
Por Graciela Guerrero Garay Fotos: De la Autora
Marisel Rodríguez no tendrá que atormentarse más con buscar limón para quitar las manchas de plátano verde de sus manos, cuando quiera hacer tostones, una guarnición muy gustada en la cocina cubana. El mercado agropecuario “El Tunero”, el cual abrió sus puertas en los últimos días del 2016, es un regalo para esas ansias femeninas de aliviar un poco la “segunda” carga de la cotidianidad: la cocina.
Entre las variadas y amplias ofertas del por demás elegante comercio de alimentos – necesario y bienvenido para complementar la red industrial y gastronómica del centro urbano de Las Tunas – está a la venta un paquete de chatinos precocinados y elaborados, producidos por la Empresa de Cultivos Varios La Cuba, de Ciego de Ávila, el cual, al módico precio de diez pesos MN, se lleva la aceptación total, básicamente de las clientes femeninas.
“Es realmente un alivio tremendo. Incluso, es más económico que comprar el plátano macho y, por supuesto, algo maravilloso. ¿Te imaginas lo que significa no tener que pelar plátano?, solo descongelarlo un poco y ponerlo a freír. Es una oferta muy buena, pues para quienes trabajamos es como un regalo.
“No es fácil llegar a cocinar después de un día de trabajo, coger una guagua en esos horarios picos, llegarte a la escuela o al círculo a buscar los muchachos y soltar el bolso, y pararte delante del fogón. Además el paquete trae una buena cantidad y es una facilidad que una tiene para apurar la comida o hacer algo diferente. Igual la yuca pelada. En verdad aplaudo que entre los surtidos ya se piense en beneficiar y aligerar las cargas domésticas”, dijo satisfecha Marisel.
Días después fuimos a “El Tunero” y tanteamos otras opiniones. Hubo coincidencia en que la presencia de cárnicos, sobre todo el cerdo a 17.00 pesos (todo en moneda nacional), es permanente desde su apertura, con carne de calidad y variedad de subproductos, igual que las viandas, los embutidos y los vegetales.
Descubrimos que los chatinos no son exclusivamente bien recibidos por las mujeres, sino que los hombres, unos porque comparten esas labores domésticas también después de fuertes horas de trabajo, otros porque viven solos y muchos porque están a cargo de sus padres ancianos, lo consideran muy positivo y alguna respuesta en el empeño de elevar la calidad de vida de la familia cubana.
“He viajado mucho – comenta Alejandro Martínez – y en todos los países, incluso hasta en Haití, que es el más pobre del mundo, en los comercios te venden la comida pre- elaborada. Solo es añadir alguna que otra cosa y ponerla a cocinar. El arroz, por ejemplo, se vende empacado y listo para lavar y poner en la olla arrocera, igual los frijoles. Es verdad que es agobiante limpiar un arroz de esos que muchas veces venden en las bodegas o las placitas. ¡Y los frijoles de la cuota, oiga las más traen media libra de churre!
Entre parabienes a favor, tampoco falta la natural desconfianza que a fuerza de repetirse crea estados de opinión en los clientes: “Aquí todo está bonito, buenos productos y precios aceptables. Es muy temprano para malos augurios, pero hace falta que sea siempre así. Ya casi nos acostumbramos a que escobita nueva, barre bien”, dijo Argelia Lorenzo.
Esta jubilada piensa que “El Tunero” debe ser ejemplo para los existentes y
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