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Criterios

Criterio: El agosto de alertas

Criterio: El agosto de alertas

 

 

Por Graciela Guerrero Garay   Foto: Tomada de 26

Las Tunas._ Pones las palabras "accidentes en Las Tunas" en Google, el principal y más popular motor de búsqueda de Internet en el mundo, y el corazón se encoge. Sitios web cubanos y foráneos detallan los sucesos. Luego, fatalmente, vienen las estadísticas. ¿Acaba así, en cifras, la tragedia? Jamás.

Nunca estoy convencida de si es bueno para algo comparar los números de accidentabilidad de un año a otro. O igual de un semestre o un mes con sus pares de calendarios anteriores. Cuenta para mí, honestamente, que esa imagen violenta del impacto se queda para siempre en la psiquis de hasta un simple y casual testigo de los hechos. ¡Imagine un segundo estar entre las víctimas!

Lo realmente importante, digo yo, es que no existan accidentes del tránsito, al menos aquellos donde la evidencia no deja duda de que pasan por irresponsabilidad, por confiados, por baja percepción de riesgo, por creer que manejar es un hobby y, fundamentalmente, por violar lo legislado a consciencia plena, entre otros desatinados actos.

Le explico y ejemplifico. Acabo de leer que en Las Tosas, provincia de Sancti Spiritus, este 26 de julio murieron cuatro personas, entre ellas dos niños, porque una familia "que transitaba en un camión particular intentó cruzar el río crecido sobre un puente sin barandas. Como resultado de esta acción el chofer perdió el control, se salió de la vía y fue arrastrado por las aguas con 10 personas en el interior del vehículo", dice una información publicada por la web Cubadebate.cu.

Son obvias las preguntas y respuestas sobre esta mortal tragedia. Lo mismo sucede cuando la lupa del dolor hurga causas y consecuencias. Todavía está viva la herida del accidente masivo ocurrido en el kilómetro 21 de la carretera Amancio – Colombia, en enero de este año y donde se lesionaron 52 tuneros. Tenemos que pensar.

Nuestras conductas y decisiones no son tan nuestras como creemos. Repercuten. Afectan a la familia. Involucran. Dañan. Agosto es más que vacaciones. Muchas alertas penden del hilo de la vida, la tranquilidad social y el bienestar doméstico y comunitario. Junto a ellos se tornan no menos peligrosos el dengue y las radiaciones solares. Sin contar, por demás, que el Covid -19 nunca dejó de estar ahí. Una amenaza real y cruda también son nuevas virosis que están en circulación y todavía no se conocen a profundidad sus manifestaciones clínicas y tratamientos específicos. Los catarros y las diarreas son propias del verano.

En fin, agosto está lleno de alertas y advertencias. Si bueno es relajarse, darse un respiro espiritual y hasta "saborear" caprichos para romper rutinas y malas rachas, es imprescindible no quedar atrapados "en aires" que llamen a la desgracia personal y colectiva. Los padres no tienen derecho a arrastrar a sus hijos pequeños a esas aventuras potencialmente mortales. Si el peligro está a la vista, aléjelos y aléjese. Condenarse después no es el asunto. No hacerlo o evitarlo sí es su problema.

Cada momento da señales de que hay que repensarse los pasos. Bañarse en un río puede ser muy complicado si no se valoran riesgos y beneficios. Los rayos ultravioletas cobran su cuota alta con cáncer en la piel y las insolaciones traen serios problemas. El agua no anda muy clara, pero los infantes deben estar hidratados frente al calor sofocante y hay que tomarla con mayor frecuencia.  

Sobre los adultos recae con fuerza evitarles enfermedades a los niños y ancianos. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) asegura que el cambio climático es la mayor amenaza para la salud mundial del siglo XXI y puntualiza que ocurrirán 250 mil muertes adicionales por año en las próximas décadas por esa razón. Y ya está sucediendo la anomalía ambiental. El impacto directo de las altas temperaturas, la sequía, las tormentas fuertes y el aumento del nivel mar son evidencias irrefutables.

Hay que relajarse y aprovechar los momentos agradables que borren el estrés y la sobredosis de tensiones que vivimos, pero no podemos dejarnos arrastrar por la pasión del ocio y la aventura. Divertirse hoy y enfermar mañana no tiene gusto. No desoiga las advertencias ni las alertas de agosto. Estar sano es paz y una inversión que no tiene precio. Seamos responsables, sobre todo de quienes dependen de nosotros. Cuidado si maneja. Los accidentes provocan heridas incurables. Pensemos por favor. 

 

 

 

 

Criterio: Justas inquietudes de Nenín

Criterio: Justas inquietudes de Nenín

 

Por Graciela Guerrero Garay   

Nenín es un octogenario privilegiado. No acepta estar lejos del aula y confiesa que mientras tenga fuerza, esté lúcido y con todos los conocimientos vivos de Matemática luchará por contratarse, más ahora que necesitan docentes en esa disciplina y la jubilación no alcanza mucho.

Y ahí lo ves madrugar, con su acostumbrada elegancia, para estar en el matutino y cumplir el horario de clases en la secundaria básica Vicente García, donde trabaja en el otro extremo de la ciudad y a más de dos kilómetros de la casa. Por eso es feliz.

Sin embargo,  "ese andar cotidiano por el pueblo me tiene preocupado", dice a esta reportera con el pesar profundo de verdades contundentes que se llevan dentro y hoy sacude a la mayoría de nuestros ancianos, sino a todos, indetenibles en defender los valores que portan y nos enseñaron, los cuales parece no aprendimos bien.

Lo cierto es que no acepta que el respeto ciudadano sea un dibujo, la solidaridad una copia y el lobo del hombre una certeza. Cuenta, entonces, que muchas veces vio en peligro su entrada a tiempo a la escuela porque "pasan los carros vacíos por la parada y siguen, aunque les hagas señas.  Solo paran si hay inspectores. La tolerancia y la cortesía, esa educación de servirnos como seres humanos, se ve muy poco. Y no se te ocurra regañar,  aconsejar o  alertar del peligro a un desconocido, y si es niño o joven, más. Con buena suerte lo menos que hacen es mirarte como si estuvieras loco, lo hacen hasta con desprecio…".

Las justas inquietudes de Nenín sobrevuelan su posible rigidez ética y alcanzan, de muchos modos, un pensamiento social que perdura y se resiste a ver normal lo que no es. O, en el mejor de los casos, tampoco acepta convivir con ciertos desmanes sociales que algunos justifican, si bien no los aplauden, porque son momentos duros y las crisis económicas generan inestabilidad de todo tipo, entre ellas las relacionadas con el comportamiento individual y colectivo.  

A esta altura de sus reflexiones rememoro confecciones y lamentos de personas mayores que son víctimas del maltrato verbal, una mala suerte ácida que prolifera en los establecimientos de servicio público, privados y estatales, por el simple hecho de asumir sus derechos al momento de adquirir un producto, reclamar o regatear un precio, solicitar una información o sencillamente exigir se le trate como debe ser.

O la agresividad desmedida que pulula en el  ambiente y se multiplica en las comunidades, colas, bodegas, guaguas, paradas y los puntos de recogida intermunicipales llamados "amarillos" en las afueras de las ciudades. Vecinos de años, con deudas de agradecimiento mutuo, pelean hasta por el derrame imprevisto de un poco de agua. Las disculpas sin escándalo, ofensas y puños prácticamente no  existen.  

Hay irritabilidad pública sin dudas. Puede ser lógica consecuencia del estrés post Covid -19, exacerbado por el reordenamiento económico y la objetiva realidad cotidiana del "no hay". Cuando aparece lo que necesitamos, no hay dinero suficiente para adquirirlos por los desorbitantes precios. Y viceversa. Si hay "monedas", estirarlas y encontrar lo que nos falta es otro caminar titánico para llevar a casa lo mínimo indispensable. Pero…

… ¿Eso da licencia a alguien para que nos lastime, incluso hasta con armas blancas?  ¿Si esta crisis dura como el periodo especial, nos comemos impunemente los unos a los otros? Muchos y diversos cuestionamientos encierran las justas inquietudes del viejo Nenín. Sin embargo, el problema no es cuestionar, soportar o adaptarse a vivir en un espacio común desprovisto de buenos modales o resiliencia, de mesura, y en burla permanente a los preceptos éticos morales que rigen las conductas de convivencia colectiva.

Esta violencia social hay que detenerla. Habrá que pensar en algún nuevo decreto con urgencia.  Si multamos por pisar el césped, creo vale aleccionar por actos irrespetuosos. Tal vez así, con la creación de un nuevo tipo de vigilante público, no se critique tanto a la policía por llegar a los lugares "después que pasa todo".

O pueda ser una nueva oferta de empleo que ayude a reducir las cifras de interruptos y desempleados. En fin, muchas fortalezas entrarían al ruedo. Los Gobiernos deberían anotarlo en sus agendas, porque de algo sí estoy clarita: a las buenas o las malas hay que cortar la indecencia que crece y nos desdibuja a Cuba. Nenín tiene razón en estar bien preocupado.    

 

 

 

 

 

 

 

 

Más allá de los regalos

Más allá de los regalos

 

Por Graciela Guerrero Garay

Realmente vivimos en una constante zozobra y un creciente peligro de todo tipo. Sin embargo, hay que inventarse formas, sin conformismo ni triunfalismo, de hacer agradable lo cotidiano. Meta rara, quizás digan ustedes cuando empiecen  a leer estas líneas y les  parezca una auténtica utopía mi criterio.

Sin embargo, razonemos desde la sabiduría del gran Confucio, quien hace dos mil años nos dejó para estos tiempos " si tus problemas tienen solución, no te preocupes"; si tus problemas no tienen solución, no te preocupes". Lo mejor es ocuparse sin la angustia de la queja. Ese remachar en lo malo genera energías muy negativas y  silencia sonrisas, momentos agradables, esperanzadores y estropean  el día en un abrir y cerrar de ojos, con el riesgo de amargar a los demás.

De qué hablo, pues de la tormenta que se acerca con el tema del regalo para Papá. Verdad que es bonito regalar. Es una tradición que vinculamos casi siempre con la reafirmación del cariño, como si algo material fuera lo único válido para una fecha notable. No es ciertamente así. Los sentimientos constantes y leales deben llenar cada segundo de la vida. Y para cada segundo de la vida creo que ni los multimillonarios tendrían regalos.

Papá no merece vanidades ni "cosas". Merece apoyo, respeto y amor eternos. Alegría, aun cuando no conviva con nosotros y existan discrepancias, divorcios y cualquier situación perturbadora de una relación afectiva plena. Si está en casa todo puede ser mejor. ! Hay tantas maneras de compartir y generar espiritualidad sin que medien los perfumes y el brillo de los  papeles de regalo!

Si el dinero no alcanza para navegar y comprar en "Revolico", hurguemos en los recuerdos o miremos la realidad con optimismo, con pensamientos saludables. Quizás hace mucho tiempo que no vayamos al cine, empinemos juntos un papalote, juguemos a la pelota… Puede que la magia esté  guardada en ese primer libro que nos regaló y no se acuerde. O en la fotografía aquella. O en una caminata sin rumbo o una carrera para estirar las piernas. Detalles, memorias..,

Lo esencial está en el corazón.  Ahí danza el amor. Nada hacemos con auto lastimarnos con la realidad que nos golpea y no podemos cambiar. Nunca es bueno andar por la  cuerda que los expertos en el campo de la psicología llaman "visión de túnel",  un fenómeno que consiste en la incapacidad de enfocar la  atención en otra cosa diferente que no sea el problema que tenemos.

Papá es mucho más que un regalo y la vida es un soplo de arena, eso somos en el universo, diminutos granos de arena. La ranchera El Rey lo dice a la mejicana…  "con dinero y sin dinero hago siempre lo que quiero"… Haga feliz a ese hombre que le dio el ser y tiene la dicha de poder abrazarlo. Sea feliz. Busque la forma, existe.

No permita que una costumbre le estropeé el tercer domingo de junio. Ocúpese de levantarle el ánimo con  esos detalles pequeños y extraordinarios que hacen la diferencia. Si puede y quiere regalar, no se detenga, pero le aseguro que la sonrisa del alma, un momento espiritual, una carcajada y tantos sortilegios hermosos no caben en un papel de celofán y, menos, en una muy bien adornada caja de  cartón. 

 

 

Criterio : En blanco y negro

Criterio : En blanco y negro

 

Por Graciela Guerrero Garay      Fotos: Yaciel de la Peña

Desgasta este tiempo de pandemia. Afecta los amores, el hogar, donde anda la génesis de la vida y la sociedad. Nadie es igual aunque seamos los mismos y aquí, entre nosotros, se nota más por nuestra idiosincrasia y la existencia misma, llena siempre de retos quijotescos y un “después” que si bien es gerencial está lleno de dificultades cotidianas, incluso en tiempos de bonanzas.

Cada conferencia del Ministerio de Salud Pública es un golpe de “cal y arena” para la mayoría, sino para todos. Y digo “mayoría” porque en determinadas situaciones se cuestiona, pues el pueblo tiene ante sus ojos una evidencia que no ilustran las cifras, fundamentalmente en la cantidad de confirmados y fallecidos. Sin embargo, al titánico y respetado Doctor Durán lo esperan y es un ser imprescindible en las mañanas de tuneros y cubanos. Su palabra es ley.

A veces, delante de los desmanes sociales que escucho, palpo y me cuentan, siento que el Director Nacional de Epidemiología suaviza con su ternura aquello que debemos informar en blanco y negro. De alguna manera, la gente debe entender _ ya es hora _ que la Covid -19 no es juego. Si bien sobrevives, las secuelas son tan malas como la enfermedad. Entonces, aterrizo en la vacunación pediátrica, el inicio presencial del curso y todas las memorias que guardo de los comportamientos nuestros.

¿Seremos capaces de evitar en las escuelas y los círculos infantiles que los muchachos cumplan el distanciamiento y no se descuide ni un ápice la bioseguridad, cuando todavía no somos capaces de respetarlo en las colas y los lugares públicos? ¿Acaso no somos los mismos? Es decir, en esas colas no hay otros que padres, maestros, educadores, asistentes…Nosotros, en fin, los generadores del ejemplo y los controladores de que los alumnos cumplan normas. En blanco y negro, si lo logramos somos los súper héroes de las circunstancias y los modos. ¿Usted entiende, verdad?

Puede que no esté de acuerdo y le pasé un pensamiento “diablo” de que cuestiono una decisión que se hace cada vez más necesaria e impostergable. Error. Solo busco interioricemos que la responsabilidad individual es la pieza clave en detener los contagios y, elemental, en reducir la posibilidad potencial de contraer el virus. La vacunación no evita la enfermedad, nos ayuda a enfrentarla con una inmunidad fortalecida y debilita otras complicaciones.

Eso hay que decirlo en directo y sin matices a los estudiantes… en la casa, matutinos y vespertinos, el aula, la televisión, los Medios de Comunicación.. Hay que enseñarles a ser responsables sin paternalismo, a cuidar de sus vidas y salud. No se les puede inculcar una falsa realidad protectora, tergiversar/simular un entorno donde existe un enemigo mortal e invisible que acecha y mata, aún cuando hay cientos de personas sin dormir para que nadie muera, fundamentalmente médicos y enfermeros. Creo tienen que saberlo en blanco y negro.

Ahora no puede existir el afecto “toca toca”. Nunca. Ahora hay que quererse – si de verdad nos queremos, hondo y sin disfraz, con acciones solidarias, alertando el peligro, regalando saberes, no compartiendo objetos personales como lápices, libretas, pomos de agua... Con actos humanos hay que quererse. Los noviecitos deben entender esto, si quieren mañana la certeza de volver a la playa, a las discotecas, a los parques, sanos física y mentalmente. De esto hay que hablar en voz alta, sin temor a que exista dramatismo o miedo. La verdad es así, única y sin coloretes.

Como nunca, o quizás por primera vez a la redonda, casa y escuela, padres y docentes, tienen que actuar con puño unido. Ese, a mi sentir, será el éxito de este curso escolar. Un diseño del día escolar que no repita esquemas. Al contrario, que refleje un esquema sabio y defensor de la vida, sinónimo exacto de cero contagio con Covid-19. La fiesta escolar es esa en blanco y negro. Vacunarlos, sí, pero al tiempo lo más importante: el virus sigue aquí y tú eres responsable de no hacerle el juego de que te toque.

Y con la verdad de frente, disciplina y control, sin violaciones ni paternalismos, Soberana 02 será más. En grandes momentos, grandes decisiones. Llegó la escuela, bienvenida, pero ya no somos los mismos. La pandemia es un monstruo peligroso. Es mejor, necesario, enfrentarlo en blanco y negro. Me entiende, ¿verdad?

CRITERIO: CONFIANZA

CRITERIO: CONFIANZA

 

Por Graciela Guerrero Garay

Es una virtud bonita al final de las cuentas. Abre espacios, reafirma amistades, da crédito profesional o afectivo, dignifica, pero también puede complicar la existencia y ser un “contravalor” en esferas emocionales. Incluso, los excesos de confianza generan, muchas veces, en cuestiones administrativas, relajamiento de la disciplina laboral, falta de exigencia y control y mal manejo de los deberes y derechos propios de los escalones de mando, entre tantas cosas más como desvío de recursos y abuso de poder.

Me confíe, me contó una amiga cierta vez que un gran faltante económico la llevó a los Tribunales y, de ahí, a una condena penal. Nadie ajeno estuvo en esa historia, solo su “gente de confianza”.  Matrimonios deshechos conozco igual por esta cualidad humana de doble filo que hoy, ante tiempos bien duros y un virus mortal que nos mutila  desde los hábitos hasta la convivencia, se requiere repensarla con responsabilidad, sin dobles lecturas ni supuestos y una madurez vital para no sembrar lamentos y recoger tragedias.

Ahora pienso en los contagiados con el SARS- COV-2 y son asintomáticos. En aquellos que por no “crear malestar en vecinos y amistades” permiten visitas innecesarias. En quienes “confían “ a ciegas que la enfermedad no les alcanzará nunca y se sientan en cualquier parte, ponen las manos donde se les antoje, se pegan a los otros, hablan, abrazan y bajan el nasobuco cerca de desconocidos o conocidos, sean grupos grandes o pequeños.

En los que llevan o dejan jugar a sus hijos pequeños ( al final no importa la edad) a parques o lugares donde saben afluye cualquier tipo de personas y, confían, que con el nasobuco están libre de contagio. Una cadena infinita de hechos que nos delatan como “seres confiados” y, lo peor, es que hasta los que abogamos por normas más coherentes nos cogemos alguna vez en determinados descuidos.

Una vecina me alega que “es demasiado tiempo y ella no puede vivir con miedo. Que sea lo que Dios quiera”.  Le argumento y dejo claro que no estoy de acuerdo. Ser responsable, precavido y consciente de sus obligaciones como ente social no significa ser miedoso. Cada mañana al escuchar la conferencia del Ministerio de Salud Pública en voz del respetado Doctor Durán y luego releer la noticia personalizada de la provincia, me asaltan y sobrecogen las mismas preguntas.

¿Nos estaremos adaptando de algún modo, o al menos grupos de personas, que este virus si nos toca, nos toca, y si no, felicidades? ¿Qué habrá que hacer para que los molotes no sean el signo más visible en todas partes? ¿Cuán difícil es para los padres trasmitirle a sus hijos, incluso a los pequeños de 2 años en adelante, que no son tiempos de jugar pelota ni de manos con sus amiguitos en el cuido, el círculo infantil y la propia casa?

Si este Covid – 19, como el Dengue, se prolonga más allá de voluntades científicas y humanas, ¿cuál será la actitud de la población, si sabemos que las mutaciones lo hacen cada día muy complejo? Entonces, la confianza huele a peligrosa virtud y recuerdo la frase martiana alertando: “En prever está todo el arte de salvar”.  Y esta sentencia viva, tan necesaria, como si 1883 cuando la escribió, fuera este siglo XXI…”  la verdadera medicina no es la que cura, sino la que precave: la higiene es la verdadera medicina. Más que recomponer los miembros  desechos del que cae rebotando por un despeñadero, vale indicar el modo de apartarse de él”.  

 

 

 

 

Día Mundial del Medio Ambiente: Extraño las mariposas

Día Mundial del Medio Ambiente: Extraño las mariposas

 

Por Graciela Guerrero Garay  Foto: Internet

Las Tunas. -  Otro 5 de junio marca una nueva cruz al almanaque, donde la fecha es un símbolo, la bola del mundo, las manos, la verde plantica. Pienso en las mariposas. Ya no revoletean a mi paso con sus vuelos zigzagueantes. Tampoco encuentro sus sugerentes colores y magia entre los herbazales de la ciudad. No soy la única, por suerte, otros se percatan de la ausencia, pero no todos hacemos algo porque vuelvan. ¡El medio ambiente se lastima por tan diversos y pequeños detalles!

Descubro que ellas, mis amigas de caminos y tentadores juguetes vivos de la infancia, están en peligro de extinción y figuran, junto con los escarabajos y las libélulas, en las alertas rojas de las especies amenazadas. Según Bruselas, luego que la Comisión Europea divulgara las indagaciones, algunas de esas especies pudieran desaparecer en el mundo. ¿Estarán los niños de mañana condenados a renunciar a las fantasías poéticas que sugieren? ¿Se pensará en ellas cuando se podan y replantan los árboles, o se hacen los jardines?.  

Siento que este 5 de junio no es igual a los demás. Claro, ya nada es igual. Sin embargo, algo gravita de manera constante sobre las mariposas, a pesar de que es inevitable y necesario, las campañas de fumigación para erradicar al mosquito Aedes aegypti. Así lo dijo a Prensa Latina Alejandro Barro, profesor de la Facultad de Biología de la Universidad de La Habana, al hablar sobre el primer y único Mariposario del país, ubicado en el Jardín Quinta de los Molinos en la capital, destinado a proteger a estos lepidópteros, los más conocidos y admirados por su belleza y de los cuales, según la Agencia de Medio Ambiente, existen unas 200 especies en el territorio nacional, 18 endémicas y 36 en peligro de extinción.  

“Restaurar los ecosistemas” es el tema principal que mueve la celebración de la fecha este año. Datos de la Organización de Naciones Unidas (ONU) argumentan que la restauración de 350 millones de hectáreas de ecosistemas terrestre y acuáticos degradados podría ayudar a eliminar de 13 a 26 gigatoneladas de gases de efecto invernadero. La plantación activa y la erradicación de cualquier presión para que la naturaleza se recupere por sí sola constituyen formas de lograrlo.

Todavía podemos lograr que regresen. Hay que pensar y actuar. La humedad del clima y las fumigaciones, dicen los especialistas, son aquí los mayores culpables de que una  cifra importante de especies desaparezca. No destruyamos su habitad ni el de las otras miles de familias de animales y vegetales con quienes hacemos el honor de vivir el planeta. Extraño las mariposas, pero duele mucho más que los niños de mañana no puedan conocer, ni en fotos, a la mayoría de ellas. De eso nos hablan cuando cada 5 de junio la comunidad internacional intenta sumarnos al grito por la vida en la tierra. Eso que es el Día Internacional del Medio Ambiente.

 

 

 

 

 

CRITERIO: Las cuentas de los ?guapones?... !No!

CRITERIO: Las cuentas de los ?guapones?... !No!

 

Por Graciela Guerrero Garay

Las Tunas.- El rocío está en esa suerte de letargo que anuncia el descompadreo con el sol. La calle comienza a coger el ritmo de la mañana. Es jueves. Febrero camina con una compleja situación epidemiológica y Las Tunas, un día que otro, marca las estadísticas de los casos positivos e infectados con el mortal virus Sars- CoV-2. El rebrote en Cuba con su curva letal en amenaza ascendente da señales muy serias de que el inicio del año 2021 hay que pensarlo de otra manera, en asuntos claves como prevención de riesgo y protocolos sanitarios.

Sin embargo, algo me dice, al observar la gente, que en muchos no es así. No siento que asocian el nasobuco a la raíz de sus vidas. Algunos no lo traen. Otros lo llevan a la usanza de un babero o una gargantilla. Tampoco faltan los besos y abrazos mañaneros. Es difícil tragarse los afectos, caramba, pero la realidad se impone. O mejor, quizás te enseña la expresión del amor más hondo, el que está debajo de la piel o los túneles del pecho y no necesita de tanta apretadera. Una mirada basta. Las acciones confirman.

Es complejo escribir sin estupor. Los chicos siguen pasando las manos por las jardineras. Los adultos no los regañan. El carretillero lleva ajos y platanitos y la gente baja del edificio, los tocan, los dejan. Otros los compran. Salomónico esto de romper de golpe las costumbres y las rutinas. !Pero que triste para mí ver las cuadras muertas entre cintas naranjas, sin el bullicio de los amaneceres y las casas ahí, silenciosas y apenas “humanas” entre las rendijas!

No hay percepción de riesgo, indiscutiblemente. Creo que el término asintomático no cala con toda la triste semiótica que posee en el escenario de esta pandemia. De buena tinta supe que había personas protestando porque cerraron la tienda de la cadena TRD “Leningrado” para higienizarla y adoptar medidas preventivas o detener posibles contagios. La venta de los módulos era el eje de la dicotomía. No tengo comentarios. Prefiero omitirlos.

Recordé la historia del joven Javier contada en Cubadebate. Se recuperó, pero perdió al abuelo. Sus confecciones son puñados de arena en los ojos. Y esa frase ahí, como la campana: “  Uno no piensa que se va a enfermar hasta que le pasa”. Mi mente es una sucesión de imágenes y tragos en secos. Una gran amiga perdió a su padre y nunca supieron cómo cogió la Covid- 19. Otra espera los resultados en un centro de aislamiento. Adultos mayores juegan dominó. A veces, se les olvida la mascarilla. De todas formas están sentados a la mesa, remueven las fichas, bonchean, pasan horas a casi nada de distancia uno de los otros. ? Cómo decirle a los chicos que no es bueno jugar a la pelota o al escondido? 

Alguien dice que no es sano tener miedo. ?Es miedo darse el derecho de vivir con salud y cuidar a los que ama? ?Una multa compensa el proceder de estos simuladores de guapos y guapas que se creen al parecer inmunes e irrespetan alertas médicas y disciplina social? ?Hay que poner agentes de seguridad en las comunidades para que impere la cordura y la responsabilidad?? Es digna una conciencia social impositiva?

Hay fallos por doquier, incluso institucionalmente. A estos meses de experiencia y dolor hay razones y señales para repensar la entrega de alimentos, sean módulos o en ferias y placitas.   Repartir lo poco entre muchos es un rompecabezas y en asuntos de economía retroceder un paso es fuerte, más con un mundo quebrado y cerrado. Con todo, estar vivos y sanos empieza por uno mismo.  Nos tocó estar acá en esta guerra de enemigos visibles e invisibles. Luchemos con amor y sacrificio, cuerda y respetuosamente. Tú descuido puede ser mi caída. Es una cadena, desde casa. No es ahorita, es ahora. El mañana con ausencias, frustaciones y lamentos nunca es una victoria. La victoria es la vida. Y esa, a pesar de tanto, la ganamos con decencia. La decencia de todos. No se contagie con esas cuentas que simulan sacar “los guapetones”. Ellos también son vulnerables. Ojalá no lo comprendan demasiado tarde.

Criterio: El nudo del peligro

Criterio: El nudo del peligro

 

Por Graciela Guerrero Garay          Foto: Periódico 26

Las Tunas.- Siempre que regreso de la calle vengo con las mil preguntas sin respuestas. No exagero. Primero no concibo cómo se las ingenian tantos cientos de personas para resistir el calor y aglomerarse ahí, contra viento y marea, como si el mundo o la vida dependieran de ese tumulto y lo que venden, y no de una actitud prudente y cautelar porque anda invisible por todas partes una enfermedad mortal, el contagioso SARS-CoV- 2.

A la vez, me culpo por no ser buena en “cálculos al vuelo”. Si esta ciudad capital tiene – según estadísticas de Google y EcuRed – algo más que los 192 mil habitantes, entonces esa percepción de que las colas sobrepasan, por ejemplo, las 500 personas en la TRD Leningrado y otro tanto igual en “El Girasol”, ¿se debe a mis errores de observación? Parece que no. Al consultarlo - en el mismo entorno - con paisanos de ocasión refieren que me “quedo corta”, pues “en esos molotes hay cerca de  mil personas”.

“Y si le sumas a quienes circulan por áreas cercanas, las bodegas, las cafeterías y otras  “shopping” de Buena Vista la cifra supera las dos mil, desde las siete de la mañana hasta que cae la noche”, me dijo muy seguro un avezado economista quien también piensa que si bien la aplicación Porter@ puede ser un regulador, él particularmente no confía “pues en una semana nadie consume un litro de aceite y menos un paquete de pollo, aun cuando la familia sea abundante, pero lo peor es que veo las mismas caras y merodean desde el día anterior”.

Hay conductas populares que chocan verticalmente con el propósito de los gobiernos locales de que lo poco llegue a más consumidores. Ahora la gente marca “paʹ lo que venga” y viene otra pregunta “inducida”: ¿colean por vicio o por necesidad?  Este panorama de alto riesgo es visible también en el centro histórico de la ciudad, en la cual se concentran los más grandes y diversos mercados, congestionados de cientos de tuneros todo el tiempo.

Me huele cacareado eso de que el fin justifica los medios, más cuando las inevitables colas solo evidencian orden en las primeras quizás 20 personas, mientras que las distantes no hacen el distanciamiento establecido si bien se nota en la mayoría el uso del nasobuco. Lo cierto es que hay muchas personas confiadas por doquier, muchas.

Justo ahora sale el parte de este sábado. Treinta y cinco nuevos casos en el país. Las Tunas, si bien no reportó nuevos contagios, tiene positivos en los últimos 15 días y hay un número importante de contactos relacionados con los portadores primarios, lo cual es una alerta roja en medio de un verano muy caliente, con amenazas serias de eventos meteorológicos y la evidente indisciplina y poca percepción de riesgo manifiestas.

No se trata de hacer llover sobre lo mojado. Es llamar a reflexión a quienes todavía nada les detiene en sus actos irresponsables: ni las multas, ni las informaciones del MINSAP, ni la presencia de agentes del orden… en fin,  a quienes con sus actos simulan creerse los  “inmunizados de este mundo”. Es hora de ponerles tolerancia cero.

Creo que el primer corta fuego debe ser usted (digo yo, aquel, el otro) que permitimos se acerque y nos quedamos cerca. Hay carencias, pero ojalá alguien decidiera poner en cada unidad lo que se ha vendido en paquetes de pollo y pomos de aceite desde que entramos a la fase III de la recuperación. No seré buena calculando al vuelo, pero apuesto no quedarme corta si concibo que, al menos una vez al mes, un alimento de esos alcanzaría para ofertarle a cada familia de esta ciudad.

Entonces le doy la razón al avezado economista de marras: “nunca debieron quitar los módulos por la libreta. Al final, cogen unos y otros no”.   Sin dudas, el nudo del peligro está en la calle y las indisciplinas cotidianas. ¿Cuándo lo entenderán mis paisanos y quienes planifican la distribución de los productos de primera necesidad?

 

 

El verano cambia, pero el alcohol sigue siendo malo

El verano cambia, pero el alcohol sigue siendo malo

 

Por Graciela Guerrero Garay      Foto: Periódico 26

Las Tunas.- Carlos Antonio forma parte de los cientos de tuneros que el #Quedatencasa le cambió el sentido de su vida. Tuvo que arrinconar su carretilla en el patio de la abuela y halarse los pelos para controlar su “sana manía” de beberse un trago en el pacané del reparto, una suerte de santuario donde “desconectaba” después de acabar sus menesteres.

Para él que la provincia pasará a la fase 3 de la recuperación del Covid- 19 es “como cuando suelto a mis palomas”, allá se van “con un aleteo que paʹ qué”. Ahora la playa, su otro hobby, es la proyección cercana de aliviar las tensiones y “el encierro”, pero le inquieta que no pueda disfrutar a plenitud, “por el distanciamiento y el control que hay”, según le han dicho los amigos.

Justo aquí comienzan las tentaciones peligrosas. Sus “modos” no difieren de una mayoría que busca en el verano y sus opciones de playas, bases de campismos y ríos el relajamiento total y, en eso, el consumo de las bebidas alcohólicas es esencial para que reine la alegría y las vacaciones sean “super buenas”.

Sin embargo, quizás como nunca antes disfrutar y volver a la normalidad no es normal. Hecho que debemos asumir al decidir ir de paseo, no importa dónde, porque, aun con cero casos positivos del virus en el territorio, la prevención y responsabilidad individual son los únicos términos que garantizarán de verdad unas “super buenas vacaciones”. Más si le agregas los peligros propios de las altas temperaturas, los brotes diarreicos y el asedio de los mosquitos.

La ingestión incontrolada de alcohol no es prudente ni saludable jamás. Datos aportados por el buscador Google en Español dicen que en Cuba se consume sobre todo ron (59 %) y cerveza (39 %), mientras el vino representa el dos por ciento. Otros estudios de diferentes fuentes del Ministerio de Salud Pública hacen notar que el 45,2 % de la población del país ingiere bebidas de este tipo y, en los últimos 15 años, ese índice crece notablemente. De ahí que su seguimiento a las personas adictas sea notable desde la atención primaria.

Empero, no es cuestión de cifras. Se trata de que el verano 2020 exige, ante la prevalencia de una pandemia invisible y mortal, de un autocontrol máximo de los bañistas y para nadie es secreto los desórdenes emocionales que provoca el alcohol, no solo en lo individual, sino que involucra casi siempre a la familia, a terceras personas o al entorno social. Para Carlos Antonio este hecho no tiene trascendencia, pues confiesa que está lejos de ser un bebedor crónico y solo “se pone contento y le da por bailar”.

Puede que así sea para bien y su historia es el lado bonito “de la luna” (mejor de la “nota”). Lamentablemente no pasa con todos. Riñas, accidentes, indisciplinas sociales, maltratos y conductas desagradables se mueven y suceden en esas borracheras de la playa. Experiencias sobran. Hay que mantener distanciamiento social y llevar el nasobuco a todas partes. Es lo preventivo, inteligente y coherente.

¿Será tan comprensible dichas medidas para quienes estén bajo los efectos de esas drogas? No lo creo, pero a esta altura de las evidencias le propongo escuchar el llamado de alerta: no pierda el tino ni se deje arrastrar por los impulsos y las ansías de “libertad” después del #quedatencasa. Disfrute del mar, de sus merecidas vacaciones, sin olvidar que vive en sociedad y es  responsable de su salud y la de los demás. El alcohol es una trampa maldita. También en ello deben pensar quienes lo ofertan en los centros recreativos.  Estos tiempos son para locos cuerdos. Es hacer un verano por la vida.

 

 

 

Criterio: Confianza versus peligro

Criterio: Confianza versus peligro

 

 

Por Graciela Guerrero Garay         Foto: Yenima Díaz

Las Tunas.- La entrada en la Fase II de recuperación, para bien y como tendencia de una enfermedad convulsa contralada hasta hoy en la provincia, es una señal de haber vencido los principales desafíos, pero no significa que hayamos ganado al coronavirus. Entonces tanta confianza visible por las cuatro esquinas, todas las calles y los lugares públicos, me pone a pensar. ¿De verdad somos responsables y disciplinados?

No me parece, me respondería de un soplón mi nieta.  Y no se trata de las colas. Ya el asunto llueve sobre lo mojado, por las causas fundamentadas y las consecuencias impredecibles. Tampoco es una violación, pues en las actuales circunstancias NO es obligatorio usar el nasobuco a no ser para sitios de aglomeración de personas. Y justo ahí está mi asignatura pendiente: veo demasiados tuneros sin ellos en la calle. Ni colgados del cuello lo traen.

Mientras los observo caminar tranquilos, la “curiosidad” me atrapa con signos de interrogación: ¿Y a dónde van? ¿Harán el trayecto a pie? ¿En las guaguas ya NO hace falta nasobucos? ¿No han entendido que el contagio del Covid-19 es más fuerte, mucho más que el de una gripe o influenza, también muy contagiosos? ¿Será prudente que grupos de niños sin protección compartan juegos en los exteriores de sus casas?

Un cerebro previsor como el mío se antoja de adueñarse de muchos cuestionamientos más.  Sin embargo, al final, lo que vale es la respuesta consciente de mis paisanos, su responsabilidad ante un evento que no distingue edad ni sexo y que, aún bajo un cuño de evidencias promisorias, está aquí y puede fortalecer sus garras con las vulnerabilidades propias del verano, como el calor, las indisciplinas sociales y la lógica pasión por los acostumbrados recreos veraniegos.

No es vivir con miedo, este también enferma, acelera el estrés  y en determinados individuos puede afectar el sistema inmune, un elemento clave para vencer cualquier virosis y entre ellos el SARS-COV- 2, es decir el causante del COVID- 19. Sencillamente, es disfrutar la vida, los meses estivales, el descanso pos- cuarentena, con ese sentido preventivo y precavido, responsable, de que la salud es el don más preciado.

Por eso tiene que haber control desde cada quien. No es seguir el rumbo de lo mismo porque ya no es igual. La pandemia puede estar aquí controlada, pero allí, por un descuido, una desobediencia o el sentido del aire su estornudo puede perjudicar a otros o viceversa. Solo quiero que piense esto y se cuide mientras disfruta el sol y respira la buenaventura de estar sano.

Criterio: Disciplina, palabra de pie firme

Criterio: Disciplina, palabra de pie firme

 

Por Graciela Guerrero Garay         Foto: Reynaldo López Peña

Las Tunas.- El saber que existe una curva controlada y favorable en el comportamiento del Covid -19 y el anuncio de pasar, gradualmente, a las etapas de recuperación provoca en algunas personas un sentimiento yuxtapuesto de alegría e inquietud, a pesar de que las medidas difundidas por la máxima dirección del país están enfocadas en las condiciones particulares de cada territorio y con un estricto seguimiento.

Muchos de los lectores que se acercan por vía telefónica o email argumentan con el hecho de que las aglomeraciones públicas, sobre todo en las colas, no han podido evitarse de manera consciente, aun cuando desde el primer día de aislamiento social las áreas de Comercio, las calles principales y cualquier sitio donde fue evidente la concurrencia de  individuos no faltaron – ni faltan – los agentes del orden interior. Y gracias a ello, con determinados incidentes – ha sido difícil que se respeten las limitaciones sanitarias orientadas.

Es lógico que ante una apertura, al margen de sus debidos rigores y análisis, exista la duda de comportamientos irregulares en grupos de personas y, estas, se inclinen a no usar el nasobuco al  reiniciarse la vida social o en horarios nocturnos salgan a las zonas wifi, armen los añorados “party” y se deshagan en excesos de besos y abrazos al dar por sentado que el coronavirus es historia vieja, cuando realmente es una enfermedad letal y altamente contagiosa.

De ahí que una sola palabra fue, es y será siempre la única barrera visible que nos evitará un triste susto post- Covid 19: disciplina. No la obligada por una multa o el miedo a recibir una sanción judicial, sino la otra, la que dignifica la sociedad por sus actos coherentes, con decencia y convicción, a la vez  demostrativos de una cultura y un principio ético que respete la vida, reconozca que vivimos en comunidades y los unos, guste o no, dependemos de los otros.

En esta confianza de respuesta se sustentan las razones por las cuales el Estado concibe en los días cercanos la entrada en vigor de la fase recuperativa, necesaria desde todos los puntos de vista y elemental para seguir en el difícil camino del desarrollo y las metas propuestas. Sin embargo, no podemos convertir en consigna las esencias. A estas alturas, todavía en las condiciones actuales, hay jóvenes en las calles sin nasobucos, cada día es más visible el incremento del tráfico… en fin, esa confianza y esa débil percepción de riesgo que nos marcan andan de paralelo por doquier y crecen los asintomáticos. Es decir, hasta nosotros podemos estar enfermos sin saberlo.

El cántaro no ha de ir a la fuente hasta romperse – parafraseando el refrán -. Niveles de conocimientos tenemos para comprender que es una situación compleja y delicada. La vida hay que seguirla, por eso estamos, pero si queremos vivir hay que ser disciplinados. Y serlo significa más que acatar órdenes. Es una actitud responsable, madura, pensada y consciente. Saber que tenemos un sistema de Salud fortalecido y sorteamos grandes desafíos no puede cegar a nadie. El Covid – 19 es letal y altamente contagioso. Soñamos otros veranos. Entonces,  usted como yo caminemos a pie firme. No veo otra acción más sensata.

 

Sombrillas y nasobucos… ¿o también viceversa?

Sombrillas y nasobucos… ¿o también viceversa?

 

Por Graciela Guerrero Garay        Foto: Reynaldo López Peña

Las Tunas.- Martha se ahoga con el nasobuco pero, aun así, decide llevarlo hasta dentro de la casa. Es asmática y evita a toda costa el menor síntoma catarral. Comenta alegre sus esperanzas de que siga todo favorable, pues no quiere renunciar a su “semanita en la playa con los nietos”. Su optimismo es contagiante.

Es una añoranza colectiva, dentro y fuera de Cuba. Sin embargo, otra vecina hace notar el detalle que, a las puertas del verano y los intensos soles que bañan estas tierras, se hacen tan imprescindibles las sombrillas como las mascarillas protectoras contra el mortal Covid – 19. Oiga – le dice – aunque las salidas de casa sean precisas y rápidas, hay que protegerse del sol. Esto da cáncer de piel.

Martha guarda silencio y asienta con la cabeza. Y recordó… Era una mujer joven, creo no llegaba a los 50 años, pero tenía cáncer de piel. Yo iba a la consulta de las células madres y ella a Oncología. Era triste verla, siempre estaba deprimida y apenas se le veían los ojos detrás de las gafas. Tienes razón, no hay porque exponerse al sol si una puede disfrazarse, puntualizó.

Ahora todas las tensiones están centradas en cómo prevenir y evitar al contagioso y letal coronavirus. Sin embargo, la pandemia cohabita con otras enfermedades de alto riesgo y no hay porqué descuidarse. Usar gorras, pamelas, sombreros, pullover con capuchas, entre otros atuendos que protejan el rostro y el cuerpo son vitales también para mantener una salud idónea.

Una información de la colega Misleydis González Ávila, publicada en febrero en el periódico 26 Digital, indica que ese tipo de cáncer es el de mayor incidencia en la población tunera, donde más de cinco mil personas tienen algún tumor maligno y es la causa de muerte de unos mil 300 cada año.

En ese y otros despachos noticiosos, los especialistas indican que protegerse del llamado astro rey es la mejor manera de prevenir las lesiones cutáneas, agudizadas también por el estrés, ingerir inadecuados niveles de agua, no mantener una dieta balanceada y usar sustancias químicas.

Ante la negativa incidencia del Covid- 19 en los hábitos cotidianos y las limitaciones objetivas de alimentos para mantener las dietas o comer de manera balanceada, así como la utilización de desinfectantes que irritan la piel e influyen en estas dolencias de manera nociva, se impone cuidarse con mayor responsabilidad de estos fuertes calores e intensos rayos solares.   

En pocas palabras, al decir de Martha, “a disfrazarse, llevar un pomo de agua a las colas y pensar que sí, que la vecina tiene razón, las sombrillas son tan importantes ahora como el nasobuco”. Desde mi balcón, con el sol quemante de las tres de la tarde, veo pasar a muchos sin protección alguna y la mayoría es joven. Otra vez la pobre percepción de riesgo gana la partida. También el cáncer de piel puede ser letal.

 

 

Criterio: Percepción de riesgo: ¿Espada o campana?

Criterio: Percepción de riesgo: ¿Espada o campana?

En uno de los bulevares de la ciudad, con sus diferencias geográficas y urbanísticas, no hay diferencias ante la despreocupación que muestran las personas.

 

Por Graciela Guerrero Garay         Foto: Reynaldo López Peña

Las Tunas.- Somos confiados por naturaleza, quizás tenga que ver con ese espíritu bonachón y familiar destacable en los cubanos y, en determinados momentos, simulador de cierto “aire” de autosuficiencia que provoca en algunos la falsa creencia de que “no les entran ni las balas”. ¡Y con una pandemia invisible y mortal mucha gente en la calle es una bomba de tiempo!

Este martes fui al policlínico Gustavo Aldereguía Lima para actualizar el tarjetón de los medicamentos y ratifiqué lo que ya, en varias ocasiones, es denuncia gráfica en las fotos de nuestro fotorreportero Reynaldo López Peña. O lo insinuaba el tráfico de carros y bicicletas por mi avenida, sin contar los reportajes televisivos de otras provincias.  El asunto no es salir de casa (porque hay gestiones impostergables). Se trata de respetar el distanciamiento social, fundamentalmente, al salir de casa.

Tanteé algunas personas de las colas, adultas todas, y alegaron no querer saber del virus, en una evasión que ni me atrevo a catalogar. Entonces me golpean en la mente las palabras exactas del doctor Francisco Durán, director nacional de Epidemiología del Minsap en Cuba, citadas en el portal Cubadebate: “Si prosiguen las indisciplinas sociales y empiezan a producirse eventos de transmisión, la situación favorable actual puede cambiar”.

Siento que esa confianza trasgrede la percepción de riesgo en los tuneros. Para suerte nuestra estamos entre los territorios de más baja tasa de incidencia. ¿Será así de continuar irrespetando la Ley y las normas sanitarias? ¿Quién no sabe que el nasobuco es apenas un detalle entre los tantos a tener en cuenta ante el coronavirus? No tenemos casos positivos en las últimas semanas, ¿y qué garantiza esta tranquilidad si no tomamos las precauciones al pie de la letra?

El anuncio de que se realizarán pruebas en las comunidades para detectar posibles contagios dice de alguna manera que, para las autoridades sanitarias, hay inquietudes más profundas de las que pueden sugerir los partes diarios. Y si cabe mirar en la dialéctica y la lógica, este lunes se reportaron 17 nuevos casos, de los cuales 15 (el 82,2 por ciento) fueron asintomáticos y tuvieron como fuente de contaminación, excepto uno,  personas enfermas.

No se trata de levantar falsas alarmas, pero crece y es real la cifra de cubanos sin señal alguna de tener el virus. No hay momento en que el doctor Durán lo reitere.

Este martes, en la esperada conferencia de Durán, se registraron 21 nuevos casos de coronavirus, de los cuales el 80,9 por ciento fueron asintomáticos. Las Tunas vuelve a salir invicta, enhorabuena. Empero, ¿significa eso que no existan enfermos sin síntomas? Indiscutiblemente no. El panorama que viví esta mañana por los alrededores de las áreas comerciales (léase bodegas, cafeterías, tiendas shopping y mercados) es inquietante.

En la popular poliservicio Dos Palmas la cola mantenía las distancias. Sin embargo, en “El Éxito” (de la cadena Caribe) no era así. Casi un centenar de personas esperaba para comprar el pollo regulado y, en la acera, buscando la sombra, lo hacían uno al lado del otro. El uso del nasobuco estaba a la orden. Todos lo traían.

En las áreas de los mercados “La Unión” y “Leningrado”, si bien no había “multitudes”, la desobediencia a las normas sanitarias era evidente y los acercamientos innecesarios volvían a ser la manzana de la discordia. Hay que hacer colas, pero ¿por qué solo se alejan con la intervención de la policía y el MININT?

Ya vamos para dos meses de los primeros casos anunciados… ¿todavía no se entiende el imprescindible distanciamiento social? Ahí está el contagio, la propagación, el riesgo y hasta la muerte causada por el Covid- 19. ¿Tendremos que sentir la espada filante del dolor para que nos toquen – o toquemos – la campana?

Las semanas pasan y, en relación directa, las tensiones suben dentro y fuera de casa. Quedarse en ella, a pesar de todo, es el remedio posible. Su vida también está en sus manos. El Covid-19 es una pandemia y nadie puede vivir ajeno. Repito, no es hacer cola. Es saberla hacer desde la disciplina consciente y la obediencia ciudadana que le debemos a la Ley.

 

 

COVID – 19: ¿Hasta dónde las indisciplinas y la irresponsabilidad social?

COVID – 19: ¿Hasta dónde las indisciplinas y la irresponsabilidad social?

 

Por Graciela Guerrero Garay       Fotos: Reynaldo López Peña

Las Tunas.- Cuando las últimas medidas adoptadas por la alta dirección del país causaban un impacto positivo y generaban comentarios de total apoyo y agradecimiento, este martes las calles de la ciudad demostraron que hay un sector de la población que todavía no toma conciencia plena del alcance fatal de la pandemia, a pesar de las constantes advertencias del Ministerio de Salud Pública y las tristes experiencias de cualquier índole que nos llegan de los más diversos lugares del mundo.

Si bien las inevitables colas – que a veces se me tornan vicios demoniacos en algunos – en determinados establecimientos eran filas, no cumplían el metro establecido prudencial y epidemiológicamente necesario entre una persona y otra. En tanto, debajo de los árboles o cercanías de las tiendas, placitas y mercados los “grupos” hacían galas y hasta contemplé madres con niños pequeños cargados en brazos plácidamente conversando sin inquietud visible.

En horas de la mañana los alrededores del popular “Leningrado” y su bodega homónima daban una imagen de indisciplina colectiva bien desagradable, a pesar de que los agentes de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) controlaban la entrada, de cuatro en cuatro, a la shopping para la compra de jabón y detergente. En los bajos, la multitud interrumpía el paso hacia los establecimientos del área comercial  donde no era menos el desorden para adquirir el módulo de aseo regulado por núcleo.

Preocupante resultaba igual el comportamiento en los alrededores del mercado ideal “La Unión”, en espera de la llegada del arroz liberado. Todo ello sucede ante un llamado con puntos e íes de la dirección del Gobierno para mantener el máximo cuidado preventivo, en aras de contener la propagación del coronavirus y se adoptan medidas en todas las esferas para cuidar nuestras vidas, primero, y aliviar las tensiones domésticas en un etapa marcada por serias dificultades económicas y un planeta que se tambalea por doquier.

Es hora de poner mano dura – lo piden los tuneros y cubanos responsables y conscientes – a estos ciudadanos que demuestran no valorar ni sacrificios ni realidades, y anteponen sus fines y medios ante cualquier bien y respeto público y social. Algunas vez aprendí que en grandes momentos, grandes decisiones. Cero tolerancias para la indisciplina social, la irresponsabilidad ante reglas y demandas sanitarias y conductas fuera de contextos excepcionales como estos.

Nadie, sin excepción, por su ligereza de espíritu, baja cultura o cualquiera que sea la pieza que lleva rota en su alma o el cerebro tiene derecho a alterar la tranquilidad ciudadana del barrio, la ciudad o la nación. Menos desobedecer porque sí lo que todo un pueblo estima y hay cientos que no duermen y se arriesgan para preservarlo: la vida. Esto no es juego, y quien entre al complejo tablero que nos presenta el COVID – 19 tiene que hacerlo con responsabilidad y consciencia plenas de que se trata de vida o muerte. No es mover fichas, es ganar como lo que somos, un equipo, con todos y para el bien de todos.

Las fotos de Reynaldo López Peña tienen la evidencia de cuánto hay que apretar la tuerca a los indisciplinados e inconscientes. Mañana no puede ser así, un segundo es demasiado tarde en estos tiempos de triste conmoción viral y contagios masivos en la tierra.

 

Criterio: Un SOS para jóvenes y familias: Coronavirus

Criterio: Un SOS para jóvenes y familias: Coronavirus

Por Graciela Guerrero Garay        Foto: Radio Maboas

Las Tunas.- Animadas, mientras esperan la guagua en la céntrica calle Vicente García, las dos amigas conversaban sobre el estado gripal de sus hijas. Una de ellas, con gestos de inquietud en el rostro, afirma que la manda a la escuela “con este lío del coronavirus porque tiene exámenes”. La otra alega que es raro que la acepten “porque dijeron que con catarro no se podía ir”.

Un poco más allá, una señora asegura que en el politécnico del nieto tampoco están virando a los muchachos. “Su catarro es viejo. Creo lleva más de dos meses y le he dado de cuanta hierba hay”. La guagua llega. Se van. Apenas quedó con la perplejidad de los comentarios y las mil preguntas sin respuestas en mi cabeza. En casa tengo dos adolescentes y salvo el lavado de las manos con cloro, al entrar a sus planteles, lo demás no funciona con la excelencia del detalle que exige lo que ya puede llamarse la pandemia “madre” del siglo XXI: COVID – 19.

Mientras escribo, las noticias provenientes del mundo entero y la Organización Mundial de la Salud (OMS) no paran. Una me impacta de manera profunda y siembra una catarata de inquietudes en los apuntes que, al azar, tengo en la agenda. “Este virus podría llevarlos al hospital durante semanas o incluso matarlos”, resaltó Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, quien puntualizó también que “aunque en algunos casos no vayan a sufrir más que síntomas leves, lo que hagan muchos jóvenes puede ser la diferencia entre la vida y la muerte para otra persona”.

Este es el mensaje del alto ejecutivo para esta novel población mundial, a los cuales dijo que no están exentos de contraer el nuevo coronavirus y padecer con severidad la neumonía que provoca. Enseguida me vinieron a la mente aquellos adolescentes que, con uniforme de secundaria básica, jugaban de mano en plena calle y me dejaron atorado en la garganta la mitad de mi consejo de advertencia. Los llamé dos veces y siguieron su carrera evasiva.

Pensé en la muchacha que no quiso decir su nombre, pero me informó que en el politécnico Simón Bolívar si les exigen lavarse las manos al entrar e ir al comedor, pero si tienen catarro ellos mismos deben ir a ver a la doctora o enfermera (no sabía bien si era una u otra allí).  Reproduje las imágenes de madres que les compran a sus hijos helados barquillas o dulces a la salida de seminternados y escuelas y se los dan sí no más, como si no estuviéramos en un momento crucial de emergencia sanitaria.

Me amargué otra vez con las veces que tengo que subir los tonos para que mi nieta se tome las tizanas para combatir el catarro que parece incuba, y como está en exámenes y en noveno grado no acepta que no la mande a la escuela, aunque una y otra vez la semana última no asistió durante la jornada de la tarde. Salgo al balcón y veo los retozos de los chicos del barrio, muchos de ellos asmáticos y alérgicos. Hay un viento fuerte y polvoriento como para meterse en una burbuja.

Entonces, me caen como gotas de rocío las palabras del presidente Miguel Díaz Canel en una de sus comparecencias públicas en el programa televisivo Mesa Redonda: No puede haber pánico ni exceso de confianza. Pienso, pues, que esta “confianza” y estar acostumbrados a que los “catarritos” en nuestros niños y jóvenes no sean enfermedad (así lo decimos hasta más veces que los “buenos días”) generan estos estados contemplativos ante el comportamiento conductual de infantes, adolescentes y jóvenes en la casa, la escuela y la calle.

Confío en que la suspensión de las clases llegará en su momento justo – el preventivo, no crítico-. Sin embargo, no hay que esperar que las peras estén a tres para cumplir las disposiciones establecidas por el MINED y Salud Pública. Los catarros son enfermedades respiratorias que bajan las defensas y, frente al mortal COVID – 19, pueden ser puertas abiertas para enfermarse y complicarse.

No es hacer ruido donde no hay. Es pensar y, sobre todo, ser responsables. Siento corazón adentro  que esta palabra y todo lo que encierra en sí misma es lo que cuenta. Ya no es prevenir. Tenemos 25 casos confirmados y cientos en aislamiento clínico. Ahora el tema es evitar a cualquier precio que no se multipliquen los contagios. Los niños, adolescentes y jóvenes son entes inacabados desde el pensamiento, riesgos y peligros. A ellos no podemos colgarles las culpas. Padres, por favor, no minimicen. El responsable de la vida y el dolor de su familia es suyo. Apoye a la escuela, esa es la segunda casa de sus hijos. Cuídela también.

CRITERIO: Pensar en uno y los demás

CRITERIO: Pensar en uno y los demás

 

 

Por Graciela Guerrero Garay     Foto: Internet

Tiene catarrito, pero eso no es enfermedad, me dijo con esa ligereza en que solemos muchos mirar la vida y sus fenómenos. Más de una vez, varios conocidos confesaron sus rechazos a seguir las noticias, para “ni enterarme de los horrores que se están viviendo”. En fin, cierta actitud descalificadora hacia eventualidades o sucesos que nos pueden complicar la existencia o aliviar las tensiones, sin premeditar que toda causa tiene una consecuencia.

Y justo en el punto, los estudiosos de patrones de conductas o tendencias sociales señalan que dichos razonamientos se relacionan con la desvalorización de los factores de riesgos, sobre todo si están vinculados a virus, epidemias, dolencias contagiosas, tradicionales o crónicas. Algo así como “eso no me tocará a mí” o “esto es una bobería, no pasará nada”. Dicha confianza – por decirlo de alguna manera- puede llevar a descuidos o reacciones perjudiciales para uno y los demás.

La neumonía de Wuhan o corona-virus no es para preocuparse, es para cuidarse, ocuparse y prevenirlo de manera individual y colectiva, sin alarmas demás, las justas. Su rápida propagación por más de 66 países y una cifra que supera los 87 mil 700 casos (hasta el domingo 1 de marzo, en la tarde) indica, junto a las alertas sanitarias, que hay zonas oscuras en su manera de manifestarse, pues se reportan personas enfermas sobre las cuales se desconoce cómo lo contrajeron. Sucedió en España.

Aunque está descartado que un refriado con secreción nasal y esputo nada tiene que ver con la epidemia, la OMS y las autoridades de salud llaman a tener la información fidedigna sobre la manifestación de síntomas y acudir de inmediato al hospital

El sitio digital Cubadebate señala, por su parte, que las medidas para reducir el riesgo de infección son lavar las manos con agua y jabón o desinfectante para manos a base de alcohol, cubrir la nariz y la boca al toser y estornudar con pañuelos desechables o con el antebrazo, evitar cercanía con personas con gripe o síntomas de resfrío, cocinar bien la carne y los huevos, protegerse al tener contacto con animales vivos, de granja o salvajes, evitar las aglomeraciones públicas y, por supuesto, acudir al médico si sospecha de alguna señal.

Las sintomatologías pueden variar, pero los investigadores indican que el corona- virus trae consigo una tos seca, sin secreción nasal. Al no ser resistente al calor, se recomienda tomar agua caliente a través de té e infusiones y exponerse al sol. Ataca la garganta, con un dolor seco que dura de 3 a 4 días. Al fusionarse con el líquido nasal y gotear en la tráquea, entra a los pulmones y causa la neumonía, con fiebre alta y dificultades respiratorias. Advierten que la congestión nasal no es similar a la normal, sino que crea una sensación de estar ahogándose en el agua.

Enhorabuena, estamos libres de este virus, el cual ya cursa por países de Latinoamérica. Pero no debemos descuidarnos, más cuando los frentes fríos pueden potenciar las alergias o incrementar los refriados. Somos responsables de nuestra salud y, fundamentalmente, de los niños y jóvenes. Vale no tomarse a ligerezas los llamados de atención de prevenir las enfermedades y minimizar los riesgos. El exceso de optimismo también es grave. La medicina que cura es la que precave, nos alertó a tiempo José Martí. Pensemos en uno y los demás.

 

 

CRITERIO: Nada justifica el desorden

CRITERIO: Nada justifica el desorden

 

Por Graciela Guerrero Garay     Foto: De la autora

Las Tunas.- No había cola ese día. Una calma silenciosa marcaba los alrededores del mercado ideal “La Unión” cerca de las cinco de la tarde. Entré, aun cuando mi compañero apostaba que no debían tener oferta. Sin embargo, una estiba de sacos de arroz importado simulaba esperar por los clientes. ¡El codiciado alimento estaba ahí, en abundancia!

En minutos, no faltó un ciudadano afirmando muy serio que “esto no está bueno sin las colas, esa picazón de la gente fajándose es lo que pone rico el ambiente. Mira esto, arroz a pululu y no hay nadie”.   A diario, los entornos de la tienda de divisas “El Girasol” muestran un mismo panorama: sin saber si distribuirán pollo o aceite, “arman” la cola.

Sin embargo, caerle detrás al camión de mercancías que lleva los productos al mercado mixto “Leningrado” (a pocos metros de “La Unión”), gritando al chofer qué trae “para hacer la cola” me resulta patológico, porque en verdad los desabastecimientos no pueden ganarnos la cordura y menos la decencia para, como por instinto natural, marcar una psicología irracional en ascenso, la cual se suma alguien más cotidianamente y deja mucho que desear.

Las carencias actuales no son nuevas. En los años 90 el impacto fue contundente ante la desintegración de la antigua URSS. La sequía y los ciclones también pusieron los mercados vacíos en tiempos no lejanos. Los medicamentos tienen altas y bajas en el tiempo. Si vamos a las esencias, no hay diferencias abismales.

Entonces, esta fiebre de vender números en la cola, de requerir de los agentes de la Policía para intentar calmar el desorden y de reciclar o alquilar a los infantes para aprovechar el derecho de la prioridad a embarazadas y mujeres con hijos pequeños resulta decadente, denigrante, nada lo justifica. Es un proceder que debe ser sancionado, sobre todo a las madres que se prestan por 10 o 20 pesos a exponer a sus hijos a cualquier cosa. Y sabemos de qué hablo.

En la farmacia intentaron hacerme cómplice de estos desmanes. En la puerta, después de  horas de esperar pacientemente mi turno, vino una señora a proponerme dinero para que le comprara. No acepté, por supuesto, pero otra sí lo hizo.  En fin, el enfrentamiento no debe ser aislado, sino colectivo. Es el respeto moral que nos debemos, al margen de que la necesidad o las carencias nos aprieten.

Opiniones sobre estos temas sobrevuelan el imaginario público. Muchos abogan por que los productos de aseo se comercialicen en las bodegas. Así se evita que las mismas personas sean quienes compren – y revendan después -, pues los horarios de venta no favorecen siempre a los trabajadores. Otros, que se cumpla lo anunciado de anotarlo en la libreta de abastecimientos y hasta algunos recuerdan la crisis de octubre de la década del 60 y alegan repartirlo por los Comités, cuadra a cuadra.

Algo hay que hacer, sin dudas. Esa imagen de desacato público, de mala educación, descrédito y alejamiento de la mínima decencia no debe continuar. Se prevé que en abril mejoren los abastecimientos de estos productos de primera necesidad, pero… ¿y hasta entonces? ¿Y si prevalecen los problemas actuales? Pienso en las raíces, en los valores recibidos de abuelos y progenitores, en las tantas campañas de educación formal, en esas posturas desagradables que se incrustan en lo cotidiano.

Usted podrá decirme que la abundancia de bienes lo resolvería todo de un golpe.  Es verdad, pero no la hay, mas por ello no podemos permitir que se vayan a bolina el respeto y la decencia por las indisciplinas sociales, la estafa (revender en el doble del costo lo es), la vulnerabilidad de los menos favorecidos económicamente o limitados por la ancianidad (tenemos muchos que viven solos y enfermos) y la inocencia infantil. Esto es corrupción moral y ética, peor que la económica.

Algo urge hacer, desde lo gubernamental y desde adentro. El desorden no tiene justificación. Martí lo dijo: la pobreza pasa, lo que no pasa es la deshonra. Bajo esta sentencia iluminada se debería pensar Cuba, en tiempos donde algunos sienten tener inmunidad para vociferar por nuestras calles “cigarro criollo”, “detergente”, “leche en polvo”  y cualquier producto de primera necesidad que pueda traer en sus mochilas. ¡Y los precios son punto y aparte!

 

 

CRITERIO: Aquí los números no cuentan bien

CRITERIO: Aquí los números no cuentan bien

 

Por Graciela Guerrero Garay         Foto: Gianny López Brito

Las Tunas.- Me rebelo a utilizar el periodismo de datos cuando de accidentes del tránsito se trata. Si bien las cifras emiten señales del comportamiento de estas tragedias, son negativas hasta cuando disminuyen. Puede parecer una locura, pero siempre que escribo del tema me quedo con aquello de que si lo que realmente ayuda es analizarlo desde las estadísticas. Entre los números, duele todo. 

Y es que la supuesta “mejoría” del índice de accidentabilidad se hace, justo, a partir de la comparación. Es lógico, son fenómenos desgraciadamente medibles desde su ocurrencia y los daños consiguientes, ya sea en vidas humanas, lesionados o pérdidas económicas. Sin embargo, frente a historias de familias desgarradas, los mutilados que jamás olvidan y las heridas incurables de la psiquis que marcan a tantos otros… ¿resuelven los análisis cuantitativos?

Siento que no, sobre todo cuando las noticias hieren desde los medios  de comunicación o la triste vivencia se te incrusta, aunque no sepas quién o quiénes fueron los dañados. O el sobresalto aprieta el corazón cuando alguien sale de casa.  La confirmación es inobjetable: en Cuba ocurren diariamente 29 accidentes de tránsito. Un amplio análisis del sitio digital Cubadebate dice también que cada 52 minutos suceden por fallar, por ejemplo, responsabilidad y precaución.

Parecen no llegar las esperanzas de que acaben las notas luctuosas. Desde el jueves en Las Tunas se habla con tristeza de la fatalidad ocurrida en Robotham, una comunidad del municipio Majibacoa. En las primeras horas de la madrugada un accidente masivo causó la muerte a seis personas, entre ellas dos niños de siete y dos años. Eran de Mella, en Santiago de Cuba. Las investigaciones preliminares sugieren que el chofer,  también fallecido, lo venció el sueño o se distrajo ante el timón.

El carro, perteneciente al Sistema de Renta de Autos Transgaviota S.A de La Habana, chocó con un muro del puente y el impacto provocó que cayera a más de tres metros de altura y se incendiara. Unas horas antes, en la carretera de Jibacoa a Topes de Collantes, en Villa Clara, otro siniestro cobró una vida y dejó ocho lesionados. La accidentabilidad sigue ahí y sube un poco con relación al 2018, arrastrando igual toda su carga de dolor y familias destruidas.

Son muchas las voces que piden hacer algo para detener estos aciagos eventos. Se habla de mal estado de las vías. En Robotham la carretera estaba en perfecto estado. La Comisión Nacional de Tránsito pone rigor en las empresas transportistas de pasajeros, la recalificación de los choferes, los chequeos médicos y la revisión de la licencia de conducción. Sin embargo, se mantienen los reportes de conductores bajo el efecto del alcohol, con altas velocidades y distraídos entre la música de sus caseteras, los celulares o rodando a conciencia de que sus vehículos tienen desperfectos técnicos.

Entonces las cifras no me dicen nada, y un pesar impotente cubre mis letras al confirmar que Las Tunas hasta el cierre de julio computó 220 accidentes, 20 muertes y 201 lesionados, números superiores a los de similar etapa del año anterior. La piel me la eriza el hombre, con su irresponsabilidad e insensatez. Creo que la batalla empieza a ganarse cuando quien le acompañe el camino sea el policía. Puede parecer una locura, pero usted sabe de lo que le hablo. No dejen que jueguen con su vida. Manejar es muchísimo más que ser chofer. Para mí es pactar para siempre con la integridad de la cordura.

Opinión Pública: ¿Guaguas locales, dónde están?

Opinión Pública: ¿Guaguas locales, dónde están?

 

Por Graciela Guerrero Garay            Foto: Internet

Hasta trabajar se hace difícil, es el comentario generalizado de los tuneros que desde el jueves esperan hasta  más de horas en las paradas, repletas por demás. Cada día se anuncia por la radio la cantidad de ómnibus que tendrán las rutas. El jueves, por ejemplo, la Ruta 7 que hace el recorrido completo por toda la ciudad- incluido el indispensable paso por el hospital general docente Ernesto Guevara – solo tenía un carro Diana, una opción que si bien multiplicó el parque de la Base y permitió habilitar otros recorridos demandados e imprescindibles, son muy pequeñas para la demanda y la circulación de pasajeros.

Este viernes todo fue más complicado. El parte diario anunciaba al amanecer el malestar popular, inevitable. La “7” seguía con una sola guagua y la “6”, dos. La “1” parece no tenía ninguno. El tren urbano que siempre es un aliviadero, hoy tenía quizás la más alta concentración de personas este año, a tal punto que el calor y la sobrecarga humana provocó que se desmayarán dos viajeros y tuvieran que dejarse a mitad del trayecto para recibir auxilio. Ambos eran adultos mayores.

Tradicionalmente, los fines de semana el transporte público, sobre todo después de las 8 de la noche, no circula. La pregunta de los pasajeros es: ¿Por qué no explican a qué se debe esta situación, común los finales de mes por la reducción del combustible? ¿Quién explica las causas?, por qué como dice a voz abierta la gente… ¿de qué política de atención al cliente se habla, si hasta el derecho a saber no los violan? No hay guaguas, pero sí hay que ir a trabajar y más que la llegada tarde… ¿cómo nos movemos? Los cocheros se aprovechan y quieren cobrar hasta 10 pesos o alquilar, nunca a menos de 50. ¿Y al trencito, no se le puede poner otro vagón?

CRITERIO: Higiene comunitaria: ¿Solución perdida?

CRITERIO: Higiene comunitaria: ¿Solución perdida?

 

Por Graciela Guerrero Garay    Foto: De la autora

Las Tunas.- Nunca acierto con el horario en que los colectores de basura estén limpios, al menos en los alrededores de los edificios multifamiliares del reparto Santos donde están enclavados el círculo infantil Futuros Constructores, el seminternado Rafael Martínez Martinez, una farmacia, comercios y los mercados de venta de alimentos y productos agrícolas Leningrado, además de kioscos privados de venta de comestibles ligeros y cárnicos.

Es una zona de gran población y, en esa medida, generadora de desechos de todo tipo y ante una recogida irregular y la carencia de otros envases (tanques, por ejemplo) que cubran la avenida Primero de Enero, donde residen más de mil personas es difícil eliminar esa desagradable imagen de mugre amontonada y tirada por doquier, a causa del viento y la lluvia que suele caer algunas tardes.

A la doctora y especialista en Medicina General Integral, María de los Ángeles La O, le inquieta que con los brotes de dengue y las enfermedades diarreicas propias del verano, más las indisciplinas de los moradores que tiran en los vertederos residuos que, según Servicios Comunales ellos no recogen, hay mayores posibilidades de la proliferación de vectores y roedores. A ello añade que es un asunto bien serio que no acaba de resolverse, ni por la población ni por esa entidad.

Los mismos estados de opinión comparten vecinos del área, más quienes viven cerca de los colectores por la fetidez que expande el aire o los estados de putrefacción que ocasionan las aguas. Si estas situaciones no las entiende la comunidad por su frecuente reincidencia, menos comprenden que chapeen los contenes de las aceras (sucedió en la avenida Primero de Enero) y dejen la hierba sobre las jardineras. Si de limpiar se trata, no se logró. Ahora, seca y mezclada con la humedad, el entorno es totalmente antihigiénico.

Estos temas simulan ser el cuento de nunca acabar. En el programa participativo de la radio “Latir del Pueblo” jamás escaparon de las quejas de los oyentes y, si bien, los directivos de Comunales disertaban sobre aparentes razones objetivas, confirmaban la denuncia y, tras el análisis, se recogía la basura. A los días, la situación era similar o peor.

Mirtha Beatón, residente del reparto La Loma, notificó que en las últimas semanas mejoró el ciclo de saneamiento, pero se pasaron un mes con el barrio en pésimas condiciones sanitarias. María Isabel Rivero, de la calle Aquiles Espinosa, esquina Israel Santos, no se explica cómo el trabajador de esa zona no recogió los desechos tirados, justo ahí, por un transeúnte que robó el saco donde un vecino los acumuló para su recogida. El hecho quedó grabado en unas cámaras de seguridad.

Independientemente de que las personas de cualquier parte deben ser responsables en cumplir los horarios permitidos para depositar la basura e, incluso, no botar la que Servicios Comunales no recolecta, este serio y complejo problema es una peligrosa asignatura pendiente.  La falta de recursos no justifica los riesgos ambientales a que están sometidas las comunidades y, menos, que los trabajadores de este sector dejen sus trabajos a medias o, simplemente, ignoren el objeto de su misión en plena vía.

Hay muchas preguntas abiertas ante esa suciedad que se encuentra por doquier, pero algunas no se apartan de mi mente: ¿Sienten pertenencia con sus desempeños? ¿Quién los controla? ¿Cuándo se acabarán las quejas? No me conformo ver manchada la ciudad ni aceptar que el tema sea un cuento de nunca acabar.