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Mascotas entre cubanos

Mascotas entre cubanos

La amigable Juana

Texto y Foto Graciela Guerrero Garay

Juana levanta la cabeza y parece escuchar. Quizás nunca sepa que han pasado 31 meses desde que llegó dentro de una caja de jabón de tocador, que entonces le quedaba holgada. Tampoco recordará, seguramente, que fue un largo viaje en tren desde Villa Clara el que le trajo a su nuevo hogar en Las Tunas.  Parece más bien que vive su presente con plena felicidad, lejos de la humedad permanente del río y el acuoso resbalar de sus piedras.

Su dueña, la pequeña Sheila Tania, comparte sus asombros con los chicos del barrio, incluso hasta los vecinos vienen a verla caminar sin miedos por la casa y reconocer a sus miembros, mientras abre su boca, en señal de protesta, cuando otras diestras son las que la toman por su dura “cintura” y la miran.

Nada de “anormal” tiene por encima de sus hermanas y hermanos de especies. Su singularidad radica en la simpática amistad que ha hecho con Musa, el gato de la familia Díaz Espinosa, que desde el primer día se le acercó con cautela, se deleitó oliéndola y se “hablaron”, para pactar desde entonces un lindo sentimiento afectivo que  incluye, incluso, dormir juntos en una palangana vieja donde pasan las tardes.

Y tal es así que cuando Juana, una jicotea ciento por ciento cubana, se esconde por los rincones de la casa, Musa la busca y su olfato felino siempre la encuentra aunque esté debajo de la suela de un zapato, donde prefiere esconderse hasta que la descubren.

Empero Juana no es la única jicotea que ha cambiado su habitad para convertirse en mascota de niños y jóvenes en esta Isla, donde también se le conoce como tortuga de las Antillas (Trachemys decussata)  y es de la familia Emydidae, semiacuáticas y naturales de Isla de Pinos, hoy  municipio especial Isla de la Juventud.

Su vida pasa entre los ríos de agua dulce y siente predilección por los de abundante vegetación, pero en temporadas secas se esconde entre los troncos y sitios donde se sienta protegida,  pues puede tener un carapacho de 39 centímetros aunque algunas pasan estas dimensiones según ejemplares obtenidos en criaderos locales.

La jicotea, amén de que algunos especialistas no la aconsejan como mascotas, es otro de los animales que en los últimos años pasan a la preferencia doméstica como compañía  infantil, quizás porque ante las intensas sequías salen a caminar para refugiarse y son más fáciles de capturar o, como dice mi vecino Rafael, se está creando una cultura de las mascotas y hay más información sobre la interacción positiva que ejercen estos congéneres de especie para mantener el equilibrio emocional, sobre todo en niños y ancianos.

En tanto Juana y Musa juegan, duermen juntos y hasta se pelean el pescado, que sin dudas es el plato preferido de estos dos amigos especiales.

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