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Hacer más para que los SAF no empañen su brillo

Hacer más para que los SAF no empañen su brillo

 

Por Graciela Guerrero Garay      Foto: Tomada de la Web

Los Sistemas de Atención a la Familia (SAF) o lo comedores donde en esta capital se benefician 719 comensales, adolecen de dificultades que pudieron ser resueltas sin crear malestar en sus asociados, de no haberse descuidado el control y la exigencia vinculada con el sentido de prioridad que tiene la distribución en los mismos.

A estos lugares, pertenecientes al sector de la Gastronomía, asisten personas de bajos ingresos o categorizadas como casos sociales, muchos de los cuales son ancianos, para los cuales se concibió este tipo de servicio con el objetivo de que recibieran una alimentación balanceada y asequible a sus condiciones específicas.

Sin embargo, se supo que en varios de ellos hay desabastecimiento de viandas, ensaladas y variedad en el menú, como es el caso de “El Diamante”, “La Oferta”, “La Industrial”, “La Barca de Oro” y “Los Patios”.

Igualmente la mala calidad y el poco gramaje de los productos elaborados son otros señalamientos que hicieron sus comensales, durante la trasmisión del programa de participación ciudadana “Latir del Pueblo”, donde se reclamó de la dirección municipal de Gastronomía revisar el cumplimiento de las normas y la atención que se brinda a la población, en los 15 establecimientos de este tipo existentes en la ciudad de Las Tunas.

Ariel Santana Santiesteban, miembro del Comité Central y primer Secretario del Partido en Las Tunas, al reflexionar sobre este sensible asunto constató la debilidad y la ineficiencia de los cuadros encargados del control de esa actividad, un sistema alternativo de la Revolución para atender a quienes tienen limitaciones objetivas de garantizarse el sustento en las restantes unidades de la red gastronómica.

Si bien el análisis enfocó el trabajo a prestarle un seguimiento más profundo y sistemático a los SAF, se corroboró que la mayoría de las quejas se originan allí donde no se trabaja bien y se violan, por algún recodo, los principios de ejemplaridad que establece el Código de Ética cuando se asumen cargos que inciden directamente sobre el bienestar de la ciudadanía.

 

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