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Héctor: el médico colombiano

Héctor: el médico colombiano

Por Graciela Guerrero Garay    Fotomontaje: Chela

Se confunde con uno más de los cientos  que andan por toda Cuba y la provincia  cuidando la virtud de un cuerpo sano. O acariciando la cabeza de un niño, después de chequearle la garganta o tomarle los signos vitales. Quizás un leve dejo en el acento induzca a pensar que estás delante de uno de los 7 mil 248 egresados de las cinco promociones que, en sus 10 años, tiene la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas (ELAM), sin contar la matrícula actual de casi 10 mil estudiantes.

No sorprenden sus respuestas.  El doctor  Héctor Elías Martínez Pinedo ama su profesión, es agradecido y quiere a Cuba y a este pedazo oriental  con la misma pasión que cuidó, en su terruño de La Guajira, en Colombia, a su guacamaya roja, una mascota que le arrancó la ternura como una “melena”  rubia pedaleando bajo un sol intenso del Caribe.

Ahora anda por Las Tablas, bicicleta en mano o rodando como dejen los caminos, para llegar al Consultorio y las viviendas que forman esta comunidad jobabense. Primero  fue Bracito y después Macagua 8. De estas vivencias me dice:

_ “En  los tres lugares el sentimiento es el mismo. La población es muy agradecida y creo que se han sentido bien con mi trabajo y mi atención.  Lo digo porque tenía la idea de que en las zonas rurales la gente acudía poco al médico y no se trabajaba mucho, pero mi sorpresa es que a las 8 de la mañana cuando inicio la consulta ya hay varias personas esperando.

“La aceptación ha sido buena, soy preocupado por mis pacientes, sobre todo por las embarazadas y niños menores. No se la cifra exacta de cuántos médicos hay en mi caso, pero conozco  que prestan servicios en varios municipios como Amancio, Manatí, Jesús Menéndez y  Las Tunas y que son de países hermanos como México, Panamá, Perú, y tambien lo han hecho de Brasil.  Colombianos somos tres.

La nostalgia de la primera vez de estar lejos de su familia a veces le acompaña, tenía 18 años cuando vino a Cuba y “poseía  muy poca información, solo había escuchado hablar de que su presidente era  Fidel Castro y de su gran barba – sonríe y puntualiza que “antes de esa edad solo nos interesan otras cosas de la vida, y no recuerdo que en la escuela mis profesores me hubiesen dado clases o hablado de este interesante país. Por medio de mis padres supe de la calidad de la medicina cubana.

“Llegué en el año 1999 cuando iniciaba la Escuela Latinoamericana, pero no fue por esa vía que empecé  mis estudios,  ya que en Colombia eran muchos los aspirantes a venir acá a estudiar y no salí entre los escogidos, quienes debían tener determinado perfil como era vivir en zonas apartadas o rurales. En mi deseo de venir a estudiar Medicina en Cuba lo hice de forma autofinanciada y directamente, desde La Habana, me trajeron hasta Las Tunas. Tuve situaciones económicas desfavorables en el tercer año de la carrera y retorné a mi país, pero en mi afán de hacerme médico solicité volver a la embajada cubana en Colombia.

“Analizaron mi situación y en un par de años me favorecieron con una beca, gracias a la Revolución Cubana pude terminar mi carrera. Actualmente hago la especialidad de Medicina General Integral y al mismo tiempo presto un servicio social en el municipio de Jobabo, desempañándome como médico de familia en un consultorio. En total llevo 7 años y 4 meses en Las Tunas.”

Medita y reconoce que ha madurado entre los tuneros y se siente uno más cuando comparte la cotidianidad, sin diferencias. Tiene amigos y gente a quien quiere mucho y le quieren. Confiesa que los que más le impacta de los cubanos es “su fortaleza , valentía y amor por el país”, y al hablar de jóvenes quiere dejarle una lección moral y afectiva, a partir de una realidad continental que sabe de memoria y ha podido evadir gracias a lo que él mismo desdobla en sentimiento:

“Para un país grande como el mío, de casi 50 millones de habitantes son muy pocos los que pueden estudiar medicina.  Allá los estudios se pagan y esta profesión es la más costosa, además las plazas en las universidades del Estado son pocas y difíciles de conseguir. La juventud tiene deseos de estudiar, pero eso no es tan fácil como ya expliqué, les toca ponerse a trabajar para ayudar a sus familias. Acá todos tienen la oportunidad de estudiar y muchos no lo hacen.

“La educación en Cuba es de  alto nivel humano, que es lo que más necesita el planeta, médicos que miren los ojos del paciente y sientan que cada uno de ellos pudiera ser un familiar, así mismo es la colaboración, llena de humanismo y compromiso con nuestros países hermanos. Veo esto como un gran gesto de ayuda que no lo hace otro país, casualmente por ser estudiante de la ELAM me iba para Haití en diciembre, pero por encontrarme en estudios no pude hacerlo. Un fuerte abrazo para nuestros compatriotas que están allá y que regresen pronto con la misión cumplida.”

Suspira mientras me muestra las fotos de su graduación. Siente orgullo de estar entre los graduados de la ELAM en Las Tunas y vuelve a disfrutar ese momento, en que pudo cumplir uno de sus mayores deseos para “salvar vidas y suplir la necesidad de médicos en mi país, sobre todo en mi provincia donde el 35 por ciento de la población es indígena y enferma mucho. Regresé a hacer la especialidad por eso, es otra oportunidad que me da Cuba, los profesores se interesan por nuestro aprendizaje, se gana mucha práctica y hay calidad en todo. En Colombia, como le dije, es muy difícil acceder a los estudios de medicina y más aún a una especialidad. Gracias a Dios y a la Revolución yo estoy aquí.”

Mientras, en La Guajira, un departamento fronterizo con el Estado venezolano de Zulia y cuna de pescadores, Eva recuerda a su hijo con nuevas esperanzas, al igual que el padre y los hermanos. Héctor Elías volverá       con título de Especialista, salvará  a su gente y para siempre contará a los nietos que se formó en una isla hermosa y humana, de gente agradecida, y donde gobernó por mucho tiempo un señor muy bueno y solidario llamado Fidel, que  tenía la barba grande y blanca, tal como él escuchó decir desde pequeño.

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