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Opinión: ¿Y mi taza de café?

Opinión: ¿Y mi taza de café?

 

Por Graciela Guerrero Garay   Foto: Tomada de Cubadebate

La tradición es tan milenaria como las calendas griegas: un cubano de verdad necesita el buchito de café en las mañanas, aunque luego lo tome – según gustos y hábitos- en cualquier momento del día. Lo otro, igual de tradicional, es “hacer la coladita” a la visita que llega. No cuenta la hora. Vale la cortesía.

Sin embargo, en los últimos tiempos, el aromático polvo que algunos llaman “oro negro” y distribuido, de manera normada, aparece algunas veces más tarde en las bodegas. En este municipio capital de Las Tunas ocurre, casi siempre, en la última semana, pero en Holguín, por ejemplo, se expende el primer día del mes, según afirmaron efectivos del Grupo Empresarial de Comercio en este territorio.

La gente se angustia en la espera y, correlativamente, los vendedores ilegales suben el precio de las “hechuras” (dos cucharadas y media, aproximadamente) que  venden clandestinas por los barrios a 4.00 pesos. Igual sucede con la libra en grano. Por añadidura, en los últimos meses ni estas opciones ilegales e irrisorias abundan.

En una palabra, tomar café en el desayuno es un desafío y un desencanto en los amaneceres de la mayoría de cubanas y cubanos, pues, al menos, en esta región tunera, el polvo que se ven obligados a comprar a los particulares las más de las veces “no sabe a café”, “tupe la cafetera” y “ni se sabe con qué lo mezclan, porque hay algunos que es chícharo puro y otros ni eso”, opinaron los encuestados.

El tema -para muchos de alta sensibilidad- parece encontrar un paliativo con la venta liberada de café en los Mercados Ideales (de productos alimenticios liberados), pertenecientes a Comercio. Sin embargo, al decir de otros entrevistados, “la alegría del pobre dura poco” porque la demanda es alta y la prevalencia en mostrador, muy corta.

La causa esencial es que estas unidades no tienen tal asignación de café para comercializar. El producto viene destinado a la Gastronomía y posee un rango permisible -como todos- de consumo. Al no encontrar salida comercial en esas unidades, tras un proceso de autorización, el Grupo de Comercio lo compra y pone a la venta en los establecimientos de marras. He aquí su inestabilidad presencial.

El consumidor no sabe esto y critica el desabastecimiento o culpa al vendedor la ambigüedad de la respuesta: “No sabemos cuándo volverán a traer”. Y cierto es. Es una estrategia comercial -muy sensata e inteligente desde mi punto de vist– para aprovechar el producto, aliviar las tensiones del impás en las bodegas y poner al alcance del cliente una mercancía casi de primera necesidad, sino, para la mayoría.

Por otro lado, aunque el precio del kilogramo está a 83.50 y el estado de opinión mueve la balanza hacia el lado negativo, “muy caro”,  la factibilidad de venderlo por libras, por onzas o por el valor del billete que el consumidor tenga en el bolsillo, se califica como “muy bueno” por los entrevistados y lo coloca al alcance de todos. Cada quien adquiere lo que puede, si bien no lo que necesita.

                                  LO QUE NO CUENTA EL CONSUMIDOR

Ciertamente, ningún bodeguero sabe por qué la distribución del café  ¡Hola!, normado y molido -a un precio de 4.00 pesos el sobre de cuatro onzas (115 gramos), mezclado con chícharo al 50 por ciento-, ha corrido su fecha de entrega en las tiendas de productos alimenticios. Dicen, a priori, que apenas lo reciben, lo venden.

Otra vez la falta de información y la  des-cultura en quienes dan el rostro cotidiano a consumidores y clientes, descoloran la imagen de un sector y, por consiguiente, de todos los mecanismos y empleomanía institucional que hay detrás de ellos. Al conversar 26 Digital con funcionarios del Grupo Provincial de Comercio supimos que el café debe distribuirse con la canasta básica, al formar parte de la misma.

En Las Tunas acontece siempre dos días antes de finalizar el mes y solo se altera el ciclo si la mercancía no está en los almacenes de la provincia. Los caminos del asunto llegan, inevitablemente, a la producción, loma arriba. Una reciente reunión, efectuada en el municipio de II Frente, en la provincia de Santiago de Cuba, valoró que el Programa de Desarrollo Cafetalero hasta el año 2020 en el país muestra pocos avances.

La información reseñada por el portal Cubadebate, con información de la AIN, enfatiza que no todo está bien en el fomento de las plantaciones, la fertilización, la renovación de áreas, la campaña de viveros y los rendimientos. Los más de 300 productores -dice la noticia- del Movimiento por los 100 quintales de café/oro por caballería, presentes en el encuentro, “demostraron que el despegue depende más de factores subjetivos, pues los recursos materiales, aunque a veces llegan tardíamente, están disponibles”, cito textual.

En todos los indicadores, de un modo u otro, se señalaron incumplimientos en las provincias de Artemisa, Villa Clara, Cienfuegos, Sancti Spítitus, Pinar del Río, Holguín, Guantánamo, Granma y Santiago de Cuba, al tiempo que se señaló que el promedio de quintales por caballería está al 44, de los 100 a que aspira el país.

Hace dos años, un reportaje publicado en el  periódico Granma, bajo la firma de Yudy Castro Morales y difundido también por Cubadebate, indicaba que “las dificultades económicas de Cuba, el alza de los precios del grano en el mercado internacional y las insuficiencias para producirlo en el país, obligaron a tomar esta medida”. Se refería a la venta del café mezclado, la suspensión de la cuota normada a los menores de 6 años de edad y bajar a 4.00 de 5.00 pesos el valor de la bolsa, además de mencionar que se mantiene un subsidio de aproximadamente 190 millones de pesos anuales. 

                                             SOBRE LA MESA: OBJETIVIDAD

Mezclar el café en la Isla no es una decisión arbitraria. La producción del grano nacional tiene problemas, objetivos y subjetivos, mientras se duplican los precios en el mercado internacional y el bloqueo económico, financiero y comercial impuesto por los Estados Unidos aprieta tuercas y acosa a terceros países que pudieran facilitar negociaciones más ventajosas, las cuales pueden aliviar muchas tensiones actuales de la sociedad.

Con todo, -y al margen de la inconformidad o insatisfacción de muchos por la calidad a veces fluctuante del producto-, mantenerlo en la canasta básica de manera estable cada mes, es prácticamente un milagro porque tampoco se pueden menospreciar los efectos de los fenómenos naturales de los últimos años, la sequía que prevalece en el país y las características propias del cultivo y su cosecha.

Sin embargo, mucho se puede hacer por una siembra feliz. Allí, en las zonas cafetaleras, está la taza de café puro que preferimos los cubanos. Ganar la batalla de la producción para abastecernos es el camino. La tierra pare cuando se preña de esfuerzo, sabiduría, ciencia, técnica, pertenencia y amor. Los pasos del cambio van por esos trillos. No valen decretos ni mejores pagos si el hombre no se mete en el pecho el grano de café.

 

 

 

 

 

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