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Un amor vestido de blanco

Un amor vestido de blanco

 

 

Por Graciela Guerrero Garay        Foto: Julia L. Zayas

Es de quienes se apasiona hasta el cansancio y se repite sueños y metas una y otra vez. Habla dulce, como si alguna florecilla silvestre estuviera atrapada en sus cuerdas vocales. Quizás esa ternura que la une a la profesión y a las personas la convierten en lo que es: un amor que viste de blanco.

La describen así los cientos de pacientes que la conocen en el cuerpo de guardia, el consultorio, las visitas de terreno, las pesquisas barriales o su propia casa. Por las lejanas tierras de Venezuela, exactamente en Sabaneta, el pueblo del Comandante Hugo Chávez Frías, su nombre tampoco se borra de la memoria de los habitantes.

Sembró cariños eternos en el curso de portugués, en La Habana, como parte de la preparación para la nueva misión que le espera. Solidaria y ética pueden ser los valores que más la distinguen, entre las tantas virtudes que posee la especialista en Medicina General Integral María de los Ángeles Gutiérrez La O, quien aprobó con éxitos el Diplomado de Intensiva y no deja de estudiar a diario. 

Con la subida del sol o las fuertes brisas que bañan por este febrero la geografía local del Balcón de Oriente, en las intrincadas calles del Reparto Buena Vista, la joven galena regala seguridad y sonrisas, en un área mantenida bajo vigilancia y pesquisaje por el policlínico Gustavo Aldereguía a la que pertenece.

Para los pacientes su visita es mucho más que chequear los depósitos de agua o tomar la temperatura. Les cuentan sus problemas de salud, piden consejos sobre cómo lidiar con los dolores de “huesos” o controlar la diabetes. Tampoco faltan quienes les sugieren el chequeo de la presión arterial y explicaciones sobre las dolencias de un familiar o amigo.

La doctora Gutiérrez, a cambio, no lleva prisa. Es importante -  dice a 26 Digital – que las familias sientan que ese médico que va allí a mirar sus vasijas, incluso los vasos espirituales, a medirle la temperatura y profundizar en cualquier síntoma febril u otra índole, no llega por llegar, sino que busca cuidarle la salud y evitar se propague una epidemia.

Esa es la misión de nuestro pesquisaje diario – añade-. Son horas enteras que pasamos un grupo de especialistas, ayudados también por los estudiantes de medicina en muchos lugares, caminando por calles y lugares distantes. Hay que crear la percepción de riesgo en las personas, su responsabilidad para con su bienestar y la comunidad. Es la forma de contrarrestar más rápidamente las arbovirosis que provocan los mosquitos.

Puede que sea la mirada dulce y esa voz que acaricia, lo cierto es que María me confiesa que “encontró una abuelita en el barrio, se siente feliz de ayudar a esas barriadas lejanas y, como sus colegas, no regresa hasta que todas las casas  sean visitadas”.

A poco más de un mes de celebrarse el 34 aniversario de la creación del Programa del Médico y Enfermera de la Familia, ideado por el Comandante Fidel Castro, muchas jóvenes doctoras tuneras honran su profesión y resaltan, con el trabajo diario, la valía de un sistema que revolucionó para siempre la atención primaria en Cuba.

 

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