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Uno de los doctores en Pedagogía más noveles de Cuba es tunero. Su orgullo puede ser traerle al terruño, por primera vez, un mérito de tan alto vuelo. Mas, él, sencillo y locuaz, prefiere…

Uno de los doctores en Pedagogía más noveles de Cuba es tunero. Su orgullo puede ser traerle al terruño, por primera vez, un mérito de tan alto vuelo. Mas, él, sencillo y locuaz, prefiere…

Atrapar el sueño del insomnio

Por Graciela Guerrero Garay   Fotos: Cortesía del Entrevistado

Un colega me alertó de su presencia en el politécnico de informática Simón Bolívar, donde se desempeña como subdirector docente de Formación General. Lo sabía joven, pero lo imaginé sobrio y ecuánime. Quizás demasiado complicado para una larga charla, entre tantas tareas que se le atropellan en la agenda y le obligan a empatar prácticamente un día con el otro.

Me equivoqué. Luís Téllez Lazo se autocalifica de “nervioso” y, aunque la madurez y la responsabilidad con que asume la vida, le tejen en el rostro una expresión de tozuda seriedad, es alegre, conversador y muy obsesivo. Carisma, que a su juicio, le ha servido de mucho en sus 29 años “para moverme y desarrollarme”, confesó.

Le dejo hablar. Vuelve sus pasos a la provincia de Holguín, donde en 1997 comienza la Licenciatura en Educación en la especialidad de Eléctrica, en el instituto superior pedagógico José de la Luz y Caballero. “A veces me iba con 10.00 pesos, eran los años duros del Período Especial y mi mamá hacía muchos sacrificios para eso. Pasé trabajo, pero aguanté y no me arrepiento ni un minuto. Tenía 20 años.”

¿Vocación de…?

“En mi familia nadie ha sido educador. Mi mamá es económica. Yo me gradué de Técnico Medio de Instrumentación y Control, en el IPI Conrado Benítez, pero quería seguir la universidad. Me gustó la electrónica, se me dio la opción del Pedagógico y matriculé.

“Sinceramente jamás pensé en la Educación. Ya estaba en la carrera y me propuse ser bueno. Siempre me gustó la investigación, eso sí. En el 2002, recién graduado, inicié el doctorado y en el 2006, era doctor.

“Aprovecho al máximo el tiempo, lo organizo. Eventos, postgrados, concursos, publicaciones, candidaturas y hasta escribir un libro, Elementos Básicos de Electrónica Digital y Microprocesadores, me han ocupado todos estos años. Fui a México, a  la Escuela Normal Superior de Chiapas, a impartir  la conferencia “Metodología del proyecto. Funciones de los profesores, tutores y estudiantes. Los proyectos y la utilización de los Recursos Informáticos”.“Siempre he tratado de cumplir con todo. Creo firmemente en que se puede lograr lo que uno se propone en serio, independientemente de las motivaciones y las capacidades, que ayudan pero no determinan. Nunca estudio ni leo de noche. Planifico, priorizo, y hago en el día lo que me toca hacer. En las horas libres juego baloncesto. También me gusta el ajedrez y acostarme a pensar.“Los trabajos científicos son como una pasión, es mi lectura predilecta. En cambio, leo muy poca literatura ordinaria, cuentos, novelas, creo que por eso soy inculto y es algo que me falta por lograr ante mí mismo, conocer más de pintura, de arte…, en cambio me encanta la música, el cine, bailar salsa, conversar, la tranquilidad…”.Debajo de la almohadaPedagogía 2007, en febrero último, fue un rayo de luz en la vida de Luís. La Asociación de Pedagogos de Cuba (APC) le entregó el Premio Nacional al Pedagogo Novel, el cual acredita los aportes científicos y los resultados investigativos de los jóvenes docentes.Ahí se resumían sus idas y vueltas al territorio holguinero. El complemento de haber sido el graduado más integral del instituto superior pedagógico José de la Luz y Caballero. Los espacios ganados en más de una treintena de eventos importantes a escala provincial, nacional e internacional. Sus siete publicaciones, los muchísimos reconocimientos laborales y de las Brigadas Técnicas Juveniles y el Premio “José de la Luz y Caballero”, en el 2003.Debajo de su almohada hay más sueños realizados. Dirigir el único proyecto de investigación sobre la Formación de las Carreras Técnicas, impartir clases en las maestrías de Educación, asesorar estos programas en los municipios y asumir la subdirección del IPI Simón Bolívar. Son tareas fuertes –dice- pero las voy llevando.¿Algún “don”…?“No, que va… que no me conformo con las cosas a medias, soy muy obsesivo, muy meticuloso. Me mantengo en contacto con las personas de mayor experiencia y que valen mucho. Quizás no sean doctores como yo, pero eso tiene en mí un valor especial. Puede que aprendí a lidiar entre la edad, la experiencia, el conocimiento, para poder aportar algo nuevo, novedoso.“Soy nervioso, te repito, pero ese día en el Memorial José Martí no tenía nervios, fue asombroso. El único jovencito era yo, y al verme entre tantas personalidades, con tanto talento, fue extraordinario. Una vivencia que nunca olvidaré. Me estimuló mucho a seguir adelante. Me da ánimos”.¿Secretos…?El doctorado le viene como otra virtud. La amistad y los buenos amigos tienen puertas abiertas, por aquello de ser tan sociable, respetuoso y estar entre los que prefieren disculparse antes de maltratar, convencer antes que imponerse, ayudar a los demás, sentirse útil.Nada de etiquetas ni falsas vanaglorias. Con la misma sencillez te cuenta que le gusta enseñar a sus alumnos o que tiene un perrito con dos nombres, Cody y Bichibichi, luego que su esposa y él no se pusieron de acuerdo y pactaron llamarle, cada quien, a su manera. Lo curioso es que el can responde por los dos.Se le iluminan los ojos cuando sueña en desarrollar la Facultad de Ciencias Técnicas del pedagógico Pepito Tey. Y el mismo brillo envuelve su mirada cuando dice que ama a su abuela, siente un apego inmenso por su familia y teje junto a su esposa el anhelo de tener un hijo.“Estoy escribiendo un libro sobre los resultados de mi tesis en Pedagogía. El reto de la Educación en Cuba, para mí, está en transformar la mente de las personas, que tengan capacidad de pensar, reflexionar, proponerse nuevas metas y tratar de resolver los problemas actuales desde la vía científica. Quiero dar mi aporte en ello”, afirma decidido.Y es que Luís Téllez es así, un muchacho con mayúscula. Apuesta por todo lo posible. Siente un hondo deseo de hacer bien y multiplica esa grandilocuencia del espíritu para tener ya una historia en la Pedagogía cubana, salir de paseo con Maylín, sentarse en el parque, conversar y escuchar cuando no conoce a profundidad un tema. “Escucho mucho para aprender. Me llena que la gente me vea como la persona que soy, que puede ayudarle. No me gusta que me molesten cuando estoy tranquilo, amo la tranquilidad y prefiero tomarme un café que un trago de ron. Sí, mientras me sienta útil yo seguiré viviendo”.Creo que acaba de atrapar el sueño del insomnio. Aprieta las manos y sonríe.   

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