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Betty en y con sus colegas médicos

Betty en y con sus colegas médicos

Betty, de pie  la derecha de la foto, con un grupo de sus colegas Título de Oro

 

Por Graciela Guerrero Garay        Foto: Reynaldo López Peña

Las Tunas.- En sus ojos está el brillo de los sueños. El mismo que traspasa la mirada y las fotos de los nuevos 828 doctores en Medicina y Tecnólogos de la Salud que, en esta provincia, recibieron sus títulos e ingresan a las filas de profesionales del MINSAP.

Beatriz Amanda Guerrero Rivero es uno de los 128 graduados que terminaron la carrera médica con Título de Oro y estará entre los 137 que se formarán como especialistas en Medicina General Integral. Para esta alegre y estudiosa joven tunera “es lindo saber que estaré en la comunidad, directo con esas personas que formarán parte de mi vida a partir de ahora y de las que seré responsable de su bienestar”.

En sus alrededores, sus compañeros no esconden pasiones. Años intensos de estudio, guardias, investigaciones, rotaciones por las diversas disciplinas y, últimamente, el desafío impuesto por el Covid -19 y  su declaración como pandemia. “Yo trabajé en Cuerpo de Guardia – recuerda Beatriz Amanda – y fue una vivencia tensa y muy responsable. El diagnóstico correcto es clave para todo y aprendimos de verdad con los profesores. Estoy muy agradecida de todos”. 

Sonríe entre la prisa de una graduación que marca precedentes y sale de los predios exclusivos de esta capital para llegar a los municipios, allí donde viven también muchos de los recién graduados y habrá actos de graduación por vez primera, hecho que para ellos y la familia significa mayor orgullo al compartir con más coterráneos y amigos.

Betty – como cariñosamente le llaman- se confunde en abrazos con sus compañeros de carrera. Hay humedad en los ojos de los padres. Ella siguió el camino de su papá, quien igual es médico. Otros muchos colegas le imitan al tomar los senderos profesionales de sus progenitores. Es la sana alegría del merecido triunfo y el compromiso de estrenar saberes robustos en las comunidades, hospitales, policlínicos, clínicas estomatológicas y tecnologías de la salud.

O como ese detalle altruista, vencedor, que alguien pide escriba en la agenda…” mire se gradúan 30 médicos de 11 países. Es otro orgullo de nuestra Universidad”. En efecto, la “Zoilo Marinello” de Las Tunas se apuntala victoriosa. En días, por los barrios de esta provincia andarán rostros jóvenes y ávidos de fortalecer la asistencia médica, y ese trayecto es noble porque tiende puentes sobre el tesoro humano que más vale y cuesta mantener: una vida saludable apenas se extienden las manos al mundo.

Beatriz Amanda tiene que seguir su calendario del momento más esperado de su provechosa juventud. Hay saludos efusivos que no esconden las mascarillas. La batalla no acaba contra la Covid- 19. Para estas nuevas palomas de la medicina cubana es un simple receso. Esta muchacha de mirada profunda, bonita, es mi arquetipo.

En ella y con ella va y está esa confianza en todos, los tuneros y los cubanos que por otros territorios llevan a casa su título como una flor, cosechada con amor y entrega. He ahí los frutos.

 

 

 

Dormir en el lugar adecuado es salud, más en verano

Dormir en el lugar adecuado es salud, más en verano

 

Por Graciela Guerrero Garay          Foto: Familia

Las Tunas.- ¿Conoce el estrés Geopático? ¿Y la Baubiologie? ¿Escuchó alguna vez hablar de las radiaciones terrestres, las llamadas Red H o Red de Hartmann? ¿Está consciente de dónde pasa el mayor tiempo de sus horas? Quizás esta última pregunta la responda sin sombras de dudas, pero le invito a leer si apenas pudo contestar las otras. No perderá su esfuerzo.

A trabajar y dormir dedicamos una gran parte de nuestras vidas y, por tanto, son en estos espacios, la oficina y el cuarto, donde nos “estacionamos” la mayor fracción de cada día. Si están alterados por energías negativas comienzan los problemas: el sueño se interrumpe y el cuerpo se vuelve vulnerable a la fatiga y las enfermedades.

Sucede que muchas veces no comprendemos porque nos sentimos irritables y nos golpean más fuerte las tenciones cotidianas. La causa radica en que el buró o la cama están bajo la influencia de las radiaciones terrestres, producidas por vetas de agua y el campo magnético que, en forma de franjas o líneas, tiene la tierra.

Ernest Hartmann descubrió que el electromagnetismo del suelo sale en forma de malla – o red- y que sus nudos son los más peligrosos para la salud. Con un ancho aproximado de 23 centímetros y un reticulado entre 2,00 y 2,50, sus paredes invisibles llegan hasta la ionosfera y atraviesan cualquier material, con efectos nocivos hasta el piso más alto de un edificio. El insomnio es inevitable cuando se duerme sobre las llamadas R- H porque intranquiliza las células cerebrales.

Los niños son especialmente sensibles a estos nudos y las investigaciones demuestran que los evitan moviéndose hacia un extremo de la cama o la cuna, o de manera atravesada. Por ello cada día es esencial preguntarse si vivimos, trabajamos y dormimos en lugares saludables, un asunto que se maneja con poca relevancia a pesar de la incidencia que tiene sobre la salud humana, animal y vegetal.

Sin embargo, no siempre la Radiestesia se hace imprescindible y muchos la ignoran o no la aplican al momento de construir casas y edificaciones, a pesar de que permite detectar las zonas de energía beneficiosa e impide se levanten obras en sitios nocivos donde existe una veta de agua, un río subterráneo o las redes H cruzan una falla.

Para lograr un verdadero confort, los espacios habitables deben satisfacer las necesidades físicas vitales y espirituales de sus inquilinos, y sus materiales, color, olores y servicios deben interactuar en armonía con cada uno de ellos y el entorno. Se trata de usar la cromática y la luz para favorecer la salud de manera integrada y con métodos científicos.

No es inteligente minimizar esta realidad positiva que propone la biología de la construcción (Baubiologie). Se piensa que el conocido estrés Geopático provoca enfermedades relacionadas con el ruido, de ahí el uso de termopaneles en la carpintería o mantas aislantes encima de los colchones para reducir la contaminación electromagnética, de ser una habitación estrecha que no permita cambiar de posición  la cama si está en el lugar erróneo.

Investigaciones y estudios pasados y presentes destacan que lo importante es NO dormir bajo campos magnéticos alterados, especialmente producidos por cables de alta tensión y las conducciones domésticas. Por día crecen los indicios de que exponerse por mucho tiempo a los circuitos y aparatos eléctricos de la casa y el trabajo alteran el metabolismo y elevan la tensión nerviosa.

El verano multiplica todos esos riesgos cotidianos y aumenta de alguna manera los contactos cercanos con los equipos de música, relojes  despertadores eléctricos, enchufes y luces encendidas, los cuales son fuentes de radiaciones. En Suiza, por ejemplo, es obligatorio recurrir primero a la geología y la radiestesia como paso previo a cualquier obra constructiva. Es la llamada arquitectura sanadora, un método que deberíamos universalizar.

Tal vez no pueda vivir en espacios saludables, pero al menos estos vitales detalles pueden ser certezas ante conductas “extrañas” del niño al dormir. O le expliquen sus constantes desvelos y se ocupe de lograr la armonía en los cuartos y la casa. O trate de que en su trabajo se tengan en cuenta los espacios positivos. Con el tiempo, tendrá una vejez más sana y evitará a la familia enfermedades que, muchas veces, ni los médicos saben dónde están sus orígenes.

El calor y los meses estivales encienden las alertas sanitarias por razones varias. Atravesamos por una pandemia mortal e invisible. Evite someterse a riesgos adicionales, prevenibles. Ser autoresponsable con nuestra salud es inteligente. Aproveche la “normalidad” y cuídese.

 

 

 

Criterio: Confianza versus peligro

Criterio: Confianza versus peligro

 

 

Por Graciela Guerrero Garay         Foto: Yenima Díaz

Las Tunas.- La entrada en la Fase II de recuperación, para bien y como tendencia de una enfermedad convulsa contralada hasta hoy en la provincia, es una señal de haber vencido los principales desafíos, pero no significa que hayamos ganado al coronavirus. Entonces tanta confianza visible por las cuatro esquinas, todas las calles y los lugares públicos, me pone a pensar. ¿De verdad somos responsables y disciplinados?

No me parece, me respondería de un soplón mi nieta.  Y no se trata de las colas. Ya el asunto llueve sobre lo mojado, por las causas fundamentadas y las consecuencias impredecibles. Tampoco es una violación, pues en las actuales circunstancias NO es obligatorio usar el nasobuco a no ser para sitios de aglomeración de personas. Y justo ahí está mi asignatura pendiente: veo demasiados tuneros sin ellos en la calle. Ni colgados del cuello lo traen.

Mientras los observo caminar tranquilos, la “curiosidad” me atrapa con signos de interrogación: ¿Y a dónde van? ¿Harán el trayecto a pie? ¿En las guaguas ya NO hace falta nasobucos? ¿No han entendido que el contagio del Covid-19 es más fuerte, mucho más que el de una gripe o influenza, también muy contagiosos? ¿Será prudente que grupos de niños sin protección compartan juegos en los exteriores de sus casas?

Un cerebro previsor como el mío se antoja de adueñarse de muchos cuestionamientos más.  Sin embargo, al final, lo que vale es la respuesta consciente de mis paisanos, su responsabilidad ante un evento que no distingue edad ni sexo y que, aún bajo un cuño de evidencias promisorias, está aquí y puede fortalecer sus garras con las vulnerabilidades propias del verano, como el calor, las indisciplinas sociales y la lógica pasión por los acostumbrados recreos veraniegos.

No es vivir con miedo, este también enferma, acelera el estrés  y en determinados individuos puede afectar el sistema inmune, un elemento clave para vencer cualquier virosis y entre ellos el SARS-COV- 2, es decir el causante del COVID- 19. Sencillamente, es disfrutar la vida, los meses estivales, el descanso pos- cuarentena, con ese sentido preventivo y precavido, responsable, de que la salud es el don más preciado.

Por eso tiene que haber control desde cada quien. No es seguir el rumbo de lo mismo porque ya no es igual. La pandemia puede estar aquí controlada, pero allí, por un descuido, una desobediencia o el sentido del aire su estornudo puede perjudicar a otros o viceversa. Solo quiero que piense esto y se cuide mientras disfruta el sol y respira la buenaventura de estar sano.

CRITERIO: Señales desde los hechos

CRITERIO: Señales desde los hechos

 

Por Graciela Guerrero Garay       Foto: Visión Tunera

Las Tunas.- El tema de los accidentes del tránsito siempre es latente, triste y de profunda connotación social y familiar. Sus estadísticas, para mí, solo confirman que es una fatalidad que muchos alimentan con desmanes propios e irresponsabilidad, con lo que dejan sin efecto los esfuerzos que se hacen para potenciar las campañas viales, la vigilancia en los puntos de control y la revisión a los estados técnicos de los vehículos y las carreteras.

La parte blanda de estos sucesos apunta hacia el descompromiso humano de al menos un individuo quien, como conductor o peatón, propicia el hecho. Recientemente, al entrar en vigor aquí la primera fase recuperativa tras el control de la Covid-19, por espacios informativos locales y las redes sociales llegó la penosa noticia: un choque entre una máquina “Almendrón” y una guagua de pasajeros en la carretera de El Socucho, en el municipio de Puerto Padre. Una joven fallecida, lesionados, consecuencias dolorosas, pérdidas…

Ese 27 de junio los comentarios sobre el letal impacto resumían el sentimiento de nostálgica solidaridad que provocan los accidentes del tránsito y, entre ellos, uno generó estas líneas. Refería que no pasan 24 horas de abrir las carreteras y las playas y ya empiezan a suceder las tragedias. Criterio que comparto y me hace volver sobre un asunto bien difundido y analizado desde la prensa, junto a los principales decisores de las Direcciones de Tránsito y la Policía Nacional Revolucionaria en Las Tunas y el país.

Medidas rigurosas y de control existen a lo largo de la provincia y las fronteras municipales. Sin embargo, al revisar las estadísticas de manera acumulativa y mensual las curvas, en el verano, reflejan una tendencia en ascenso a lo largo de años y quinquenios, con algunos períodos más favorables. Ahora los meses de aislamiento social, las limitaciones propias que exigen estas fases recuperativas, el acceso a bebidas alcohólicas y la liberación de estados emocionales contenidos potencial y realmente aumentan los riesgos, más en determinados tipos de personas con características psicológicas específicas.

De aquí que decido no llenar de cifras los posibles argumentos. No busco análisis ni panaceas numéricos. Trato de llamar a la reflexión a quienes conducen por nuestras calles y carreteras, desde y sobre esa carreta que pasa a todo tropel por las zonas residenciales, los adolescentes en bicicleta, los cocheros “desbocados”, los autos que parecen balas… en fin, choferes. Ellos, de cualquier modo, son las víctimas y los victimarios de estos mortales hechos que  sacuden el dolor, las familias, la sociedad, la economía. También los mayores responsables porque son quienes llevan el timón en sus manos.

Y de los conductores debe partir la cordura, el respeto a las Leyes del Tránsito y la conciencia “consciente” que son los garantes de las vidas humanas que les acompañan. O los centinelas de esos peatones, quienes pueden ser imprudentes e igualmente salvados si se maneja como debe ser. Este verano 2020 no puede ser de locura ni imprudencias. Ya mucho se ha pasado y podemos pasar con el coronavirus. Creo que está claro. Hay que detener a la muerte. Y con los accidentes, si queremos, existe el PARE.

 

 

“Sepia”: una atractiva y fresca novedad de Sanlope

“Sepia”: una atractiva y fresca novedad de Sanlope

 

Por Graciela Guerrero Garay    Foto: De la autora

Las Tunas.- “Se hace una tarea lenta cruzar la calle con pies de esponja, / obligarse a escribir/ una noche en que el hambre duele; / cruzar la calle de siempre/ la misma donde dejaste las rodillas/ junto a una lista de fluidos. / sentencia la primera estrofa que nos regala Saimy K. Torres en el poema “El eterno retorno”, de su libro “Sepia”, el cual estuvo entre las novedades que llevó a la Feria Internacional del Libro, en La Habana, la casa editora local Sanlope.

La escritora, nacida en Puerto Padre en 1985, regala un cuaderno de versos libres con 32 poemas agrupados en tres partes, las cuales llama “Dialogo con el regreso”, “Analogía del miedo” y “Ecos de luz y sombra”, y en las que desnuda su voz interior con una sinceridad abrumadora para asumir “el hecho sublime de expresar lo íntimo, existencial y amargo de su existencia”, como destaca la nota de contracubierta.

El volumen es reflejo de los resultados alcanzados en el 2019 por la Sanlope y la amplia variedad de buenos títulos llevados al evento de La Cabaña. Con la edición de Argel Fernández Granado, el poemario es una excitación al intelecto intimista del alma, captado muy bien en la portada y la composición de Leoarmis Ojeda de la Torre con el diseño, donde ese infinito que desborda el horizonte y hace el camino en un puente puede ser la convergencia de lo humano y lo divino.

“Sepia” es poesía montada con sabiduría, sugerencia y verbo sobre la palabra libre. Y he aquí una propuesta noble para adornar y hacer valer las ofertas que actualmente ofrece la librería Fulgencio Oroz, de esta ciudad, ante la todavía incierta reprogramación de la Feria del Libro en Las Tunas, esperada con pasión por los lectores tuneros luego de que la Covid – 19 le obligó a postergar su fiesta de papel y tintas.

 

Está extenso, pero vale usted escuche

Por Graciela Guerrero Garay

 

MI amigo Gustavo Fernández, el director de sitio "Al filo de la realidad" me hizo llegar este video sobre el Covid- 19...

Vale escucharlo aunque es extenso. Debemos saber qué dice, es importante.

Crepúsculo desde el balcón

Crepúsculo desde el balcón

 

Así de bonito estuvo el crepúsculo ayer 30 de junio... lindo regalo que nos dió el sol en sus amores con el cielo...¡Nada es más bello que el cielo! Por eso, con todos esos misterios y esa fuerza que cautiva y penetra hondo quiero agradecer...
Me gusta agradecer y agradezco... heme aquí amigas y amigos dándoles GRACIAS, MUCHAS GRACIAS, por los mensajes de felicitación por mi cumpleaños.
GRACIAS por tantas muestras de cariño, por darme un pedazo de sus tiempos, por llevarme de alguna manera en la solapa... a la izquierda del pecho. GRACIAS mis amores, yo soy de las que apuesto por la amistad y la pureza aunque este mundo me llene los zapatos de guisasos y ande ahí, de bruces, desprendiéndolos...Os amo, eso no lo duden.

Polvos del Sahara: Otra alerta sanitaria para los tuneros

Polvos del Sahara: Otra alerta sanitaria para los tuneros

 

 

Por Graciela Guerrero Garay    Fotos: De la autora

Las Tunas.- Independientemente de que el prestigioso meteorólogo cubano José Rubiera anunciara la llegada de los polvos del Sahara a Cuba muchos tuneros aseguran no tener evidencia visual de este fenómeno, el cual por su notable manifestación capta la atención de los residentes de este territorio y otras zonas del oriente del país, mientras especialistas del ramo aseguran que se trata de concentraciones no vistas en los últimos 50 o 60 años.

Si bien es un evento normal para la segunda quincena de junio, el mes de julio y la primera quincena de agosto, estas arenas vienen cargadas de material particulado altamente nocivo para la salud humana, con contenidos de minerales como hierro, calcio, fósforo, silíceo y mercurio, virus, bacterias, hongos, ácaros patógenos, estafilococos y contaminantes orgánicos persistentes.

De ahí que las autoridades sanitarias insisten en la necesidad de usar los nasobucos, proteger las fuentes de almacenamiento de agua y beber abundantes líquidos para evitar la deshidratación, por el intenso calor que se siente y el enrarecimiento ambiental. A las personas asmáticas y alérgicas se les llama, además, a quedarse en casa.

José Rubiera puntualiza también que, según los modelos globales, las mayores concentraciones sucederán hoy 23 y mañana 24 en la región oriental, mientras que en el centro y occidente serán el 24 y el 25. Estas nubes son generadas por tormentas de arena y polvo del desierto del Sahara y el Sahel, las cuales pueden alcanzar alturas de tres a siete kilómetros.

Su llegada traerá consigo una disminución de la lluvia y pocas probabilidades de formación de ondas tropicales en el área.

 

 

Criterio: Disciplina, palabra de pie firme

Criterio: Disciplina, palabra de pie firme

 

Por Graciela Guerrero Garay         Foto: Reynaldo López Peña

Las Tunas.- El saber que existe una curva controlada y favorable en el comportamiento del Covid -19 y el anuncio de pasar, gradualmente, a las etapas de recuperación provoca en algunas personas un sentimiento yuxtapuesto de alegría e inquietud, a pesar de que las medidas difundidas por la máxima dirección del país están enfocadas en las condiciones particulares de cada territorio y con un estricto seguimiento.

Muchos de los lectores que se acercan por vía telefónica o email argumentan con el hecho de que las aglomeraciones públicas, sobre todo en las colas, no han podido evitarse de manera consciente, aun cuando desde el primer día de aislamiento social las áreas de Comercio, las calles principales y cualquier sitio donde fue evidente la concurrencia de  individuos no faltaron – ni faltan – los agentes del orden interior. Y gracias a ello, con determinados incidentes – ha sido difícil que se respeten las limitaciones sanitarias orientadas.

Es lógico que ante una apertura, al margen de sus debidos rigores y análisis, exista la duda de comportamientos irregulares en grupos de personas y, estas, se inclinen a no usar el nasobuco al  reiniciarse la vida social o en horarios nocturnos salgan a las zonas wifi, armen los añorados “party” y se deshagan en excesos de besos y abrazos al dar por sentado que el coronavirus es historia vieja, cuando realmente es una enfermedad letal y altamente contagiosa.

De ahí que una sola palabra fue, es y será siempre la única barrera visible que nos evitará un triste susto post- Covid 19: disciplina. No la obligada por una multa o el miedo a recibir una sanción judicial, sino la otra, la que dignifica la sociedad por sus actos coherentes, con decencia y convicción, a la vez  demostrativos de una cultura y un principio ético que respete la vida, reconozca que vivimos en comunidades y los unos, guste o no, dependemos de los otros.

En esta confianza de respuesta se sustentan las razones por las cuales el Estado concibe en los días cercanos la entrada en vigor de la fase recuperativa, necesaria desde todos los puntos de vista y elemental para seguir en el difícil camino del desarrollo y las metas propuestas. Sin embargo, no podemos convertir en consigna las esencias. A estas alturas, todavía en las condiciones actuales, hay jóvenes en las calles sin nasobucos, cada día es más visible el incremento del tráfico… en fin, esa confianza y esa débil percepción de riesgo que nos marcan andan de paralelo por doquier y crecen los asintomáticos. Es decir, hasta nosotros podemos estar enfermos sin saberlo.

El cántaro no ha de ir a la fuente hasta romperse – parafraseando el refrán -. Niveles de conocimientos tenemos para comprender que es una situación compleja y delicada. La vida hay que seguirla, por eso estamos, pero si queremos vivir hay que ser disciplinados. Y serlo significa más que acatar órdenes. Es una actitud responsable, madura, pensada y consciente. Saber que tenemos un sistema de Salud fortalecido y sorteamos grandes desafíos no puede cegar a nadie. El Covid – 19 es letal y altamente contagioso. Soñamos otros veranos. Entonces,  usted como yo caminemos a pie firme. No veo otra acción más sensata.

 

A mi madre, mi otro eterno ángel de la guarda

A mi madre, mi otro eterno ángel de la guarda

 

Por Graciela Guerrero Garay          Fotos: Recuerdos de Familia

Hace cuatro años, justo hoy, te convertiste en un ángel más, en un espíritu de luz, aunque nuestras vidas, las de tus hijos y de quienes te amaron de verdad, andamos desde entonces con un pedazo de menos en el pecho y una lágrima congelada en los ojos. Es duro el maremoto de recuerdos que me golpea este 12 de junio al margen de mi voluntad. ¡Se me fueron contigo tantas cosas!

Jamás se me olvida tu misa en la casa de las monjitas, como llamamos con toda la fuerza de la fe y el amor a Dios, a nuestra parroquia en Buena Vista, donde tú, domingo a domingo, ibas a darle tu devoción al Padre Celestial. Aquella noche, el sacerdote dijo que tú, mi Simona Graciela Garay Carrasco, te habías dedicado a cosechar bienes en el cielo y no en la tierra. Por eso sé que no estoy loca ni acaso me traicionan mis pupilas cuando, frente al abismo de la noche, miro ese divino universo y de pronto, cuando hablo contigo, me sale de repente una estrella fugaz y la paz me baña y mi fe es infinita, como esa dimensión en la que estás y sigues siendo.

Y entonces entiendo el mudo y misterioso lenguaje del espíritu, el eterno amor de madre que no rompen las reglas de la vida ni la muerte. Y respiro, agradezco… y tu ausencia es mi fortín y mi esperanza. Y en esos escalofríos que más de las veces me sacuden está esa certeza, donde solo el alma lee y acuña. Tú rebaño quedó aquí en esta tierra convulsa y disfrazada pero tú, mami querida, lo sabes y nos amas más y nos proteges. Gracias, porque aunque camine mutilada soy más fuerte y me siento más segura de que a todos nos cuidas y nos alertas.

Que siempre la luz perpetua brille para ti. Ahora rezaré el Padre Nuestro.

A mi padre en el Día de la Fiesta del Pentecostés

A mi padre en el Día de la Fiesta del Pentecostés

Por Graciela Guerrero Garay         Foto: Familia

El 31 de mayo del 2003 fue un día que me enseñó el auténtico significado de ese atolondramiento profundo que causan los imprevistos. Era domingo, como hoy. Yo lavaba como siempre en mi balcón, cuando vi llegar la guagüita del SEPSA donde trabajaba mi cuñada. Nunca pude imaginar que esa primera alegría de verlos se trastocara, en las mínimas fracciones del segundo en que caían sus palabras, en la más triste y desconcertante noticia de mi vida. En la primera herida abierta para siempre, con esa hondura del sentimiento que te deja un eterno vacío de soledad, añoranza y certeza de que hay lazos que jamás se rompen.

Hace 17 años. Pero no es hoy porque es hoy, ni porque sea el aniversario de la muerte de mi padre. Es ese cada día que me lo devuelve en mí misma. Es una mezcla de todo lo humano que existe en una relación paternal. Porque papi no era perfecto, era de carne y hueso, pero con una grandeza de espíritu que quienes lo conocieron no me dejarán mentir. Nos enseñó la rectitud del carácter, a poner a la familia como el don más preciado, a que sus 6 hijos eran su vida y que la madre y los hermanos siempre lo serían y deberían estar unidos por encima de cualquier diferencia, modos de ser o distancias.

Nos inculcó, muchas veces con el cinto en la mano o la voz en alto, que la honradez y la vergüenza de los hombres son sus riquezas capitales; a estudiar por encima de cualquier obstáculo, servir a los demás, creer en Dios, trabajar, compartir y darle a los amigos el lugar que merece un amigo. Fue un profeta valiente, con el verbo exacto en todas las circunstancias,   decidido y preciso en dar sus criterios, defender su sabiduría y experiencia y aconsejar el bien  a un niño cualquiera hasta al más viejo de sus conocidos.

Luchador innato y con una meridiana claridad de lograr sus metas. Creo que por eso se hizo enfermero, mirando atento al magnífico tin de doctores que le rodearon en el popular Centro Médico de Las Tunas, donde entró como auxiliar general de limpieza y ganó con su disciplina e interés una beca en la Escuela de Enfermería de Las Tunas. Papi nunca se fue. La vida jamás borra las huellas del amor ni la fuerza de la sangre.

En la gloria de Dios está su esencia y el perdón de sus mortales pecados. Desde el cielo cuida a sus hijos, sus nietos y bisnietos, a las familias que crearon, a sus amigos y a todo el que eleve los ojos al cielo y, desde la humildad, pida un favor al universo. MI viejo, ahora este mundo necesita de las almas buenas y de luz, multiplícanos la fe y la esperanza como dador del bien que siempre fuiste en esta tierra. Desde arriba se ven las cosas en su dimensión exacta. No eres un santo, fuiste, y lo intentaste con tus mayores sacrificios, un padre digno. Sigue conmigo, yo te amaré hasta que mis ojos estén abiertos.

Enhorabuena, el investigador Pablo Julio Gallardo me ayudó a compilar estos recuerdos.

 

El blanco riachuelo de la familia La O

El blanco riachuelo de la familia La O

 

Por Graciela Guerrero Garay         Fotos: Cortesía Familiar

Las Tunas.- Las mujeres de la familia La O Zayas parecen traer en sangre la voluntad de curar y destilar humanismo por los poros. Es una historia que quizás de alguna manera misteriosa empezó allá, en los montes perdidos de un pueblito llamado Mateo Sánchez, perteneciente al municipio Mayarí, de la provincia de Holguín.

Por los rumbos que coge la vida, Las Tunas se convirtió en el crisol de sus amores y acá sembraron las semillas de un apellido que, entre el golpe del pilón y el fogón de leña, conquistó respeto. Antes, dejaron profundas huellas en su pueblo natal y el hospital “Mártires de Mayarí”. Entre estos “mundos” perduran las huellas y los coterráneos sienten hoy  esos riachuelos blancos que llevan con altruismo, vinculados a una de las profesiones dadoras de vida y bienestar social: la Salud Pública Cubana.

RAÍCES DE LA MEMORIA

Evangelina Zayas traía sangre africana y de mambí. La humildad y el coraje le multiplicaron panes y peces para criar a sus hijos, cinco hembras y dos varones. La oscuridad del monte no le aplacó los ánimos y se vio de comadrona por aquellos caminos. De la sabia de servir y crecerse bajo el sol y los entuertos bebieron, sin dudas, sus “vejigos”.

Para el viejo Fermín La O los días y semanas tenían el color del tiempo. Si llovía, había cosecha, comida y paz. En sequía y tiempo malo, desvelos y temores. Así, brincando piedras y descalzos, la prole rompió la ignorancia en una escuelita cercana. La vida viró la hoja.  “Mateo Sánchez” quedó atrás.

Las muchachitas y uno de los varones salieron a buscar la luz que trajo el año 1959. La alborada de Enero no podían perderla. Esos negros soñaban alto para seguir en aquella pequeña finca de grises y pobrezas. Se apretaron los cordones y buscaron sus mañanas.

DE TODAS, UN POCO

Ser enfermeras era una hermosa elección que tenían delante de los ojos.  Había que terminar los estudios y preparar el camino del futuro. María Antonia quería estudiar. Terminó la secundaria en 1966 y pasó el curso de emergente. Con 18 años entró vestida del uniforme de sueños en el hospital rural de Arroyo Seco, de Pinares de Mayarí. Estudiando y trabajando ganó el grado 12. Y en el “Mártires de Mayarí” escaló su próxima meta: hacerse enfermera Obstetra en el hospital de Holguín. Nunca imaginó que este sería el puente que la traería definitivamente a Las Tunas.

El déficit de esta especialidad la ubicó, en la década del 70, en el hospitalito rural de Bartle, donde se jubiló luego de 44 años de trabajo. Cumplió misión en Duaca, Venezuela,  en el estado de Lara, en el 2007, y es hoy una abuela feliz y  madre de muchos hijos allí, donde jamás renuncia a ser enfermera y nadie olvida que dieron el primer grito en sus manos.

Juanita, la mayor, se inclinó por ser asistente de Estomatología, pero terminó como Auxiliar General del centro hospitalario del municipio. Tiene dos nietas médicos. Martha atrapó las raíces de llevar la cofia hasta “que las fuerzas les den”. A su tiempo, se llegó al hospital “Lenin” y tejió su meta. El “Guevara” sabe sus pasos de memoria y su amor por la enfermería.

No hace mucho regresó de los cerros y alumbró “Barrio Adentro” junto a su hija, la doctora y especialista en Medicina General Integral (MGI) Iris Lidia Brooks. Por segunda vez era internacionalista.

Julia, otra de las hijas, luego de insertarse como joven campesina en 1961 a las escuelas “Ana Betancourt”, en La Habana, pasa un curso de Administración en Salud. En tanto Bertoldo, uno de los varones, incrustó también su herencia en Salud Púbica. Ambas trabajan en el hospital “Ernesto Guevara de la Serna”. Niurka es secretaria de la Sala de Terapia Intensiva y Norma, jefa de Dietética. Noelia, la otra hermana, es asistente de Estomatología.

No solo el amor por salvar vidas y “las batas blancas” las unen. Dania, quien se quedó a vivir en Mayarí, ganó por allá su misión en tierras venezolanas, otro eslabón que las enlaza. Mientras, aquí, la doctora y especialista en MGI  María de los Ángeles Gutierrez, la “heredera” de Julia, la seleccionan para ese llamado y ambas se encuentran en el estado La Guaira. Ya habían coincidido en Barinas.

 EL MISTERIO DE LA PARROQUIA URIMARE

Nunca imaginaron Dania y María de los Ángeles que una pandemia le sobrecogería el pecho en medio de los cerros. Un torbellino de sobresaltos fue inevitable. En Cuba se reportaban los primeros casos. Sin embargo, el nuevo desafío apenas les dejaba tiempo. La dinámica del trabajo tenía un objetivo esencial: pesquisar la comunidad. Allá se fueron la tía y la sobrina. Recibieron la preparación necesaria y cada mañana, desde hace poco más de dos meses, andan de batalla por la vida.

Todo comenzó cuando el Covid – 19 se regó como humo maldito por el mundo. Dania era la Asesora docente del Estado, pero las responsabilidades que asumieron los colaboradores cubanos en sus CDI las volvieron a juntar.

Esta es la primera vez que trabajamos juntas – me cuenta María de los Ángeles por Messenger-. Ver a mi tía en mi CDI Guaracarumbo, tomar la buseta todos los días para llegar a nuestros destinos y sentirla junto a mí fue maravilloso. Me impresionó su destreza, sus conocimientos y motivarme siempre a ser mejor.

Para Dania no es menos significativo acompañar a su sobrina. En el pecho le laten las emociones y los recuerdos de “la negrita que vio crecer”. A pesar de la cercanía familiar, descubrirla toda una mujer y una profesional disciplinada y competente le humedece los ojos.

Bajos sus pies se mueven los misterios que esconden los trechos y las lomas de la parroquia Urimare, de gente humilde, quienes las reciben con gratitud y confianza. Ellas, entre el asombro y la voluntad, se entregan para poner alto el palpitar de la isla en las tierras del Comandante Chávez.

No hay cansancios aunque duelan los pies. Lo vital es que no aparezcan enfermos en La Guaira. Este es el principio de fortaleza de todos los colaboradores allí.

¿HISTORIA CERRADA?

Serviciales, alegres, jaraneras y “fieras” para el trabajo estas negras dulzonas se me antojan riachuelos blancos por calles, montes, salones de parto, laboratorios, llanos y montañas. Ninguna busca los porqués de esta pasión por la medicina. Cumplir sus misiones, deberes y tareas es lo primario.

Diplomas, medallas y reconocimientos lo avalan. No creo que apostaré por gusto si dejo abierta esta historia. Desde los montes y del vientre de Evangelina salieron estas mambisas, quienes hacen brillar de dignidad sus batas blancas. Los genes están vivos. Las generaciones por venir dirán la última palabra. Es solo cuestión de tiempo. Lo cierto es que a ellas les deben vida y felicidad cientos de cubanos y venezolanos, tuneros y holguineros.

 

Sombrillas y nasobucos… ¿o también viceversa?

Sombrillas y nasobucos… ¿o también viceversa?

 

Por Graciela Guerrero Garay        Foto: Reynaldo López Peña

Las Tunas.- Martha se ahoga con el nasobuco pero, aun así, decide llevarlo hasta dentro de la casa. Es asmática y evita a toda costa el menor síntoma catarral. Comenta alegre sus esperanzas de que siga todo favorable, pues no quiere renunciar a su “semanita en la playa con los nietos”. Su optimismo es contagiante.

Es una añoranza colectiva, dentro y fuera de Cuba. Sin embargo, otra vecina hace notar el detalle que, a las puertas del verano y los intensos soles que bañan estas tierras, se hacen tan imprescindibles las sombrillas como las mascarillas protectoras contra el mortal Covid – 19. Oiga – le dice – aunque las salidas de casa sean precisas y rápidas, hay que protegerse del sol. Esto da cáncer de piel.

Martha guarda silencio y asienta con la cabeza. Y recordó… Era una mujer joven, creo no llegaba a los 50 años, pero tenía cáncer de piel. Yo iba a la consulta de las células madres y ella a Oncología. Era triste verla, siempre estaba deprimida y apenas se le veían los ojos detrás de las gafas. Tienes razón, no hay porque exponerse al sol si una puede disfrazarse, puntualizó.

Ahora todas las tensiones están centradas en cómo prevenir y evitar al contagioso y letal coronavirus. Sin embargo, la pandemia cohabita con otras enfermedades de alto riesgo y no hay porqué descuidarse. Usar gorras, pamelas, sombreros, pullover con capuchas, entre otros atuendos que protejan el rostro y el cuerpo son vitales también para mantener una salud idónea.

Una información de la colega Misleydis González Ávila, publicada en febrero en el periódico 26 Digital, indica que ese tipo de cáncer es el de mayor incidencia en la población tunera, donde más de cinco mil personas tienen algún tumor maligno y es la causa de muerte de unos mil 300 cada año.

En ese y otros despachos noticiosos, los especialistas indican que protegerse del llamado astro rey es la mejor manera de prevenir las lesiones cutáneas, agudizadas también por el estrés, ingerir inadecuados niveles de agua, no mantener una dieta balanceada y usar sustancias químicas.

Ante la negativa incidencia del Covid- 19 en los hábitos cotidianos y las limitaciones objetivas de alimentos para mantener las dietas o comer de manera balanceada, así como la utilización de desinfectantes que irritan la piel e influyen en estas dolencias de manera nociva, se impone cuidarse con mayor responsabilidad de estos fuertes calores e intensos rayos solares.   

En pocas palabras, al decir de Martha, “a disfrazarse, llevar un pomo de agua a las colas y pensar que sí, que la vecina tiene razón, las sombrillas son tan importantes ahora como el nasobuco”. Desde mi balcón, con el sol quemante de las tres de la tarde, veo pasar a muchos sin protección alguna y la mayoría es joven. Otra vez la pobre percepción de riesgo gana la partida. También el cáncer de piel puede ser letal.

 

 

Criterio: Percepción de riesgo: ¿Espada o campana?

Criterio: Percepción de riesgo: ¿Espada o campana?

En uno de los bulevares de la ciudad, con sus diferencias geográficas y urbanísticas, no hay diferencias ante la despreocupación que muestran las personas.

 

Por Graciela Guerrero Garay         Foto: Reynaldo López Peña

Las Tunas.- Somos confiados por naturaleza, quizás tenga que ver con ese espíritu bonachón y familiar destacable en los cubanos y, en determinados momentos, simulador de cierto “aire” de autosuficiencia que provoca en algunos la falsa creencia de que “no les entran ni las balas”. ¡Y con una pandemia invisible y mortal mucha gente en la calle es una bomba de tiempo!

Este martes fui al policlínico Gustavo Aldereguía Lima para actualizar el tarjetón de los medicamentos y ratifiqué lo que ya, en varias ocasiones, es denuncia gráfica en las fotos de nuestro fotorreportero Reynaldo López Peña. O lo insinuaba el tráfico de carros y bicicletas por mi avenida, sin contar los reportajes televisivos de otras provincias.  El asunto no es salir de casa (porque hay gestiones impostergables). Se trata de respetar el distanciamiento social, fundamentalmente, al salir de casa.

Tanteé algunas personas de las colas, adultas todas, y alegaron no querer saber del virus, en una evasión que ni me atrevo a catalogar. Entonces me golpean en la mente las palabras exactas del doctor Francisco Durán, director nacional de Epidemiología del Minsap en Cuba, citadas en el portal Cubadebate: “Si prosiguen las indisciplinas sociales y empiezan a producirse eventos de transmisión, la situación favorable actual puede cambiar”.

Siento que esa confianza trasgrede la percepción de riesgo en los tuneros. Para suerte nuestra estamos entre los territorios de más baja tasa de incidencia. ¿Será así de continuar irrespetando la Ley y las normas sanitarias? ¿Quién no sabe que el nasobuco es apenas un detalle entre los tantos a tener en cuenta ante el coronavirus? No tenemos casos positivos en las últimas semanas, ¿y qué garantiza esta tranquilidad si no tomamos las precauciones al pie de la letra?

El anuncio de que se realizarán pruebas en las comunidades para detectar posibles contagios dice de alguna manera que, para las autoridades sanitarias, hay inquietudes más profundas de las que pueden sugerir los partes diarios. Y si cabe mirar en la dialéctica y la lógica, este lunes se reportaron 17 nuevos casos, de los cuales 15 (el 82,2 por ciento) fueron asintomáticos y tuvieron como fuente de contaminación, excepto uno,  personas enfermas.

No se trata de levantar falsas alarmas, pero crece y es real la cifra de cubanos sin señal alguna de tener el virus. No hay momento en que el doctor Durán lo reitere.

Este martes, en la esperada conferencia de Durán, se registraron 21 nuevos casos de coronavirus, de los cuales el 80,9 por ciento fueron asintomáticos. Las Tunas vuelve a salir invicta, enhorabuena. Empero, ¿significa eso que no existan enfermos sin síntomas? Indiscutiblemente no. El panorama que viví esta mañana por los alrededores de las áreas comerciales (léase bodegas, cafeterías, tiendas shopping y mercados) es inquietante.

En la popular poliservicio Dos Palmas la cola mantenía las distancias. Sin embargo, en “El Éxito” (de la cadena Caribe) no era así. Casi un centenar de personas esperaba para comprar el pollo regulado y, en la acera, buscando la sombra, lo hacían uno al lado del otro. El uso del nasobuco estaba a la orden. Todos lo traían.

En las áreas de los mercados “La Unión” y “Leningrado”, si bien no había “multitudes”, la desobediencia a las normas sanitarias era evidente y los acercamientos innecesarios volvían a ser la manzana de la discordia. Hay que hacer colas, pero ¿por qué solo se alejan con la intervención de la policía y el MININT?

Ya vamos para dos meses de los primeros casos anunciados… ¿todavía no se entiende el imprescindible distanciamiento social? Ahí está el contagio, la propagación, el riesgo y hasta la muerte causada por el Covid- 19. ¿Tendremos que sentir la espada filante del dolor para que nos toquen – o toquemos – la campana?

Las semanas pasan y, en relación directa, las tensiones suben dentro y fuera de casa. Quedarse en ella, a pesar de todo, es el remedio posible. Su vida también está en sus manos. El Covid-19 es una pandemia y nadie puede vivir ajeno. Repito, no es hacer cola. Es saberla hacer desde la disciplina consciente y la obediencia ciudadana que le debemos a la Ley.

 

 

Con tus ojos en los míos canta el mundo, Mamá.

Con tus ojos en los míos canta el mundo, Mamá.

 

Por Graciela Guerrero Garay       

Las Tunas.- Es mayo, justo su segundo domingo, hermoso en lo eterno por ser el Día de las Madres en una buena parte del mundo. ¿Mundo? Sí, está ahí sacudido por un virus que se pinta de corona y no sé si es el rey o la reina de la analogía. O si llegó para dar lecciones y es como un aula, los aventajados aprenden pronto… los otros, un poco después o nunca. Y entonces llega la fecha del tesoro mayor de todos, mamá. Y es difícil no concebirlo como siempre, con besos, regalos, cake, abrazos, encuentros...

O sin flores nuevas en los cementerios. O sin los paseos con los nietos. En fin, la realidad se impone a la costumbre, pero está lo más cierto todavía. Ella, la de los más cálidos cariños y la incansable guerrera del hogar y la sociedad, está ahí, ahora más cerca que nunca, quizás porque la pandemia nos ha puesto la precisa necesaria: quedarse en casa.

Esa dicha hay que multiplicarla. Es un privilegio enorme, porque muchas estarán en la exhausta y amorosa vigilia de cuidar a los enfermos del Covid – 19. O en los laboratorios, unidades militares, centros de elaboración de alimentos, misiones internacionalistas, puntos de control, aeropuertos, aduanas, campos cañeros y agrícolas, mercados, preservando el orden público… en cualquier sitio donde el momento exige… ¡y en cualquier sitio hay una mujer… madre desvelada, guapa, decidida, con el corazón apretado de añorar…!

Mayo es el camino para acercarnos más…justamente cuando el amor tiene dimensiones infinitas y un gesto puede ser el ombligo del planeta, la caricia perfecta, el respeto mayor… Mamá y nosotros en ese palacio que fundó con sacrificio, sostenido muchas veces con las lágrimas y las alegrías que solo reserva para sí, con el coraje cotidiano de cumplir dobles jornadas, tutelar, suplantar roles, caer y levantarse… Empero, siempre dadora de la devoción perfecta, esencial en ternura, titánica por sus hijos.

Día de las Madres y las palabras no alcanzan para expresar alturas y sentimientos, aun cuando la vida nos la devuelva en una estrella o el dolor interminable de la ausencia. Es mamá. Y por ella, ante esta sacudida inevitable del domingo de mayo infectado por un virus letalmente universal, amémosla…

Lo esencial es invisible a los ojos, se ve con el corazón… Entonces, pongamos en sus manos las flores del alma, la luz de la esperanza, el elixir de cuanto hermoso conocemos en afectos y consideración humanos. No importa la edad ni los oficios, es la confianza nuestra, el sendero recto,  la vida en sí…

Un buen pensamiento, una mirada, una voz… un simple gesto lo dicen todo. Todo depende del pecho donde broten…  No hacen falta orgías ni cumplidos. Mamá merece ese divino abrazo que nos salva y ese todo de todo que nos brinda. Con tus ojos en los míos canta el mundo. En tu divino pacto no existe la maléfica tristeza de este virus. Es tu día y hasta el dolor dibuja una sonrisa. Es tu magia, mamá, en esa dimensión puntual de la confianza. ¡Te amamos! ¡Felicidades Madre!

Apuntes para Hiroshi… mi nieto del corazón

Apuntes para Hiroshi… mi nieto del corazón

 

Por Graciela Guerrero Garay         Foto: Cortesía familiar

¡Voy a tener un hermanito! Y en la cara de mi nieta Sheila estaba cuajada la alegría de ese momento único donde la familia – la de todos, claro está – redondea la vida y se transforma desde el corazón y la añoranza. Simula que fue ayer, pero hace ya un año que el pequeño Hiroshi nos regala esa pueril inocencia que en él, risueño por naturaleza, se nos antoja el mejor de los caramelos o el trino de los canarios.

Cumplió su primer añito en medio de un virus que es una suerte de tornado diabólico estremecedor en el mundo entero de los íconos de cualquier ventura. Pero no. Con la debida protección, con los imprescindibles, y los que fuimos dentro de esos bolsos cargados de ternura para el retoñín de los Giro Jorge, tuvo un día feliz el varón primogénito de su papá hipnotizado de tanto gozo, junto a su orgullosa y “pulpo mamá” , empinada en la mejor de las enseñanzas que ha tenido.

Nuestro muñeco y nieto por bendecida adopción (sin que sus chochos abuelos paternos Sorby y Pachi se les suban los humos) tuvo un día feliz y recibió todo eso que inspira a la familia que lo ama. Miren su carita no más. Le debía estas líneas…

Dios te guarde mi niño…quise tener tu recuerdo en mi face… ya ahorita eres un campeón en las redes sociales (genes, mi amor, genes). Te queremos de verdad. Y ya correrás escaleras abajo, apagarás muchas velitas y lo mejor, seguirás más lindo y saludable. Un abrazote de oso de tu abuela seducida y todos los amores que tienes acá en nuestros corazones. ¡A caminar más de prisa y volver loca a mamá!, bastante que me volvió a mí, pero no le digas nada, es nuestro compinche secreto… Te quiero lindo. Dios te bendiga. Hoy exactamente tienes un añito y 24 días.

Mi Juan entre los colores de sus 71 años

Mi Juan entre los colores de sus 71 años

El reloj es el reloj y el tiempo es el tiempo, aunque creamos que esté atrapado ahí, en esas manillas que caminan en silencio o, quizás, en el mecánico sonido… tic/tac tic/tac…

No sé… Sí sé que me hizo creer en el amor, que poco a poco, con besos, tolerancia, alegrías, abrazos, incomprensiones, retos, promesas, sustillos y el día a día de esperar, soñar, confiar, desconfiar y volver a apostar por los impulsos del alma, echamos a andar…

En la rudeza de sus manos y la fuerza de sus hombros desdibujé a la chiquilla asustadiza, aferrada a esos latidos del pecho que me hacían el camino. Me arrancó poemas de cualquier tipo… me pintó arco iris y apostamos… Hoy este hombre de mis mil demonios, los rosas, los negros, los blancos, los multiperlados, cumple 71 años y doy gracias a Dios por ponerlo una tarde del verano de 1984 frente a mí.

Por mi Pochy, mi Juan Díaz (el segundo nombre, Benito, no me gusta) tuve el sueño confundido del ¿me caso o no me casó?, ¡y me casé!… Y heme aquí mirando las estrellas y pidiendo que estos 36 años de matrimonio se multipliquen y podamos estar infinitamente entre los cascabeles de esa cualquier cantidad de dicha que es nuestro hijo LLoa y nuestra nieta Sheila.

Heme aquí, hombre, haciéndote otra pública declaración de amor… perdida en tus canas y aferrada a seguirte por esas divinas nubes donde llegamos, para bien de los dos, saltando desde aquel muelle de cayo Carena, la afrodisiaca islita de la bahía de Cienfuegos…  donde mi miedo a los cangrejos lo aplastaste con el fuego de tus besos y mi encantamiento total. Felicidades mi amor, que sigas con esa salud de hierro que tienes y nunca, carajo, dejes de ser mi pesado Titán.

Las horas del alma en el “Gustavo Aldereguía”

Las horas del alma en el “Gustavo Aldereguía”

 

Por Graciela Guerrero Garay           Fotos: Cortesía de la entrevistada

Las Tunas.- No la conocí con el uniforme verde y el nasobuco, a pesar de sentirla muy cercana desde sus andares como enfermera de mi consultorio. Solo la mirada profunda que reestrenaba, de puerta en puerta, durante las campañas de vacunación contra la poliomielitis o en las visitas de seguimiento a pacientes y embarazadas permitió que la identificara. Al regresar de la misión en Venezuela fue a trabajar al policlínico Gustavo Aldereguía. Hace mucho no la veía y noté sus ojos diferentes. Estaban mucho más desvelados y pasionales que de costumbre. Luego supe el porqué.

Acordamos hablar por el chat. Carmen Delgado Acosta no tenía tiempo para más. Ella forma parte del gran equipo que en ese centro asistencial del reparto Santos, en esta ciudad, integra la barrera humana contra el Covid -19. Trabajan 24 horas y desde el Cuerpo de Guardia de aislamiento, en fortaleza con el grupo de respuesta rápida, desborda en retos que pueden complicarse de un momento a otro. Hay mucha tensión en la aparente calma que diluye los minutos. No hay lugar para encuentros de viejas amigas. Solo caben el compromiso profundo por la profesión y la vigilia.

El “Aldereguía” – como le llama el pueblo comúnmente – es una suerte de hospital para los más de 15 mil habitantes que residen en los repartos Santos y Buena Vista, las zonas urbanas más pobladas de la parte Este de esta capital. Allí, tradicionalmente, buscan el socorro a sus dolencias por la integralidad de los servicios y la cercanía comunitaria, además de la calidad humana y la preparación de sus trabajadores, quienes en estos tiempos de pandemia lo convierten en su “casa verde”.

“Nuestro objetivo es atender en el cuerpo de guardia – cuenta Carmen - a quienes llegan con síntomas respiratorios o los casos sospechosos de coronavirus. Aplicamos los protocolos establecidos. Somos un equipo bien unido, la doctora Anitza Vázquez, yo como enfermera y Reyna Caballero, que es la auxiliar de limpieza y trabaja a la par y todas corremos el mismo riesgo, pero nos entregamos con igual amor a nuestra misión.

“Es muy intenso todo, pues el proceso comienza aquí y hay que hacerlo rápido y con mucha profesionalidad. Al menor signo de algo sospechoso, aislamos al paciente, y los viajeros interprovinciales se llevan a los centros habilitados para su control y observación. Desde aquí sabemos que de nosotras depende mucho que la vida de los tuneros no se comprometa y no exista contaminación local”.

En sus palabras mediante el video llamada está la misma perseverancia y altruismo que la llevaron a destacar en su misión internacionalista. Reencontré a la  enfermera que no descansaba desde que entraba al consultorio y jamás subestimó la labor de sus colegas.

“Bueno, también es meritorio el trabajo del Equipo de respuesta rápida. Esto no es solo mi labor, sino la de muchos. Es fuerte porque somos humanos, sabemos que la familia está inquieta por nosotros, que los que atraviesan por estos riesgos están desesperados. Por eso detrás de estos trajes hay muchos sentimientos y responsabilidad.

“Te puedo hablar de las tres jefas del Grupo Básico de trabajo, las doctoras Lisandra Guerrero, Iliana Luis y Yulit Basalo. Las supervisoras, Gelsy Cordero, Yanelis López y Yoandra Leyva. O de los licenciados en Higiene Yaneisy Santiesteban, Ailen Villagómez y Daili Fernández. Es un equipo grande, unido y muy entregado. No nos importan las horas. Estamos conscientes de lo que significa nuestra misión para la provincia y el país”. 

Y de pronto encuentro su mensaje apurado: “No olvides poner a los choferes, a los compañeros de vectores, a todo este policlínico Gustavo Aldereguía que lucha por la vida y confía en que el Covid – 19 será una victoria para cada trabajador de la Salud en Las Tunas y Cuba. Ahh, y más allá de los mares”.

Son las nueve de la noche. Los balcones de mi barrio retumban de aplausos. Pienso en Carmen, mi amiga y mi enfermera. En todos esos rostros que hoy uno ni identifica así de pronto. En los abrazos que congelan en el alma, como ella, quien apenas disfrutó sus vacaciones al regresar de Venezuela. En los riesgos y esa mezcla de dolor inevitable que les invade en los silencios del corazón a todos ellos cuando, sin conocer al paciente, saben que ponen en sus manos y talento el destino de sus vidas y muchos más.

Entonces comprendí porque su mirada profunda estaba húmeda. Son las horas del alma en el “Aldereguía”.

Primero de Mayo: Mi cuadra entre banderas

Primero de Mayo: Mi cuadra entre banderas

 

Por Graciela Guerrero Garay       Fotos: De la autora

Las Tunas.- Por primera vez en días mi barrio tiene música, esa que salta de balcón a balcón y te contagia. También las banderas ondean entre ese himno de estos tiempos: “Resistiré”. Es Primero de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores, y el corazón proletario marca la diferencia. ¡Estamos en la batalla, la eterna batalla por la vida! ¡Y hay que cumplir las misiones desde casa, con la misma esperanza que hoy en los hospitales la medicina se pone zapatos altos!

Aplausos ininterrumpidos rompieron el silencio de la mañana de este viernes. Algunos de voz potente contagiaron con sus “Vivas” a una cuadra que, entre viviendas y edificios multifamiliares cobija a más de mil familias tuneras. Liam Rafael Mancebo no se conformó con acompañarnos a las nueve de la noche, y cantó el Himno Nacional que sabe de memoria, a pesar de sus escasos tres años. Tras él, se sumaron los más cercanos a su portal, adornado con la bandera del 26 de Julio.

Fiesta de confianza y esperanza. Gesto agradecido a estos meses donde los esfuerzos son desmedidos desde la máxima dirección del país, los Consejos de Defensa, los gobernadores provinciales y municipales, organismos estatales, instituciones… y fundamentalmente cada uno de los miembros de Salud Pública que ya perdieron el sentido de los días y las noches.

Garantía que significa que lo poco se reparta entre muchos, y se cumplan las medidas sanitarias al precio justo: los agentes del MININT tampoco duermen. En estos tiempos de pandemia son miles de obreros quienes hacen de sus desvelos el abrazo profundo de la Patria. Por eso cuando escribo estas líneas hago un alto. Salgo al balcón y miro. Mi cuadra entre banderas es la luz que nos alcanza en los oscuros meses de aislamiento.

Hay razones para esta música que “Resiste” por el barrio y esa apasionada ovación de puerta en puerta… ¡Viva el Primero de Mayo!, una frase que ya tiene más tinta roja para escribir sus memorias en Las Tunas y en Cuba.  

 

 

La dulzura de los aplausos de Lian Rafael

La dulzura de los aplausos de Lian Rafael

 

Por Graciela Guerrero Garay        Fotos: Cortesía de la Familia

Las Tunas.- Me recuerda los versos de Martí. / ¡Vuelan, brillan, palpitan, relampaguean!/ Y en esas manitas que cada noche aplauden con picaresca intensidad  veo el precio de la vida. Lian Rafael Sánchez Mancebo le da un encanto especial al cotidiano aplauso de las nueve de la noche. A mi balcón llega su alegría desbordante, a pesar de que apenas escucho lo que grita en medio de la ovación que baña a la avenida Primero de Enero, en esta ciudad.

Sé que no hay que empujarlo en sus inteligentes y sabias iniciativas. El día de los primeros aplausos salió detrás de su mamá, la doctora en Estomatología Dafne Mancebo Rodríguez,  y se sumó por sí mismo. Luego su amigo Jonathan le siguió y así juntos, aportaron los lógicos “chillidos triunfales” de la noche primogénita. Desde entonces sale corriendo y entrega las palmadas “a los médicos que curan”.

Para Lian Rafael “el bicho ese es malo y no puede ir al círculo”, porque “¡hay que quedarse en casa!”. Y como si alguien lo hubiese mandado, me deja parada en la puerta y va al cuarto. Vuelve con el nasobuco y una de esas sonrisas cómplices que lo hacen popular en el salón de tercer año de vida del CI “Futuros Constructores”.

Las nueve de la noche salta más allá de La Habana y su tradicional “cañonazo”.  Los tres añitos de Lian Rafael saben que algo raro sucede “con el bicho malo ese”. El aplaude con todas las fuerzas que le dan sus tiernas manitas. Acompaña a sus abuelos Marisel y Rafael, a su mami, a la gente del barrio.

En su gesto va la esperanza y la vida. A veces, no hay luna ni las luces de la calle dejan ver las estrellas, pero siempre habrá aplausos. Infinitos aplausos. Cada personal de la salud lo merece más allá de la pandemia. Los desvelos infinitos, ahora, solo se multiplican.  Recuerdo a Martí… / ¡Vuelan, brillan, palpitan, relampaguean!/.