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Album Familiar

En el diminuto espacio donde no estás

En el diminuto espacio donde no estás

 

Por Graciela Guerrero Garay  Foto De la autora

Son difíciles las ausencias, cada recuerdo es un submarino de emociones, momentos, lágrimas. Se sienten los abrazos, los regaños, lo que no dijimos por la prisa o nos callamos porque creímos mejor. La mente es mucho más que una pantalla de cine, un sueño o una pesadilla.

A veces pienso que la muerte no es verdad,  pero no por aquello de " cuando se hace bien la obra de la vida". Me huele a política. Yo hablo de sentimientos.  De esos seres que son nuestra misma alma y un día, un triste día, se nos mueren.

Y ahí viene esa impotencia sórdida y ese vacío para siempre, aunque un día quizás el lagrimar no llore porque la tristeza lo secó en esa eternidad de seguir amando y extrañando. Creo que cuando morimos ya lo hemos hecho muchas veces.

Mis viejos nunca se fueron, están aquí. Son mi gesto, mis frases célebres, mis comidas favoritas, mi actitud, mis costumbres. Soy ellos, aunque traiga "mi librito y mi karma" y el parecido sea fisonómico. Un 31 de mayo te nos fuiste y parecía una broma fea, una equivocación… fuerte, incansable, luchador, saludable…  no tenías 79 años… eras más bien el niño inquieto que corría en los montes de Omaja.

Isaías Ramón Guerrero González, caramba, 20 años ya y me paro en el balcón y todo está igualito… ahí viene papi… y esa tarde era más bonita, yo subía a las nubes… ahora subo sin ti, pero es lo mismo… vas conmigo y tus manos me sujetan y te cuento de mis  poemas y de mis libros, de las noticias, de mis miedos, mis visiones… me aconsejas,  me regañas, me ayudas… hablamos… te extraño mi viejo, te extraño… solo sé que te extraño aunque sigas conmigo.

Dios alumbre tu espíritu en esa gloria que ganaste aquí. Mami está contigo. Y eso aunque parezca mi última locura me hace feliz. En este centellar de amores no puede ser de otra manera. Tu luz es nuestra luz mi viejo. Estas son "mis mañanitas" y mi "Malagueña Salerosa".

Te amo, papi.  Descansa en Paz.

Eternamente vas conmigo, mami

Eternamente vas conmigo, mami

Por  Graciela Guerrero Garay   Foto: De la autora

Otro 12 de junio… otra vez vuelve todo,  si es que alguna vez se fue… pero por encima de la muerte cruel, inaceptable, quizás la única verdad viviente e irremediable que ningún humano acepta como lógica, está la omnipresencia que nos queda siempre, que aparece hasta en el simple aleteo de un ave o en aquel olor que nos sorprende en cualquier sitio y lugar y nos recuerda que no lo soportabas…

Es la perpetuidad del amor y de la vida misma, aunque nos parezca triste, nos arranque una lágrima o nos dibuje una sonrisa/mueca de nostalgia. Nunca entenderemos.  Perdura que no estás, que nos quedaron infinitos abrazos por darte, muchas disculpas por pedirte, interminables momentos por hacerte feliz, bendecirte, agradecerte...

Siete años de ausencia mami querida. Mi brazo derecho, mi amiga primera, mi consejera, la fuente de mi  seguridad, mi calma, mi reposo… hasta mi "apañadora", a sabiendas del pleito que armaría papi y tendríamos que aguantar aunque diéramos los más razonables argumentos y la lógica fuera nuestra espada.

Me enseñaste tantas cosas mi "María Félix" bonita. Primero que todo ser leal y madre, con todos los desprendimientos, renuncias, sacrificios y estoicismo que significa tener hijos, criarlos  en la humildad y la fe,  conservando los principios del hogar y los valores morales. Aprendí que la ternura es la única maga que fulmina los demonios y que la casa es el refugio, no importa el rumbo del tiempo y los tambores de guerra.

Duele cada segundo de tu partida, la que no superaré jamás… pero tu amor a Dios me mostró  que el amor no se entierra, que los recuerdos nadie te los puede robar y que amar es un oasis de hierro y esperanza donde la palabra olvido no existe, porque allí solo habitan almas puras, quienes  saben de sentimientos profundos, incondicionales, esos que dan y no aceptan canjes, ni se rigen por los brillos mundanos.

Otro 12 de junio contigo… en esa estrella que descubro de repente cuando veo que todo está oscuro y nublado… en la certeza de saberte un ángel… en tus preferidas azucenas… en los poemas de José Ángel Buesa, en los salmos, en las estampitas y tus rosarios… los almanaques no son nuestro problema, mami.

No estás ausente, tú no te me fuiste… te has multiplicado… porque ahora, como nunca, estás siempre conmigo. No importa si estoy en el trabajo,  si tengo que lavar o ya es muy tarde.   Es una sensación hermosa, irrepetible… tan pura como debió ser el éxtasis de vivir en tu vientre. Esa vida es mi vida y, eternamente, tú mami,   mi "María Félix" bonita. Como en la tierra, Dios sigue contigo y su luz perpetua es para ti.

 

 

 

 

 

Mi nuevo amor

Mi nuevo amor

Por Graciela Guerrero Garay      Fotos : De la Familia

Seis meses ya y elevo al cielo los ojos con el corazón de gozo. Dios está en todo. Está ahí. En esa sonrisa que me regala cada mañana cuando me acerco a la cuna, a penas lo siento despierto, a darle los buenos días y mi bendición. Eso lo aprendí de mi abuela materna y la ternura constante de mami. Ninguna de las dos está, pero viven en mí, soy la prolongación de ellas. Me gusta cuidar y criar a mis críos como ellas.

Dennis Junior de Jesús, mi bisnieto. El pequeñín que un 1ero de abril del 2021 llegó como lo que es, un ángel bueno a la familia, una luz divina en medio de un tiempo convulso en el mundo. Hay una pandemia sobre la tierra llamada Covid - 19, provocada por un virus altamente mutante y contagioso, mortal. Millones ya han muerto en todas las naciones. Dennis es vida. Es amor, es equilibrio, es bendición.

Su sonrisa es esa gloria que tenemos ahí, en las manos, y no vemos. Por suerte, nosotros sí. Es el eje de cada día, la alegría bebé. Ser bisabuelo es hermoso. Me siento virgen, nueva, contagiada. Mi nieta, otra flor de mi jardín, es la mamá de tacones altos. Sus 15 años son su fortaleza. Es una madre sin punto y coma. Creció con su barriga. Ama con la madurez e intensidad que, tal vez, ni yo pueda superar con mis 62 años y esa experiencia que se acumula con criar, criarla a ella y a su papá, mi parto iluminado, el único, lo más grande y verdadero, mis pulmones.

Mi cocó, como le digo, me sonríe siempre. Su carita es un sol sin prismáticos. Una luna llena. Es la vida. La esperanza. Bendecido seas mi niño. Bisa seguirá siempre llenando de semillas el suelo. No quiero que camines sobre piedras. Tú, mi amor, como todos tus pares, merecen un cascabel de oro, miel y paz. Y caminar feliz con esa inocencia de los ángeles y el poder supremo que nos regala Dios.

Gracias. Gracias. Gracias. Mi nuevo amor.

Los amores, Papá

Los amores, Papá

 

Por Graciela Guerrero Garay         Fotos: Recuerdos de Familia

Siempre serás papá, tu “yo” en mí, el complemento de toda la vida, el amigo incondicional, mis hombros más fuertes. Llega otro Día de los Padres, no con los vítores y los “fetecunes” tradicionales y, mucho menos, para darle al ego la vanidad desmedida con la cual suele complacerse. Las rutinas cambiaron y la existencia nos pende de una pandemia sin rostro, mortal y escurridiza.

El amor es ahora un desafío de amor... cuerdo, responsable, profundo, respetuoso del derecho a vivir que tenemos y, quienes nos aman por sangre o elección, deben ser los primeros en comprenderlo. Por eso, papá, este tercer domingo de junio es más valioso y nuestro.  No renunciaremos a escribirte letras de cariño, confianza, gratitud. A darte besos con el puño cerrado o buscando la risa entre las máscaras y los títeres que puedan simular los nasobucos. Hoy estamos más cerca, porque la cercanía viene de lo hondo, el corazón.

Nos amamos en dimensiones infinitas, hasta más propias. Le damos el valor a las palabras. Aprendemos – en las tensiones y los sobresaltos cotidianos – que somos más que un abrazo o una promesa, una visita o la compañía. Tu sacrificio es mayor, interminable. En estos tiempos has ganado honores que , antes, hasta titubeaba un poco  al decidir incrustarlos a tu actuar cotidiano.

Puedo decir que sabes de dibujos o balanceos con canciones de cuna, de horas enteras en colas para sorprenderme con mi golosina favorita. O de llevarme a la escuela o cualquier parte para “mirar con tus ojos” si se cumplen las medidas sanitarias. En fin, papá, ya no me iré con la de trapo cuando digan que padre es cualquiera. Puede que sea para muchos, pero como tú, para mí, no hay nadie más. Y como tú, un padre bueno, hay muchos, muchos. A otro con ese cuento, como dice el abuelo, otro grande, grandísimo. Un universo de sostén, esfuerzos y ternura.

En fin, papi, mi gigante sin tiempo, este domingo es tuyo con todos los colores bonitos y los sentimientos más puros. Nunca creas que mi bionomio sin ti está completo. En la distancia o el “pegaito” de los amaneceres. O el estrechón de mano porque “ya soy grande”. O el regañón o el consejo, eres mi papá. Aunque te hayas ido, eres mi papá.

En todas las dimensiones, en todos mis afectos, en todas las derrotas y victorias, con tus defectos y virtudes, te amo y amaré y este domingo 20 de junio haremos la fiesta más hermosa... la del amor sin sombras ni apariencias. El nuestro, con un FELICIDADES bien enorme, ese que es más grande que el mundo, pero cabe en tus manos y las mías porque ahí, justo ahí, descubrí y encontré siempre una fuerza mayor... mi papá. Lindo día, mi viejo, lindo día.  

 

A mi madre, juntas siempre.

A mi madre, juntas siempre.

Mami…

Todo está vivo, es inevitable. Mi memoria puede nublarse de gris/blanco. Mi alma, no. Cinco años que son siglos desde entonces, con todos sus segundos infinitos, dolorosos. Eras mi amiga plena, mi refugio, ese oasis que uno quiere tener y jamás tiene. Me enseñaste que existía con tus besos y abrazos, tus consejos, tu apoyo, aún cuando mi rebeldía chocara con tu dócil  y equilibrada ternura. Ando perdida desde entonces, con una pieza rota que no acepto.

Siempre juntas en lo bueno y lo malo. Te lo debo todo, mi vieja. Todo. Nuestra fe católica, los viajes a la iglesia, el amor incondicional que siento por mi hijo,  el pedestal que debe ser la familia, el hogar, los hermanos, el sacrificio que significa cosechar en esta tierra bienes en el cielo para ganar la luz eterna que ganaste y que llena mi zigzagueante opacidad. Esa luz desde la que me muestras la esperanza y me empujas. O me regalas el guiño de una estrella. O la energía que debo tener cada mañana. O me sacudes para espantar los demonios.

Esa es mi suerte, que todo está vivo y que tú mi guerrera, guerrera, me hiciste un buen soldado. Cada 12 de junio es inevitable el aguacero. Hoy también llueve. Y volvemos las dos a mirar por la ventana, a tirarle barquitos de papel a la corriente, a reírnos de tus cuentos, a recordar tu Cascorro querido, la panacea de mi infancia y los abuelos.

Ay, mami, cómo escribir ahora tus virtudes perpetuas, tu humildad, tu carisma, tus desvelos profundos por nosotros. Cómo escribir, si tus huellas me llenan y no se me quita el nudo en la garganta. Me quedo, pues, un rato en tu hombro, como siempre, y te busco en la frescura de las nubes. Ahí, aunque esté nublado, está tu luz. Esa divina luz que me da vida. Eternamente, te amo madre mía. Cinco años que son siglos desde entonces y donde tú, mami, no dejas de estar conmigo en todas partes. Esa es mi suerte cada día. Bendecido sea tu espíritu por siempre.

A mi madre, mi otro eterno ángel de la guarda

A mi madre, mi otro eterno ángel de la guarda

 

Por Graciela Guerrero Garay          Fotos: Recuerdos de Familia

Hace cuatro años, justo hoy, te convertiste en un ángel más, en un espíritu de luz, aunque nuestras vidas, las de tus hijos y de quienes te amaron de verdad, andamos desde entonces con un pedazo de menos en el pecho y una lágrima congelada en los ojos. Es duro el maremoto de recuerdos que me golpea este 12 de junio al margen de mi voluntad. ¡Se me fueron contigo tantas cosas!

Jamás se me olvida tu misa en la casa de las monjitas, como llamamos con toda la fuerza de la fe y el amor a Dios, a nuestra parroquia en Buena Vista, donde tú, domingo a domingo, ibas a darle tu devoción al Padre Celestial. Aquella noche, el sacerdote dijo que tú, mi Simona Graciela Garay Carrasco, te habías dedicado a cosechar bienes en el cielo y no en la tierra. Por eso sé que no estoy loca ni acaso me traicionan mis pupilas cuando, frente al abismo de la noche, miro ese divino universo y de pronto, cuando hablo contigo, me sale de repente una estrella fugaz y la paz me baña y mi fe es infinita, como esa dimensión en la que estás y sigues siendo.

Y entonces entiendo el mudo y misterioso lenguaje del espíritu, el eterno amor de madre que no rompen las reglas de la vida ni la muerte. Y respiro, agradezco… y tu ausencia es mi fortín y mi esperanza. Y en esos escalofríos que más de las veces me sacuden está esa certeza, donde solo el alma lee y acuña. Tú rebaño quedó aquí en esta tierra convulsa y disfrazada pero tú, mami querida, lo sabes y nos amas más y nos proteges. Gracias, porque aunque camine mutilada soy más fuerte y me siento más segura de que a todos nos cuidas y nos alertas.

Que siempre la luz perpetua brille para ti. Ahora rezaré el Padre Nuestro.

A mi padre en el Día de la Fiesta del Pentecostés

A mi padre en el Día de la Fiesta del Pentecostés

Por Graciela Guerrero Garay         Foto: Familia

El 31 de mayo del 2003 fue un día que me enseñó el auténtico significado de ese atolondramiento profundo que causan los imprevistos. Era domingo, como hoy. Yo lavaba como siempre en mi balcón, cuando vi llegar la guagüita del SEPSA donde trabajaba mi cuñada. Nunca pude imaginar que esa primera alegría de verlos se trastocara, en las mínimas fracciones del segundo en que caían sus palabras, en la más triste y desconcertante noticia de mi vida. En la primera herida abierta para siempre, con esa hondura del sentimiento que te deja un eterno vacío de soledad, añoranza y certeza de que hay lazos que jamás se rompen.

Hace 17 años. Pero no es hoy porque es hoy, ni porque sea el aniversario de la muerte de mi padre. Es ese cada día que me lo devuelve en mí misma. Es una mezcla de todo lo humano que existe en una relación paternal. Porque papi no era perfecto, era de carne y hueso, pero con una grandeza de espíritu que quienes lo conocieron no me dejarán mentir. Nos enseñó la rectitud del carácter, a poner a la familia como el don más preciado, a que sus 6 hijos eran su vida y que la madre y los hermanos siempre lo serían y deberían estar unidos por encima de cualquier diferencia, modos de ser o distancias.

Nos inculcó, muchas veces con el cinto en la mano o la voz en alto, que la honradez y la vergüenza de los hombres son sus riquezas capitales; a estudiar por encima de cualquier obstáculo, servir a los demás, creer en Dios, trabajar, compartir y darle a los amigos el lugar que merece un amigo. Fue un profeta valiente, con el verbo exacto en todas las circunstancias,   decidido y preciso en dar sus criterios, defender su sabiduría y experiencia y aconsejar el bien  a un niño cualquiera hasta al más viejo de sus conocidos.

Luchador innato y con una meridiana claridad de lograr sus metas. Creo que por eso se hizo enfermero, mirando atento al magnífico tin de doctores que le rodearon en el popular Centro Médico de Las Tunas, donde entró como auxiliar general de limpieza y ganó con su disciplina e interés una beca en la Escuela de Enfermería de Las Tunas. Papi nunca se fue. La vida jamás borra las huellas del amor ni la fuerza de la sangre.

En la gloria de Dios está su esencia y el perdón de sus mortales pecados. Desde el cielo cuida a sus hijos, sus nietos y bisnietos, a las familias que crearon, a sus amigos y a todo el que eleve los ojos al cielo y, desde la humildad, pida un favor al universo. MI viejo, ahora este mundo necesita de las almas buenas y de luz, multiplícanos la fe y la esperanza como dador del bien que siempre fuiste en esta tierra. Desde arriba se ven las cosas en su dimensión exacta. No eres un santo, fuiste, y lo intentaste con tus mayores sacrificios, un padre digno. Sigue conmigo, yo te amaré hasta que mis ojos estén abiertos.

Enhorabuena, el investigador Pablo Julio Gallardo me ayudó a compilar estos recuerdos.

 

Apuntes para Hiroshi… mi nieto del corazón

Apuntes para Hiroshi… mi nieto del corazón

 

Por Graciela Guerrero Garay         Foto: Cortesía familiar

¡Voy a tener un hermanito! Y en la cara de mi nieta Sheila estaba cuajada la alegría de ese momento único donde la familia – la de todos, claro está – redondea la vida y se transforma desde el corazón y la añoranza. Simula que fue ayer, pero hace ya un año que el pequeño Hiroshi nos regala esa pueril inocencia que en él, risueño por naturaleza, se nos antoja el mejor de los caramelos o el trino de los canarios.

Cumplió su primer añito en medio de un virus que es una suerte de tornado diabólico estremecedor en el mundo entero de los íconos de cualquier ventura. Pero no. Con la debida protección, con los imprescindibles, y los que fuimos dentro de esos bolsos cargados de ternura para el retoñín de los Giro Jorge, tuvo un día feliz el varón primogénito de su papá hipnotizado de tanto gozo, junto a su orgullosa y “pulpo mamá” , empinada en la mejor de las enseñanzas que ha tenido.

Nuestro muñeco y nieto por bendecida adopción (sin que sus chochos abuelos paternos Sorby y Pachi se les suban los humos) tuvo un día feliz y recibió todo eso que inspira a la familia que lo ama. Miren su carita no más. Le debía estas líneas…

Dios te guarde mi niño…quise tener tu recuerdo en mi face… ya ahorita eres un campeón en las redes sociales (genes, mi amor, genes). Te queremos de verdad. Y ya correrás escaleras abajo, apagarás muchas velitas y lo mejor, seguirás más lindo y saludable. Un abrazote de oso de tu abuela seducida y todos los amores que tienes acá en nuestros corazones. ¡A caminar más de prisa y volver loca a mamá!, bastante que me volvió a mí, pero no le digas nada, es nuestro compinche secreto… Te quiero lindo. Dios te bendiga. Hoy exactamente tienes un añito y 24 días.

Mi Juan entre los colores de sus 71 años

Mi Juan entre los colores de sus 71 años

El reloj es el reloj y el tiempo es el tiempo, aunque creamos que esté atrapado ahí, en esas manillas que caminan en silencio o, quizás, en el mecánico sonido… tic/tac tic/tac…

No sé… Sí sé que me hizo creer en el amor, que poco a poco, con besos, tolerancia, alegrías, abrazos, incomprensiones, retos, promesas, sustillos y el día a día de esperar, soñar, confiar, desconfiar y volver a apostar por los impulsos del alma, echamos a andar…

En la rudeza de sus manos y la fuerza de sus hombros desdibujé a la chiquilla asustadiza, aferrada a esos latidos del pecho que me hacían el camino. Me arrancó poemas de cualquier tipo… me pintó arco iris y apostamos… Hoy este hombre de mis mil demonios, los rosas, los negros, los blancos, los multiperlados, cumple 71 años y doy gracias a Dios por ponerlo una tarde del verano de 1984 frente a mí.

Por mi Pochy, mi Juan Díaz (el segundo nombre, Benito, no me gusta) tuve el sueño confundido del ¿me caso o no me casó?, ¡y me casé!… Y heme aquí mirando las estrellas y pidiendo que estos 36 años de matrimonio se multipliquen y podamos estar infinitamente entre los cascabeles de esa cualquier cantidad de dicha que es nuestro hijo LLoa y nuestra nieta Sheila.

Heme aquí, hombre, haciéndote otra pública declaración de amor… perdida en tus canas y aferrada a seguirte por esas divinas nubes donde llegamos, para bien de los dos, saltando desde aquel muelle de cayo Carena, la afrodisiaca islita de la bahía de Cienfuegos…  donde mi miedo a los cangrejos lo aplastaste con el fuego de tus besos y mi encantamiento total. Felicidades mi amor, que sigas con esa salud de hierro que tienes y nunca, carajo, dejes de ser mi pesado Titán.

Mi guerrera eterna… estás aquí

Mi guerrera eterna… estás aquí

 

Por Graciela Guerrero Garay       Footmontaje: Yo

Hoy volverían los cakes, las flores, los besos y los regalos a sacarte esa sonrisa que me alivió tantos pesares de mi vida. Estarías con tu elegancia perenne y ese donaire tuyo de no dejarte caer nunca, ni cuando estuviste tantas veces en el hospital. Nunca dejarás de ser mi “María Felix”, como te decían todos en tu juventud y tu natal Cascorro.

Tus 88 años serían como siempre, entre tus hijos y tus nietos, tus nueras y yernos, tus amigas de la iglesia, el calor de los vecinos…el tío Ricardo y quienes llegaran de imprevisto a la casa. O tú declamando los poemas de José Ángel Buesa, que aprendí de memoria y era inevitable que hiciéramos el dueto… ¡tengo tanto de ti por todas partes…!

…¡Hasta esta fortaleza de ahora de escribirte estas líneas!… Cada minuto siento que te nos fuiste pronto… a pesar de quedarte eternamente… en mi piel, en mis balances, en las cartas que nos escribimos cuando estuve lejos, en tus aretes que adoro… en todo mi guerrera amiga, mi cómplice asombrada de cada una de mis rebeldías, de mis decisiones y de ese desafío prematuro de no ser doméstica ni dócil…

Mi mano tibia cuando me estrujó el llanto… mi fe en Dios y mis padrenuestros… Mami mía… mi vieja linda… mi fuerza viva…porque hoy sé que caminas conmigo, con mis hermanos, con tus nietos. No es la imaginación que tanto me admiraste…  es la certeza de sentir tu espíritu, ahí con papi, desde esas estrellas que me hacen guiños cuando doy las Gracias cada noche y te cuento… como siempre… y me dices… y yo hago.

Mami caramba. Hoy 8 de octubre tuvieras 88 años… pero estás con EL y lucho doblemente protegida. Gracias mi ángel. Gracias. Soy una prolongación de ti a mi manera. Estás aquí tocaya brava, y en la danza bendita del universo único volvemos a ser el dueto…

“Este domingo triste pienso en ti dulcemente
y mi vieja mentira de olvido, ya no miente. /La soledad, a veces, es el peor castigo…
Pero, ¡ qué alegre todo, si estuvieras conmigo !/Entonces no querría mirar las nubes grises,
formando extraños mapas de imposibles países;/y el monótono ruido del agua no sería
un motivo secreto de mi melancolía./Este domingo triste nace de algo que es mío,
que quizás es tu ausencia y quizás es mi hastío,/mientras corren las aguas por la calle en declive, y el corazón se muere de un ensueño que vive./La tarde pide un poco de sol, como un mendigo, y acaso hubiera sol si estuvieras conmigo;/y tendría la tarde, fragantemente muda,
el ingenio impudor de una niña desnuda./Si estuvieras conmigo, amor que no volviste,
¡ qué alegre me sería este domingo triste!”

A tu luz perpetua… papi

A tu luz perpetua… papi

 

Por Graciela Guerrero Garay           Fotos: De la familia

El 26 de agosto nunca será un día más. Cumplirías 96 años. Siempre quise escribir el torbellino de tu ausencia. Nunca tuve valor. Tampoco ahora lo tengo. Las letras se llenan de tu carácter fuerte. Tu voz determinante. Tus decisiones irrevocables. Tú presencia infinita, constante, añorada. Quebrada por esa partida absurda, repentina, tajante… como el recuerdo agradecido que me ahoga.

No fuiste perfecto, pero sé que estás en la luz de los que hicieron el bien y amaron con la virtud de la honradez y el sacrificio. Consejero nato y celador perenne de tus hijos, desde una dimensión tan propia que hoy comprendo era la suerte de talismán que encontraste para tratar de llegar a ese enorme concepto que tuviste de la familia y los amigos. Tu maravillosa utopía del amor y del hombre modelo, insuperable.

Por todo, estos 16 años de tu imprevisto viaje no existen. Estás en todas las semillas que dejaste robustas y que multiplicaste y cuidas desde esa estrella donde tú, papi, cada noche me das el halo bendito con que te abraza Dios. Y de nuevo tus manos me socorren, tu voz me levanta y tus ojos me muestran el camino. Este 26 de agosto nunca será un día más.  Es el amanecer profético de que la muerte es nada porque tú, mi viejo guerrero cascarrón, serás eternamente mi Papá.

Fuertes hombros de amor

Fuertes  hombros de amor

 

Por Graciela Guerrero Garay      Fotos: Reuerdos de Familia

Las Tunas.- Tienen olores y vibras especiales, afectivas y genéticas que unen para siempre aunque la vida y la muerte intenten mutilarlas de algún modo. Papá es una palabra única. Mano sincera y dispuesta. Pies ágiles ante el auxilio. Pecho fiel, desvelado, consejero, tierno y recto. Sabe del agridulce del mundo y lo necesario de templar el carácter y no andar de saltos sobre piedras.

Papá… casi siempre el primer balbuceo de los labios pequeños. El complemento en el arropo al llanto inconsolable. La voz subida de tonos en el instante exacto. No es como los otros. Existe en él una corriente divina que alumbra la confianza, desmenuza laberintos, guarda secretos, empuja, sostiene, levanta… no importan los relieves del terreno ni la altura de los montes. Es papá… y cerca andan sus benjamines queridos.

Dedicarles el tercer domingo de junio es reconocer la ternura que esconden entre la rudeza de la piel y la fortaleza de los hombros. Compensar esfuerzos. Agradecer. Es una fecha bienvenida y dulce. Justa. Un motivo real para acercarnos a esa complicidad hermosa que palpita en los desvelos de los padres, aunque no sean dadores de besos ni complacientes héroes de ciertas descabelladas actuaciones. Padre es guía y señal. Autoridad y respeto.

Vale, pues, que este Día se prolongue eterno. Rompa mitos absurdos y tesis mal fundadas. Una, encuentre, dance y abra las alas… Papá es el camino. Sangre que apellida, genera y multiplica. Pastor de familias. Señal y huella.

No es cualquiera. Es papá. ¡Muchas Felicidades!

 

Oración A Santa Bárbara Para Superar Un Problema Grave

Oración A Santa Bárbara Para Superar Un Problema Grave

 

Rezamos esta oración para casos difíciles casi imposibles con tanta fe y esperanza como una novena, durante nueve días, o si es imposible durante al menos tres días, y repetidamente durante el día, Santa Bárbara no dejará de otorgarnos las gracias que invocamos.

Oh Santa Bárbara, humilde hija del Padre , de la Madre Inmaculada , amada esposa del Espíritu Santo, te amo y te ofrezco toda la vida. Bárbara, llena de bondad y misericordia, recurro a ti en estas horas de amargura para implorarte tu ayuda, Madre del duelo, Madre de la gracia divina, verdadero consuelo entre lágrimas, el más dulce abogado de los pecadores, la presencia constante de Dios . Ten piedad de mí y de todos los que amo.

Inmaculado Corazón de María, Tabernáculo y Templo de la Santísima Trinidad, asiento de tu poder, Asiento de la Sabiduría, océano de bondad, obtén del Espíritu Santo que nuestro corazón sea tu nido donde descansemos para siempre.

Tráeme lo que necesito, lo que con todo el fervor de mi alma pido, por los méritos de Jesús y por tus méritos, si es para la gloria de la Santísima Trinidad y el bien de mi alma. Acudo a ti, vengo a pedirte tu poderosa intercesión, en esta difícil necesidad, para encontrar la solución a este problema imposible que me causa tanta desesperación y me resulta imposible con mi fuerza.

(haga la solicitud con inmensa confianza)

Es casi imposible para mí encontrar una solución a este problema, espero que me permita la gracia de ver esta dificultad resuelta y el fin de toda la preocupación y el dolor que causa esta situación angustiosa.

Santa Virgen, noble Reina de los Ángeles, Novia del Espíritu Santo, ¡recuerda que eres mi madre! Tú, que intercedes con tu Hijo, escúchame y concédeme la gracia que te pido humildemente con tanta urgencia. Dulce María, amada Madre, libérame de los enemigos de mi alma y de los males temporales que amenazan mi vida, para ti toda mi gratitud y devoción.

María mi madre, Santa María, ruega por todos nosotros, su Hijo más santo, nuestro Señor Jesucristo. Amén.

 

Gracias Divina Misericordia

Gracias Divina Misericordia

Esos morrocoy que me enamoran

Esos morrocoy que me enamoran

 Su pareja decidió escaparse a otro lado de la terraza. Ella posó para el lente.

Por Graciela Guerrero Garay         Foto: Dr Pelayo Antonio

Ha sido bien lindo verlas crecer, poco a poco, con los años y formar parte de la familia, aunque aparentemente "deambulen" por cualquier lugar de la terraza de la casa de mi hermano, el doctor Pelayo Antonio, quien junto con mi cuñada María Isabel Rivero le dedican a estos morrocoy mucho cariño y hacen del detalle en el hostal "Casa de María y Pelayo" del que son anfitriones.

Con su paso bien lento, están ahí, no indiferentes a su relación con su "papá" Pelayo, que les alimenta y conversa y estos animalitos, aún con su duro carapacho, parecen entenderle. Se detienen, le miran, olfatean y van detrás de él en busca de la comida.

Mientras, me tienen en contínuo jaque a la espera de un bebé, que ya tiene muchos dueños y no sabemos cuándo va a nacer. 

Lo que sí sé que me encantan, a pesar de que no me atrevo a tocarlas pues confieso que soy una fans a cualquier animal, pero...

Como la foto dejó tomársela en tanto su pareja se escondía, la traigo acá porque me gusta y, de cierta forma, es el símbolo de cómo los tuneros aman una mascota en casa, que no siempre son los preferidos perros y gatos.

Ahh, y por Las Tunas, no son exclusivas. Muchos hogares disfrutan con el "despacito pasito" de los morrocoy, una especie que llegó para quedarse por este Balcón del Oriente Cubano.

Mi gato no está y Baby alucinada

Mi gato no está y Baby alucinada

 

Por Graciela Guerrero Garay         Fotos: De la Autora

Alucinada por los gatos, le digo siempre al bajarla para que haga sus “Popos”, sobre todo cuando en altas horas de la noche, le vienen los deseos. El ritual de aviso es inevitable: vueltas y vueltas y esas jerigonzas que sobrevuelan a la criptolalia, para decirme de sus apuros.

Ah, Baby no es una perra casi parlante nada más. Es una Husky Siberiana grande y fuerte que ronda las 54 libras,y puro arquetipo de su ADN milenario: corredora por excelencia, sin frenos ni obediencia; al menos con mis órdenes y gritos se hace gárgaras. De la familia, quien solo puede darse el lujo de bajarla sin collar es mi hijo.

A esta parte de la historia, todo se complica para “mamá”: la oscuridad de la escalera, el vivir en un tercer piso, la noche y los gatos… sí, porque ella casi no puede controlar su esfínter, pero no olvida a los gatos ni a las escapadas para caerles atrás. Con un ojo azul y otro ámbar, traga las sombras y el mínimo movimiento de cualquier cosa... un árbol, un papel, un ruido… Alerta, comienza su “alucinado” vértigo.

Regresa, pues, mi inolvidable Musa, un hito prendido en la memoria… mi felino superinteligente y meloso, que murió debajo de las ruedas de un carro, en la avenida, una noche en que no estaba en casa y escapó por la rendija de la puerta. No tenía costumbre de salir. A veces, en esos recuerdos agradables y tristes que me lo devuelven a diario, siento que iba a buscarme, pues lo atropellaron frente al edificio, al borde de la acera. Yo venía en camino, a menos de cinco metros del lugar.

Después llegó Baby. No imagino cómo sería la vida con Musa en los 16 metros cuadrados de la sala. ¿Se llevarían bien? ¿Perdería el vértigo y sus alucinados desmanes gatunos? No sé. Me agarro de la omnipresencia de mi mandarinoso, tiro bien fuerte la cadena de la inquieta peluda que me arrastra y rezo para que no aparezca ninguno por los entornos.

Diez o quince minutos pueden ser eternos, como la nostalgia desplomada ante la foto de Musa, cuando, hurgando en mis archivos, estaba ahí. Baby duerme, dormilona. La tarde se va y la noche todavía espera, por suerte.

El educador de nuestras vidas

El educador de nuestras vidas

 

Por Graciela Guerrero Garay        Fotos: De la Autora

Es matemáticamente puro. Dos y dos son cuatro y nada más, algo muy lógico y cierto pero nada cómodo cuando de canjear asuntos domésticos se trata, o liberar de un castigo (medio injusto) a los muchachos, bajar a mi querida Baby (mi perra Husky Siberiano) o quedar tabla en alguna rencilla de época. Pero con todo, no lo cambio por un leguleyo. Es mejor que el cuente y yo hable.

No es un chiste. Mi profesor, el profesor preferido de mi hijo y de mi nieta, no entra en canje ni lo someto a riesgos hipotecarios. ¡Después de 32 años tratando de encontrarle la tangente a la hipotenusa de las bodas de  Cobre!, tremendo despilfarro. Más cuando ahora se le pegó  aquello de ser como el África… misterioso y abultado y dejarse un “candadito” a lo Sylvester Stallone en sus tiempos de barba.

Es bueno tener un educador en casa, sobre todo cuando se empeña en darte clases de cocina y se convierte en el ejemplo cotidiano – no solo comiendo- sino haciéndote los platos bien ricos y librándote de lo que para una es una tortura diaria. ¡Y si es el café!, punto y aparte. No soy la única que le dice que si monta un negocio con esas coladitas, se lleva el gato al agua. Mi profe es un diamante en bruto, lo que, como todo, se me torna a veces una piedra pesada que aligera la masa con ser un excelente padre y abuelo, decir que me soporta y andar estos caminos en las buenas y las malas.

Benito, así le llaman las generaciones de generaciones que ha enseñado matemática en el Escambray, Cienfuegos, Isla de la Juventud y Las Tunas, como la mayoría de sus colegas y amigos, quizás por no confundirlo con otros “Juan” igualmente matemáticos con los cuales comparte profesión y responsabilidades, algo para el más sagrado que sí mismo y de las cuales se ha alejado temporalmente por enfermedad, porque mi profe gracias a Dios es un trinquete y tiene una voluntad a toda prueba.

En sus 44 años de ejercicio tiene todas las  medallas y reconocimientos establecidos por el MINED, ha trabajado en todas las enseñanzas y gana fama de lograr que sus alumnos entiendan la más complicada de las materias, una gracia que en efecto le va como las bromas,  las maldades y la prisa, aún cuando tenga todo el tiempo del mundo para cualquier cosa.

Nuestro Juan Benito es algo esencial dentro de las paredes de la casa y cuando sale por algunos días hay demasiado silencio para ser bonito, aunque en esta friolera de años perdí la cuenta de las veces que por señas, a voces y hasta con maña he pedido al universo que me le de vacaciones...jejejeje. Nada, al final ando – andamos- de pedacitos porque cuando el profe se va queda un espacio vacío. ¡Hasta Baby anda moco caída y arrinconá!     

El educador de nuestras vidas, por suerte, hereda sus genes matemáticos y nuestros tesoros Lloa y Sheila salieron “tacos” como el abuelo, mientras yo me aprovecho de esa calculadora viviente que enhorabuena escogí para formar mi hogar y mi familia y aquí estoy haciéndole estas letras ahora que renunció a la jubilación y se ha reincorporado como el primer día, pues uno de sus grandes e inmortales amores es sin dudas el magisterio.

Epa, pues viejuco, un abrazo bien grandote de esta tropa que te quiere mucho y te agradece más, hoy justo cuando esperamos tu nueva clase de amor a tu modo…un amor que te hace imprescindible aunque todavía, después de 32 años a tu lado, no me haya podido convencer que la matemática es más importante que el periodismo y que N a la nueve o “pi” son más concretos y tangibles que este Felicidades del alma que te regalamos un 22 de diciembre.

 

Mami..la causa de mi ausencia

Mami..la causa de mi ausencia

Texto y Fotos Graciela Guerrero Garay

Amig@s...mis lectores queridos que me siguen aún cuando no siempre compartan mis puntos de vistas...ahora que intento tocar nuevamente mi pc quiero decirles que la partida de mami ha sido la causa de mi ausencia.

Mami se fue al cielo a encontrarse con ese Dios que amó sin límites y me enseñó a amar desde que nací...se me fue también a unirse con papi. Por esas cosas de la vida o la internet...ya había escrito algo y al darle publicar se escapó...no sé...tal vez sea que nunca quiso verme triste y aquí estoy...tratando de hilvanar las letras y quitar los nubarrones grises de mis ojos...

El 12 de junio, al amanecer de ese domingo terriblemente triste, partió en la Sala de terapia intermedia del hospital Ernesto Guevara. Jamás tendremos cómo agradecerles a TODOS los médicos, enfermeras, enfermeros, auxilaires y trabajadores de servicio, sin EXCEPCIÓN, el enorme apoyo espiritual, profesional y humano que nos brindaron en esos 12 días de intenso batallar y tanto dolor.

Gracias...si es que una palabra puede alguna vez, en determinados momentos de la vida, expresar cuanto sentimos y queremos decir los seres humanos. Gracias a todos cuantos nos apoyaron física y mentalmente desde todos los lugares de este mundo.

Gracias. Este fue su último diciembre...el 31, en casa de mi hermano Pelayo. 

Vamos, Papá

Vamos, Papá

 

Texto y Fotos Graciela Guerrero Garay

No voy a decirte que eres el mejor papá del mundo. O que este Día de los Padres haré una gigante colección de besos y abrazos, esconderé un regalo bajo el almohadón o te dejaré libre de inquietudes y alegrías. Te necesito desde siempre y para siempre.

En tu voz suenan cascabeles cuando me llamas y me encanta atrapar el tintineo del amor, mientras me alzas del piso o correteas tras de mí, sin que la edad y el tiempo cuenten.  Nada borrará las huellas de lo nuestro, aunque estrenes cara de amigo o viejo regañón.

Increíble ese sonido de tu pecho, muchas veces jugando a los apretones o al escondido. Gracias por regalarme la infancia, aún en medio de añoranzas y ausencias. No acuño esas historias que te deslavan la piel y dibujan un monstruo en el costado. Tampoco los años. No por gusto algún poeta escribió en las estrellas que lo verdadero crece y la raíz es inmortal.

Vamos, Papá… como en las verdes y en las maduras. O cuando mis manos cabían hasta diez veces en las tuyas. ¡Era lindo, caramba! Hacer los mapas y el camino…esperarte para matar el miedo. Sentir tu piel de una ternura extraña, como el hierro de seda. Quizás, entonces, tenías los zapatos muy grandes y yo, con mis antojos, tropecé…me caí…me curaste.

La vida viejo, que empezó a girar primero para ti, pero jamás te mareaste con eso para no confundirme. Y heme ahora, con mis propias vueltas y tan pendiente de no salirme del borde de tu sombra. Fantástica esta sensación de que ayer es hoy y será mañana… Juntos, y al infierno se van los conjuros y los silencios, aún cuando duelan por encima de todo y tus dedos se escondan del tacto de los míos.

Vamos, Padre… abrázame de nuevo y dame el hombro. ¿¡Qué digo!? Nunca tuve que pedirte nada. Supiste leerme las entrañas, acomodar mis libros, besarme con el sol sudándome la espalda, sufrir los descalabros… remendarme. Estás aquí, no importa dónde. Halemos de la soga una vez más. Me quieres…Te quiero… este pacto de ser es infinito. Venga el pecho, Papá… y un  ¡FELIZ DÍA!  

Los más lindos recuerdos de mi vida

Los más lindos recuerdos de mi vida

Ahhh..uno siempre está lleno de recuerdos. Quizás, se perciban con más fuerza con ese amigo de patitas aprisas que es el Tiempo.

En fin, hoy, hace 26 años, fui la mujer más feliz del mundo, la única en mi tercera dimensión. Fui madre. La mamá de un niño rubio, de ojos azules, bello, blanco, despercudido...¡Cuántas cosas me sanaron los terribles dolores y los malos momentos que tuve en el parto, donde casi morimos los dos!

Pero ese Dios enorme y mi Santa Barbara, esa santa de mi devoción y protección, nos trajeron vivos a casa. Gracias, una vez más, a ese poder divino.

Mi Lloansy querido cumple años hoy..entonces encontré estas fotos por ahí y sentí deseos de dejarlas en esa huella grande que llevamos las madres en el alma..no importa cuanto cumplan los hijos ni cuan viejas o jóvenes estemos..lo que importa es que ellos, nuestros muchachos, están ahí.

Te quiero mi LLoa..te QUIERO y quiero que el mundo entero lo sepa. Perdona a la matraquillosa de tu madre. Felicidadessssssssssssssssss, hijo mío.