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Los secretos de abuela componen el verano

Los secretos de abuela componen el verano

 

Por Graciela Guerrero Garay     Fotos: De la Autora

Alejarse de casa por unos días con un viaje al campismo, la playa o centro recreativo donde piscina y descanso vayan de manos es una tendencia elemental para los tuneros, quienes son muy dados a disfrutar en familia de las merecidas vacaciones de la etapa veraniega, planificadas de manera masiva para los meses de julio y agosto.

Los niños suelen ser más vulnerables a los malestares imprevistos que se presentan, entre otras cosas por el cambio de hábitos y ambiente habituales. Sin embargo, eso no significa que los adultos salgan ilesos de estos contratiempos. De cualquier manera, la riqueza documentalista y práctica heredada de nuestros abuelos es una tabla salvadora en dichos casos y más cuando veraneamos distante del hogar.

En unos segundos se estropea el descanso si, repentinamente, llega un dolor de muelas, hipo persistente, picazón en la cabeza por culpa de la caspa o sentimos los pies con un cansancio terrible. Quizás pienses urgente en el dentista o renunciar al veraneo, de estar en algún lugar sin servicios especializados. Tranquil@s, hay remedios muy efectivos para estas eventualidades incómodas que atacan, estresan y hasta oscurecen el día.

Al no estar en casa puede ser más complicado, pero si tienes conocimiento de que algún diente o muela no está en buen estado y el dolor es un riesgo que llevas en la solapa, ir preparado es prevenir la molestia y con este simple recurso lo puedes resolver:

Ese dolor, tan desesperante e incómodo,  sobre todo si ataca de noche, se calma al poner encima de la pieza afectada un clavo de olor. También puedes preparar una pasta con:

1 diente de ajo

Hojitas de perejil

Cáscara de limón rallada

1 cucharadita de aceite

La aplicas sobre la muela o el diente y ya verás. Esta pastica o el clavo de olor la llevas en la mochila en un recipiente pequeño, y solucionarás el problema hasta que vuelvas a casa y acudas al dentista.

El hipo es otro de esos insoportables “enemigos” del bienestar general. A veces, suele durar mucho más de lo tolerable por nuestros nervios y se torna angustiante después de una borrachera, cuando el malestar por la resaca del alcohol está en su “punto”. Muy sencillo, mastica una almendra muy, pero muy despacio. De no tenerla, entonces  a una cucharada de azúcar parda le echas varias gotas de vinagre y cométela. No tiene que estar “nadando” en vinagre, sino humedecida. En segundos verás el efecto. 

La caspa no es considerada una enfermedad propiamente dicha, pero suele hacerse crónica. Lo cierto es que resulta desagradable y antiestética y no siempre desaparece con el champú destinado a eliminarla.  Puedes curarla si después de lavarte la cabeza tienes a mano, para el último enjuague, dos cucharadas de bicarbonato disuelto en el agua que utilices, según el largo de tu cabello y la cantidad que tengas. Podrás lucir, en poco tiempo, un pelo sano y brillante.

Para el cansancio en los pies luego de una jornada  de intensas caminatas o largas horas con un calzado incómodo, la inflamación y el dolor desaparecen si  los introduces en agua fría durante unos minutos (diez o veinte son mucho más efectivos), y luego los friccionas con medio limón. La sensación de ligereza es inmediata.

Veranear es riquísimo, necesario y bien ganado por quienes estudiamos y trabajamos la mayor parte del año. Si abuela por alguna razón no va en esos paseos estivales, llevemos, pues, su sabiduría milenaria y tomemos previsiones. Son insumos muy fáciles de obtener por estas orientales tierras cubanas y en cualquier lugar de la Isla. José Martí nos mostró a tiempo que es mejor prevenir que lamentar y fue un defensor bien fuerte de la idea de que la medicina preventiva es la que cura.  

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