Dormir en el lugar adecuado es salud, más en verano
Por Graciela Guerrero Garay Foto: Familia
Las Tunas.- ¿Conoce el estrés Geopático? ¿Y la Baubiologie? ¿Escuchó alguna vez hablar de las radiaciones terrestres, las llamadas Red H o Red de Hartmann? ¿Está consciente de dónde pasa el mayor tiempo de sus horas? Quizás esta última pregunta la responda sin sombras de dudas, pero le invito a leer si apenas pudo contestar las otras. No perderá su esfuerzo.
A trabajar y dormir dedicamos una gran parte de nuestras vidas y, por tanto, son en estos espacios, la oficina y el cuarto, donde nos “estacionamos” la mayor fracción de cada día. Si están alterados por energías negativas comienzan los problemas: el sueño se interrumpe y el cuerpo se vuelve vulnerable a la fatiga y las enfermedades.
Sucede que muchas veces no comprendemos porque nos sentimos irritables y nos golpean más fuerte las tenciones cotidianas. La causa radica en que el buró o la cama están bajo la influencia de las radiaciones terrestres, producidas por vetas de agua y el campo magnético que, en forma de franjas o líneas, tiene la tierra.
Ernest Hartmann descubrió que el electromagnetismo del suelo sale en forma de malla – o red- y que sus nudos son los más peligrosos para la salud. Con un ancho aproximado de 23 centímetros y un reticulado entre 2,00 y 2,50, sus paredes invisibles llegan hasta la ionosfera y atraviesan cualquier material, con efectos nocivos hasta el piso más alto de un edificio. El insomnio es inevitable cuando se duerme sobre las llamadas R- H porque intranquiliza las células cerebrales.
Los niños son especialmente sensibles a estos nudos y las investigaciones demuestran que los evitan moviéndose hacia un extremo de la cama o la cuna, o de manera atravesada. Por ello cada día es esencial preguntarse si vivimos, trabajamos y dormimos en lugares saludables, un asunto que se maneja con poca relevancia a pesar de la incidencia que tiene sobre la salud humana, animal y vegetal.
Sin embargo, no siempre la Radiestesia se hace imprescindible y muchos la ignoran o no la aplican al momento de construir casas y edificaciones, a pesar de que permite detectar las zonas de energía beneficiosa e impide se levanten obras en sitios nocivos donde existe una veta de agua, un río subterráneo o las redes H cruzan una falla.
Para lograr un verdadero confort, los espacios habitables deben satisfacer las necesidades físicas vitales y espirituales de sus inquilinos, y sus materiales, color, olores y servicios deben interactuar en armonía con cada uno de ellos y el entorno. Se trata de usar la cromática y la luz para favorecer la salud de manera integrada y con métodos científicos.
No es inteligente minimizar esta realidad positiva que propone la biología de la construcción (Baubiologie). Se piensa que el conocido estrés Geopático provoca enfermedades relacionadas con el ruido, de ahí el uso de termopaneles en la carpintería o mantas aislantes encima de los colchones para reducir la contaminación electromagnética, de ser una habitación estrecha que no permita cambiar de posición la cama si está en el lugar erróneo.
Investigaciones y estudios pasados y presentes destacan que lo importante es NO dormir bajo campos magnéticos alterados, especialmente producidos por cables de alta tensión y las conducciones domésticas. Por día crecen los indicios de que exponerse por mucho tiempo a los circuitos y aparatos eléctricos de la casa y el trabajo alteran el metabolismo y elevan la tensión nerviosa.
El verano multiplica todos esos riesgos cotidianos y aumenta de alguna manera los contactos cercanos con los equipos de música, relojes despertadores eléctricos, enchufes y luces encendidas, los cuales son fuentes de radiaciones. En Suiza, por ejemplo, es obligatorio recurrir primero a la geología y la radiestesia como paso previo a cualquier obra constructiva. Es la llamada arquitectura sanadora, un método que deberíamos universalizar.
Tal vez no pueda vivir en espacios saludables, pero al menos estos vitales detalles pueden ser certezas ante conductas “extrañas” del niño al dormir. O le expliquen sus constantes desvelos y se ocupe de lograr la armonía en los cuartos y la casa. O trate de que en su trabajo se tengan en cuenta los espacios positivos. Con el tiempo, tendrá una vejez más sana y evitará a la familia enfermedades que, muchas veces, ni los médicos saben dónde están sus orígenes.
El calor y los meses estivales encienden las alertas sanitarias por razones varias. Atravesamos por una pandemia mortal e invisible. Evite someterse a riesgos adicionales, prevenibles. Ser autoresponsable con nuestra salud es inteligente. Aproveche la “normalidad” y cuídese.
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