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“El Tunerito” es todo un personaje en la Zona Este

“El Tunerito” es todo un personaje en la Zona Este

 

Por Graciela Guerrero Garay      Fotos: Cortesía de Yuniasky

Tal vez sea por ese carácter campechano que las ideas le prenden, a pesar de los vientos en contra. Hace dos años se propuso  sembrarle otra historia a uno de los más viejos organopónicos de esta ciudad y lo cumplió entre golpes y golpes. Así piensa bien tarde en las noches mientras le saca cuentas al día y proyecta el siguiente. “El Tunerito” es un Mercamás imprescindible en la comunidad “militar”, una importante área residencial y laboral de la Zona Este, pero es también un aula taller que alegra el sueño del ingeniero Duniezqui Guerrero de la Cruz.

Cosechar hortalizas, vegetales, condimentos y frutas en canteros con grava fue una fortaleza ante la llegada repentina del Período Especial. Esta nueva forma de producción agrícola multiplicó en los barrios y el esplendor de “El Tunerito” se hizo luz, en medio de las penurias que clavó a la economía cubana y local la caída de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Sin embargo, años después, las malas hierbas le mataron el verde y los colores. Rescatarlo del olvido fue el reto de este joven agrónomo:

“En marzo del 2015 me lo entregan totalmente enyerbado y sin la logística adecuada. Estaba abandonado y saqueado, pero a los tres meses era otra la imagen y, a dos años y un poco, es imprescindible para la comunidad y esta zona residencial y laboral del Reparto Santos. Desde pequeño me gusta trabajar la tierra y este mercado es parte de mi vida”.

Camina entre los canteros y cuenta que no solo es un lugar de venta de frutas, verduras y vegetales. “Lo hemos convertido también en un aula práctica para los estudiantes de la carrera de Agronomía de la Universidad Vladimir I. Lenin, así como en un taller agrícola para los alumnos de las escuelas primarias cercanas, y en área de trabajo para los de la secundaria Carlos Baliño. Estas clases y charlas las imparto personalmente y los objetivos docentes se concentran en crear una cultura medioambiental, a partir de los valores ecológicos aplicados en las técnicas de cultivo.

“Somos un huerto intensivo, un centro ecológico, al que llegan para buscar asesoría los agricultores de esta zona, donde hay pequeñas fincas de productores privados. Esto quizás marque la diferencia con Mercasa y su creador, Argel Fundora, quien fue mi padrino y asesor en esta idea y quien nos bautizó como Mercamás. Hoy su proyecto es un ejemplo de la agricultura sostenible y el pueblo valora de muy positivo la creación de nuestras unidades.

“Es un sano orgullo sentirnos útiles, aunque tengamos que enfrentar muchas incomprensiones para lograr las metas.  Pensamos lograr en un futuro cercano la independencia total a las energías contaminantes. O sea, funcionar con energía eólica y solar, y tener nuestro propio fertilizante orgánico a base del compost y la lombricultura, así como producir insecticidas a partir del árbol del Neen (Nim). La fortaleza es colectiva, sin mis trabajadores nada fuera posible y sin la confianza de cuantos nos apoyaron desde la  dirección de la Agricultura, Cultivos Varios y hasta la comunidad, que atesora la iniciativa y la defiende a puro pulmón como nosotros.”

En la avenida Carlos J. Finlay “El Tunerito”  regala un paisaje verde a cualquier hora, que transporta al mágico encuadre de una paleta multicolor. Las lechugas parecen dormitar más allá de las alegres zanahorias y la gente, en sus rutinas cotidianas, absorbe el paisaje, mientras compra la ensalada o alguna fruta. El joven ingeniero agrónomo Duniezqui cambió el gris del lugar y dio otra lección a los escépticos: los sudores honrados no tienen imposibles. En la Zona Este de Las Tunas “Mercamás” puede contar la historia. 

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