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Nunca borraron las huellas de los Instructores

Nunca borraron las huellas de los Instructores

 

Por Graciela Guerrero Garay      Fotos: De la Autora

Una foto, aparecida de pronto en el computador de su mamá, le devuelve a Tania y al grupo de amigos el recuerdo de su maestra de teatro, la instructora de arte Yudith, a quien le deben hoy estar en los proyectos comunitarios para amenizar los espacios culturales, amar la música y apostar por aprender de manera profesional a tocar la guitarra.

Esta joven instructora- maestra es fruto de la Batallas de Ideas guiada por el líder de la Revolución Fidel Castro, la cual facilitó que Las Tunas fundara en septiembre del 2000 la Escuela de Instructores de Arte Rita Longa, con una matrícula de mil 265 estudiantes de los ocho municipios de esta provincia del oriente de Cuba.

Desde entonces Yudith, como cientos de sus colegas, andan por las escuelas primarias y secundarias al rescate de nuevos talentos, apuntalan el trabajo artístico de la comunidad y asesoran los proyectos comunitarios relacionados con el quehacer cultural. Son las huellas imborrables de la Brigada José Martí. Al tiempo, sostienen las cátedras artísticas y preparan a los estudiantes para fomentar las manifestaciones culturales y su desarrollo.

En el décimo Consejo Nacional de la Brigada José Martí, que terminó este fin de semana en el Teatro Abelardo Estorino, del Ministerio de Cultura, en La Habana, sus miembros confirmaron esa pasión que mueve a estos soldados eternos de la espiritualidad y la identidad de los cubanos de hoy y de mañana, en aras de la transformación sociocultural de las comunidades.

Actuar más allá de un taller o la producción individual de una obra, para alcanzar dicho objetivo en el barrio, donde las personas sean los entes activos de su propio cambio resultó coincidencia para los instructores, que sin dudas demuestran a diario el espíritu creador que alentó a Fidel en la defensa de los valores humanos.

La evidencia de este quehacer sin límites puede ser la algarabía de Tanía y sus amigos al descubrir, casi por casualidad, la foto de su instructora de arte hace dos años atrás. Ellos, ya en grados superiores, nunca olvidan las semillas que Yudith les sembró en el alma.

                                                                                          (Con información de Juventud Rebelde)

 

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