Blogia
tugrace

Periódico 26, Semanario de Las Tunas

Semanario 26: Rostros y vidas de 35 años

Semanario 26: Rostros y vidas de 35 años

 

Por Graciela Guerrero Garay

Escribir de un diario donde uno ha visto madurar cada sueño puede parecer, a ojos ajenos, un arranque del ego, en el cual se maximicen virtudes y achiquen defectos. Sin embargo, nadie con mediano tino puede negar que estos 35 años que cumple el Semanario 26 de Las Tunas, están sumergidos en una saludable espiral ascendente.

Nada que ver con aplausos de satisfacción total ni creencias de que hacemos el periodismo que podemos, queremos y desean ver, en tinta y papel, los miles de lectores del “pregón” más informado de la provincia. Pero, al pasar el necesario balance, hay más luces que oscuros en estos partos editoriales, primero como diario y después, a raíz del período especial, como el Semanario de hoy, de ocho páginas y con una tirada de 35 mil ejemplares.

Muchos golpes de máquinas de escribir – las legendarias ROBOTRON – llenaron de ruidos de tin-tac, tiqui-tiqui… el amplio salón de redacción, donde las cuartillas iban, ante el más mínimo error, a los cestos de basura en aquellos años iniciales, en los cuales la mayoría de sus reporteros- fundadores estrenaban el oficio y estudiaban la licenciatura en la Universidad de Oriente.

Luego, con los primeros graduados de los cursos regulares diurnos el colectivo creció y  fueron más quienes “sufrieron” el fuego de plomo devenido letras en los linotipos. Jornadas hermosas entre el calor de la gráfica y aquella rotativa inmensa que sacaba, uno a uno, el fruto de horas y horas de un bautizo de “corre- corre” entre chorros de tinta, galeras, matrices, picas, fotolitos, titulares y correcciones hasta que, casi siempre bien subida la noche, bajaba la tensión: 26 estaba OK.

Un diarismo cautivante, en la medida de agotador y febril. Mucho llovió desde allá y hoy, 35 años después, hablamos de clientes ligeros, URL, gigabays, hiperterminal, computadoras, edición digital, sitios web, dominios, formatos jpg… y aquellos papeles en blanco, pautados, no se tiran al cesto, basta una tecla, Delete, para volver a empezar sin llenar de ruido al colega de al lado.  Los cestos de basura se llaman “papelera de reciclaje” y ahí van los dolores de cabeza o las malformaciones congénitas de ese hijo que no acaba de convencer al momento de “parirlo”.

Así, a grosso modo, como un arco iris mágico, 26 en sus 35 años es el reflejo del desarrollo del país, la tecnología y la historia misma del periodismo en Las Tunas. Es la alegría y la nostalgia de un colectivo que tiene, quizás como pocos en Cuba, el privilegio de mantener casi intacta la primera nómina de los trabajadores que le dieron vida, enriquecida con los nuevos pinos egresados de la carrera de Periodismo en estas más de tres décadas.

Por eso, cuando este amanecer de la Santa Ana circule por toda la provincia su Edición Especial de cumpleaños y homenaje a la gesta del Moncada, otra estrellita buena y empeñada en alumbrar mejor salta entre líneas. Muchos desvelos trae de vueltas. Viejas y nuevas manos llenan su corazón.

Y lo mejor de todo es que su pueblo, el tunero, quien de verdad nos hace la noticia, se levanta, construye, mejora, motiva y nosotros, agenda o grabadora en mano,  nunca dejaremos de escribirle su historia. Son huellas demasiado fuertes para una página en blanco. No es un nombre, 26 siempre…infinitamente honrará al 26.

 

IX Congreso de la UPEC: Un buen 50 Aniversario

IX Congreso de la UPEC: Un buen 50 Aniversario

 

Por Graciela Guerrero Garay

Profundo y real son los calificativos que doy a los debates del Noveno Congreso de la Unión Nacional de Periodista de Cuba (UPEC), que concluye hoy domingo luego de una jornada donde se analizaron, con objetividad revolucionaria, los asuntos que llevarán a la prensa en Cuba a fortalecer más su papel y contribuir al cambio que acontece en la sociedad cubana.

Las noticias difundidas sobre este primer día me llenaron de satisfacción, más que profesional, ciudadana, porque se habló justamente de ponderar una agenda pública que revolucione las políticas editoriales de los medios, reclamos reiterados por el pueblo y hasta ahora con barreras que chocan con el secretismo, la censura, la situación material, las fuentes informativas y hasta la eficacia informativa, por citar algunos.

Esta sesión final abordará temas no menos interesantes como la actualización de los círculos especializados, la atención a los profesionales del sector, la superación y las inercias de las Casas de la UPEC, entre otros tópicos, lo que da elementos ya, antes de clausura, a darle un ME GUSTA a este vital evento de mi organización.

No faltó el homenaje, tampoco, a Fidel y Martí, así como una declaración sobre los CINCO, a la vez que  destacó el informe, leído por el nuevo Presidente del gremio en Cuba, el colega Antonio Moltó, quien puntualizó que se aboga por medios osados en sus enfoques editoriales, competencia profesional y mensajes profundos en la interpretación de la realidad.

Y justo se trata de eso, de que seamos más auténticos que nunca. La nación necesita, desde la Revolución, una prensa real, que sude cubanía, que es lo mismo que representar el poder de acción y de palabra que tiene el pueblo, con sus manchas y sus soles como dijera el Apóstol. Y este IX Congreso nuestro, desde las asambleas de base, auguraba poner al aire la voz que alienta, transforma y conduce por caminos de valores a la Patria.

Ganó los aplausos en la apertura. Como dijo alguien, aquí están los periodistas para darlo todo por su Revolución. Y esta valentía, honradez y principios de la primera jornada lo demuestra. Queremos hacer Patria, como aprendimos de Martí. Buen Aniversario.

Un día de cumpleaños para Yela

Un día de cumpleaños para Yela

Por Graciela Guerrero Garay   Fotomontaje: Chela

Hoy, 21 de abril, nació hace una veintena y un poquito de años más, una niña hermosa. Tal vez gritó mucho, no lo sé. Nunca le pregunté que le contaron. Un día, ahora no recuerdo bien la fecha, un grupo de estudiantes de Periodismo llegaron a la redacción de 26. Comenzaban las prácticas docentes de su primer año de la carrera.

Como siempre – y con ese honor enorme que tiene el Semanario de ser forja de generaciones de periodistas tuneros y un centro categorizado por la UPEC por su constante asimilación de futuros colegas- había que tutelarlos, responsabilidad que asumimos y compartimos los reporteros.

Yo seleccioné a Yelaine Martínez Herrera. Enseguida me percaté de su talento por el afán de aprender más y más y pulir, cuantas veces fuera necesario, cada información o trabajo que realizaba, aún cuando no lo hubiera dado en la Universidad. Su olfato crítico salió desde el primer día, en aras de hacer del periodismo una ética revolucionaria, honesta, martiana.

Muchas cosas pudiera escribir, pero este memo es mi regalo de cumpleaños y si lo extiendo, demoro más el brindis que merece degustar y ha ganado ya a pesar del poco tiempo de ejercicio. Se graduó de Licenciada en julio pasado y hay muchos artículos para corroborar el sello que le distingue.

Pues, he aquí a mi querida Yela, una hija que me dio la vida, una colega donde mirarme para seguir la cuesta, una amiga enorme a pesar de la diferencia de edad, de experiencia. Una joven cubana ejemplo, sencilla, noble, poeta excelente, sincera.

Le hice este montaje de uno de los momentos más grande de su vida, sino el que más: su graduación de periodista y su fuerte defensa, que le ganó el CINCO más bonito del mundo. Lo quiero compartir y difundir porque Yela, en verdad y sin lisonjas de maestra, merece un cumpleaños colectivo y, más ahora, cuando la editorial Letra Viva le ha publicado su primer poemario: Tatuajes en el Alma, un cuaderno bello, no solo por el verso y su alcance, sino porque es una poesía donde el más simple o edulcorado ser humano de esta tierra, sin leer entre líneas, puede identificarse y sentir comunión en cada una de las páginas.

¡FELICIDADES, mi niña!, que más puedo decirte con tanto orgullo y remolinos dentro. Se que ahora mismo debes estar gestando tu próximo combate y loca por sentirte bien de salud para, con tu cariño de todos los días, empezar a fabricar flores de letras en la redacción de 26.  

Y, como también eres una decimista de las grandes, te hice esta. Perdona las pifias, no estabas acá para echarle el barniz. Va con todo, como siempre. No hablemos más, brindemos por ti…

Una rosa de las buenas

Mujer en frasco menudo,

hija ejemplar, entregada

Yelaine trae un escudo

de sencillez encarnada.

Creció la niña, bravura

del periodismo tunero,

pluma de alto tintero,

clara como la llanura,

poetisa de exquisitura,

ser humano, verdadero.

 

 

¡Otro buen Aniversario, 26 Digital!

¡Otro buen Aniversario, 26 Digital!

Por Graciela Guerrero Garay

Todavía siento el palpitar de las emociones de la primera vez, cuando de un pantallazo dependía el esfuerzo de largas noches y días de trabajo. Aquello de hacer diseño en lenguaje HTLM, colocar códigos por aquí, por allá, “pintar” las fotos en blanco y negro y convertirlas a formato jpg… Un maremoto enorme, aunque ahora, trece después, nos parezca sencillo, hasta de rutina.

En fin, tecnología digital. Un SOS enorme para quienes, en mayoría, ni en pesadilla imaginamos. Sin embargo, un 15 de Marzo del 2000 salió, con una elegancia que nos pareció la octava maravilla del pasado siglo, el primer número de 26 Digital, con el mérito por demás de estar entre los primeros diarios de la zona oriental de Cuba que navegaron en Internet.

Quizás las paredes, siempre cómplices calladas de los grandes momentos, retengan los aplausos y los “gritillos” de la algarabía. Fue un divino parto, multiplicado en muchas horas más de sacrificio a la largo de meses y años, en los cuales se ha transformado y fortalecido, no solo con nuevos redactores que enriquecen su colectivo, sino con los avances de la tecnología.

Nunca será un diario “cibernético” acabado. Crece, como la espuma, con las novedades. Anda de galán preferido por los lectores que marcan puntos en los contactos de visita. En las redes sociales lo buscan miles de personas y nos llena de sano orgullo su versión en inglés.

Y en estos trece años donde un diseño más funcional, acabado y multi-integral en conceptos de comunicación interactiva, hipertextos, valores agregados, dinámica visual y herramientas de usuario se afianza y no se detiene, vale reconocer el empeño de la redacción digital, con esos dos grandes colegas que son  sus webs máster,  Reynaldo y Reynier, y sus editores Maryla y Leonardo.

De cualquier modo, nadie desmerece su pedazo de cake. En este gigante reto de navegar por el mundo, viento en popa y velas sueltas, la redacción no escapa de merecer aplausos, tener hipos de susto en las coberturas online, saltar sobre las limitaciones materiales y hacer lo que es una convicción eterna: un periodismo más responsable y ético, más nuestro, creativo y revolucionario.

Con sus trece añitos, 26 Digital es un gigante. No porque sea perfecto, sino porque nació de un amor profundo y muy cubano, en el que rosas y espinas no compiten, sino que van complementadas y están ahí, en el jardín del espacio, con su perfume y su tallos, sus hojas reverdecidas y un abono ideal para ser cada día más agradable, que en términos periodísticos quiere decir: actualidad, calidad y competencia.

Por eso cuando le dedico estas líneas con un ¡Feliz Aniversario!, siento que hoy mismo, en tiempo real, dentro de minutos, ya no será mismo. Será mejor.

   

   

Once años de ciberespacio

Once años de ciberespacio

 

Más raíces para los que buscan la verdad

Por Graciela Guerrero Garay

Acabamos de andar rememorando a Patria, revitalizando el camino que nos mostró  Martí, reconociendo la obra de nuestros colegas…en fin, celebrando la Jornada de la Prensa Cubana, el primer lugar bien ganado en la emulación nacional de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) y ratificando la entereza de hacer cada día un periodismo mejor, más profundo, más nuestro, más ético y más revolucionario en todos los conceptos  que simbolizan la semiótica y la grafía del término y la idea.

En eso ocupamos estos primeros días de marzo y hoy, justamente hoy martes 15, los multiplicamos con la celebración de un año más de navegación de 26 Digital. Y parece rutina hacerle cada año unas líneas a sus días de contactos con el ciberespacio y  la interacción con los ciberlectores. Pero no. Este diario que ahora les regala una propuesta más interactiva e integral, más acabada en sugerencia de temas, arquitecturas informativas, visuales y funcionales a partir del lenguaje y los códigos – web  merece, sin revanchismo alguno, unas líneas de felicitación y memorias.

Y es que su historia, día a día, es fruto neto del esfuerzo y el salto alto de un colectivo que, aprovechando la superación  y sacándole “el zumo”  a la tecnología, la más de las veces limitada y potenciada en la medida que llegan los recursos y los financiamientos, lleva al tunero, fuera y dentro del país, el acontecer noticioso de un territorio en constante cambio y franco mejoramiento humano y social, económico y político.

Todo, sin descuidar la mirada profunda al resto de Cuba y los sitios y portales de la provincia, ofreciendo, con agilidad creadora,  la facilidad de enlace con las redes sociales,  los principales buscadores de Internet y servicios de intereses diversos. Avances, muchos avances desde su fundación hasta  este cumpleaños. Hechos concretos  que significan amor a la profesión,  desafío a los obstáculos cotidianos, horas y jornadas de constante aprendizaje, de trabajo en equipo.

La muestra de esta última propuesta es loable, increíble hace once años atrás.  Y no será la última. Apenas nos acercamos a una damita elegante quinceañera, porque también allá estrenaremos trajes largos y tacones altos. Ya hay un relevo digital que se nutre de la sabia de quienes van llenando de nieve sus cabellos.

Contentos estamos de ser protagonistas de este ciberdiario 26, de picarle un cake y saborearlo juntos y de mirarlo cada día de rojo y de negro, como el 26 de Julio y su bandera, como la voz en ristre que es de los tuneros y de los cubanos todos. Por eso no son rutina estas líneas ni compromisos editoriales que llevan algún triunfalismo infundado. Es que día y noche, mes  a mes, en once años, 26 Digital ha cosechado amor. Y se recoge lo que se cultiva. Por eso nos vamos con la canasta llena. Feliz Día, desde adentro y para todo el infinito espacio del espacio.

Unión de Periodistas de Cuba en Las Tunas

Unión de Periodistas de Cuba en Las Tunas

 

El rocío trae las flores de la cosecha

Por Graciela Guerrero Garay

La noticia que llenó de jubileo los corazones de mi gremio es una: La UPEC volvió a ganar el primer lugar. O lo que es igual, los periodistas tuneros siguen en punta entre sus similares del país. Pero lo verdaderamente bello y enaltecedor del suceso es que ese premio trae mucho esfuerzo, mucha entrega y muchas horas de desafío en el orden personal y colectivo, sobre todo para las periodistas tuneras y, de manera especial, su presidenta Adalys Ray.

Y no es un arranque de inmodestia ni el seguimiento formal del acontecimiento, que ya se hizo público por otros colegas en los medios locales y nacionales. Es la fuerza de la necesidad de decir lo que está, justamente, detrás de esta noticia lo que me incita a retomar el asunto y ponerle voz al reconocimiento.

Pienso ahora en cómo Adalys, aún con problemas de salud, no dejó un minuto de estar omnipresente para guiar, desde el hospital, otras provincias y donde estuviera, el manejo de la Casa de la Prensa y las acciones medulares de la organización. En tanto, la retaguardia, cuadró filas y ahí estaban Leonardo Mastrapa, el administrador de la UPEC, las muchachitas de servicio, economía y la presidencia entera, siempre dispuestos a dar y marcar un paso más entre dificultades, limitaciones, percances personales. Haciendo magia de la nada y avanzando, es la esencia.

Muchas colegas fueron madres por estos meses o les tocó guiar a sus bebés pequeños, adaptarlos al círculo infantil, a la escuela. O llevarlos consigo a cualquier parte. Algunas en solitario por razones diversas sosteniendo el hogar y, ahí, sin dejar de decir y pulsar el acontecer que las llamaba. Creciéndose a la par del tiempo para cumplir con la profesión y la UPEC, espantando las nieblas del camino.

Por las delegaciones de los Medios sucedía igual. Un empeño apasionado por realizar las tareas, asistir a los cursos, superarse, abrir los blog, mantener en franco combate al equipo de softbol, montar exposiciones, participar en las tertulias. Un estilo de trabajo que se ha consolidado por años y que salta las barreras de un “último momento” para “ganar un lugar”. Las Maestrías  hablan por sí mismas del empeño individual y colectivo. Treinta y un colegas ostentan la categoría de Máster y la prensa digital, incluido el portal de la UPEC, Ecotunero,  reflejan esta voluntad sostenida de sortear todo tipo de dificultades, incluso tecnológicas y ajenas a las condiciones objetivas de las editoras.

La alegría que corre entre todos nosotros no es para menos, porque siempre he dicho que si el desarrollo del periodismo en Las Tunas se mirara bien a fondo, nadie nos quitaría las medallas. Y no sobrevaloro nada. Pienso desde aquellos tiempos en que andábamos con las máquinas de escribir, casi siempre a pie rastreando informaciones, amaneciendo en las redacciones, escribiendo en el papel que se encontrara (Radio Victoria es un ejemplo de este sortilegio de garantizar los boletines en modelos de “lo que apareciera”, lo importante era que el locutor pudiera leer y sacar al aire la noticia).

También recuerdo esas “tripas” que Ramón Ochoa, el administrador de mi Semanario 26, nos “fabricaba”  en el poligráfico como suerte de agenda ante la escasez del período especial  y el duro golpe que sufrió el sector, todavía con serias afectaciones de recursos y finanzas. En fin, que este Primer Lugar  Nacional en la Emulación tiene más años y sudores que la década en que, con cuño y letra, hemos festejado el lauro de estar entre los primeros.

Ha sido un parto hermoso donde el rocío baña la cosecha. Multiplicar las emisoras municipales, los telecentros, las cabinas de las corresponsalías de la Radio, habilitar las de la prensa nacional, fortalecer las metas del periódico y de las cadenas de la radio y la televisión. Dar más, como el piquete emprendedor de los “maestros”, que dejan de lado al almanaque y siguen, sin descansar, para regalarle al pueblo las primicias.

Es lindo poder contar estas cosas porque, a mi modo de decir, nos lo ganamos. Y si llevamos algún orgullo dentro es este: los lectores, los radioescuchas, el televidente, los tuneros todos, quieren y respetan a sus Medios, confían. Es un premio gigante el que celebraremos en Marzo, durante la Jornada de la Prensa en Cuba, pero el que más compensa y reboza el corazón de este gremio de la UPEC en el Balcón del Oriente,  es que somos pueblo, cubanos, decididos hace mucho a seguir cuesta arriba. Y no nos detendremos. 

Juan Emilio Batista Cruz

Juan Emilio Batista Cruz

Un corazón de letras bien hechas 

Por Graciela Guerrero Garay 

El día exacto en que lo conocí no lo recuerdo. Solo sé que en los más de 30 años en que compartimos emociones, mortificaciones, alegrías, impaciencias y tertulias propias de una redacción ha sido siempre el mismo: el más enamorado de esas cuartillas que, venciendo miles de obstáculos y tirando una que otra al cesto de basura, llenaron por años nuestro diario 26 y, después, el Semanario. 

Esta pasión no sé si compararla con la pelota, su otra eterna novia. O con cuanta tarea se le diera o gestionara por sí mismo. El Charro es desde pequeñito un amante fiel y emprendedor del mundo de las letras. Un día contó a un colega – porque confieso que para esta entrevista no le pedí permiso – que le encantaba una asignatura llamada Lenguaje y durante un curso que matriculó, por el lejano año 1962, sobre Administración Industrial, ganó el aprecio del reconocido Doctor Francisco Alvero Francés, miembro honorario de la Real Academia de la Lengua y Catedrático de la Universidad de La Habana, quien le nombró Jefe de Redacción de un boletín mensual de la escuela. 

En aquellos tiempos trabajaba en el tejar Simpatía, del municipio Abreus, en la actual provincia de Cienfuegos, escribía sobre José Martí y se hacía popular entre el grupo por sus relatos sobre lo sucedido en meses de vacaciones. De allá viene también su primer nota sobre el quehacer deportivo, donde Juan Emilio será siempre el artífice de la historia de este espacio fijo del periódico local y el termómetro de la opinión de los tuneros, pues casi ningún evento del deporte en Las Tunas se ha podido escapar de su olfato, sus teclas ni su experiencia. 

Sencillo, honesto y siempre fiel a sus ideas y sentimientos, fue mi maestro en ejemplo, consejos, tutelaje y disciplina. Respetar su voz nunca fue miedo de los “novatos” a los “decanos”, sino una lógica de afectos y reconocimiento a un amigo y compañero que estaba ahí, presto incondicionalmente, a levantarte, llevarte de la mano, darte una sacudida o señalarte una mancha con sana cordialidad y talento vivo. Atesoré desde el inicio su amistad y estar entre los primeros a los que mostró cómo coger bien la pluma y colocarla en el justo y único lugar donde cabía. 

Ahora acaba de regalarnos otro tesoro: el primer libro que se edita en Las Tunas sobre “Apuntes para la historia de la prensa tunera”. Noventa y una páginas valiosas y llenas de ese desvelo de Juan por desempolvar archivos y dejarles a “sus muchachos” un oasis donde conocer este retablo tan vital y necesario de las memorias de la provincia. Porque, aunque parezca un rapto abrumador de egolatría, el diario 26 y sus antecedentes, su homólogo digital, sus boletines y cuanto se haga en papel o lenguaje virtual a partir de la raíz, es una parte inquebrantable de la cotidianidad, la identidad popular y el acervo de la cultura que nutre avances y retrocesos de nuestra vida en común. 

Y digo acaba de regalarnos, no porque esté recién salido de la imprenta, - su tirada oficial aconteció en noviembre del pasado año -, sino por el carácter de prominencia que tiene y no podrá borrarse con el tiempo ni el polvo de los estantes: guarda el momento histórico de cada hecho relacionado con el nacimiento del diario 26 y eso lo mantiene fresco y novedoso a quienes busquen la verdad sobre el acierto, el detalle de cada hito y transformación del rotativo, la credibilidad contra el rumor o la duda y, por encima de todo, trae el calor humano de su esfuerzo, el ahínco impulsor del pueblo y  esos “partos” genuinos que suceden cuando de crear y hacer periodismo se trata. 

Será esta su vigencia permanente y despertará agradecimiento en todos cuantos se asomen a las ventanas del periodismo, local y nacional. El Charro vuelve al empeño saltando sobre los retos de sí mismo y con una salud que ya no es tan de hierro como la que le acompañara en aquellos amaneceres cienfuegueros, en que se hizo colaborador de la emisora Tiempo. O la que le distinguía cuando escribió, en 1964, para el periódico Ahora, al regresar al oriente como trabajador del MICONS. Lejos está aún el día en que se abraza para siempre al mundo reporteril en los predios tuneros. Viene aquí como administrador de Cerámica Roja. 

LAS BOTAS EN RADIO PERIODISMO

No creo que Juan crea en el azar, pero su vida profesional como periodista no la inicia en el periódico. Radio Circuito, como se llamó en principio Radio Victoria, fue su primer escenario de combate formal. Sucedió en enero de 1967, en tanto se desempeñaba como oficinista en Cerámica Roja y fue seleccionado el mejor Corresponsal de la emisora. 

Entonces le pasó como a mí: siente la mano conductora de los colegas Florencio Lugones y Eddy López, a quien reconoce como su maestro en su formación de narrador deportivo, como a Gallo, mote cariñoso y de respeto que la generación que hoy anda de duendes sabios en las letras tuneras dieron a Rossano Zamora Paadín, director de El Trabajador y fundador de la prensa revolucionaria en Las Tunas, como cita en su libro. 

Muchas anécdotas e historias tiene Juan en su agenda. Pocos son los temas en que ha dejado de anotar sus letras, incluso, hasta una musa poeta y cantautora tiene en la mochila. A su hijo, el trovador Norge, no le viene de gratis su amor por la música ni la maestría del canto. En su papá encontró la herencia y muchas inspiraciones, a tal punto que ha musicalizado algunos de sus poemas, aunque él diga que es al revés. Lo cierto es que este periodista que identificamos como un excelente comentarista deportivo canta y fue un triunfador pelotero en sus años infantiles. 

NUNCA DESCANSA 

Incansable, así le recuerdo en todo momento. Luchador y trabajador siempre. Cuando una vez me contó que fue limpiabotas y vendedor ambulante de tamales, lechón asado, flores… y un bravo en el terreno defendiendo su equipo y enfrentándose a los árbitros, le dije que no le creía. Era casi imposible en mi mente asociar a un colega de su calidad y entrega con un pasado tan brutal, pero él lo simplificó como un lead capsular: esa era la vida de los tuneros en aquella época, por eso esta Revolución hay que defenderla. Me conozco a Las Tunas de punta a punta, como los terrenos deportivos.

Ahora, cuando aceptó la jubilación por los años intensos de labor y los problemas de salud, este libro que es un guardián junto a mi computadora me hizo volver sobre un viejo texto que tenia en mis archivos desde los tiempos en que presidí la delegación de la UPEC en el periódico y le conformé el expediente para el Premio José Martí por la Obra de la Vida, del que ha sido finalista por años y merece muy bien en el amplio Curriculum de Juan Emilio, donde la misión internacionalista en Angola, los muchos premios nacionales y provinciales, las medallas y distinciones, su superación constante y la participación en eventos internacionales me harían llenar tantas cuartillas como reconocimiento, respeto y cariño le profesa el pueblo y todos sus colegas. 

En fin, que El Charro es mucho Charro y combate muy bien en el escenario de los medios de comunicación, en los que cumple ahora 50 años de trabajo y está en el historial de unos 40 como destacado colaborador. Por eso, amigo, te debía esta entrevista y decidí robármela de esa carpeta de méritos y sacrificada entrega con la que enorgulleces las filas de quien será siempre tu diario 26. No te pongas farruco, Maestro, pero se que tu modestia alcanza para rechazarme la propuesta y recomendarme otro tema como más importante. O me dirías, simplemente, “no he hecho más que cumplir con mi deber”, como lo has dicho millones de veces sentado en tu vieja máquina de escribir, en la computadora del Salón de Redacción o los pasillos del Semanario. Eres así, todo un corazón de letras bien hechas. 

Alexis Pérez Sánchez: Periódico 26, Las Tunas

Alexis Pérez Sánchez: Periódico 26, Las Tunas

 

Esta vez sí tuviste mala idea, Gordo

Por Graciela Guerrero Garay

No fui  a despedirte.  No podía, pero tampoco quería. Siempre será mejor recordarte sentado ahí, en tu puesto del Salón de Reuniones, defendiendo tus proyectos o poniendo el caldo caliente. O por los pasillos, con esas bromas que llevaban la picardía de tu alegre carácter y que, a veces, olían a sarcasmo recién salido del útero de la rebeldía, la inconformidad y el empeño.

Peleaste siempre por lo que creías, sin importarte posibles consecuencias. Eso te hizo peculiar entre los amigos y abrió caminos curvilíneos en tus andanzas cotidianas. Eras así, protestón por derecho propio pero humano, servicial y entusiasta cual chiquillo malcriado. No aceptaste los muros ni las barreras existencialistas. Decidiste ser un soldado de voz alta y lo lograste, con flores y rasguños.

Siempre tuviste en la piel un poema, un verso o la improvisación de un nuevo encantamiento. Donde ibas, te notabas. Amabas la excelencia y te aferrabas a encontrarla. Se que nunca la muerte estuvo en tu bitácora hoy, mañana ni pasado.   La vida es del carajo – me dirías. Y empezarías a recordar sucesos, eventualidades y peligros de tu propia vida. También te gustaba eso… espolear las mareas dormidas, las piedras inertes, el gris del abismo.

Se que te llevaron a la fuerza, Alexis Pérez Sánchez. Esta vez no te dejaron plantar firme tus ideas ni ponerte el  cinturón para el próximo combate. Seguro dormías en alguna estrella en perspectiva. O tejías profundamente el cuerpo de tus nuevas metas. Apuesto que dejaste muchas cosas pendientes en tu agenda. Eras así, laborioso por decreto.

Gordo, que mala idea tuviste este amanecer del día catorce. La vida es del carajo – me dirías. Y quién sabe, si sacabas una décima burlona, irónica o dulce como esas almibaradas miradas que delataban tus secretos de un Romeo empedernido. Es mejor recordarte en tu puesto del Salón de Reuniones de nuestro Semanario, peleador de sueños, compañero constante, crítico y reflexivo, dispuesto a estar en todo, estando…

Esta vez sí que nos jugaste tu broma más pesada. Pero no vamos a creértela. No podemos. Las memorias de 26 impreso, nuestra Web, tu blog, tus alumnos, tus improntas…esa huella de sudor que compartimos, que entregaste, tus buenas y tus malas te llevarán y traerán cada día y ese sillón que hiciste tuyo  este lunes, como siempre, no tendrá tu perfume ni tu agenda abierta, pero mantendrá hasta el último segundo del tiempo tu espíritu de rastreador  audaz, tenaz, revolucionario y cubano.

Tuviste muy mala idea Gordo. La vida es del carajo – me dirías. Y enseguida le echarías el brazo a una de nosotras, y nos regalarías el piropo de tu alma. Volverías a esconderte o a preparar tu fusil lapicero para salir al trote por los caminos comunes. Seguro, Gordo, la  vida es del carajo. Desde tu nuevo escondite se, sabemos, que seguirás mirando el horizonte. Para ti las piedras siempre fueron flores.

 

Y ahora te dejo estas letras que también el viejo Lacha escribió para ti… ese amigo tuyo que será eternamente JOEL LACHATAIGNERAIS POPA.

 

Refrescándonos la noche de Fidel este viernes 13 de agosto, y cuando ya creímos que rebasaba la torcida ruta de un mal momento en que –quizás la sangre o el remolino de vivir estos momentos calientes por el sol y las realidades de nosotros mismos, hombres de toda la tierra – con el mismo vigor que conocimos, se paró tu existencia paradigmática.

Me lo dijeron como a las ocho de la mañana y extrañamente sentí un extraño y repentino roce en mis adentros. Experimenté un vacío familiar más allá de las filas del ejército de soldados que se entregan al debate de estos tiempos en donde voz y pensar son las armas necesarias.

Entonces busqué la foto que ilustra este texto. La miré detenidamente. Para extraerle todo lo que en ninguna conversación dijimos y donde en una crónica pudieran caber mis sentimientos.

Tu recia  figura mandaba cada vez en el patio de la Unión de Periodistas de Cuba en Las Tunas y allí era la alegría pujante:

Ella con hidalguía se mostraba sola: aglutinadora, reina de la familia, como cuando el 15 de abril, - en medio de mi alegría de tutor -, en la defensa de maestría de tus compañeras y compañeros, conversábamos y llevabas a la mesa los recuerdos, como sueños venidos de atrás: Llegaron nombres que llevabas dentro, profesores y compañeros de aula, las bromas juveniles, todo eso que a los cubanos hace diferente: trabajar, pasar trabajo al trabajar y de esas zonas de la vida, salir de carcajadas.

Aquella frase: ‘nunca te dejes provocar’, punzó en el currículum de la vida un consejo. Porque fue así como labraste el desempeño.

En la radio te escuchamos y en el periódico y la Internet, como en Facebook, te leímos, era como verte y conversar. Valientes diálogos. Sinceridades del corazón.

Alexis Pérez Sánchez: Nuestras huestes mirarán ahora un escaño libre. Ahí estará siempre ese soldado, que es amigo, que refrescó este viernes  13 de agoto de Fidel. Y con rigor de hermano, padre e individuo incalculable, perfumó la madrugada en la cual escribí mis recuerdos para decirme ahora y siempre esta nota que estará allí en el pupitre de tu vida: TUS SUEÑOS NO SE ME VAN A OLVIDAR.

Periodismo en Las Tunas

Periodismo en Las Tunas

 

 

Justo Premio a un “bichito”

 

Por Graciela Guerrero Garay  Fotomontaje: Chela

 

No hace dos meses desde que el Día de la Prensa Cubana nos traía a todos con los amores revueltos. A lo largo y ancho del país se hablaba de Patria, ese periódico que fundó José Martí en el exilio para dar voz pública a las ideas de independencia que sustentaban al Partido Revolucionario Cubano, en el lejano 1892. El 14 de marzo justamente terminaron las actividades de una Jornada que cada año  es más vital y necesaria entre quienes ejercemos el periodismo en la Isla.

 

Encuentros entre colegas, con los lectores, talleres, exposiciones… en fin, la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) agasaja a sus miembros y se dan los resultados de los concursos nacionales y provinciales, como los de la emulación entre territorios. Enhorabuena, los tuneros llevamos años consecutivos en la lista de los ganadores y sin que el ego se suba en la marea alta, vale decir que nos sentimos muy orgullosos de ello pues por muchísimos más fuimos un dato nominal dentro de esa estructura.

 

En esta Jornada, todavía fresca en la memoria, afloró ese esfuerzo gigante que solo quienes estamos dentro del sector y lo miramos sin paños tibios sabemos, porque en realidad se partió y levantamos desde cero, no solo en la Delegación Provincial, sino en las de base, en los órganos de prensa. La buena mano de Adalys Ray, como presidenta, y la sumatoria de largas horas de sacrificio, desvelo y ahínco de muchos colegas trajo flores y frutos y ubicó a Las Tunas entre las mejores de la nación.

 

Son cosas que tenía por decir desde el acto provincial por la efeméride. Ese halo de bienestar que se siente cuando se escucha un informe objetivo, crítico, inconforme con lo hecho a sabiendas de que se puede hacer más y que no siempre se “tira” parejo, pero que a la vez no quita el regocijo por el cumplimiento ni la alegría ante los avances.

 

Por eso y más, aunque estuve entre la lista de premiados, recibir la noticia de que mi querido colega Freddy Pérez Pérez, ganó el bien ganado y merecido Premio Provincial de Periodismo Rosano Zamora Padín por la Obra de la Vida, me llenó más de felicidad que el mío. Y no es un arranque de zalamería ni falsa modestia. Sencillamente, desde que empecé a caminar como estudiante entre los pasillos de la redacción del Periódico 26, allá por el año 78, veo al mismo Bolo – como cariñosamente le decimos – pegado a la cuartilla, enfrentando problemas de todos los tamaños, luchando contra lo que sea, pero ahí, alimentando con mucha dignidad, ese “bichito” que llevaba dentro desde que corría descalzo por los montes de su Santa María, en el municipio de Jesús Menéndez.

 

Más que el visto bueno de un Jurado – que trabajó para mi concepto con mucha limpieza, mucha ética y mucha responsabilidad – o el aire de triunfador que pudiera saltar en el iris de los ojos de Freddy, ver a este viejo y querido amigo, a este periodista de corazón y espíritu, de pluma en ristre y adarga al brazo, con ese diploma – otro lindo trabajo de la UPEC- en alto, frente a sus compañeros del periódico 26, de la Radio y la Televisión en la provincia, fue tremendo porque, sin egos demás, hace años sentía la necesidad de este momento. Hace años defendía un galardón así, a la medida de la talla y el trabajo de Freddy.

 

Y también disfrutar de la certeza de que en su modesto hogar dos mujeres que forman su vida y su historia, su esposa y su hija, le abrazarían fuerte, muy fuerte y quizás hasta llorarían de emoción y plena dicha.  Ellas, con paciencia, amor, soledades y serias limitaciones de salud, igual que el Bolo, ganaron el premio, ese que no tiene rostro público, pero allí, entre las paredes del hogar, el cotidiano bregar de la familia, van cosechando con su apoyo espiritual, moral, revolucionario.  

 

Este acuse se lo debía a este decano del periodismo tunero. A uno de los que yo llamo los viejos troncos de 26, igual que al maestro Juan Emilio Batista, tintas puras de los minuto a minuto  de nuestro semanario, antes diario y vocero por excelencia de ese pulso que, día a día, hace nuestro pueblo por su propia vida e historia.

 

Y como estas líneas las robé de las memorias de mi agenda, - sin pedirle permiso a Freddy para decirle, con el mismo cariño que su ahínco se me convirtió en ejemplo y reto durante tantos años, que le agradezco el formar filas de este gremio de las letras impresas y darme la oportunidad de sentirme su amiga y colega - , republico la entrevista que le hice a raíz de los 30 años de nuestra casa común, el Periódico 26. Vale la pena asomarse a los mosaicos que hacen de su andar profesional una primavera de sueños. Y es otro aplauso y justo premio a ese “bichito” que nos dejó conocerlo, quererlo y respetarlo desde un buró lleno de cuartillas en el Salón de Redacción. ¡Felicidades, Bolo, un millón de Felicidades, bien que te las ganaste!

 

ENTREVISTA A FREDDY PÉREZ, DEL SEMANARIO 26 DE LAS TUNAS

 

30 Aniversario Periódico 26

¡Testarudo “bichito” el del Bolo!

 

Por Graciela Guerrero Garay  

 

 

Se ganó mi admiración y respeto cuando, siendo aún estudiante, empecé a descubrir su historia de saltos altos para llegar a sus sueños. Allá por Santa María 7 ½, del municipio Jesús Menéndez, solo había caña y esos yanquis Hits, Williams, Nelson, Apercué, dueños de los antiguos ingenuos azucareros Chaparra y Delicias, de la Cuban Sugar Mills Company,  que lo hacia sentir esclavo.

 

Su padre había sido claro: “te voy a afilar una mocha liviana para que a partir de mañana, cuando me lleves el desayuno a las 7:00, me ayudes a cortar caña porque nos morimos de hambre”. Tenía once años y apenas había podido aprender a juntar letras, como se decía entonces. Las libretas escolares se trocaron en afiladas mochas desafiando la lluvia, el frío de aquellas heladas madrugadas, a pesar de mis crisis de asma y los azotes del paludismo junto a mi papá y de otros que corrían igual suerte.

 

 

El “bichito” que venía en su genoma, a pesar de tanto y todo, estaba ahí. Ese niño curioso, investigador, buscador del porqué de las cosas, entre más se metía en los cañaverales, más soñaba y se aferraba a encontrar la luz. Llegó enero de 1959. Ya no podía recuperar los juguetes que no tuvo, ni la juventud de travesuras y divertimentos, pero podía aprovechar la historia nueva. Eso hizo.

 

Primero, la Campaña de Alfabetización, luego la Batalla por el Sexto Grado; más adelante la Secundaria Obrero Campesina y la Facultad. Nunca abandonó los cortes, pero en 1966 fue liberado y empezó a trabajar en la granja agropecuaria Mario Pozo. La vorágine revolucionaria de los 60 – 70 me incentivó a comenzar el oficio noticioso. Escribía mis notas en grafito y las trasmitía por teléfono de magneto a  Radio Libertad, de Puerto Padre. Mi mayor satisfacción era escuchar el mensaje en el estelar vespertino de esa planta, ese fue el estímulo para desempeños mayores.

 

 

Freddy Pérez Pérez no se detuvo más. En 1968, el Partido lo designa Corresponsal del municipio Jesús Menéndez para reportar para el periódico Sierra Maestra y las Radios Revolución y Libertad. Su osadía le gana un espacio en el rotativo Granma y, en 1970, recibe un carné que lo acredita como Corresponsal Voluntario. Su felicidad se traduce en más esfuerzo, más desafíos, más superación, hasta licenciarse en Periodismo.

 

 

Cuando este Semanario se funda como diario en 1978, este colega testaferro y apto para peleas de grandes ligas, pasa a formar parte de su colectivo de redactores. Con esos remolinos de amor en la piel y el alma, maduro y sapiente, me confiesa que han sido 30 años de intenso trabajo y de ejercicio constante de lo que en definitiva siempre soñé, y posible solo por esa madrugada de la Santa Ana.

 

 

El Bolo – como un día le bautizaron sus colegas por cariño y esas grandes y hasta imposibles anécdotas que hay detrás de la vida de los periodistas-, es un testimonio vivo de cuanto se puede hacer por una meta….y aquí está con más de 67 años confesando que no me siento realizado ni satisfecho, sino solamente agradecido de cuánto me han servido… siempre estaré en deudas y deseoso de dar algo más por el mejoramiento humano.   Este colectivo lo tiene probado, ni su enfermedad, ni los años, ni las dificultades, lo han detenido. ¡Manera de ser gigante el “bichito” este!     

En los 30 años del Semanario 26

En los 30 años del Semanario 26

El arte del multioficio

Por Graciela Guerrero Garay

Ramón Ochoa tiene sus “cosas y sus mañas”. Quizás esa manera de tomarse la vida con sus blancos y grises o pasar con una rapidez tremenda del humor al genio, de la impaciencia a la conformidad, le haya dado la suerte de sentirse realizado y útil.

Lo cierto es que tiene el mérito y la síntesis de la voluntad de trabajar por lo que quiere. Hace más de 20 años forma parte del colectivo del Semanario 26 de Las Tunas y su permanencia en las gestiones de la Administración le califican, también, como uno de los administrativos más viejos y estables entre las dependencias del Comité Provincial del Partido en Las Tunas, al que representa oficialmente esta Casa Editora.

Lo de “añejo”  no le viene por la edad, sino por su constancia y fructífera labor como Administrador del periódico de todos los tuneros, al que sorprendió un buen día con sus dotes de fotógrafo y saca de apuros, en esos momentos claves en los cuales una redacción necesita una imagen y sus reporteros andan “en la calle”, detrás de la noticia.

Ramón no es un hombre orquesta, empero se las arregla para multirealizar diversas tareas al unísono, fundamentalmente la de ganarle a 26  el certificado de Economía Confiable, mantener este departamento como destacado dentro de los indicadores de la Emulación Socialista y gestionar, bajo cualquier circunstancia, lo esencialmente indispensable para que no falle una tirada, se cumpla una tarea o se celebre alguna actividad político – social.

Su quehacer en la fotografía le otorgó un Premio Ubiquel Arévalo, el más relevante concurso que promueve la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) en Las Tunas y, quizás, sea la “cámara oculta” que le ha llevado a las aulas de la Universidad a cursar los estudios de Comunicación Social, aunque, a veces, mira sus canas y se dice que un hombre de más de cinco décadas no debe meterse en esa lid. Pero está ahí, con el primer año vencido y las máximas notas. 

Así es el administrador del Semanario 26, un incansable buscador de los amaneceres, ahora llenos de nuevas ternuras con su nieta, una bonita niña de un año que aleja la nostalgia de la ausencia de su esposa, quien cumple misión internacionalista en Venezuela y le dejó la titánica responsabilidad de asumirlo todo para que su hija terminara los estudios tras la llegada de bebé, el gran amor de Ramón.

Me gusta estar activo, es su escueta respuesta pues no es adepto a las entrevistas, pero a fuerza de tanto espacio común y hacer justicia a su desempeño en los éxitos que ennoblecen los 30 años de 26,  me atreví a dedicarle estas líneas a un “viejo” amigo, colega y celoso administrador del que una, con sus caprichos a cuestas, su exigencia altisonante y ejemplaridad laboral, se siente orgullosa de sentir compañero de filas y miembro de esta familia cubana que es, a fin de cuentas, el rey de la prensa escrita en Las Tunas.

Y es que Ochoa o papito como le dice su tierna princesita, resume también la gran magia que distingue al Semanario: ser una escuela de vida, madurez, retos, sueños y satisfacción para un piquete de jóvenes atrevidos que hace tres décadas apostaron por crecer junto a la nueva experiencia, fabricar un diario. La misión fue un éxito, valen tus pasos Ramón.    

30 Aniversario del Periódico 26

30 Aniversario del Periódico 26

La UPEC tiene un hada

·        Multifacética, siempre dispuesta a trabajar y exigir, quiso llegar a metas altas y el esfuerzo le dio premios. Es la presidenta de la delegación de base de la Unión de Periodistas de Cuba del Semanario 26 y en los últimos tiempos tienen que ver con ella muchos logros y avances de este gremio periodístico.

Por Graciela Guerrero Garay   Foto: Alexis Peña López

El primer mes del año 1987 le cambió la vida y le demostró, día y minuto, muchas potencialidades que llevaba dormidas en su corazón y no había llegado el momento de estrenarlas, aunque todavía se sonroja al recordar los besos de sus alumnos, el cariño recibido por un gesto de consuelo y hasta la “mueca” por el inevitable regaño.

Los caminos del periodismo para Marlenys Hernández Guerrero no eran exactamente un misterio. Su labor de maestra en la escuela Pelayo Cusidó le acreditaron la selección de corresponsal del sector de Educación y, quizás, fue el golpe de suerte que la empujó a formar parte del colectivo de 26.

Estuve 13 años de educadora – cuenta – pero sentí deseos de incorporarme al Periódico, que cuando eso era diario y se hacia de noche. Solo el domingo lo teníamos libre. Muchas veces nos sorprendía el amanecer, por lo viejo de la tecnología, pero me gustaba el trabajo de corrección, me enamoré de él.

Y ese amor nunca dejó de acompañarse de la responsabilidad y la dedicación. Estoy segura que ningún reportero lo duda. Cuartilla o página en mano la ves, una y otra vez, consultando con el periodista, con los diccionarios, tantas veces hasta que se convenza de que el estilo y la gramática hacen el matrimonio perfecto, con el tutelaje de la ortografía.

Marlenys es así, tal vez demasiado “puntillosa” para algunos gustos, pero admirable cuando de llevar adelante una tarea le compete. Este laboreo que, con todo cariño y respeto, me recuerdan a una ardillita buena le llevó a desempeñar el cargo de Jefa de Redacción y ganar cada día más confianza dentro de este departamento, donde se trilla y pule cuanto trabajo sale a la luz pública.

La delegación de base de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) le seleccionó como su Presidenta en el año 2002. Mucho hay que reconocerle desde entonces. Aunque para ella simplemente cumple con lo orientado, los cinco años en que resulta la mejor entre sus similares de la provincia, testifican su perseverancia y voluntad ante los retos y las obligaciones ordinarias.

Hacer siempre más, encontrarle lo positivo a los riesgos, aceptar los desafíos, trabajar con tenacidad y no dormir mientras una idea quede sin cuerpo en su agenda, son los códigos secretos de esta mujer que también tiene la osadía de incursionar en el periodismo, ganar un espacio en la columna de Opinión del Semanario y sumarse a cuanto curso de superación esté en convocatoria.

La familia es el otro eje de su vida. No se turba en confesarlo. Sus cuatro hijos, cinco nietos y una bisnieta no tienen edad en su corazón. Tal como caza una errata, les sigue de cerca para tenderle las manos, evitar el tropiezo y regarlos con ese instinto maternal que la hace imprescindible.

¿Cuándo te jubilas, Marlenys?,  le pregunto de un golpe, mientras desgrano los datos que me anuncian a una militante del Partido desde 1993, una trabajadora destacada reiteradamente y a una incansable tunera que lleva con dignidad y dignifica cada labor que acomete en el barrio, la UPEC y el 26.

¿La jubilación?... bueno, ya puedo, aunque no quiero ni debo. Esa idea me llega a veces, cuando estoy un poquito agotada o colmada de preocupaciones, pero pasa. Voy a continuar, pues tengo deseos de seguir adelante…cuándo será, veremos… y esa sonrisa que matiza siempre su mirada afable le ilumina el rostro.

Puede ser un hada...de la UPEC, de su hogar, del trabajo, aunque me confiese que lleva en sí la gran insatisfacción de no haber terminado su Licenciatura en la Educación Primaria y de matricular otra carrera, varita mágica que tiene a la mano y no piensa dejarla escapar.

Entonces la pienso con nuevos libros en las manos, evadiendo la cartilla de los años y siendo lo que siempre es…una mujer cubana que tiene nombre propio en la historia refulgente de estos 30 años del Periódico 26, el otrora diario y ahora semanario de la provincia Las Tunas, el pregonero mayor de papel y tinta de la memoria de un pueblo que, como Marlenys, nunca ha dejado de andar desde que un enero también le cambió la vida.  

Aniversario 30 del Semanario 26

Aniversario 30 del Semanario 26

NOTAS AL MARGEN

Por Graciela Guerrero Garay

 

El Semanario 26, Órgano del Comité Provincial del Partido en Las Tunas, cumple este año 2008 sus primeras tres décadas de fundado. Justamente un 26 de Julio de 1978 salió a la luz pública como diario oficial de una de las cinco provincias orientales de Cuba.

Su historia en estos 30 años está salpicada del esfuerzo de muchos trabajadores, no solo de reporteros y fotógrafos. Sino que también, en sus éxitos, numerosos y muy sacrificados, pervive la entrega cotidiana de su personal de servicio, cuya nómina la integran la administración, secretaria, diseñadores, choferes, responsable de Archivo, auxiliar de limpieza, corresponsales y colaboradores.

Es un hermoso trabajo en cadena, diario, constante, las más de las veces agotador y apurado. Sus memorias, lejos de la vanidad profesional, ilustran lo que Alejo Carpentier bautizó como lo real maravilloso. Y vale apuntar, que en el poligráfico que lleva el nombre de este ilustre de la literatura universal y cubana, se imprimió hasta hace solo unos escasos años, hasta que pasó a dársele punto final al estambre de letras, tintas y fotos en el José Miró Argenter, de la ciudad de Holguín, donde se imprime hasta hoy.

Con este pequeño y quizás nunca acabado Dossier no buscamos publicidad ni fulgores de cumpleaños. Es un merecido reconocimiento a todos cuantos han pasado por sus páginas de papel; a los que prestaron sus servicios y ya no están; a los fundadores; a los jubilados; a los jóvenes que apuntaron sus primeras notas de ejercicio aquí y ahora están en otros medios, y a los que hoy integran el colectivo, uno de los más estables de todas las casas editoriales cubanas. En fin, a cuantos y cuantas 26 recibió y despidió, al margen de causas, durante estos años.

A quienes, desde su condición de organismos rectores, fuentes Informativas, organizaciones políticas y de masas, pueblo en general, lectores infinitos, locales, nacionales y allende los mares, han hecho posible que en estos 30 anuarios estemos con la mejor salud del mundo. Sencillamente, porque asumimos el reto de perfeccionarnos, adaptarnos a las urgencias y los cambios tecnológicos, responder al llamado de la superación, crecernos con Cuba y por Cuba; madurar con la Revolución y sentirnos más comprometidos.

26 es la voz impresa de los tuneros y Las Tunas. Generaciones de todos los tiempos están en sus ocho páginas actuales, pero estuvieron en sus 16 anteriores, cuando circulaba todos los días. Cada viernes el pregonero mayor de la semana y sus 35 mil ejemplares se “desaparecen” en las primeras horas de la mañana, porque, como dijo el poeta, trae la luz de la verdad en las pupilas y encendido el amor en sus entrañas.

Y hay mucho amor, muchísimo, en cada golpe de letra y fotograma. La magia de la cosecha es la raíz del cultivo. Seguiremos con estas frescas semillas. Razones y argumentos hay. Yo, que tuve el honor de entrar en sus primeros años, quiero contar la historia.

Mi Semanario 26

Mi Semanario 26

Justo tres décadas de decir y educar

·        Fue el primer recinto donde toqué los sueños de hacer cadenetas de fe con la palabra. De ponerle colores a las manos de un anciano, volver a dibujar la sonrisa de un niño, sentirme yo y de los demás

·        En estos 30 años, aunque estuve un tiempo por otras redacciones, nunca dejé de respirar ese olor a tinta fresca y papel tibio que llenaba todo el amplio taller y la rotativa, cuando el diarismo era el vuelta y vuelta de nuestros corazones y la noticia.

·        El cambio a Semanario, ante la inevitable llegada del Período Especial en Cuba, nos obligó a muchas cosas, pero la mejor de todas fue la de retarnos a ser más integrales y darle al espacio de las 8 páginas una distribución editorial más equitativa, selectiva y abarcadora de la vida de los tuneros y los hechos relevantes del país

Por Graciela Guerrero Garay

Para muchos, 30 años, es sinónimo de madurez total. Algunos osan decir que el hombre empieza a “hacerse hombre” a los 30 años. Lo cierto es que en asuntos de hacer periodismo, objetivo, educativo, investigativo, crítico, analítico y vocero de la verdad de los intereses del pueblo, nunca se acaba de “hacerse hombre”, pues cada día se diversifican y multiplican los acontecimientos, las necesidades divulgativas, los intereses de público, el público mismo…

En fin, que a los 30 años un periódico es apenas un niño que empieza a coordinar sus movimientos musculares, para caminar por esa cuerda inmensa que es divulgar, con pulso altruista y veraz, el entorno local, nacional e internacional. Y si hay algo de “maduro” en el asunto es la pluma de sus redactores, que no pueden tampoco darse el lujo de estar en el quietismo y han de moverse al ritmo del mundo, de los reveses y las victorias, del análisis y la reflexión, de la urgencia y de la pausa.

Poco a poco, el periódico y el periodismo dejan de ser un oficio para devenir pasión de vida, imán que, estés donde estés, te hace llevar un bolígrafo y una agenda en la cartera o bajo el brazo. Y esos pasillos de la redacción, las oficinas de diseño y corrección, las máquinas de escribir – hasta hace no tanto- y las computadoras en los últimos tiempos, son algo tan tuyo como la casa o el perro, el amuleto sagrado o el recuerdo más íntimo.

El periódico 26 ha sido eso en estos 30 años, para mí y para otro piquete de colegas-amigos-compañeros-hermanos que formamos su “plantilla”. Unos llegaron primero, otros después pero, para suerte nuestra, este vocero local tiene el mérito de ser uno de los pocos de Cuba – y lo individualiza también entre la prensa en Las Tunas- de mantener casi el mismo colectivo que lo fundó el vigésimo sexto día del séptimo mes de 1978.

La razón está en que, sin ser perfecto a los ojos humanos,  y cada quien con sus características, sus modos, mañas y personalidad, se propuso amarlo por encima de todas las cosas y todos hemos crecido con él. Ahí está el longevo Freddy Pérez, quien con sus 67 años sigue apretando la tecla y alimentando con más realización el sueño de toda su vida. Lo mismo pasa con Juan Emilio Batista, el veterano de la sección deportiva, el inconforme redactor que piensa en todo menos en jubilarse y ya los 60 le pasaron hace rato.

Y Oscar Góngora, el jefe de redacción, que todavía tiene los recortes de las primeras crónicas que le arrancaron del alma las tuneras y sus trajines dentro de Federación de Mujeres Cubanas. Tampoco habla de “descanso”.  El trío de fotógrafos, Ernesto Peña, Norge Santiesteban y Alexis Peña,  con todas las peripecias de “inventar” un cuadro más, darle un estirón a los rollos fotográficos, auto arreglar las cámaras. Gerardo González, el jefe de Información, que me parece mirarlo, cuando en mis primeras prácticas pre- profesionales allá por el año 79, recién entraba al gremio y todavía no había dado la primera clase de técnica periodística, pero que a los tres meses ya estaba en la Universidad de Santiago de Cuba y había olvidado para siempre su carrera de Técnico Agropecuario.

Roberto Escobar, el diseñador, que “fabricó” a Veintiséis, así se llamó al principio, con la cifra en letras, a golpe de plomo en el linotipo, y aún huele a ese calor sofocante que emanaba el taller, con sus matrices pegadas por esparadrapos, sujetadas con aquellos tornillos que siempre le inventamos una nueva rosca a suerte del desgaste, los chorros de tinta roja y negra y aquel tic-tac-riz-raz que ensordecía los oídos cada madrugada, mientras la inmensa rotativa se tragaba y meneaba a su antojo las inmensas bobinas de papel.

No somos muchos, somos 34. Los mismos desde hace 30 años, con más canas, más profesionalidad y más comprometidos y retados por la maravilla de ser en un país donde se nos ama y se nos respeta. Eso bien lo saben los colegas Walter Ortega y Juan Soto, que dejaron su juventud y saltaron por encima de sus limitaciones educacionales y se licenciaron y ahí están, pegados a los sectores de la Agricultura y el MINAZ desde el principio.

Alexis Pérez Sánchez, que intentó buscar otros horizontes pero 26 le pegó tan fuerte desde que aceptó sacarse la palabra de adentro, que volvió a las raíces y sigue aquí, tampoco sin contar el tiempo. El administrador, Ramón Ochoa, que no por gusto es el “mas viejo” de todos los administrativos y se gasta el mérito de ser el que más años lleva en esta responsabilidad en la provincia.

Elmer Almaguer, otro añejo en el tipógrafo y la cuartilla pautada, con su formato a la antigua, para que quepan las líneas exactas y uno tenga una idea de cómo quedará la página. El viejo Pancho, un corrector vitalicio, que hace rato se acompaña de otros tres que ni se fueron ni se van: Marlenys, Arturo y Marilú. Y de los choferes ni hablar, tan matusalenianos como el Matusalén…Luisito, Carlitos.

Mi Semanario es así, avasalladoramente subyugante. Bien lo puede decir el director, Ramiro Segura, que lleva más de 20 años soportándonos y que es uno de sus fundadores. Otro colega que tiene el mérito de estar entre los directores con más años en el país asumiendo estas funciones. Es la magia de sentirnos en familia, de crecernos en las malas y en las buenas, de crear y cultivar un estilo de trabajo que engendra apego, responsabilidad, laboriosidad.

Y todo no es gloria, por supuesto. Nos equivocamos, pero cada errata nos hace brincar, por cometerla y para no cometerla. Tallereamos todo cada lunes, nos viramos al revés, paso a paso, letra a letra, artículo por artículo, foto por foto. Así, añorando muchas veces el fuego del diarismo, pero agradeciendo que las computadoras sean el mejor invento del mundo moderno porque, al menos, nos evitan llenar el cesto de cuartillas rotas, chamuscadas y recontratachadas, vamos apretando manos de otra estirpe de nuevos colegas: István, Zucel, Yadira, Yuset…De los otros que llegaron de práctica, se graduaron y pidieron sumarse…Leonardo, Maryla, Iris… Y la digitalización nos regaló a un Webmaster, Reynaldo. 

Ya cumple 30 años esta Casa Editora, que también tiene huellas frescas de otros colegas que le siguen como si estuvieran…Juan Morales y Jorge Pérez, recién decididos a ocupar las Corresponsalías de Juventud Rebelde y Trabajadores, respectivamente, diarios nacionales para quienes colaboraban, Ahora lo hacen a la inversa. Pero igual de tiernos están los pasos de la antiquísima Robertina, la auxiliar de limpieza; Miriam, la vitalicia muchacha del Archivo, Nelson Marrero, el dueño eterno de las Efemérides, los jubilados nuestros, siempre listos para tomarse el cafecito en la redacción y no perder el camino, como Yaciel, el diseñador que pasó a ser fotógrafo en la Agencia de Información Nacional y que a cada rato está de vuelta.

Una gran familia somos, con la macrométrica manía de pedirle cada viernes a Mariela, la ya también casi “reliquia” Secretaria, el 26 de la Semana...”mi periódico”, como decimos todos...no porque nos toque “uno a cada uno”, sino porque en verdad le debemos lo que somos y somos por él.

Nada, que nos han salido canas y este amante de ocho rostros y muchas letras no pierde la frescura, es un diablito tibio, cada vez más ameno, más versátil, más joven, más revolucionario y más tunero. La culpa, no dude, la tiene ese duende de inmensa humanidad que se llama Cuba y que, minuto a minuto, te pare una razón para llenarlo de vida.

Ahhh...y no lo comenten…pero este monólogo de silencio parlante nadie me lo pidió…solo que como tengo el privilegiado amor de ser la primera graduada del curso regular diurno que hizo sus novatas cadenetas de fe con la palabra en 26, allá cerquita, en el 82, se cuánto y cómo se merecen mis hermanos de lucha unas letras de más y este, mi periódico, todo un homenaje en grande, porque sinceramente, muy, cumple con honor sus 30 años.