
Texto y Fotos: Graciela Guerrero Garay
Nadie puede discutir que la Educación en Cuba es una tarea de lujo, priorizada y apuntalada, en cualquier tiempo por malo que sea, desde los niveles centrales del Gobierno hasta el más mínimo eslabón social de la comunidad. Sin embargo, ello no implica que cada año escolar disminuya esa fuerza tensora que crea en la sociedad, la familia y la economía, de la cual tampoco escapan los propios estudiantes.
A diferencia de la mayoría del resto de las naciones, el asunto no está en la falta de oportunidades ni derecho a la instrucción, por demás aquí gratuita, obligatoria y habilitada con buenas escuelas (incluso en apartados sitios del campo). Tampoco en la calidad de los docentes ni la falta de material escolar. Los resultados de los alumnos cubanos en difíciles y selectos concursos internacionales, olimpíadas y eventos relacionados –igual maestros y profesores- testifican los parámetros y valoraciones que sobre el sector acuñan organismos como la UNESCO, la UNICEF y respetadas personalidades en el mundo.
En las escuelas es visible este esfuerzo diario porque en cada jornada se aprenda más, se cumplan los objetivos de los planes de estudios y egresen niños, niñas, adolescentes y jóvenes con amplia cultura, educación formal y valores ético y morales, aunque hay que reconocer que no todos los educadores transitan por la excelencia ni las familias, de conjunto, manifiestan la ocupación y preocupación necesarias para interactuar en los procesos educativos de sus hijos.
Sin embargo, el aprendizaje y la promoción andan con zancos, fundamentalmente donde se miden los conocimientos terminales de las diferentes enseñanzas y, en la medida, en que se fortalece el rigor de los exámenes, con enfoques menos facilistas y buscadores de ese reflejo interior cognoscitivo que se supone tengan los alumnos al concluir los niveles Medio y Medio Superior – léase secundaria básica y preuniversitarios-.
A esta altura de vivencias y experiencias, bajo un visor nada paternalista ni triunfalista, demagogo, hay por ahí un talón de Aquiles por descubrir o poner de una vez y por todas sobre la mesa, ya sea en el hogar, la escuela o en los encuentros, prácticamente diarios, que realizan los ejecutivos del MINED en todas las instancias para valorar la marcha del curso académico.
¿ROMPECABEZAS CON PIEZAS SUELTAS?
Los cubanos siempre tienen una opinión, a favor o en contra, sin que ello suponga que la verdad ande de ruedas por las cuatro esquinas o la razón, y el consenso, sean panaceas en los posibles conflictos y puntos de vista. De cualquier manera, tanteamos algunos criterios, a razón del fraude cometido en La Habana con las pruebas de ingreso a la Universidad, un suceso que ganó el repudió colectivo y que nadie esperaba, luego de las medidas adoptadas y la reacción similar que tuvo el hecho cuando ocurrió en Guantánamo años atrás.
Otra vez la inescrupulosa actitud de algunos pone en evidencia los sacrificios de un Ministerio que dignamente sortea las muchas dificultades materiales y de recursos humanos que enfrenta, lo cual no es secreto y lo difunden los Medios de Comunicación como el llamado a los jubilados a reincorporarse a la docencia. O las afectaciones que ocasionan el injusto bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos y recrudecido en las últimas décadas.
“Es un bochorno. Esa no es la manera de lograr altas promociones por la mayoría de los maestros. Yo me reincorporé y enseño a mis alumnos igual que cua
... (... continúa)