éxito involucrar en las diferentes manifestaciones artísticas a niños y niñas de la escuela primaria José Mastrapa, enclavada en la zona, así como a importantes instituciones radicadas en su entorno como la Universidad de Las Tunas, la de Ciencias Médicas Zoilo Marinello y el Hogar de Ancianos Doctor Carlos Font.
Al respecto, Carmen argumenta:
- “Hemos podido salir del entorno comunitario y hacer alianzas también con la Casa Iberoamericana de la Décima, la dirección municipal de Deporte, el Centro provincial de Casas de Cultura y la Casa de Cultura Tomasa Varona, con los cuales coordinamos actividades y llevamos a ellos el proyecto, o viceversa.
- “Retomar las tradiciones manuales con el grupo de mujeres creadoras es uno de los objetivos del proyecto, que lo concebimos para contribuir al mejoramiento de la calidad de vida de los moradores desde la promoción, el conocimiento y el rescate de nuestra cultura e identidad. En estos 12 años logramos, paso a paso, cada meta, como las actividades culturales y recreativas del 19 de marzo. Nos vamos para la ceiba, una ceiba bella que hay aquí, y celebramos el día de San José, el santo que da nombre al barrio.
- “El proyecto ha salvado a la gente nuestra. El Círculo Social ya no es un espacio vacío y el Guateque de Antonio y familia reúne a todos con la música campesina y el pilón. Mi casa es el punto de reunión, de los ensayos de los grupos infantiles, de adultos, de la danza, en fin, esta es la sede, puedo decirlo así.”
Comunicativa y apasionada, Carmen cuenta la sistemática participación en las jornadas Cucalambeanas, los proyectos comunitarios “Por Nosotros Mismos”, las actividades en la Plaza del Tanque de Buenavista, la Casa Iberoamericana de la Décima, los carnavales infantiles y las carteleras culturales de instituciones de ese sector, centros de trabajo y estudio y, sobre todo, la alegría y motivación del barrio, más si con el financiamiento puede mejorar las condiciones de vida y el habitad de la comunidad.
Caminos mejores abre este premio del Cieric a muchos tuneros que saben hoy que la cultura es un milagrero benefactor del día a día, y bendicen el momento en que la idea original de Rogelio Guerra espantó las nostalgias de esta mujer.
“Lo asumí como un hijo. “Raíces de San José” es eso para mí, ya que los dos míos me los arrebató la muerte de manera violenta y prematura”, afirma entre sonrisas e hipos de silencios. Se levanta, dice adiós y se pierde entre las calles de tierra y fango de su rincón querido.
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